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Para no olvidar por Aphrodita

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Notas del capitulo: ¡Muajajaja! Dedicado a mi supuesto amigo secreto, aunque él sabe quien es por... "causa de fuerza mayor" ¿?

Por eso aprovecho para decirte gracias, no te das una idea de cuanto valoro tu lectura y tu inmerecido halago, aunque a veces algunos gestos pasen inadvertidos, quiero decirte que no es así.

Si bien los comentarios no tendrían que ser importantes, ya que uno escribe por placer y gusto de hacerlo, son esos mismos comentarios y esas personas las que te alientan a superarte y a seguir.

Quizás este fic no sea la gran cosa, pero quiero que comprendas que lo hago con sumo placer (Por suerte me tocaste tu xD), eternamente agradecida por lo que una vez dijiste de mis fics Shura & Aioros, no viene al caso recordar esas palabras que yo si las tengo muy presentes, y aquí también me acuerdo de una muchacha, Venhu, que no frecuenta el foro de Dazi, y que me ha dicho algo que me dejó con la boca abierta de la impresión... Pero bueno, este fic es por y para ti, así que me guardaré las palabras de agradecimiento hacia ella para otro fic que le dedicaré pura y exclusivamente a esta muchacha, no me voy por las ramas xD.

Pero es importante resaltar esto, por lo menos para mí... Ya que si bien escribo por muchas razones personales, es en vano si el otro, el lector, no sabe apreciarlo.

Tantas vueltas para decirte "Gracias" Pero de todo corazón, valoro muchísimo tus palabras y tus post's. Me alegra mucho haberte conocido, y que sepas apreciar el realismo que busco darle a los personajes, eres una excelente persona, te prohibido que pienses lo contrario sobre ello.

Lejos de buscar agradar con mis post's, de conciliar una amistad con los usuarios, de ser simpática y agradable, yo me limito simplemente a escribir (Y a guerrear, bueno, lo acepto) Y verdaderamente, es importante para mí saberme leída y apreciada por ti, sin merecerlo.

Pero en fin, prefiero ser recordada, el día de mañana en el fandom como una buena fanficker, y no como un usuario agradable xD... Algún día quizás llegue a ser "buena" fanficker, por lo pronto, como le digo yo: Practico, sigo practicando.

Gracias por todo... Mi amigo secreto >.o

Explicaciones del fic...

Es un songfic, la canción idem titulo del fic le pertenece a Los Rodríguez, o si prefieren a Andrés Calamaro que era parte de Los Rodríguez, es más conocido ahora, Calamaro... Personalmente, esta canción, me fascina, su letra y su música. ¡Casi es la primera vez que utilizó una letra de la cual me gusta todo! ¡Jajaja! Siempre escojo letras que van acordes con la idea del fic o que me gustan sin que me guste la música o el estilo musical mejor dicho :P.

Cómo saben, no soy buena con los songfics (Con nada ¡No me griten! Que lo sé >.<) Pero tengo que intentarlo, si no nunca podré gente 0.0 Además la letra era ideal para esta pareja en particular.

Por ultimo, no quiero leer comentarios sobre que es igual a mi otro fic Por tu amor jajaja! La idea es similar pero no igual . ¡Bueno, lo acepto! >.< Es igual.

Para no olvidar


Aphrodita

 


One Shot / Song Fic.


Una oscura angustia se anidó en sus pechos, la brisa nocturna ingresó por la ventana de aquel húmedo Templo, ondeando en su paso la delgada cortina, testigo inanimado de aquel suceso único y macabro.

Lo era, volver a alguien a la vida, revivirlo había sido una idea siniestra.

- ¡Sh! Silencio... -Sentenció una voz serena -Esta despertando.

El joven de cabellera castaña buscó enfocar su nublada vista, pero antes de poder acomodar sus dormidos recuerdos, otra voz más delicada y femenina retumbó en su cabeza.

- ¿Aioros?.

Aioros... ¿Qué significaba aquello?.
Con su espalda recostada en un mullido colchón buscó incorporarse por mero reflejo, pero una mano le privó de tal derecho.

- Quédate donde estas, Aioros.

¿A él lo llamaban de aquella forma?


De un tiempo perdido, a esta parte esta noche ha venido
un recuerdo encontrado para quedarse conmigo


El aludido frotó sus ojos, en la desesperación por comprender que estaba ocurriendo allí, y lo primero que vio fue un rostro, desencajado, demacrado pero sonriente.

- Aioros; Despertaste.
- ¿Qué?... ¿Qué es...? -Se trabó el joven, su propia voz le sonó ajena -¿Quien eres?... -Investigó receloso ¿Por qué él otro supo quien era y él no?
- Tranquilo Aioria. -Interrumpió un hombre de contextura enorme consolando al rubio-Ya sabes.
- Si, lo sé... -Correspondió el mentado joven llamado Aioria, con un gesto de dolor y decepción en su rostro.
- Por favor jóvenes, no atosiguen a Aioros. -Intervino un sujeto de porte sereno e imponente -Joven ¿Recuerdas tu nombre?
- Yo... -Balbuceó el supuesto Santo de Sagitario observando sus manos, como si ellas le pudiesen dar esa respuesta que se le escapaba.
- Será mejor que te expliquemos un poco... -Volvió a pronunciar el mismo hombre de larga y abultada cabellera -Mi nombre es Shion... Y tú eres Aioros, lamentamos mucho esto, pero tú no recuerdas nada porque...

Antes de proseguir el Patriarca separo a Muu, Aldebarán y a Leo del lugar, su sola presencia perturbaba notablemente al reciente revivido Aioros, era menester explicar lo ocurrido, y junto a Saori se vieron en la obligación de narrarle lo sucedido.

Pero no se trató solo de calmar a Sagitario, si no aun más a su hermano menor. Shion lo supo, y por eso mismo, luego de una larga charla que ocupó horas, se encargo de reiterarle a Aioria lo mismo, que hacia meses le venían repitiendo con respecto a la resurrección de Aioros.

- Aioria, ten en cuenta que tu hermano no recuerda nada... -Pronunció de pie, en la entrada de Sagitario, donde alguno de sus compañeros esperaban ansiosos alguna novedad -Pero eso no quiere decir que no te recordará en un futuro, a ti, y todo lo ocurrido en el pasado.


De un tiempo lejano, a esta parte ha venido esta noche
otro recuerdo prohibido, olvidado en el viento.


- Lo sé Shion... -Asintió Leo ocultando nervioso su cristalizada mirada, no valió la pena negar o aclarar que la indiferencia de su hermano le había dolido.
- No es fácil, para alguien que ha pasado a la otra vida, volver...
- Pero, no entiendo... -Interrumpió el rubio, aunque se lo habían explicado cien veces, no lograba concebirlo --¿Por qué?
- Es muy difícil...
- Pero si tú recuerdas, sí Saga también, sí...
- Pero es distinto Aioria... -El Patriarca lanzó un suspiro apagado, casi imperceptible -Tu hermano ha pasado gran parte de su tiempo en los Elíseos, nosotros no. Ni tampoco puedo asegurártelo, pero Saori me ha explicado que la vida allí es sencillamente magnifica.

Así le habían dicho, los que iban a los Elíseos nunca querían volver, en aquel lugar no había dolor, no había maldad, ni odio... Solo paz.

Volver a la Tierra implicaba sufrir irremediablemente como humanos imperfectos que somos.

Si bien era traumático dejar ese lugar, los pocos que volvían solían olvidarlo, o bien los Dioses se encargaban de borrarle la memoria antes de que la locura acabase con los resucitados.

Lamentablemente, todos los recuerdos eran enterrados, como si, literalmente volviesen a nacer, y eso mismo le había ocurrido a Aioros: Había nacido de nuevo, como si su paso por la Tierra nunca hubiese acontecido en realidad.

Pero, eso no quería asegurar que Sagitario jamas recordaría su pasado, solo era cuestión de tiempo y paciencia.

- Aioria.

Saori salió del Templo de Aioros caminando con paso lento y tranquilo.

- Athena. -Espetó Leo ansioso por saber de su hermano.
- Aioros te espera.
- ¿Re--recordó?. -Por un segundo, una sonrisa se plasmó en sus labios, pero rápidamente desapareció cuando la muchacha corrigió.
- No. Pero estuvimos hablando y quiere conocerte.
- Conocerme. -Sentencio Aioria decepcionado

¿Conocerlo? Si eran hermanos, buscó ocultar su dolor sin éxito pues sus ojos hablaron por él.

- Tranquilo, dale tiempo. -Saori frotó en son de consuelo el brazo de su guerrero -Pero tu te quedaras a su lado cuidándolo, puede tener recaídas.
- Bien. -Consintió el Santo de Oro.
- Ten presente Aioria. -Aseveró Shion acercándose más al joven rubio, con el fin de susurrarle en el oído privando a los demás Santos allí presentes escuchar sus palabras -No comentes absolutamente nada de la revuelta de Saga, el debe recordar todo a su debido tiempo, sin presiones.


Sentimentalmente para remediarlo,
voy a quedarme contigo para siempre.


- Sí, Patriarca. -Aquello había sonado mas como una orden que como una petición.
- Puedes hablar con él del pasado, pero siempre referido a ustedes dos como hermanos. -Finalizó el hombre enmarcando una fugaz sonrisa.
- Me pregunto... Me pregunto si habremos hecho bien. -Se animó a confesar Aioria y encontró la misma pregunta en las orbes de su Diosa.

Pero ni ella ni el Patriarca le respondieron algo, juntos se alejaron cuesta arriba. El sol comenzaba a asomarse y el cansancio de sus cuerpos era ya notable.

Mas el Santo de Leo pasó toda la mañana conociendo de nuevo a su hermano; dejando de lado su dolor, se armó de coraje para hacerle frente a la actual situación, y aunque Aioros no lo recordase, mínimamente el cariño mutuo fraternal permaneció intacto.

Eso fue lo único que entendió Sagitario, que le quedó en claro... Que ese joven de rubia cabellera le despertaba un sentimiento en su pecho inexplicable y muy cálido.

Pero el sueño los venció, como humanos que eran, y se quedaron dormidos. Y aunque esa sensación de angustia, desesperación e impaciencia no abandonó a Leo, por lo menos su hermano estaba vivo, ese era su consuelo.

Aioros despertó, o por lo menos el joven al que le decían insistentemente Aioros, él aun no se había habituado a aquel nombre. Caminó por su propio Templo que le fue ajeno, encontrando una nota en la mesa de su supuesta cocina.

Volvió a la sala, con el fin de esperar a que su hermano regresase de hacer las compras en el pueblo griego, era el único joven con el que se sentía cómodo. Pero una silueta escondida en la penumbra de la Casa le llamó la atención.

- Hola. -Pronuncio débilmente, caminando hasta el sujeto --¿Quién eres?

La misma sombra que había rondado su Templo desde su resurrección.


Pero puede que te encuentre últimamente,
entre tanto me confundo con la gente.


Shura se quedo de pie, petrificado, ahí estaba: El niño que una vez admiró con profunda devoción; aunque su edad cronológica era de 15 años, su cuerpo y su sabiduría indicaba mucho más.

- Aioros. -Pronunció el intruso algo ido -Soy Shura -Con cautela acotó --Shura de Capricornio... -Frunció su frente, incrédulo -¿Es cierto que no recuerdas nada?.
- Lo siento. - Se disculpó el aludido, le dio algo de vergüenza no recordar a ese joven --¿Eres Capricornio? Calculo que no tiene sentido decir "Mucho gusto"... -Bromeó un poco sonriendo, para agregar luego --¿Eramos amigos?

El español silenció, ¿Qué responderle?.

- No precisamente.

No dijo mas, las palabras de Shion resonaban en su cabeza, no era prudente refrescarle la memoria, y ni tampoco así lo quiso.

- Compañeros. -Se aventuró a afirmar Sagitario.
- Yo te admiraba, Aioros. -Corrigió Shura con un nudo en la garganta.

Se produjo un silencio abrumador, Capricornio sintió su respiración abruptamente interrumpida, podía oír el latido de su propio corazón, o eso creyó.


Sentimentalmente nuestro por ahora
es el nido que el olvido ha destruido;
y si el viento me devuelve a tus orillas,
serenamente, será dormido...


Era un sueño, o mejor dicho una pesadilla, poder ver a su víctima... Algo que creyó imposible, aunque para Athena, como Diosa, lo imposible no existía... Y el resucitado Sagitario fue la prueba fehaciente de ello.

Una tercera voz, acompañado de graves pasos, resonó en el Templo.

- Aléjate de él, bastardo.
- Aioria. -Se sorprendió Sagitario por el imprevisto reaccionar de su hermano.

Shura dio un paso atrás, no por temor a Leo, aunque este lo infundió realmente, sino por precaución.


De un tiempo lejano a esta parte ha venido perdido,
sin tocarme la puerta, recuerdo entrometido.


- Aléjate de él. ¿Entendido? -Repitió el rubio señalando a Capricornio con su tembloroso dedo.

El español nada dijo, miró fijamente a los ojos del león, y con una mirada furibunda se alejó del Templo, siguiendo su camino. No fue su intención comenzar con una pelea sin sentido, ni tampoco importunar a Aioros con el pasado que para él, era preferible mantener enterrado.

- Aioria, que te ocurre. -Cuestionó Aioros asombrado.
- Nada. Lo mejor será que te mantengas lejos de él.
- Pero ¿Por qué?. -Sagitario siguió a su hermano hasta la cocina, todos se empecinaban en ocultarle cosas, aunque no se lo dijesen, él pudo darse cuenta. --¿Por qué?
- Porque es lo mejor, punto.
- No Aioria. No entiendo.
- No es buena persona. -Sentenció con furia dejando la bolsa sobre la mesa.
- A mí me pareció todo lo contrario.

Y sin más, Sagitario dejó el tema allí.

Pero no le fue fácil borrar la imagen de su compañero y la extraña sensación que le había dejado su visión. Porque sí, al no recordar algunas cosas, no tuvo más opciones que guiarse por esas "sensaciones", inexplicables sentimientos que le despertaban poco a poco sus compañeros a medida que los iba conociendo.

En el Templo de Géminis, pasados los días, cierto peliazul observaba silencioso a su gemelo, como mordía una tostada y bebía de su té, hasta que no lo soportó mas y quebró ese molesto mutismo instalado entre los dos.

- ¿Qué vas a hacer?... Saga... -Llamó la atención bajando con su mano el periódico que Géminis leía ignorándolo.
- Ya te dije... Iré a verlo.
- ¿Te parece prudente?
- ¿Prudente?... -Repitió el gemelo lanzando una risa -Él no recuerda nada de lo pasado... -Dejo sus palabras flotando en el aire, ambos supieron de lo que estaban hablando.
- Aprovecharas el momento. -Bufó Kanon, ¿Molesto, quizás?
- No tengo intenciones de que recuerde absolutamente todo, pero sí algunas cosillas. -Sus labios se curvaron en una mueca pícara y sus cejas se elevaron fugazmente.


De un tiempo olvidado ha venido un recuerdo mojado
de una tarde de lluvia, de tu pelo enredado.


- ¿Adónde vas?... -Investigó el menor cuando su hermano se puso de pie.
- Iré ahora mismo a verlo, Aioria está con Milo, no nos interrumpirá.
- ¡Ya! Pero por lo menos levanta la mesa... -Frunció su frente disgustado, nuevamente tuvo que ser él quien ordenase la cocina.

Saga se alejó de su Templo y con una enigmática sonrisa se dirigió al noveno Templo, ingresó aminorando su paso, observando con detenimiento dicha Casa por muchos años deshabitada, ahora plagada de muebles y demás cosas.

- ¡Oh!.

Escuchó decir Géminis y volteó rápidamente dejando el pequeño adorno sobre la cómoda.

- Lo siento, ¿Te asusté?
- Es que, apareciste de la nada. -Se disculpó Sagitario llevando sus manos, nervioso, a su cintura.
- Hola Aioros. ¿Me recuerdas?
- Pues, no... -Respondió este dando un paso atrás cuando el otro avanzo hacia él.

El griego frenó su andar, expectante, escudriñando la reacción del otro.

- Yo, he venido a verte. -Pronunció Saga con su sensual voz -Supe que tu memoria... Que tu no recuerdas nada. ¿Es cierto? ¿Nada?
- Nada de nada. -Negó el otro enmarcando una efímera sonrisa.
- ¿Nada?... -Canturreó casi en un susurro acorralando a su compañero contra la pared --¿No recuerdas las noches en mi Templo? Eramos tan jóvenes, unos críos jugando a ser adultos.


Como siempre que se cambian los papeles
voy a quedarme dormido en tu cintura.
Y si me despierta el día presumido,
déjame quedarme un poco en las alturas.


- Pues... -Aioros tragó saliva con dificultad y elevando sus manos frenó del todo a su supuesto amigo -Lo siento yo...
- No pretendo que recuerdes todo ahora, Aioros... Pero me gustaría recuperar el tiempo perdido, yo te he extrañado.
- ¿Cómo te llamas?. -Investigo Sagitario tontamente, quizás no era el momento de hacer semejante pregunta.
- Saga, Saga de Géminis... Tercera Casa, con los gemelos en la entrada.
- Si, conozco el Santuario, lo he recorrido en estos días.
- Aioros. -Nuevamente Géminis volvió a la carga.
- Saga, escúchame... -Espetó el castaño respirando con dificultad -Lo siento, nuevamente te pido disculpas.
- No importa que no recuerdes.
- No es eso es que...
- ¿Qué?. -El peliazul posó sus manos en la cintura del otro griego y este se las retiró.
- No me siento bien... -Negó turbado -Déjame. -Pidió y se alejo de ese hombre.

Saga se quedó de pie en el Templo de Sagitario con una mueca de fastidio en su rostro, bufó molesto y se encaminó rumbo a su Templo.

Aioros caminó confundido por las escalinatas, con su corazón latiendo furioso, descontrolado; llegó sin proponérselo al siguiente Templo, y en ese estado lo halló Shura.

- Aioros ¿Qué ocurre?
- ¡Tu!... -Exclamó con una poderosa sonrisa -Que bueno verte.
- ¿Qué te pasó?. -Investigó Capricornio tomándolo sutilmente por los hombros, su rostro era todo un poema de confusión.
- No, nada... Es que. -Señaló la entrada del Templo hacia la nada -No importa, ya pasó.
- No es prudente que andes por aquí, tu hermano se molestará...
- No me importa... -Negó Sagitario con efusividad -No me importa lo que diga mi hermano y los demás yo...
- ¿Qué?... -Algo nervioso, el español escondió su mirada.
- Yo... No recuerdo, algo pasó... Algo que me ocultan, lo sé, no soy idiota.
- Aioros, nadie cree que lo seas, es que intentan cuidarte, con el tiempo lo sabrás por lo pronto... -Shura lanzo un suspiro, sus ojos portaban una tristeza infinita.
- Desde que "desperté"... Durante estas semanas me he sentido muy perdido.
- Lo imagino... -Acotó Shura con empatía.
- Me he quedado cerca de Aioria porque él me despierta un sentimiento muy fuerte, lo quiero, sin saber bien porque, aunque seamos hermanos... Supongo que es por eso.
- Desde ya, Aioros... -Capricornio negó confundido -No entiendo porque me dices esto.
- Trato de explicártelo... -Se molestó un poco el griego -Por eso mismo, por esa certeza que yo tengo con Aioria, me he guiado estos días con todos...


Para qué contar el tiempo que nos queda,
para qué contar el tiempo que se ha ido,
si vivir es un regalo y un presente
mitad despierto, mitad dormido,
mitad abierto, mitad dormido.


Aioros silenció bruscamente, bajando su vista al suelo, ni él supo que quiso decirle al español en realidad, solo tuvo en claro que la angustia que desprendía su mirada cada vez que la posaba sobre él lo destruía por dentro.

- He conocido a todos, y todos me han despertado diversos sentimientos... Con algunos he tenido simpatía desde entrada, con otros... Un poco de rechazo.

Aunque bueno ¿Quién no sentiría rechazo por Death Mask? Sagitario luego de intentar conciliarse con las palabras continuó.

- Aunque las cosas que se digan de ti no son buenas... Por algo, cada vez que te veo, me siento bien contigo.


Sólo sé que no sé nada de tu vida,
sólo me colgué una vez en el pasado.


Shura abrió sus ojos, asombrado con aquellas palabras, y ¿Por qué negarlo? Feliz de despertar esos sentimientos, pero había una verdad, que no la pudo callar.

- Yo te admiraba cuando era niño, Aioros... Pero cometí un grave error contigo... Y aunque algunos me han tratado de consolar diciéndome que era solo un niño y que estaba acatando ordenes, no me lo perdonaré nunca.
- Hoy... -Pronunció Sagitario guardándose la sorpresa que le provocó aquellas palabras -Hoy "conocí" de nuevo a alguien... A alguien que parece... -Se acercó mas a Capricornio para susurrarle en el oído como si se tratase de un secreto macabro -Parece que tuvo mucho que ver conmigo.
- Saga. -Sentenció el español sin dudarlo un segundo, y lamentó la distancia que el castaño tomó luego de confesar ese secreto.
- Si, Saga de Géminis... ¿Tu sabes sí... Sí yo... Sí él?... -Movió su cabeza de lado a lado -Ya sabes... Eso...
- Pues... Era un niño en ese entonces pero... Eso dicen los rumores... Acaso hoy... -Balbuceó Shura algo dolido.
- ¡No!... Dioses, no.
- Entonces.

Otro silencio, sumamente incomodo, mas que los otros, se instaló entre los compañeros, tomando aire el griego prosiguió.

- ¿Ves? Él me despertó un sentimiento inexplicable: Tristeza, desprecio, miedo...
- Pues Saga fue en el pasado...
- En cambio tu todo lo contrario. -Espetó elevando un poco la voz, a causa de los nervios que le dio hacer esa revelación.
- No debería ser así... -Rió Capricornio con melancolía.
- Eso es lo que trato de decirte.


Presenté mis credenciales a tu risa,
y me clavaste una lanza en el costado.


Malditos y odiosos silencios. Los ojos del español se llenaron de lagrimas, de profundo pesar, por un pasado que miles de noche deseó poder cambiarlo.

- Por algo será ¿No?... -Atinó a decir Aioros. -No me lo dirás ¿Cierto?
- No puedo Aioros, tengo terminantemente prohibido hablar contigo sobre ese tema.
- Bien, entonces empecemos de cero. Me importa un rábano el pasado, date una oportunidad, dame una oportunidad.
- Si tu recordases el pasado, no me la darías a mí.
- ¿Por qué te quiero entonces?
- No lo sé, Aioros. -Ahora si, una lagrima descendió su mejilla.

Con su corazón agobiado, Sagitario elevó su mano y secó esa rebelde lagrima, Shura aferró esa mano como queriendo evitar la partida de su dueño, ¿Por qué no recordaba? Hubiese preferido mil veces saber la respuesta de un Aioros con memoria, y no de uno que no recordaba lo que le había hecho.


Creo que no te dejé jugar con fuego,
sólo nos dijimos cosas al oído.


- Aioros, aunque no recuerdes... Necesito saberlo... ¿Me odias, me desprecias, me...?

En respuesta, Sagitario acercó su rostro hasta el acongojado del español y posó sus labios en su boca, besándolo superficialmente, hasta que reconoció lo que estaba haciendo y se separó bruscamente, temió una respuesta negativa por parte del otro.

- ¡Lo lamento! Me dejé llevar
- No... -Rió Shura aun con lagrimas en sus mejillas, tan contradictorios los sentimientos que le despertaba su compañero -No lo lamentes, es la mejor respuesta que pudieses haberme dado.

El griego rompió a reír repleto de felicidad, desde que había revivido, no había sentido esa emoción en su pecho; de repente, recordó que eso era la bueno de vivir la vida, la tristeza y la alegría, extremos tan opuestos que nos llenan el corazón.

Shura caminó hasta él y lo tomó de la cintura, abrazándolo con ternura, depositó su rostro en su hombro oliendo su aroma. ¡Estaba vivo! Pero la mejor parte era que estaba con él, a su lado, queriéndolo tanto como él lo quiso durante todos esos años de dolorosa ausencia.

Aioros aceptó el abrazo y se colgó de su cuello, robándole otro beso, para aclararle en un susurro.

- No te preocupes por el pasado eras un niño por ese entonces ¿Verdad? y estabas cumpliendo ordenes, aunque hallas sido uno de los motivos por el cual yo partí no fue tu culpa sino del que dio esa orden.
- Aioros ¡Re-recordaste!... -Capricornio se separó un poco, asustado.
- No.
- ¿Entonces?.
- Que te dije, no soy idiota.

En esas semanas había hilado un poco su historia, comprendiendo las reacciones que causaba en otros y las sensaciones que sus compañeros le ocasionaban. Supo que había muerto, por algo se hablaba de una resurrección, la suya; ahora las cosas eran mas claras y de hecho no le importaba descubrir quien había sido su verdugo.

Según había entendido, la vida de un Santo era así: Cumplir con las ordenes y proteger a la Diosa el primer mandato.

Ya no le importaba tanto recordar, y aunque lo hiciese en un futuro, que lo iba a hacer, nada lo tomaría por sorpresa.


Y si un día te encontrare una mañana,
será posible, será dormido...


Ahora sería comenzar de nuevo, con ese joven que inexplicablemente, desde el primer día que lo vio, le despertó un amor humano y desconocido para él.

 

 

FIN

 

 

Notas finales: Espero que te haya gustado Hawkflown, mi amigo secreto >.o (Lo supo desde siempre) Va con mucho cariño presi.

No hubo lemon, apenas un mísero beso... Sé que la canción casi sobra, este ha sido el peor songfic en mi haber :S Perdón, lo intenté.

26 de Mayo de 2007. - Argentina


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