A ti
¿Te habrías imaginado alguna vez lo distanciadas que estamos?... Yo jamás lo pensé.
Nuestra Historia:
En ese tiempo yo recién me estaba levantando después de caer por una relación infructuosa. Me había costado, ya que dos años no se tiran por la borda tan fácilmente como él lo hizo. Se dio por vencido antes de empezar a pelear. Estaba tan dolida que centré mi atención en las cosas que me hacían evadir la realidad: el arte.
Así fue como comencé de a poco a sumergirme en este mundo que tiene sus propias reglas, en el que muchos se conocen, pero pocos se hablan; que está lleno de artistas que esperan por ser descubiertos, o que realmente no quieren serlo ya que piensan que el arte es algo sagrado que no debería ser comercializado. Creo… que más que nada, es un círculo que está lleno de gente que sólo busca expresar su manera de sentir y pensar.
Te conocí casi por casualidad. Casi…
En aquel entonces ver tus obras era lo que más disfrutaba. Para mí eran las mejores, bastante toscas debo decir, pero sin duda las que transmitían más sentimientos que ninguna otra pieza de exhibición. Eran sentimientos caóticos, pero aún así muy fuertes… no cualquiera podía identificarse y conectar con esa clase de emociones. Es por eso que deseé con toda el alma seguir tus pasos hasta donde me fuera posible, ver todas las obras que pudieses crear en el futuro primero que nadie… y es que sentía que me estabas hablando a través de ellas.
Te dejé una crítica, sólo por si un día la veías. Jamás pensé que la tomarías en cuenta. Mucho menos que al día siguiente me contactarías. No cabía dentro de mí en la emoción, era como conocer en persona a tu gran ídolo. La sorpresa fue mayor aun cuando me pediste ayuda con tu trabajo… mostrarle a los demás lo que querías expresar sin ser tan confusa.
A los dos días ya sentía que me conocías mejor que nadie… y estaba segura de conocerte bastante bien. Te ayudé en el trabajo, compartí contigo todos los días. Cuando llegabas del trabajo, era de regla hablar. Busqué tiempo para verte, salía de la universidad lo más rápido que podía para poder hacerlo. Realmente, en pocos meses ya te habías convertido en lo más cercano a mi alma gemela… jamás había experimentado algo así.
Fue entonces cuando comenzó nuestra etapa feliz. Terminando de conocernos, ya nos llamábamos “mejores amigas”, ya que encajamos perfectamente en muy poco tiempo. Comprendí tu oscuro interior, ese que te obliga a ser una luz por fuera… y tú, aun hoy eres la única persona en el mundo que me escucha sin juzgar y que comprende mis arrebatos infantiles sin burlarse.
Todavía te ayudaba cuando podía, pero la verdad es que tú estabas atravesando un periodo muy triste en tu vida y yo intenté ser lo más fuerte que pude para ti. Durante ese tiempo no pudiste crear nada… y yo me di a la tarea de subirte el ánimo y el autoestima. Intenté estar ahí para ti lo más que pude, pero me fue difícil. Por suerte uní fuerzas con varias de tus amigas para poder lograrlo, y te introduje en mi gran círculo de amistades, donde conociste a otras personas interesantes.
Gracias a esta nueva situación, tu ánimo subió rápidamente y tuvimos varios meses más de alegría y estabilidad. Lamentablemente la felicidad se caracteriza por ser breves periodos en que no tienes dificultades, o cuando ya los has superado…
La noticia de mi viaje al extranjero por la universidad nos golpeó fuerte. Sé que estuviste triste por muchos días sin decírmelo, y que a pesar de que no parabas de felicitarme porque mi arduo trabajo por fin había dado frutos, en el fondo no querías que me fuera.
Aunque no lo creas, esa noticia me quebró a mí más que a ti.
Pensando que aun estabas débil emocionalmente, te oculté hechos importantes…
Mi ex, que se había mantenido en contacto conmigo todo ese tiempo en calidad de amigo, al saber que me iba, volvió a hablarme con otra mentalidad… no dudé en rechazarlo indirectamente, dejándole claro que era la época más feliz de mi vida y no precisamente gracias a él, sino que por ti.
Sin duda, su intervención me apresuró a tomar la decisión de declararme y pedirte que nos comprometiéramos, así sabrías que te seguiría queriendo a pesar de la distancia. Fue un gran paso para las dos, considerando que nunca antes habíamos pensado siquiera en fijarnos en alguien de nuestro mismo sexo.
Aun así lo hicimos… con muchas amistades participando de nuestra reunión simbólica. Fue una muy bella experiencia, con un triste sabor. Saber que me iba lejos por más de un mes, y que durante ese tiempo no tendría como comunicarme contigo seguía creando un aire de incertidumbre a nuestro alrededor.
Al final, llegó el día de mi partida… la despedida fue triste y dulce al mismo tiempo.
No puedo negar que durante el tiempo que estuvimos separadas la pasé bien. Hice muchísimos amigos de variadas nacionalidades, con diferentes metas y maneras de pensar tan diversas como puedas imaginar.
Era tan feliz, que cometí el error de ser sincera. Te dije que te extrañaba y que esperaba poder verte luego, como antes… pero también te dije lo bien que la estaba pasando, lo ocupada que estaba, y que a pesar de todo, me sentía tan libre como nunca me había sentido. Por fin creía que sí existía un lugar en el mundo para mí… y era ese, al lado de mis amigos, en cualquier parte del mundo, dando lo mejor de mí.
Cuando volví, tú estabas rara. Recién ahora comprendo que mis comentarios te habían vuelto celosa y que el hecho de que mi felicidad no se encontrara sólo a tu lado provocaba sentimientos encontrados. Eso lo sé ahora que estoy pasando por lo mismo.
A duras penas hablábamos, nuestras conocidas no sabían nada de ti y otra vez estabas cayendo en un mundo de tinieblas, ese al que vuelves cada vez que estás insegura, triste o intranquila.
Yo detesto ese lugar… estuve ahí muchos años. Entré por primera vez a los 5 y desde ahí que no pude salir sino hasta los 18. Eso gracias a la ayuda de especialistas, el apoyo de mi familia y… de él. De ahí en adelante me juré que no volvería a caer, aun cuando esté al borde del precipicio. Debo saber como alejarme…
Yo sabía como evitar las tinieblas, pero tú… tú estabas sola, no tenías a nadie que te ayudara, y me sentí en la obligación de estar ahí para ti. No me malentiendas, te quería y obviamente era algo voluntario el estar a tu lado sin importar las condiciones en las que te encontrabas, pero al ser una experimentada en la materia, sentía que no había nadie más que pudiese explicarte como hacerte fuerte y combatir la depresión paso a paso.
Pero fallé miserablemente. Tanto porque tú no estabas escuchándome, como porque yo no me quise hacer escuchar. No me sentía lo suficientemente fuerte como para ser el pilar de alguien más y mantenerme al mismo tiempo. Ese viaje me había abierto tanto el mundo, que ya no quería volver a mi realidad, y estuve equilibrándome por el borde del abismo por mucho tiempo, no era el minuto para tenderte la mano e intentar sacarte de ahí. Mi crisis vocacional era tan evidente que comencé a fallar en la universidad, por lo que tú misma me pediste que me concentrara y que buscara la manera de superarlo.
Te hice caso… pretendí no darme cuenta de que en verdad estabas diciendo “ayúdame, dedícame tiempo, sé sólo mía” y me alejé para concentrarme en mis estudios y salir adelante profesionalmente. Pasaron cerca de tres meses en que nuestras conversaciones eran más que nada mecánicas e irrelevantes, y muy escasas. Ninguna de las dos reía y ya no teníamos nada en común, sólo las ganas de que lo nuestro funcionara.
Hacia más de un mes que ya no hablábamos, y yo estaba tan mal, que recurrí a la única persona que jamás se fue de mi lado cuando estaba en un quiebre emocional. Puede que haya roto mi corazón, pero sabe como curarlo. Me escuchó cada vez que yo ya no sabía que hacer para que tu despertaras… y también cuando definitivamente habías dejado de hablarme.
Entonces tomé otra decisión drástica. Me fui nuevamente al extranjero, pero esta vez por 3 meses…
El primer mes fue una soberana tortura. Nada como la primera experiencia. Asaltos, estafas, falta de dinero, etc… Robé para sustentarme, cosa que en mi país jamás pensé en hacer. Lloré… lloré como nunca por sentirme sola. Pero también me hice fuerte. Busqué trabajo y las cosas mejoraron. Me valí de mi habilidad para hacer amigos y salí adelante. Los últimos dos meses fueron tranquilos y agradables, hasta me dio el tiempo y el dinero para ir a visitar a mis antiguos compañeros de universidad.
Para ese entonces eras mi amiga otra vez. Cada vez que pude hablé contigo y fui muy feliz por eso… pero… también me di cuenta de algo. Hablando con mis amigos, lejos como estaba, comprendí que era imposible para mi no sentirme atraída por los hombres. Sólo me había enamorado de tu alma y personalidad.
Lloraste y te enojaste muchísimo cuando te lo dije… ¡y no te culpo! Después de todo fui yo quien te confundió he hizo que cuestionaras tus preferencias sexuales… pero siendo honesta ¿puedes decir que era una atracción física? Yo no puedo… por muy bella que seas.
Pasaron varios meses después de aquella conversación. Recién hoy estamos volviendo a interactuar como antes. Añoro los días en que sólo éramos amigas y nos reíamos por todo…
Ahora sólo me queda esperar que el daño que te hice no sea permanente, y que como yo, encuentres a alguien que de verdad sepa apreciarte por quien eres, tanto de manera física, como emocional e intelectual.
Él también descubrió sus verdades mientras estuve fuera. Sé que ya no es el mismo de antes porque lucha por nosotros cada vez que algo sucede. También sé que me ama, que soy la única para él y que no pensará en nadie más aunque estemos lejos (como ya ha sucedido). Debo decir, que me costó darme cuenta de que me había vuelto a enamorar de él. Y también… que a pesar de que con él soy feliz falta… falta… falta la cuota de emoción, los sentimientos caóticos y la honestidad al decirnos las cosas.
Eso es lo que más extraño de ti… eres como un fantasma dentro de mis pensamientos, con el cual comparto las situaciones de mi vida y analizo si estarías de acuerdo o no con mis decisiones. A veces me siento un poco reprimida, con ganas de dejar salir todas mis emociones y pensamientos… esos que son eufóricos y depresivos, los alegres y los tristes, los escandalosos y los callados… Y es que tú representas todos mis extremos, contigo no hubo puntos medios: fuimos muy felices o muy miserables. No tuvimos estabilidad… y eso terminó por agobiarme.
Me di cuenta de que no soy lo suficientemente fuerte. Soy demasiado parecida a ti… necesito a alguien que sea mi pilar, aun cuando eso signifique vivir mi vida a medias. Sé que te duele que diga que eres mi ex… sobretodo porque sabes que estoy con él. Te juro que jamás diré otra vez que lo eres… pero quiero que te quede claro que no sólo eres eso para mi. Eres la persona que cambió mi vida dos veces, la que me enseñó a ser honesta conmigo misma y con los demás… la que me complementó.
Él es bueno conmigo… muy paciente. Me ama y yo lo amo. Pero tiene claro que el amor de mi vida fuiste tú y que él no va a poder ocupar el lugar que dejaste. Sabe que debe darle espacio a mis vicios y manías si pretende mantenerme a su lado, porque yo ya he conocido algo más… algo que busco por todas partes en el sexo opuesto y que tú ya me has dado.
Sigo viendo tus obras. Me alegra saber que has vuelto a usar esa creatividad… y que de a poco me olvidas. Si necesitas alejarte completamente de mi lo entenderé. Estoy segura de que me hablarás a través de tu trabajo como la primera vez que las vi.
Bebé… a nosotras sólo nos falló el cuerpo con el que nacimos.
Dedicado a ti… mi mejor amiga en el mundo entero, a pesar de la distancia que se ha creado, y a pesar de lo lejos que estamos físicamente. Te recuerdo ahora y recordaré por siempre como mi alma gemela.