REFLEJO
By Darling Kitty
Yo siempre he querido lo mejor y no me conformo con menos. A mis casi treinta años y mi hermano con su vida propia, me he dado cuenta que ya es hora que haga la mía. Años buscando pareja y no he encontrado nadie que se sea de mi altura, estando casi convencido que me he aburrido sintiéndome solo.
No me refiero al sentido económico, sino en alguien distinto que me saque de mi rutina sin hacer un desastre con ella. Deseaba alguien que me escuchase sin chistar y sentirme comprendido, cosas que no me habían importado antes. Por supuesto, no quería amigos ni gente zalamera detrás mío, no la he necesitado nunca.
Quizás ser un anacrónico, te hace necesitar un ser anacrónico. No te puede bastar cualquier persona que deambula por la calle, apurado porque su equipo favorito de fútbol jugará la próxima media hora o la que mira tres horas los vitrales de la tiendas para comprarse el primer vestido que vio.
Por eso lo escogí a él, quien con sus brazos poderosos y su carácter sumiso, me hace suplir toda la sensación de protección y el toque justo de carácter para hacerme sentir pleno. Me costó encontrarlo, pero para mí no existen imposibles. Ni el tiempo ni el espacio son el límite.
Brazos bañados por el sol y una sabiduría milenaria es el que controla mis pocos impulsos. Aunque en la noche, la locura viene por parte de él y bendigo a Egipto por tener tantos conocimientos en lo amatorio. Esos ojos no sería capaces de ponerlos tan destellantes ni aunque pasen siglos, aunque sean gemelos a los míos.
No creo en el destino, sigo creyendo en mí mismo. No creo en las reencarnaciones, porque eso sería egocentrismo puro.
Cronos fue el único ser que me trajo lo que yo esperaba. Nos vimos y nos… No sé aún cual es lo que sentimos realmente, pero las huellas de nuestra cama nos hará entender mejor algún día que es lo que nos pasa, ella es nuestra mejor testigo.
No pude conformarme con menos que mí mismo, si así quiere decirlo Ishizu. Lo que hable, me tiene sin importancia.
El reflejo no es algo bochornoso, sino algo mágico, intensamente real. Porque yo me basto a mí mismo.
–Seto, quiero dormir –me regaño, a veces cree que puede dominarme. Está tan equivocado.
–Quiero pensar…
Lógico, es mi excentricidad reflexionar a las cuatro de la mañana.
–Mañana te quejarás de la jaqueca –me advierte, pero luego su sonrisa cambia a una seductora –. Por lo menos, puedo hacer que tu dolor de cabeza valga la pena.
Ahí empezamos otra vez con aquel ritual, que me saca de casillas al mismo tiempo que logra enloquecerme. Los ojos azules en esa piel morena brillan centellantes. Tal vez así ha sido la única manera que consiga borrar esta soledad.
Fuego de noche, nieve de día. Es una combinación extraña que solamente Seth y yo podemos comprender.
Sólo él y yo…