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Sólo un beso.. por AIKO_love

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Notas del fanfic:

Consta de dos capítulos sólamente n.n.. No hay mas que decir.. Golden Pair up!! *0*!!!!!..

Notas del capitulo: Hola!!.. Ya que ando enfermita, y sin nada productivo que hacer, subo este fanfic, dedicado con todo cariño para Yami-kun, que fue el primero en leerlo, le hice unas cuantas correcciones, ojalá les guste n_n!!

I. Dormir por siempre.. 

 

 -Partido para Eiji y Oishi, 6-3..-. La imponente voz de Ryuzaki-sensei sonó en las canchas de entrenamiento del Seigaku. -Bien chicos, eso es todo por hoy.. Lo novatos hagan el favor de recoger las pelotas y acomodar los materiales.. Gracias a todos por el esfuerzo!..-. 

 

Un grito afirmativo sonó por parte del club de tennis. Seigaku, la escuela llena de genios y prodigios. Los titulares del equipo se reunieron alrededor de su entrenadora, listos ya para oír los algunos de los planes para el día siguiente antes de marcharse a sus hogares. Pero alguien faltaba ahí..

 En una esquina de la cancha se encontraba cierto chico de ojos azules. Habían ganado otro partido. La dulce victoria aun corría como adrenalina por todo su cuerpo, Se sentía tan bien. Y es que el tennis le llenaba por completo, era capaz de hacerle olvidar su estado de animo, no importando si éste era horrible, aquel deporte siempre lograba dibujar sonrisas en su infantil rostro. 

Suspiró algo cansado, el sol de ese día, y la poca resistencia que aun era un problema le habían dejado agotado. Habían vencido, una victoria más para el dúo de oro.

 Le hacía tan feliz ver la cara de satisfacción de Oishi cada que ganaban puntos. Su felicidad se basaba en las cosas más simples de la vida, pero no por eso menos hermosas.  

Dio un rápido vistazo a la cancha en la que momentos antes jugase con toda emoción, los rayos naranjas se ocultaban ya, clara seña de que la tarde se acercaba dejando el cálido manto de sol en el ambiente.

Sus compañeros de club se habían marchado, ¿Cuánto tiempo había estado tan distraído?.. Eso era lo de menos, un poco de calma no venía mal de vez en cuando. 

 -Eiji..-. La voz de su compañero de dobles le llamó por la espalda sobresaltándole un poco.

 -Nyah! Oishi! Creí que te habías marchado ya..Ganamos!!..-. 

-Si, así es.. Yo.. pensé que te gustaría que regresáramos juntos, o tal vez querrías comer algo..-. 

-Hoi hoi nyah!!..-. Con alegría se lanzó a su compañero abrazándole con energía. 

 

El sub-capitán que antes estuviese de pie, se encontraba ahora en el suelo, presa del mal equilibrio que había tenido para recibir el abrazo de un pelirrojo sonrojado que le miraba interrogante. Ambos habían caído, Oishi sobre Eiji.

Un intercambio de miradas intensas y ambiguas se llevó a cabo por unos momentos. 

-L-lo siento Oishi nyah..-. Habló el menor después de unos segundos. 

-Ah.. No, no fue tu culpa, perdí el equilibrio, eso es todo..-.  

 

Ambos evitaban mirarse, ya que el encendido color de sus mejillas les ponía en evidencia. ¿Por qué ponerse nerviosos por un acercamiento tan casual?.. Habían caído, y sólo eso.. 

Caminaron en silencio hasta los vestidores y, después de tomar sus cosas, salieron en dirección a la heladería. ¿Qué mejor lugar para refrescarse en una calurosa tarde de verano que la heladería?.. Además de que el pelirrojo rogó, literalmente, por un helado de fresa, su favorito. 

Llegaron al lugar luego de unos minutos, y tomaron asiento en una de las bancas junto al gran ventanal con vista a la calle principal. Una jovencita se les acercó, preguntando si deseaban ordenar algo.   

 

-Un helado doble de fresa con cubierta de chocolate y chispitas dulces de colores nyah..-. Dijo con una sonrisa el pelirrojo. 

-Para mi uno de vainilla, por favor..-. Habló Oishi después de consultar la enorme lista de sabores. 

 

La chica sonrió encantada y enseguida se dirigió a la barra para entregar el pedido. 

 

-Nee, ¿Oishi?..-. -¿Ah?.. ¿Qué pasa?..-.   

-¿Has notado que últimamente el O’chibi y Momo se escabullen apenas terminan las prácticas? Me pregunto que harán..-. Comentó con gesto inocente el neko. 

-Ahh.. Eso.. No creo que debas saberlo Eiji..-. Respondió con un leve sonrojo el de ojos verdes. Hacía una semana que había encontrado al pequeño talento en una pose algo comprometedora con su ‘senpai’. 

-Nyah.. ¿Por qué lo dices?..-.Se inclinó sobre la mesa mirándolo fijamente, dejando su rostro apenas a centímetros del mayor. -Parece que se divierten mucho, deberíamos acompañarlos algún día..-. Finalizó divertido. 

-Ehh, no Eiji, no debemos..-.  

-Aquí tienen chicos, si desean algo más sólo pídanlo..-. La mesera les dirigió un guiño coqueteando descaradamente, y se fue a reunir con las demás chicas que, en una esquina del local, susurraban cosas y se ponían coloradas. 

 

Eiji comenzó a devorar su helado de fresa con alegría, haciendo caso omiso de la chica, mientras que el postre frío se derretía en sus labios, dejando un delicioso sabor dulce.  

 

-¿Oishi?.. ¿No vas a comer tu helado?..-. Preguntó el de orbes azules mirando el postre de su amigo, que ya llevaba mas de la mitad derretido. -Si lo dejas más tiempo ya no podrás comerlo nyah..-. 

-Eh! Mi helado!!.. Debería empezar ya..-. Una gotita deslizó por su frente y sonrió algo apenado. 

 

Hablaron por un rato, sobre la escuela, las prácticas, los torneos. El ambiente que se formaba entre ambos era tan relajado, que ninguno tenía que preocuparse, incluso si en ocasiones se quedaban en silencio, las miradas lo decían todo. 

Después de que Oishi pagara la cuenta, a pesar de los reproches y el sonrojo del pelirrojo, ambos salieron del establecimiento. Caminaron por un momento, llegando al lugar debajo del puente, junto al río. El cálido viento mecía las hebras rojas de la cabellera de Eiji, mientras el sol traspasaba sus pupilas azules, haciendo que lucieran más claras, creando  así cierta imagen hechizante.

 Hermoso. Eiji era hermoso. 

Ahí tenia su oportunidad, la tenía en charola de plata. Su cuerpo tembló inconscientemente, tal vez por la emoción o el nerviosismo. ¿Qué diría el pelirrojo al saberlo?.. 

El menor mantenía sus ojos azules fijos en el suave recorrer del agua, como hipnotizado por la claridad del líquido. Ambos habían tomado asiento en el pasto 

 

-Eiji..-. 

-¿Nyah?..-. El pelirrojo lo miró, poniendo una sonrisa infantil en sus facciones. -¿Qué pasa?..-. 

-Yo.. Quería decirte algo..-. Bajó la vista, fijando sus orbes verdes en el pasto. - Tú..-.

Paró sus palabras por completo, el pánico le atacaba pero no era momento para echarse para atrás. Rozó sus labios con los del menor, suave caricia impartida a aquel chico. Permaneció así por unos momentos, extasiado por el dulce sabor a fresa de los labios del pelirrojo. Delineó con su lengua los finos labios, para luego profundizar el beso en una acción casi desesperada que les dejó sin aliento.  

 

-Me gustas..-. Susurró al oído del menor que, con la respiración algo acelerada y las mejillas sonrojadas le miró con tristeza. 

-Oishi.. No debiste haberlo hecho..-. Se llevó un dedo a sus labios, deslizándolo lentamente. -Tú.. Me besaste.. Yo no..-. 

-Eiji, pensé que tú también..-. Su mundo se hacía cenizas, la expresión en el rostro de su amigo le decía todo. Kikumaru no le correspondía. Iluso por haber creído que aquel pelirrojo sentía algún tipo de cariño especial por él.  

-Lo siento Oishi, debo irme..-. De levantó rápidamente del pasto, y comenzó a correr. Aquella tarde ya no parecía tan hermosa..  

 

~°~°~°~ 

 

Meditó toda la noche sobre que le diría al pelirrojo al día siguiente en el entrenamiento. Tendrían que verse, eran  la famosa pareja de dobles después de todo. Podría disculparse, pero eso no bastaría. Fue entonces cuando recapacitó, ¿Habría sido ese el primer beso de Eiji?.. 

¿Habría sido él el primero en probar sus dulces labios? 

La culpa recayó sobre sus hombros, y las lágrimas comenzaron a brotar una a una. Había echado toda su amistad por la borda simplemente por hacerle caso a aquel dañino sentimiento. Aquel que le carcomía desde adentro, quemando todo a su paso, fuego apaciguado por el profundo dolor y las lágrimas. Oishi no era más que cenizas. El sub-capitán con sonrisa amable y un sufrimiento insoportable por dentro.

 Las luces de su habitación estaban apagadas, al igual que las del resto de la casa. Miró el reloj que se encontraba en la mesita junto a su cama. 2:35 de la mañana, tendría que haber estado dormido ya, pero no podía ni siquiera cerrar los ojos sin que la última expresión del pelirrojo regresara a su memoria. Se había resignado ya a no dormir.. 

 

Aunque en ese momento, lo único que deseaba era dormir por siempre..   

 

 

Notas finales: No me maten, ne? n_~!!.. El final está ya listooo, lo subo en cuanto tenga un ratito libre n.n! Gracias por leer!!! ¿Me regalan su opinión? Bye bye na no da!!!..

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