EN MI CUMPLEAÑOS FELIZ
Capitulo 1. Comienzo de un día esperado.
Estoy sentado en mi cama y tú te acercas a mí, estas a mi lado y eso me hace feliz, cierro los ojos al notar que comienzas a besarme, es un tierno beso de buenos días, de tu espalda descubres un obsequio para mí, me siento emocionado, al tomarlo te agradezco por el detalle y te doy un pequeño beso, abro el regalo ¿Qué será?, es un libro, ¡el que yo quería y tú me lo regalaste! Eso lo hace más especial todavía, sonrío para ti, quiero que sepas que estoy feliz, tú también me sonríes por lo que deduzco que te sientes igual.
- Vístete que quiero llevarte a pasear – me hablas al oído.
- ¿Adonde? – soy muy curioso.
- A todos lados, no nos quedemos quietos.
- ¡Que bien! – Te guiño el ojo – enseguida vuelvo.
Dejo el libro que me diste encima de mi almohada y me voy al baño, al parecer ya no sientes pena alguna hacía mí, ya no te da vergüenza hablar de nuestro amor, arreglas la habitación que ocupamos los dos pero que en un comienzo era sólo mía, eres muy organizado y por eso me reprochas siempre, te encanta el orden y la limpieza, por eso me arreglo muy bien para ti, no quiero hacerte enfadar aunque siempre consigo hacerlo sin ningún esfuerzo.
Voy a la cocina y ahí estas tú colocando el desayuno en la mesa, estoy feliz, me encanta que cocines para y sólo para mí, me acerco y te abrazo por la cintura, te beso el cuello y te digo lo mucho que te quiero, mi respiración hace erizar tu piel, lo sé porque gimes un poco y te pones rojo, me fascinan estas reacciones tan infantiles que tienes.
- Será mejor que comas – mantienes cerrados los ojos mientras continuo besando tu cuello.
- ¿No quieres que siga? – te miro picaronamente.
- Quiero que comas – continuas sonrojado – el desayuno es muy importante – te apartas ligeramente.
- ¿Eh? Si Iruka – me rasco la cabeza – a eso voy.
Me siento y empiezo a comer, de seguir así no podría contenerme y lo sabes, no quieres terminar haciéndolo en la cocina como la otra vez, a mi me pareció divertido pero a ti te molestó, dices que el amor se hace en la cama y no en la mesa, de cualquier forma lo disfrutaste igual, tus comportamientos y tus gemidos me lo demostraron, comienzo a mirarte y te pones nervioso, no te gusta que te mire así, lo sé pero sigo haciéndolo, me gusta que te sonrojes para mí.
- ¿Qué… qué pasa? – Vuelves a ponerte rojo - ¿Por qué me… miras así?
- La comida está deliciosa – no quiero incomodarte.
- Que bueno que te guste le puse todo mi corazón – sonríes.
- Como todo lo que haces – te lo confieso sonriente.
Desvías tu mirada, estas avergonzado otra vez y yo pensé que habías cambiado, me dejas solo en la cocina y subes las escaleras “voy a arreglarme” me dices, te observo subir cada escalón hasta que tu silueta desaparece en el segundo piso, vuelvo a mi desayuno, tomo el periódico y lo hojeo un poco, me gusta leer, no hay nada bueno sólo informaciones de tragedias en el mundo, no me interesa, no voy a amargarme el día por leer cosas tristes, lo dejo en la mesa y recojo mi plato y mi taza de café vacía, me dirijo al lavaplatos y los lavo, de repente apareces tú de nuevo bajando las escaleras, ya estas listo y te ves fabuloso – realmente vestido o desnudo como sea te ves fabuloso – te observo de pies a cabeza, comienzo a sentir calor en todo mi cuerpo, siempre me pasa cuando te veo.
- Ya estoy listo – te arreglas la coleta del cabello.
- Bien, entonces vámonos – veo que te acercas a mí.
- ¡Pero Kakashi si te veo el pecho! – abrochas mi camisa abierta cubriendo mis pectorales.
- ¿Es que acaso no te gusta? – me quedo quieto, te dejo hacer lo que quieras conmigo.
- No es eso – estas rojo otra vez, te ves tan lindo – parece que no te supieras vestir – miras mi plateado cabello - ¿Te peinaste?
- ¿Eh? – Estoy distraído viendo tus labios - ¿No me veo bien?
- Si pero deberías cuidar mejor de tu apariencia.
- Lo que pasa es que mi cabello es muy rebelde – quiero ver tu reacción – a excepción del tuyo que es tan manso y dócil, me encanta cuando lo llevas suelto y lo agitas para mí – paso mis dedos por la cola de tu cabello, te apartas un poco, el rubor de tus mejillas continua invadiéndolas, me gusta eso de ti por eso te sonrío y me alejo.
- … - estas sumergido en tus pensamientos, miras el suelo mientras te tocas el cabello, te ves tan lindo que quisiera comerte.
- ¿Nos vamos Iruka? – decido dejarte en paz y me acerco a la puerta, ya me divertí bastante en la casa, ahora quiero salir.
- Si – sales de tu trance.
En el exterior comenzamos a caminar por las calles de la villa, no te suelto la mano por lo que te sientes apenado con las personas que nos ven pasar, eres tan tímido, no entiendes que el amor hay que hacerlo publico, me siento feliz de que me vean contigo, te abrazo en plena calle y grito “TE AMO”, todos voltean y nos ven sorprendidos, tratas de safarte de mis brazos y de empujarme pero no te lo permito, soy más fuerte que tú, te da vergüenza, estas que hechas humo, cuando por fin sedes te suelto y te tomo del brazo, te jaloneo a mi librería favorita, pareces un muñeco de trapo, reviso los estantes en busca de nuevo material mientras tu tratas de arreglar un poco tu cabello despeinado, te acercas a ver que libro tengo en las manos, también eres curioso, te sonrojas al ver que libro llamó mi atención.
- ¿Kamasutra? – tienes un tic en el ojo.
- ¿Acaso no te entran ganas de ponerlo en práctica? – un poco de sangre trata de salir de mi nariz al imaginarnos en aquellas extravagantes posiciones.
- ¡No!, ¡Claro que no! – me das la espalda, sé que mientes.
- ¿Y por qué no? – dejo el libro un poco triste pero me acerco a ti y te abrazo por detrás.
- ¿Qué haces Kakashi? – continuas rojo, sientes mis labios en tu oído.
- ¿No te gusta aprender cosas nuevas? – Respiro levemente para provocarte cosquillas y lo logro - ¿No dices que aprender es bueno?
- Si… pero no me refiero a esa clase de aprendizaje ¡pervertido! – No sabes que me gusta que me llames así – me refiero a… - te safas de mis brazos y tomas un libro, trato de leer el titulo “1000 maneras para controlar la mente” – esta clase de libro, te proporciona una buena alimentación mental, contiene mucho material útil y educativo… bla, bla, bla… -continuas hablando con los ojos cerrados muy seriamente.
- Mmm – trato de escucharte pero como siempre me aburro cuando hablas como un profesor, sin que te des cuenta salgo de la tienda.
Me quedo afuera y espero a que notes que no estoy contigo, cuento cinco, cuatro, tres, dos, uno… apareces todo furioso reclamando el por qué te deje hablando solo, me disculpo mientras me rasco la cabeza, como siempre se te pasa y volvemos a caminar juntos, te vuelvo a tomar de la mano, tú sólo suspiras resignado, ¡Que bello te pones cuando te enojas! Miro a mi derecha un puesto de helados, salgo volando dejándote extrañado, regreso a tu lado con dos barquillas en la mano, te doy la de vainilla, ¡Me encanta el chocolate!, nos sentamos en una banca que esta bajo de un árbol, mientras te deleitas con el helado como un niño una idea me viene a la cabeza, comienzo a lamer el helado alternativamente de arriba abajo, de abajo arriba, pareces estar estático, te gusta ver mi lengua moverse así, lo sé porque tu helado comienza a derretirse y a correrse por tu mano, ¡Que tierno te ves!, captas mi maléfico plan y desvías la mirada, dirijo mi lengua a tu mano y comienzo a lamer la vainilla que se escurre por tus dedos.
- ¿Qué haces? – estas a punto de darme un coscorrón, pero sé que te gusta porque te contienes.
- ¿No ves que te estoy limpiando? – Continuo lamiendo tu mano - ¡Que rico sabes!
- ¡Quédate quieto! – apartas tu mano, veo tu rostro, hay helado en tu mejilla por lo que comienzo a lamerla - ¡Para!, no hagas eso.
- Tienes helado en la boca – tratas de limpiarte pero no captas mi idea.
- ¿Dónde? – preguntas inocentemente, no sabes lo que estoy a punto de hacer.
- Aquí – me acerco y comienzo a besarte.
Tratas de rehusarte pero cuando notas que mi lengua intenta entrar en tu boca le das paso para poder sentirla, intercambiamos el sabor de los helados, el helado sabe mejor de tu boca, siento derretirse la barquilla en mi mano pero no quiero dejar de besarte por lo que dejo que siga haciéndolo, y al parecer a ti te sucede igual, seguimos entrelazando nuestras lenguas, quiero hacerlo aún más, te falta el aire y te apartas de mí, ¡Pobrecito por casi te asfixio!, tratas de recuperar el aliento mientras yo saboreo aún nuestro beso, si que sabes dejarme en las nubes, escucho de tu boca un “no seas tan brusco”, ¡Es que eres tan sensible Iruka amor!, no puedo resistirme a tus labios, soy adicto a ti.
Continuamos nuestro paseo, me pego de tu brazo como sandijuela, te quiero mucho y no dejo de decírtelo, nos detenemos en el pequeño cine de la villa, sin decir nada te empujo hacía adentro, hay muchas películas que podemos ver pero yo elijo una basada en uno de mis libros favoritos, te pido tu opinión pero tú no dejas de decirme que veras lo que yo vea, dejo de insistirte porque si dejo la elección de la película a tu criterio sé que terminaremos viendo una que me dejará dormido en la silla, entro en la sala y me siento a esperarte, hoy quieres consentirme y eso me encanta de ti, llegas con las palomitas y los refrescos, ¡Que lindo! no puedes con ellas y casi se te caen, pero no pasa nada porque te ayudo en el último momento, te sientas a mi lado, se apagan las luces y comienza la película, es una para adultos, me fascina porque describe en su totalidad el libro, en el transcurso de ella y debido a tus expresiones noto que no te gusta, te has vuelto a poner rojo y diviso pequeñas gotas de sudor en tu frente, tal vez sea porque es una película erótica sin censura, aprovecho que estas en éxtasis y coloco mi brazo alrededor de tu cuello, veo si reaccionas… no pasa nada, sigues igual, dirijo una mano a tu pecho y la otra a tu entrepierna mientras intento besarte, esta película me puso caliente, no puedo continuar, me diste un puñetazo en la cabeza, claramente se nota el chichón que se formó en esta.
- ¡¿QUE TRATAS DE HACER KAKASHI PERVERTIDO?! – me muestras tu puño en señal de advertencia a un segundo golpe, estas fúrico, ¡Te ves tan lindo!
- ¿Eh? – El golpe me revolvió un poco las cosas – pensé que podríamos aprovechar el momento – noto que las demás personas comienzan a chitar.
- ¡¿APROVECHAR EL MOMENTO?! – tienes un tic en el ojo y la vena en tu frente esta a punto de colapsar, trato de calmarte, para que dejes de gritar, esto me avergüenza un poco por lo que sonrío falsamente.
Nos encontramos de nuevo caminando, la película se terminó… bueno en realidad no, nos sacaron del cine por tu culpa, te ves un poco molesto por la actitud que tomé en el cine pero no pude contenerme, soy como una bomba de tiempo, una vez que este empieza a correr no me detengo hasta que exploto; suspiro fuertemente para llamar tu atención y lo logro.
- Bien, y ahora ¿Adonde vamos Iru-chan?
- No sé – sigues molesto.
- ¿No me quieres? – detengo el paso para esperar tu respuesta, conociéndote bien con eso debí mover algún órgano en ti además del corazón.
- ¿Pero que dices? claro que te quiero – tenía razón el hecho de que pensara eso te preocupó – sólo que deberías comportarte un poco, aprender a controlarte, hay otras cosas además del sexo ¿Sabías Kakashi?
- “Claro que hay otras cosas además del sexo, están el sake, la pornografía, las apuestas, la Internet,…” si lo sé, pero tú también deberías aprender a dejar de “controlarte”.
- ¿Qué? – nunca habías escuchado tal cosa.
- Si así como te digo mi amado Iruka – comienzo a darte un sermón improvisado de lo cual no estoy seguro de lo que digo – te la pasas todo el tiempo tenso y preocupándote por cualquier cosa, por eso razón no disfrutas de los acontecimientos de tu vida – YO por ejemplo – siempre regulas tus sentimientos para tratar de dar equilibrio que no te permite satisfacer tus necesidades – coloco ambas manos en tus hombros – tienes que ser de vez en cuando un poco “loco” y desviarte de lo correcto, deja de ser tan organizado y de hacer todo como debe ser.
- Kakashi… - me miras fijamente con tus ojitos tambaleantes, en realidad te conmoví.
- Aunque para serte sincero, me gustas con todas esas cosas – estas que lloras, ¡Eres tan sensible! – sólo te pido que te sueltes un poco ¿Si?
Una lágrima corre por tu mejilla, no fue mi intención hacerte llorar, me abrazas y hundes tu cabeza en mi pecho, coloco mis brazos alrededor de ti para corresponder al abrazo, con una mano acaricio tu castaño cabello, te digo que te quiero como siempre, sólo que esta vez tú también me lo dices, eso me gustó, me dan ganas de quitarte la ropa y hacerte mío ahí mismo, pero me contengo y sigo abrazándote, comienzo a hacer caso a eso de “controlarme”… sólo un poco claro; mi estomago comienza a gruñir, tengo hambre, el ruido que hace es tan fuerte que logras escucharlo.
- Je, je – mis mejillas se han puesto rojas – creo que tengo un poco de hambre – en realidad me estoy muriendo de hambre, pero como te conozco sé que si te lo digo te vas a preocupar.
- Entonces vamos a comer – me sonríes, por lo que deduzco que te sientes mejor.
- Si – también te sonrío, estoy feliz de que ya estés bien.
Continuará…