Capítulo II:Sexual disgrace (Deshonra sexual)
Dejó su móvil descuidadamente sobre la cama en la que yacía llorando amargamente, no quería hablar con nadie en esos momentos, él no debía enterarse, pero sin darse cuenta aceptó la llamada dejando toda su situación al descubierto, Reita al otro lado de la línea escuchaba los dolorosos sollozos de su compañero, sin saber que hacer cortó la comunicación, preocupado tomó rápidamente su abrigo saliendo de su apartamento en dirección al de Aoi, las 20:15 pm… en veinte minutos más estaría allá.
Tres… cinco…nueve cortes en su brazo derecho, dos en su mejilla derecha y tres en su muslo izquierdo, aún así nada se igualaba a su dolor interior, y este nunca sanaría… era mejor así, se merecía todo lo que le había pasado, se lo buscó, debió haberle puesto un alto a todo cuando aún estaba a tiempo, pero ¿qué más daba llorar sobre la leche derramada?, ya estaba hecho y lo único que podía hacer en esos instantes era dejar de existir, su puta vida… ¿no había sido él la puta de Uruha?, que cosas… era lo peor, su dignidad estaba en lo más bajo que se puede estar, otro corte… pero ahora en su pecho, la vista se le nublaba, un enorme dolor de cabeza se apoderaba de él, sin querer cayó dormido sobre esa cama, quizás había muerto… ¿qué importaba? Todo terminaría de una buena vez.
Subía de a dos en dos los escalones de esa larga escalera para llegar más rápido al piso del guitarrista ¿por qué tenía que vivir en el piso 5?, el ascensor se demoraba demasiado, así que no tenía otra que subir corriendo, temía que el pelinegro hubiera hecho algo, llegó con la respiración agitada, tomó un poco de aire para calmarse, tocó la puerta, nada… el timbre… no contestó nadie ¿se habría quedado dormido?, insistió unas cuantas veces más, sabía que Aoi estaba mal, no podía irse sin hacer nada, no se lo perdonaría… nunca…, se echó hacia a tras y con fuerza empujó la puerta logrando que esta cediera sin mucho estruendo, entró, todo estaba en completa oscuridad, se dirigió a la habitación del guitarrista, se sabía el camino de memoria, abrió con cautela, no veía nada, solo una negra silueta acostada en la cama, prendió una lámpara que dio una tenue luz lo suficiente como para que sus ojos se desorbitaran y cayera de rodillas en la misma cama donde se encontraba Aoi, estaba desnudo, con la piel color azulino, con heridas graves en todo su cuerpo y bañado en sangre, ¿Qué había hecho?, ¿Qué había pasado? y por sobre todo… ¿Qué haría? Tenía a su compañero de banda en el hilo de la muerte y él sin poder reaccionar… corrió al baño en busca de un botiquín, sacó todo lo necesario para curar las sangrantes heridas del mayor y fue de nuevo a la habitación, cayó en la cuenta de que Aoi estaba sin ninguna prenda que le cubriera, se sonrojó y con un poco de incomodidad se acercó al cuerpo, acercó su oído al pecho de este, aún estaba vivo, pulsos débiles e inestables pero al fin de cuentas vivo, respiró y comenzó a limpiar cada una de sus heridas para luego vendarlas, se dio cuenta que tenía moretones en su estómago y cara como si lo hubieran golpeado sin compasión, miró el cobertor de la cama el cual tenía claras manchas se semen… acaso… apartó esos pensamientos de su mente, tenía que vestir al guitarrista, tomó algunas prendas que encontró en el closet de este y con un poco de pudor lo vistió para luego cubrir su cuerpo con una manta, lo cargó en sus brazos y lo llevó al living del apartamento, lo recostó suavemente en el sofá tratando de no pasar a llevar ninguna de sus heridas, no quería que estas volvieran a abrir, vagas ideas rodeaban su mente, ¿cómo era posible que Uruha lo haya violado?, no estaba 100% seguro pero era lo más probable, quería que despertara para poder aclarar el tema, no podía seguir así, la preocupación lo estaba matando, se levantó y observó el rostro de Aoi desde lejos, se veía tan tranquilo durmiendo… y a pesar de todo lo que había pasado seguía conservando su belleza natural, el niño bonito de Gazette… como lo molestaban siempre con eso, rió serenamente, era el favorito de todas las fans, y para que decir cuando en los conciertos bailaba con su guitarra, todas quedaban con la boca hasta el piso, sabía como ganarse la fama, ¿cómo decirlo? Se destacaba por su gran madurez y gran infantilismo, ¿cómo alguien podía mezclar esas dos características completamente distintas en una?, sin duda era alguien especial, especial para cualquiera que lo conociera, el no se merecía el estar así, con una persona que lo había hecho cambiar tanto y que más encima lo hubiera dañado de esa forma… Uruha no saldría de esta… le haría pagar por haber violado a Aoi, lo mataría si es que fuese necesario, salió rápidamente de sus pensamientos, estaba despertando… caminó cuidadosamente a donde estaba el guitarrista y se arrodilló para quedar a la altura de su cabeza. Abría molestamente sus ojos, una figura borrosa al frente de él, enfocó bien su vista… ¿qué estaba haciendo él aquí?, ¿por qué estaba en ese sofá? y ¿por qué estaba vivo aún?
Una sensación cálida acompañada de un escalofrío los recorrió a ambos, unos fuertes brazos atrapando aquel cuerpo tan indefenso, su pecho contra el de él, su cabeza apoyada delicadamente en su hombro, aquel perfume lo envolvía llevándolo a otro mundo en donde solo estaba él y la persona que abrazaba en forma reconfortante en esos precisos instantes, no se separaría de él, no quería hacerlo, si estuvieran así por la eternidad sería el más hermoso de los sueños, las lágrimas surcaban su rostro mojando el oscuro cabello del guitarrista, el cual correspondía el abrazo y a la vez cerraba sus ojos para hundirse en aquella sensación que nunca antes había experimentado, le agradaba el estar así, sentir los latidos de su corazón acompañados con el propio, sus pieles rozándose intercambiando esencias, sintió un líquido que resbalaba por su cuello, sin romper la unión giró su cabeza para quedar a la altura del oído del otro.
-Por favor no llores… pero no me dejes…- pidió suplicante casi en un suspiro.
Abrió sus ojos al escuchar tales palabras provenientes de su compañero, se apartó de él, quedando así de nuevo en la posición de antes, lo miraba para abajo, unos 30 centímetros de separación entre sus rostros, sus ojos clavados en los del otro, no decían nada, no era necesario, todo se transmitía a través de sus miradas, el pelinegro se levantó quedando sentado en el sillón, bajó sus piernas al suelo haciendo un espacio para que el bajista se sentara a su lado.
Entendió el mensaje, ya estando en la misma posición los dos bajó su cabeza, no sabía exactamente que decir, estaba algo nervioso, no era usual en él, sorpresivamente Aoi se había recargado en su hombro, un suave tono carmesí tiñó sus mejillas libres de aquella venda, ¿por qué reaccionaba así? y más aún cuando el moreno le pidió un abrazo con una suave voz, torpemente se aferró al cuello de su amigo, sus latidos comenzaban a acelerarse y su respiración se entrecortaba, estuvieron así varios minutos los dos apegados el uno al otro, dormía tranquilamente en los brazos del rubio, la sensación de protección hizo que se relajara y que cayera en un profundo sueño, sintiendo esto, Reita lo levantó cuidadosamente poniéndolo encima de su regazo, acto el cual hizo que la cabeza de Aoi quedara apoyada en su pecho chocando así su respiración con la piel del bajista la cual se erizó ante el primer roce, lo abrazó de nuevo, mañana le preguntaría que había pasado, ahora no era el momento más adecuado, debía descansar y el también ya eran las 23:07, tenía sueño, lentamente se fue quedando dormido al igual que el pelinegro que yacía durmiendo entre sus reconfortantes brazos.
El vuelo número 301 con destino a New York Estados Unidos saldrá dentro de diez minutos, por favor no retrasar el vuelo, muchas gracias.
- ¡Ya deberíamos estar arriba del avión Ruki!
- ¡Espérame un poco Uruha! Ya voy…- decía el vocalista mientras buscaba algo entre sus ropas.
- Haz lo que quieras, a mi no me descubrirán las fans- dijo en un tono despreocupado mientras comenzaba a caminar hacia la puerta que lo llevaría al avión.
- ¡Takashima Kouyou! ¡¡Ni se te ocurra dejarme aquí botado me escuchaste!!- corría lo más que podía para alcanzar al rápido guitarrista que al dar pasos largos dejaba muy a tras al pequeño vocalista.
-¿¡Takashima Kouyou!? ¿A si no se llama el guitarrista principal de Gazette?- claros murmullos se escuchaban en el aeropuerto, como era de esperarse habían fans en el lugar.
-¡Ves lo que hiciste idiota!, ¡ahora nos descubrieron!- tomó de la camisa a Ruki mientras comenzaban a correr al encuentro con su manager que ya estaba a bordo del avión seguidos por unas locas fans que no descansarían hasta dar con ellos, pedirles autógrafos, sacarse unas cuentas fotos con ellos y por sobre todo aprovechar la oportunidad de tocar algo por ahí.
Abrió sus ojos lentamente, la pausada respiración de alguien lo había sacado de sus sueños, levantó su cabeza encontrándose con un dormido bajista que al parecer no despertaría nunca, sonrió amargamente, se acercó a su mejilla besándola con extremo cuidado de no despertarlo, se levantó y sintió todo el dolor caer como un saco en su cuerpo, se quejó dejando salir un pequeño grito que trató de ahogarse en su garganta con poco éxito haciendo que unos enormes ojos lo observaran detenidamente.