Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sólo déjate amar. por Sakura Hatake

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Pues nada, adoro a esta pareja... ami muy humilde punto de vista, son perfectos el uno para el otro, los lados opuestos de la moneda... bien dicen por ahí que las fuerzas iguales se repelen y las fuerzas distintas se atraen.

Notas del capitulo:

Bueno, espero que les guste este mi primer fanfic de los Get Backers, hecho con mucho cariño para todos aquellos que pasan a leer y en especial para todos los que gustan de esta pareja al igual que yo.

Esta un poco cortito, pero les digo... va con mucho cariño para todos ustedes.

Disclaimer: Ginji, Akabane y demás personajes del anime y manga Get Backers, no me pertenecen... todos ellos son de la autoría de Yuya Aoki (historia) y Rando Ayamine (dibujante), yo sólo los uso para divertirme con ellos, creando historias locas y diferentes a la trama original de la que son parte.

 

 

Seis meses habían pasado exactamente desde esa pelea que afortunadamente no había marcado el fin de los Get Backers, pero que sí marcaba el final de la relación amorosa que existía entre Ginji y Ban. Después de que terminaran su noviazgo, sólo se veían en contadas ocasiones para hacer los trabajos que Heaven les conseguía, la relación había muerto por completo. Ban ya salía con alguien más e increíblemente ese alguien más no era otro que Shido Fuyuki, mejor conocido como el "Maestro de las bestias". El otrora "Emperador relámpago", por su parte, había decidido no entablar ninguna relación por el momento, pues aunque nadie sabía ciencia cierta el motivo de la separación del Midou y del Amano, se rumoraba que había sido a causa de que el rubio había encontrado a Ban con otra persona, así que por esa razón el tierno corazón del raitei se encontraba herido y por ese motivo no deseaba saber nada del amor.

 

Esa noche la melancolía le llevó hasta a aquel que alguna vez fuera su hogar, a ese sitio donde gobernó en compañía de sus fieles compañeros... a la fortaleza ilimitada. Vagó sin rumbo fijo por sus solitarias calles y llegó a un claro donde podía observar perfectamente la luna y las estrellas que iluminaban el negro cielo, se sentó un momento para admirar el paisaje que se le ofrecía, respiró profundo y dejó salir el aire en forma de un gran suspiro que liberó el dolor de su alma.

 

 

Te he buscado tanto

Y hoy que te he encontrado sé

Que no hay nadie más

Nunca he sido un santo

Debo confesarlo ya

Con honestidad  

 

 

Una persona que lo había seguido toda la noche, se le acercó sigilosamente y lo abrazó por detrás, colocó su barbilla sobre uno de los hombros de Ginji y en forma de susurro le hizo una pregunta que no se esperaba, al igual que la presencia de ese sujeto. - ¿Aún te duele?... si tú me lo permitieras, yo... yo podría sanar tu corazón herido y hacerte inmensamente feliz-.

 

- No lo sé... tú sabes perfectamente bien que hay veces que aún te temo... en ocasiones todavía me inspiras miedo, Akabane-. Le confesó y su voz sonó triste.

 

- No veo por qué mi querido Ginji, por ti he cambiado, dejé de ser el insaciable sanguinario para convertirme en el loco enamorado-. Exclamó con sinceridad.

 

- Ciertamente eres distinto, y por lo mismo... odiaría lastimarte, no me lo perdonaría jamás-. Sus palabras eran verdaderamente sentidas.

 

- Más me lastima no tenerte y me aguanto-. Kurodoh intentó bromear un poco,  pero al mismo tiempo dijo una verdad inmensa... a él le dolía con intensidad no  saberse el dueño del rubito.

 

Sin poder evitarlo, ciertos recuerdos llegaron a la mente del "Raitei", las palabras de amor que su antigua pareja le había dado y que al final no fueron más que eso, así que sin poder evitarlo, Gin le hizo una pregunta a su interlocutor. - ¿Por qué me quieres? ¿No crees que soy un idiota?-.

 

- Por supuesto que no, creo que eres el ser más bello del mundo... un ángel con alas invisibles que ha tocado mi corazón y que me transformó en otra persona-. Murmuró dulcemente a su oído.

 

- Te hice otra pregunta, ¿por qué me quieres?-. Insistió para que le dijera los motivos, pues pensó que si no le daba buenas razones, podía argumentar eso para que así dejara de buscarle.

 

- No te quiero Ginji...-.

 

- ¿Qué dices?, entonces...  ¿Qué sientes por mí, sólo me deseas? ¿Qué es lo que te inspiro? ¿Quieres estar conmigo porque te doy lástima?-

 

- Claro que no, ¿cómo puedes preguntarme eso?... yo te amo Ginji, te amo porque eres extraordinariamente limpio y puro, porque sólo tú has sabido tocar mi corazón y porque me has enseñado a hacer lo más hermoso de este mundo... tú, Gin, me enseñaste a usar mi corazón para amar-.

 

- Eso es algo muy difícil de creer-.

 

- ¿Por qué? ¿Sólo porque Ban Midou no supo apreciar tu valor en sus justas dimensiones?-.

 

- No es sólo Ban, es que yo a veces me siento tan... torpe y tan estúpido que creo que nadie puede amarme-.

 

- Pues te equivocas... yo te amo y no pienso que seas niguna de esas cosas-.

 

- Gracias Akabane-.

 

- No, no me agradezcas con palabras, mejor agradéceme así...-.

 

 

Fueron tantas horas

Tan solo y triste

Hasta que te vi

Tú llenas mi vida

Tú llenas mi alma

Por eso siempre quédate aquí

Sólo déjate amar  

 

 

El pelinegro se colocó enfrente del rubio y lo besó con ternura en los labios, poco a poco ese dulce beso se transformó en uno completamente apasionado y demandante... al menos en Akabane se notaba que llevaba bastante tiempo deseando que eso sucediera entre ellos y por su parte Ginji demostraba que estaba deseoso de volver  a amar, deseoso de creer en las palabras del Dr. Jackal. Por desgracia para la pareja, el oxígeno es de vital importancia y para cuando este empezó a faltarle en los pulmones, tuvieron que separarse para poder respirar.

 

Se miraron unos instantes a los ojos como tratando de descifrar lo que había en sus miradas, después de ese breve lapso de tiempo "volvieron al ataque", Akabane se dio a la tarea de  besar tiernamente el cuello de Ginji, mientras que éste acariciaba la espalda del pelinegro con suma delicadeza y de su boca salían pequeños suspiros que denotaban el placer que le provocaba el tacto de esos labios con su piel, ni siquiera con Ban había sentido nunca tan extraordinaria sensación, sólo con sus dulces besos sabiamente repartidos por su cuello, Akabane ya estaba llevándolo a la gloria...

 

 

Un océano entero

No me ha impedido llegar

Hasta donde estás

Todo lo que hago

Te lo quiero entregar

Y cada día más

 

 

 

Sorprendentemente, Akabane detuvo toda acción. - No, aquí no... este lugar te llena de recuerdos tristes... te llevaré a un sitio muy especial-.

 

El Dr. Jackal se levantó y extendió su mano a Ginji para ayudarlo a levantarse, caminaron hasta salir de la Fortaleza Ilimitada, entonces abordaron un auto. Durante el trayecto ninguno dijo nada, únicamente se miraban y tenían sus manos entrelazadas... después de varios minutos de camino llegaron a una pequeña cabaña que se encontraba en el bosque, descendieron del auto y Akabane guió al rubito hacia la casita...

 

Empleando una voz cargada de sensualidad, Akabane le susurró al oído algunas palabras. - Aquí amor mío... empieza tu nueva y verdadera historia de amor-.

 

- Akabane, yo...-. El mencionado no le permitió continuar.

 

- Tú no digas nada... sólo déjate amar y comprueba que esta vez será para siempre... a partir de ahora yo seré tuyo completamente y tú serás mío nada más-.

 

Después de cruzar esas palabras, Akabane guió a Ginji hacia el interior de la cabaña, cuando el rubio entró, lo que vio lo dejó perplejo... el lugar tenía una atmósfera romántica perfecta, desde la puerta de entrada hasta la que probablemente sería la puerta de la habitación, había un camino marcado con muchas velas que desprendían un delicado olor a flores y que estaba cubierto por pétalos  de rosa....

 

Demás está decir que Ginji se encontraba sumamente sorprendido. - ¿Y esto?-.

 

- ¿Esto...?  Esto es sólo una muy pequeña muestra de mi amor, nada más-.

 

- ¿Pero cómo...?-.

 

- ¿Cómo supe que no me rechazarías?-. Preguntó adivinando lo que quería saber su amado "Raitei".

 

Ginji, con la sorpresa dibujada en su rostro, le respondió sencillamente. - Ajá-.

 

- Hum... la verdad es que no lo sabía, pero quise estar preparado por si lo hacías... créeme mi amor, gustoso hubiera preparado esto miles de veces hasta que tú me aceptarás-.

 

- ¡Oh, Akabane!, yo no sé qué decir... tú has sabido cómo sorprenderme-.

 

- ¡Shhh!, no digas nada... ven-.

 

Así se dirigieron a la recámara siguiendo el camino marcado con las velas y los pétalos, al entrar ahí lo sorpresa volvió a atacar a Ginji, y es que si lo de la entrada le había dejado maravillado, lo que vio en la habitación lo dejó  atónito...

 

El lugar estaba tenuemente iluminado por velas que en esta ocasión llenaban la habitación con un suave olor a vainilla y la cama estaba totalmente cubierta por pétalos de rosas blancas y rojas, todo era mágico en ese ambiente sacado de cuento de hadas.

 

Akabane guió a Ginji hacia el lecho y lo recostó muy dulcemente sobre él... ante la mirada incrédula del rubito, comenzó a deshacerse de sus ropas muy lentamente, permitiéndole así al Amano admirar ese cuerpo perfecto que, aunque estaba marcado por varias cicatrices, no dejaba de ser hermoso.

 

Gin tenía los ojos abiertos a más no poder, la visión que el Dr. Jackal le otorgaba le tenía embelezado, lo que provocó que una pequeña risita burlona se dibujara en los labios del pelinegro...

 

Algo ofendido por esa risilla traviesa de Kurodoh, Ginji preguntó. - ¿Tú estás...? ¿Estás burlándote de  mí?-.

 

- Eso jamás cariño mío... sonreí por esa carita tan linda que tienes en estos momentos... estás tanto o más  rojo que los pétalos que cubren nuestro lecho-.

 

 

Fueron tantas horas

Tan solo y triste

Hasta que te vi

Tú llenas mi vida

Tú llenas mi alma

Por eso siempre quédate aquí

 

 

 

Una vez que dejó totalmente al descubierto su perfecta anatomía, Akabane se dirigió hacia Ginji gateando de la manera más sensual que le era posible, se colocó entre sus piernas y se dio a la tarea de desvestirlo. Primero se deshizo de su cazadora, luego de la playera blanca; después de desabrochar sus pantaloncillos, se deshizo de ellos y de sus bóxers de un sólo tirón.  

Comenzó por donde se había quedado en la Fortaleza Ilimitada, besó su cuello de forma dulce, pero a la vez apasionadamente, sus manos recorrían todo lo que le era posible del cuerpo del rubio y éste únicamente atinaba a dejar escapar uno que otro gemidito, lo cual complacía al pelinegro.

 

Akabane paró de besar el cuello de Ginji para capturar con sus labios los de su rubito en un beso hambriento que pronto los dejó sin aliento. El roce de sus cuerpos los tenía sumamente excitados, pero el Dr. Jackal no quería apresurar las cosas, deseaba que la primera vez de Ginji con él borrara todas las veces que había estado con Ban y que sólo recordara ese momento a su lado.

 

El pelinegro ahora se dirigió al pecho de Ginji y lo cubrió de besos y caricias sutiles, Gin por su parte tenía colocadas sus manos en la cabeza de Akabane y sus dedos jugaban con los negros y largos cabellos a la vez profundizaba el contacto entre la boca de Akabane y su  piel.

 

 

Ámame y déjate amar

Puedes en mi confiar

Dime que estas sintiéndome

Y puedes al finVerte en mí

Verme en ti  

 

 

El Dr. Jackal deslizó su boca hasta llegar al pequeño ombliguito de Ginji, y al notar que esa era una de sus partes más sensible, le dedicó especial atención por algunos minutos haciendo que los leves gemidos de su hermoso "Raitei" se convirtieran en sonoros clamores en los que se escuchaba claramente el nombre del causante de todas las mágicas y deliciosas sensaciones que en ese momento recorrían su cuerpo.

 

Sin darse cuenta, de un momento a otro, Akabane ya tenía prisionero su miembro con su boca y el rubito sólo atinó a llevar su cabeza hacia atrás y a mover las caderas de manera acompasada, logrando de esta manera sentir más placer, tanto que llegó a correrse en la boca de su amante, quien a la vez aceptó gustoso beber esa sustancia que expulsaba el cuerpo de aquel que adorara más que a nada...

 

Mientras se relamía los labios, Akabane dijo algunas palabras que hicieron apenar al  joven Amano.  - Simplemente exquisito, eres el mejor manjar que ha degustado mi paladar-.

 

Impulsado por un calorcillo que estaba inundando su pecho, Ginji habló espontáneamente. - Akabane, yo... puede que sea repentino, pero siento que debo decírtelo... te amo Aka-chan-. Dichas esas palabras, un bello tono rojizo se apoderó de sus mejillas, cosa que lo hizo lucir más hermoso de lo que ya era.

 

Las palabras pronunciadas por el rubito, en especial la forma tan cariñosa en la que lo había llamado, sorprendieron al pelinegro, quien por un impulso jaló a Ginji  hacia sí y lo arropó en un cándido abrazo, cuando hizo esto, el Amano notó que Akabane aún tenía cierto "problemita" que atender...

 

- A... Aka-chan-. Le llamó tímidamente.

 

- Dime querido Ginji-. Le pidió con ternura y luego depositó un dulce beso en su frente.

 

Muy apenado y rojo hasta la punta del cabello, Gin terminó de pedir lo que deseaba. - Yo qui... quiero... por favor... hazme tuyo en este momento-.

 

 

Tú llenas mi vida

Tú llenas mi alma

Por eso siempre déjate amar

Porque no puedo si te vas respirar

Dime que estas sintiéndome  

 

 

Akabane sólo atinó a sonreír y volvió a besar a Ginji, sólo con unos cuantos besos colocados en lugares estratégicos hizo que el miembro del ojicafé despertara de nuevo... ofreció algunos dedos al rubio para que los ensalivara y una vez que la humedad fue la suficiente, los dirigió hacia su entrada, los introdujo uno a uno con sumo cuidado... si bien el joven Amano ya no era virgen, llevaba seis meses de abstinencia total y lo último que Akabane deseaba en ese momento era ser brusco o lastimar a su amor, además... pretendía que la ocasión fuera como la primera vez para el dueño de su corazón

 

 

Déjate amar

¿Que no ves?

Que este amor

Es mi luz  

 

 

Una vez que consideró que estaba listo, introdujo su miembro lentamente, la posición en la que se encontraban le permitía apreciar el rostro de su amante y notó que al momento de la intromisión Ginji hizo algunas muecas de dolor, por lo que esperó unos instantes para comenzar a moverse, primero lo hizo lentamente y poco a poco fue aumentando el ritmo de las embestidas, con una mano sujetaba las caderas del ojicafé y con la otra se dio a la tarea de masturbarlo al mismo ritmo de su embestidas... para deleite de ambos, en la última embestida, la más fuerte... ambos llegaron al clímax total, y mientras Akabane depositaba su semilla en el interior del rubito, este se corría en su mano.   

 

 

Te he buscado tanto

Y hoy que te he encontrado sé

Que no hay nadie más

 

 

 

Los dos terminaron exhaustos, jadeantes y sudorosos, pero con una amplia sonrisa en sus labios, señal de que ambos estaban totalmente satisfechos por lo que había ocurrido.

 

Akabane salió con sumo cuidado del interior de Ginji y se colocó a su lado, lo rodeó con sus brazos y ambos se permitieron rendirse al sueño, felices por haber obtenido lo que tanto anhelaban, pues el Dr. Jackal siempre había  deseado el amor del "Raitei" y el Amano, después de la traición de Ban, sólo quería que su corazón volviera a latir por la emoción del amor... para su sorpresa, encontró alivio en aquel al que alguna vez le temió, pero que ahora era lo más importante de su vida... en sueños, Ginji murmuró. - Te amo Aka-chan-.

 

Notas finales:

Bueno, pues espero que haya sido de su agrado... quiero pedirles que por favor me dejen algún comentario, aunque sea chiquito, para saber si les ha gustado esta pequeñez.

Por cierto, la canción incluída es:

Sólo déjate amar de Kalimba.

Nos leemos pronto, ciao.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).