- ¿qué quieres?, estoy algo cansado y me gustaría ir a dormir pronto... - no pudo continuar su queja pues en ese momento fue interrumpido por su anfitrión
- ¿por qué eres así conmigo?, te abrí mi corazón, me dices que también me amas y solo me abrazas y guardas silencio como queriendo detener el tiempo y guardar ese momento por siempre; de so ya tres días, me sentía el hombre más feliz del universo con eso me bastaba. Al día siguiente desapareciste sin decir nada a nadie, y me preocupe mas de lo que puedas imaginar, recorrí a pie media ciudad buscándote y te encuentro aquí en el hotel mirando por la ventana como si nada, con tu mirada fija en el horizonte, parecías algo triste y no quise interrumpirte pese a la gran furia y alegría que sentía en ese momento, cuando por fin notaste mi presencia y volteaste a verme te sonrojaste, en ese momento la luz del sol del atardecer te envolvía haciéndote parecer un ángel - hizo una pausa como esperando que su acompañante expresara o hiciese algo, pero como nada sucedió siguió hablando él - me olvide del mundo entero cuando te acercaste a mí y me besaste, el beso más tierno que jamás me habían dado, solo rozaste tus labios con los míos, pero pude escuchar tu corazón latir tan rápido como el mío, pude sentir tu respiración rozar mi piel despertando en mi una lujuria que no creí existiría y cuando quise acercarme a ti tomarte entre mis brazos y profundizar aquel beso, nuestro primer beso, tú diste un paso atrás, bajaste la mirada y corriste a encerarte en tu habitación, trate de seguirte pero en ese momento llegaron Gon y Kilua y todo quedó olvidado... - por primera vez fue interrumpido por su huésped y no sonaba enojado, sentido, dolido, triste o cansado de tener que escuchar todo lo que él le reclamaba no lo hacía con mala intención y tampoco quería hacerlo sentir mal, sólo quería decirle lo que en verdad pensaba y lo que quería pero las palabras se negaban a salir de su boca.
- sé todo eso, también buscaba un momento para pedirte disculpas, pero aún no me respondes ¿qué es lo que quieres conseguir de todo esto? - se mantenía con la mirada baja mientras hablaba y a pesar de que trataba por todos los medios posibles no mostrar lo débil que podía llegar a ser, su voz comenzó a traicionarlo - ...yo... noté en tú mirada, en tú voz, en todo ti podía verlo, escuchaste lo que hable ayer con Senritsu ¿verdad?
- fue sin querer, la verdad me sorprendí mucho pero no te reclamo nada, yo he tenido muchos amantes - Leorio se preguntaba porque le hacía, no más bien porque se había obsesionado en hacerle daño a su amor pero cada vez que lo pensaba recordaba la conversación de Kurapica y Senritsu...
Flash- back Leorio
-...deberías decirle, aunque no sea hoy, lo harás algún día ¿verdad?
-lo sé pero...- el rubio guardo silencio un momento mientras ordenada sus ideas - Senritsu, yo tengo...tengo miedo de su reacción, sabes lo que siento a ti no te puedo engañar...
- Leorio es bueno y comprenderá que tú...
-...sé, más bien espero que a él no le importen mucho esas cosas, pero a mí sí, yo lo amo con todo y sus defectos, aunque tenga tanto dolor dentro de mi corazón y el amor solo trae más dolor
- si él te ama también te aceptará con tus defectos, y problemas, lo tuyo no es nada, el hecho de que antes de conocer a Leorio estuviste enamorado y viviste con "él" ya no es problema para nadie, sólo es cosa del pasado, el pasado y los recuerdos seguirán en tu corazón pero el destino de tu futuro esta en tus manos y tú decides que hacer con el...
- mañana por la noche...
- no me has contestado Kurapica, tu corazón está muy confundido...
Fin Flash-Back Leorio
- eso es todo lo que escuche, luego me fui a mi habitación a pensar
- al menos sabes lo más importante...
- si lo sé
- ... ... ... ...
- no me dices nada más
- no creo que sea necesario - Kurapica apretó sus puños y reprimió unas légrimas que trataban de escapar de sus bellos ojos y mojar sus mejillas, lo sabia, todo acabaría allí...pero...Leorio tomo su rostro entre sus manos y lo obligó a mirarlo, cuando por fin el rubio abrió sus ojos lagrimosos y sus miradas se encontraron el pelinegro lo beso, pero está vez fue un beso lleno de pasión, lleno de amor, lleno de deseo, el kuruta respondió aquella muestra de afecto, era la primera vez que alguien lo besaba con tanta intensidad y se sintió embriagado, el pelinegro lo tomo por la cintura juntando sus cuerpos despertando en el pequeño algo nuevo y totalmente desconocido para él, quería más, no quería que ese momento terminara, deseaba sentir la piel de Leorio rozando la suya...deseaba ser suyo.
El beso era cada vez más profundo, sus lenguas estaban entrelazadas en una lucha ardiente, pero la necesidad de respirar, ahh maldita necesidad de respirar, los hizo separarse, Leorio solo obtuvo un gruñido por parte de su apasionado compañero, que estaba sonrojado, por lo que le sonrió sensualmente.
- quiero que seas mío...siempre
- claro que soy tuyo, Leorio de verdad no...
Leorio lo silencio colocando dulcemente un dedo sobre sus labios, lo tomo de las manos y lo condujo hasta su cama, donde se dedico a besar y acariciar el pequeño y temeroso rubio, pronto el pelinegro estaba sobre él quitándole la ropa que lo separaba de sentir su piel que ardía de deseo, Dios como deseaba saborear aquellas zonas que siempre estaban ocultas para todos pero que él podía ver en esos interminables sueños que lo enloquecían cada noche de soledad...
- Leorio...yo...por-por favor
- shh, ahora no, tranquilo no pasará nada, ¿o no confías en mí?
- confió en ti, pero...mmm - Leorio metió su mano en la entrepierna de Kurapica sintiendo su miembro tan erecto como el suyo
- bien, si no hay mas reclamos, donde íbamos...a sí...
Kurapica se entrego a Leorio tranquilo y feliz, esas sensaciones que le producían las caricias, los besos, las pequeñas mordidas, no podía evitar gemir ante tales trabajos tan bien realizados por parte del pelinegro; el rubio quería más, con torpes movimientos saco la camisa de Leorio...de pronto al sentir la piel suave del mayor se le antojo probarla, saborear cada parte de su cuerpo y así lo hizo, comenzó a lamer el torso de un sorprendido Leorio que para ese entonces estaba de espalda en la cama bajo el pequeño, pronto sus pantalones y ropa interior era un estorbo para ambos por lo que se sentaron un momento y sin dejar de rozar sus cuerpos terminaron completamente desnudos frente al otro, admirando la anatomía de cada uno, la cual era perfecta para ellos.
Leorio pudo notar que el kuruta estaba más excitado que él y se dedico a sentir el cuerpo y el calor del rubio que ya casi no soportaba más sin prestarle un poco de atención a su miembro erecto, el cual ya comenzaba a doler, al notarlo el pelinegro que estaba en las mismas condiciones, procedió a la tarea que ambos soñaban con llevar desesperadamente a cabo, lo levanto con gran agilidad como si de una pluma se tratase, y lo recostó de espalda sobre la cama, el pequeño, solo cerró los ojos esperando que por fin Leorio se ocupara de su miembro pero grande fue su sorpresa cuando sintió que algo tibio envolvía su miembro, no podía negar que se sentía bien, Leorio era un maestro movía su boca simulando una penetración con gran ritmo, Kurapica gemía embriagado de placer, pronto comenzó a mover sus caderas al compás en que se movía el pelinegro, que se detuvo un momento a jugar con la punta del miembro de su pequeño, eso lo hacía gemir más y no podía negar que se empezada a impacientar, pero no podía apresurar la situación, debía hacerlo en el momento justo, el kuruta debía darle su esencia...la lujuria podía más que la razón y sin pensarlo el rubio empujo con sus dos manos la cabeza del mayor contra él, su cuerpo estaba bañando en sudor, su mente estaba en algún lugar, vagando feliz como nunca antes lo había hecho, estaba en el paraíso y de pronto sintió algo tibio salir de él, había llegado al clímax, al fin, ya no podía más, Leorio succiono todo el líquido, haciendo salir un último y profundo gemido de lo más profundo del joven.
Lo recostó sobre él y lo beso apasionadamente dándole a probar su propia semilla, el joven rubio estaba muy agotado, pero Leorio estaba a punto de explotar se sentó tomando de las nalgas de Kurapica y posando su entrada en la punta de su miembro comenzó a penetrarlo, el joven era más estrecho de lo que imagino y arqueo la espalda de dolor al momento en que enterraba sus uñas en la espalda del moreno, la penetración fue larga y dolorosa para ambos pero poco a poco se acostumbraron y el pelinegro comenzó a moverse dentro del rubio, pronto él kuruta se movía a su ritmo, sacando energías de no supo donde, quería más esto si era placer. Los gemidos de ambos llenaban todos los rincones de la habitación, sus respiraciones entrecortadas cada vez mas rápidas eran lo único que escuchaban del otro. Kurapica tuvo una nueva erección que Leorio atendió con rapidez, masturbándolo al mismo ritmo que llevaban. Kurapica llego primero al clímax y se derramo en las manos de su amante, mientras dejaba caer su cuerpo agotado sobre el moreno, que aún se movía a su propio ritmo dentro de él, que lo abrazo y mordió suavemente su cuello al momento que se venía en el rubio dejando toda su esencia dentro del pequeño, el que había comenzado a quedarse dormido, solo soltó un leve gemido cuando Leorio salió de él.
El moreno descanso un momento admirando la magnifica anatomía de su amor, ningún otro cuerpo antes había logrado excitarlo de esa manera, ese joven tenía algo diferente pero así no podía saber que era, sus cuerpos comenzaban a enfriarse y se levanto a buscar una manta, cuando regresó, el kuruta lo esperaba despierto, sonrojado y sentado en la cama.
- duermes poco, no crees
- lo de recién fue...
- dime una cosa...tú...¿eras así de ardiente también con tu antiguo novio? - Leorio se sentó en la cama junto a Kurapica mirándolo fijamente a los ojos.
- ¿qué estás diciendo? - la pregunta había desconcertado al rubio
- ya me escuchaste, te pregunte si con tu ex eras así también, tan ardiente, insaciable...
- ¡IDIOTA! - Kurapica tomo su ropa y comenzó rápidamente a vestirse.
- respóndeme, o es acaso que...¿él te lo hacía mejor?
- si crees que porque viví con mi novio me había acostado con él eres realmente un idiota, por eso te pregunte que habías escuchado.
- ... - Leorio lo miraba extrañado, eso si que no se lo había esperado, podría haber entendido que el joven se sintiera dolido, o enfadado, tal vez que se sonrojara y evitara dar una respuesta, pero jamás pensó que se enfurecería de esa forma, y mucho menos que lo tratara de idiota después de lo que había pasado entre ellos.
- Claro, ahora guardas silencio, pues déjame decirte lo que no escuchaste, yo le dije al Senritsu que a.C. mucho había vivido con mi novio de la tribu kuruta, pero solo fue una semana y cuando teníamos 7 años...- su voz se fue calmando volviendose cada ves más frágil y triste -... luego él regreso a su casa y todo siguió como siempre con las tradiciones de mi pueblo...luego paso lo del ryodan y ya sabes el resto solo quede yo...nunca, nunca ni siquiera nos besamos o nos tomamos de las manos, tú eres el primero, y...ni siquiera puedo decirte que te odio; ahora me siento miserable y muy culpable por no haber honrado un puro amor que no pudo ser...- Kurapica dio media vuelta y salio del cuarto dando un fuerte golpe a la puerta.
* * * * * * * * * * * * * * * HOY * * * * * * * * * * * * * * * * * *
- desde esa noche despierto cada día recordando lo idiota que fui, Kurapica se fue a la mañana siguiente sin decirme ni una sola palabra, y no lo he vuelto a ver, no me atrevo ni siquiera a llamarlo por teléfono mucho menos buscarlo, después de todo le robe la inocencia a un ángel sufrido...ahh cada vez que cierro los ojos veo la cara llena de lágrimas de Kurapica antes de cerrar la puerta y marcharse de mi vida para siempre...Kurapica, te amo...