Track 14 B
Estaba en la sala de espera de aquella clínica con una taza humeante de té negro sin azúcar entre las manos. Suspiraba cansado de vez en cuanto ajeno a todo, ¿En qué había estado pensando cuando decidió meterse en el negocio familiar?, ahora todo era complicado para él y para Hinata. Sin hablar de Haku Deidara y de los hermanos Uchiha. Tenía todo un embrollo en la cabeza. Él se había proclamado jefe de su clan después de matar a su hermano y todo recaería sobre él, tendría que tener una junta con los demás jefes de los clanes para poder proclamarse también jefe del cartel de toda la parte este de Japón. Conseguir una reubicación a sus camaradas, quizás seguir con el Ichiraku y tratar de que su clan no se inmiscuya con droga y muertes. Pero sabía que eso los perjudicarían y bajarían de status.
-Maldición –sorbió un poco de su taza y se paró de aquel asiento, fue hacia la recepcionista que lo miraba algo intranquila de reojo–Hinata Hyuga...
-Todavía el médico de guardia no me ha mandado reportes, pero, veré que puedo hacer por...
-Eso me lo dijo hace ya más de una hora –Neji ya estaba a reventar.
-La están desintoxicando –se defendió la mujer –ella estaba muy mal –sabía que se había sobrepasado, pero ese chico la tenía cansada.
-Mis disculpas.
-Discúlpeme usted –la enfermera fijó su mirada en otra parte –entiendo cómo se siente.
Neji arrugó el rostro, esa mujer no sabía cómo se sentía. En esos momentos envidiaba a Atlas , porque el peso que en esos momentos cargaba encima era mucho mayor al del mundo. De repente recibió un mensaje.
¿En qué momento lo trasladaremos?
No quería admitirlo, pero ir por el camino del perdón le había resultado mas eficaz que quizás matar al Uchiha. Aunque le era imposible cargar con ese peso, tenía a Haku y a Itachi, ellos le podían ayudar aún más de lo que quizás otros. Sintió que la mitad del peso era quitado de sus hombros, revisó su billetera y ahí estaba una identificació falsa de Haku Deidara y respondió.
En media hora.
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Se abrazaron después de terminar esa flamante sección de sexo, reían por todo el escándalo que habían formado.
-Mi primo seguramente está que hecha chispa –Sasuke sonrió y lo abrazó mucho más –Sasuke...
-Te amo –susurró el pelinegro y se levantó de la cama dispuesto a ir directo al baño de su habitación.
Naruto quedó en shock y parpadeaba sin poder creer lo que había escuchado. Sus lágrimas surcaron por sus mejillas que se levantaban para así formar una sonrisa y salió disparado a ese baño para también declararle su amor a Sasuke.
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La penetraba con tanta fuerza que creía que se llegaría en cualquier momento. Las manos de la pelinegra estaban apoyadas en el escritorio, sus pies en el suelo y de espaldas a él. Sus gemidos oprimidos para que nadie pudiese escucharlos lo encendían mucho mas y todo a su alrededor se volvía borroso.
Salió de la morena, la sentó en el escritorio, le abrió las piernas y la penetró con tanta fuerza que la chica no pudo reprimir aquel gemido.
-Cállate –susurró Gaara antes de besarla.
Volvían los gemidos y él no podía reprimirlos todos, se sintió como en el cielo cuando acabo. Se quedó por un momento ciego y cuando pestañó un par de veces pudo enfocar a Karin y esta recorría con sus manos su pecho, suspiró y salió de ella. Esta susurró.
-¿Por qué lo hiciste con condón?
-No quería que me contagiaras de nada –se quitó el condón, lo botó en la papelera de su escritorio, se fue al baño de aquel salón de clases con su ropa a cambiarse y se arregló. De pronto se acordó de Sai y salió del baño, pero tal fue su sorpresa de encontrarlo sentado en las mesas de trabajo que se quedó mudo.
-Tranquilo, Karin-San me dijo que no le dijera a nadie cuando salió y me vio afuera –sonrió –tu secreto está a salvo conmigo –Gaara seguía mudo y petrificado -¡En fin! –iré a tu casa por mis cosas –el pelirrojo botó una lágrima –no te molestes. Cogeré un taxi.
-Sa... –lo vio cruzar aquella puerta, pero su cuerpo reaccionaba –SAI.
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Comenzó a reírse, ¿Cómo le pudo decir a Gaara que sus cosas ya no estarían cuando él volviese a casa si ni siquiera tenía copias de esta?. Se sentó en la gran pared que separaba esa casa de las otras y miró a su alrededor fastidiado, pero se percató que cuatro HUMMER negras se estacionaban al frente de la casa de Gaara y su expresión cambió drásticamente al ver al mayordomo de Sasori bajarse de una de las HUMMER.
El hombre se acomodó su traje y al ver al pelinegro asustado y pegándose a la pared como si se quisiese fundir en ella se asombró un poco ¿Qué hacía Sai por esa zona?, sonrió al ver bajar a Sasori de la HUMMER y preguntar.
-¿Pasa algo Yamato?. Ni siquiera has tocado la puerta de mi ototo.
Sai tenía ganas de llorar del miedo y se pegó aún más a la pared, se percató que los ojos verdes del pelirrojo lo miraban también asombrados.
-Maldita sea –susurró y cerró los ojos deseando que todos eso fuese una pesadilla.
-¿Sai? –abrió los ojos al escuchar la voz de Sasori taladrándole los oídos. ¿Era libre no?, podía correr pero no lo hacía, podía gritar pero no lo hacía. Todo su cuerpo se había convertido en mármol y se le hacía imposible moverlo -¿Eres tu? –volvió a cerrar los ojos y se odio a sí mismo -¡No lo puedo creer! –Sasori estaba contento -¿Qué hace mi puta en la casa de mi ototo? –se agachó para quedar al nivel de Sai y le agarró los cachetes estirándoselos, pero el pelinegro lo golpeó en la cara haciéndolo caer y varias armas desde las HUMMER lo apuntaban dispuesto a matarlo.
-APARTA TUS MANOS DE MI MALDITO –gritó con todas sus fuerzas el pelinegro mientras Sasori se incorporaba y lo agarró por el cuello de su camisa para levantarlo con él.
-DIOS COMO EXTRAÑABA ESTO –le golpeó y unas luces lo encandilaron.
Gaara en ese momento estacionó su Audi plateado un poco más atrás de las HUMMER y salió del carro lo más rápido que pudo.
-¿Por qué no te vas a otra parte Sasori? –e aludido soltó a Sai e hizo un además para abrazar a su hermano menos y este lo empujó -¿Qué quieres con el chico?
-¿Con cuál? –Sasori jaló a Sai y lo abrazó por la espalda para que el pelinegro mirara a su hermano menor -¿Este?
-¡Suéltalo! –Gaara iba a golpear a Sasori, pero Yamato lo agarró.
-Yamato, suéltame.
-Lo siento GaaraDono –Yamato le hizo una llave con los brazos.
-Yo siempre he querido algo con Sai –Sasori descubrió un poco el cuello de Sai y se percató de un pequeño hematoma y frunció el ceño.
-SUELTALO
-Está bien –Sasori lo empujó tan fuerte que Sai cayó el en suelo golpeándose así el hombro.
-¡Sai! –Gaara trataba de zafarse de aquella llave.
-¿Por qué lo llamas por su nombre de pila? –Sasori c aminó hacia su hermano –quería hacerte una visita para arreglar diferencias pero... –agarró a Sai por el brazo en el que se había golpeado y lo levantó provocando que este gritara del dolor.
-¡Ya déjalo!
-No me pienso hacer conjeturas –miró a Sai y luego a su hermano –la manera en como lo tratas, él saber que te habías convertido en un cliente regular de Sai –el pelirrrojo abrió los ojos impresionado –si, el difunto Benjin me lo decía todo... hasta como se había ido del Ichiraku contigo.
-¿Difunto? –susurró Sai.
-Si... lamentablemente Neji lo traicionó. Ya no tengo más nada que hacer aquí –Sasori apuntó con una pistola a Gaara, como pudo Sai se zafó del agarre del pelirrojo y abrazó a Gaara.
-¿Me quieres a mi no es así? –Gaara bajó su mirada anonadado y Yamato deshizo la llave y el pelirrojo lo abrazó aún más.
-Lo siento tanto Sai –susurró y cerró los ojos ante los celos de Sasori que crecían sin parar –lo siento tanto –Sai no respondía, estaba escondido en su cuello -¿Cuánto pides por el? –Sai, Sasori y Yamato lo miraron sorprendido –Se lo vendiste a ese desgraciado ¿no?, entonces no debe significar mucho para... –Gaara paró al ver a Sasori de nuevo apuntándole con su pistola.
-No creo que haya sido muy ingenioso de tu parte decir eso –Sasori bajó la mirada y sonrió sin dejar de apuntarle a su hermano menor –si él no fuese tan importante no estaría a punto de matarte ¿No lo crees?
-Basta –Sai se separó de Gaara –él no tiene la culpa de toda esta situación –tragó duro y el pelirrojo trató de acercársele.
-Sai, por favor... no lo ha...
-Igual... no iba a funcionar –sonrió -¿Recuerdas?.
Gaara cayó al suelo abatido.
-No te vayas –suplicó –no te vayas... –sus lágrimas cayeron y Sai agarró por la muñeca del brazo que apuntaba el arma y la bajó lentamente.
-¡Vamos Gaara! –Sasori sonrió –ni siquiera es tu culpa, ¡Ni la de esta perra! –Gaara frunció el ceño al escuchar como Sasori se refería a Sai –échale le culpa al hermano mayor de tu querido amigo.
-¿Itachi? –Gaara abrió los ojos sorprendido.
-A él y a su difunto amigo –Sasori rió –como me divertí... ¡Y como se divirtió Shisui!
-¿Shisui?.... pero si Shisui es... ¿En dónde está Itachi?
-Eso... es lo que todos queremos saber –se guardó su pistola –como verás si no... no estuviese aquí y creo... que aunque no me hubiese encontrado a Sai habría perdido mi tiempo preguntándote en donde se encontraba. Ve a la camioneta Sai.
-EL NO SE VA A NINGUNA... –ahora la única arma que tenía apuntando a su cuerpo no era la de Sasori, bufó molesto y miró directamente a los ojos de Sai –no.
-Te espero en la camioneta –susurró el pelinegro.
-Sai –Gaara trató de pararse, pero Yamato le aplicó una llave –SAI.
-Tu EX noviecito te ayudo en algo ¿No Gaara? –susurró Sasori -¡Y todo por culpa de esos dos!.
-No lo creo.
-Si Itachi hubiese asumido su puesto para comandar su clan y no cambiar toda esa vida por haber aceptado un simple trabajucho como ese quizás Kurenai no se hubiese molestado en ocupar un puesto que no le pertenecía y tu –dijo en tono burlón –quizás te quedarías con mi Sai.
-NO es tuyo –Gaara miraba colérico a Sasori mientras trataba de zafarse del agarre de Yamato.
-Tampoco tuyo Gaara –sintió un fuerte apretón en su yugular y todo se volvió negro.
Continuará