-piensas mucho en ello-dijo el chico mirándolo a los ojos mientras jugaba las llaves con sus dedos.
-no pienso en ello, me es indiferente- respondió el otro joven recargándose en la puerta cerrada del carro tras el, cruzo los brazos y miró hacia otro lado evitando la mirada del chico delante de el.
-te conozco, no por nada soy tu hermano, además de tu gemelo, se exactamente como te sientes-dijo el chico con una sonrisa cínica en el rostro, guardó las llaves en la bolsa trasera de su pantalón.
-no necesitas recordarme que soy tu hermano, ¡tu que puedes saber!, ¡nadie te ha tratado de esa manera!-exclamó el gemelo apretando los puños para seguidamente golpear el capirote del auto con uno de ellos.
El otro gemelo se acercó a su hermano, tomó la mano que recientemente había golpeado la lámina del carro, la llevó a su pecho.
-hermano ¡no hagas eso, te lastimarás!-dijo mirándolo con ternura a la vez que apretaba la mano de su hermano contra su pecho.
-Rafael, ¿a quien le interesa si me lastimo?-respondió Rodrigo quitando bruscamente su mano de entre las de su hermano.
-¿Cómo que a quien le interesa?, ¡a mi!, por el amor de dios, ¡soy tu hermano!-exclamó Rafael mirándolo furioso.
- ¿y eso que? No significa que te tenga que importar-respondió Rodrigo caminando hacia la entrada de la casa.
-¡claro que si!, ¡me importas mucho!-exclamó Rafael corriendo hacia el, ya cerca abrazándolo por a espalda.
-¡suéltame!-exclamó Rodrigo forcejeando, logró ponerse de frente, aprovechó la posición y soltó un golpe a la mejilla de su hermano.
Rafael cayó al suelo, limpió la sangre que había salido de su labio, sonrió cínicamente.
-¿es lo que piensas?-dijo Rafael levantándose del suelo, sacudió sus ropas.
-no molestes, dame las llaves de la casa-respondió Rodrigo mirándolo despectivamente
-je... ¿Quieres que te las de luego de tratarme de esta manera?-dijo Rafael sacando las llaves de su bolsillo y jugando con ellas.
-así es-respondió Rodrigo acercándose a Rafael con las manos en los bolsillos.
-no, no te las daré, tendrás que quitármelas-dijo Rafael de manera juguetona con una sonrisa en los labios mientras se alejaba de su hermano.
-no somos unos niños Rafael, ahora, dame las llaves-respondió Rodrigo caminando hacia su hermano.
-se que no somos unos niños, pero por lo que hiciste no puedes recibir un premio ¿no?-dijo Rafael escondiéndose atrás del carro.
-deja de jugar y dame las llaves!-exclamó Rodrigo deteniéndose cruzando los brazos y mirándolo fijamente.
-no!, no te daré nada, tendrás que quitármelas!-respondió caminando aun con las llaves en su mano hacia el otro lado de la acera.
Un instante, un sonido se escuchó, unas luces iluminaron las pupilas de Rafael.
-Rafael!!!-exclamó Rodrigo corriendo hacia su hermano que yacía en el suelo, la sangre corría por el pavimento, y aquel carro ya no estaba presente.
Rodrigo se puso de rodillas, tomo de la cabeza a su hermano, unas lágrimas cayeron de sus ojos.
-Rafael!, no te mueras!! Sobrevive!!-exclamó pegando la cabeza de este a su pecho.
Su vista comenzaba a nublarse, la sangre caía por su rostro y el dolor de sus piernas era insoportable
-hermano-sonrió Rafael-perdóname por jugar contigo de esa manera, las llaves, están en mi pantalón, las ganaste-agregó cerrando un poco los ojos mientras su mano acariciaba la mejilla de este.
-no hables como si te despidieras!, no puedes dejarme, solo nos tenemos el uno al otro…no me dejes!-su respiración se tornó agitada mientras que la de Rafael lentamente se dejaba de escuchar.
-cuídate hermano, nos vemos en el otro mundo-dijo Rafael en un susurro cerrando completamente los ojos.
La mano que estaba anteriormente acariciando el rostro de Rodrigo, cayó ya sin vida.
-hermano...-se limitó a decir Rodrigo, tomó el rostro de este y depositó un dulce beso en sus labios.
La gente había llamado a la ambulancia, en ese instante esta había llegado llevándose a su ya muerto hermano. Unas punzadas sintió en el pecho, llevo su mano a este, tomó las llaves en el suelo y se levantó.
-las gané hermano, las gané-sonrió aun con lagrimas y se dirigió a su casa.
FIN