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Lápiz negro por reita

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Notas del capitulo:

aki el segundo capitulo...ke ya es mas largo ^_^

muchisimas gracias a los ke leyeron el primero y espero ke este no les defraude....gracias!!!! 


Al día siguiente el Sol despertó al más alto, con sus rebeldes rayos de luz que entraban por la ventana. Haciendo que sus ojos se entreabieran aún soñolientos. Estaba en su cama, desnudo. Recordó lo que había pasado la noche anterior con una pequeña sonrisa en los labios. Algo le fallaba. Aoi. Donde estaba Aoi? empezó a preguntarse el castaño nervioso. No podía ser que el moreno hubiera desapareido de su lado, si hace apenas unas horas habían estado durmiendo abrazados.

Se levantó agitado de la cama, recorriendo toda la casa solo con su ropa más íntima y una camiseta, por lo que dejaba a la vista sus piernas. Se miró los muslos por un momento, tenían unas pequeñas marcas rojas, Aoi había estado hurgando por ahí con su lengua la noche anterior, y se ruborizó solo de pensarlo, haciendo que sus mejillas ardieran, con un leve tono rojizo sobre ellas.

Sacudió la cabeza, sacando todos los pensamientos impuros con el otro guitarrista que se habían apoderado de ella y se dispuso a buscarlo. Miró en el baño, pensó que quizas se estaba dando una ducha, pero al abrir la puerta no había nada, ni una mísera pista de que alguen había estado allí, así que Aoi no había estado en el baño. Después miró el comedor y la cocina, igual, ninguna evidencia de que alguien había estado allí. Todo estaba tal y como lo había dejado Uruha la noche anterior y en su piso solo estaba él. Decidió darse una ducha para relajarse, estos le estaba afectando y se había puesto bastante nervioso. Además aquella misma mañana tenían ensayo con la banda.

Se desnudó tranquilamente y entró en la ducha, dejando que el agua recorriera su cuerpo y su cabello, chafandolo todo, pero aún así, él siempre se veía bello. Su cuero era un lienzo de marcas rojas, dejadas por el mismo Aoi que se había marchado desesperadamente de su casa. Su pecho, sus muslos, su barriga, todo había sido escenario para demostrarse el amor que sentían el uno por el otro, o al menos él por el guitarrista. Por un momento Uruha se entristeció, pero pensó que lo mejor sería dejar fluir las cosas y que todo volvería a la normalidad esa misma mañana en el ensayo, donde podría ver de nuevo a su Aoi.

Tras unos minutos salió de la ducha, secandose aún con ligeras gotas de agua resbalando por sus hombros. Terminó de secarse y se posó frente al armario para elegir su ropa, que debía llevar al ensayo con la banda. Instintivamente Uruha escogió la ropa que más le gustaba a Aoi, para verse totalmente perfecto. Se trataba de unos jean grises, un tanto ajustados, y una camiseta gris y negra con diferentes detalles en color blanco. Unos zapatos blancos completaban su vestuario, además de muchas pulseras, collares y demás accesorios, imprescindibles para el guitarrista.

Se posó frente al espejo del cuarto de baño, tatareando una dulce canción, que siempre cantaba el moreno cuando estaba feliz. Demonios! Porque todo le recordaba a Aoi!! Con un poco de frustración se maquilló ligeramente la cara, ocultando su pesar con el polvo color carne. Se volvió a mirara, pero su vista se fijó en un lápiz de ojos negro, que estaba recostado sobre una pequeña estantería que el castaño tenía en su lavabo. Lo miró con curiosidad, porque ahora este estúpido lápiz se estaba burlando de él, llamando su atención. Sintió una terrible curiosidad por abrirlo, así no pudo aguantarse más y terminó por tomarlo entre sus manos.

Siguió mirandolo curioso y delinio una fina raya alrededor de su ojo, dandole un ligero toque más oscuro. Finalmente, terminó por contornearse los ojos de ese oscuro color. Sin saberlo porque se veía bien. Pensó que el negro le sentaba bien. Terminó de arreglarse y salió al comedor de su casa, tratando de ordenar algunas cosas y preparase para marcharse al local de ensayo.

Cogió un pequeño bolso y metió sus llaves, unas púas de la guitarra, y notó que le faltaba algo. El móvil, su móvil. Hizo un esfuerzo por recordar donde lo había dejado pero le fue imposible. Buscó por toda la casa, revolviendolo todo con nerviosismo. Entonces, en medio de ese jaleo, escuchó una conocida musiquilla. Su móvil estaba sonando. No sabía quen podía ser a esas horas pero aquella llamada, sonó a benidición para el angustiado guitarrista. Siguió la música, hasta encontrarse frente a la puerta de la habitación de invitados. Su móvil allí, imposible, allí nunca entraba nadie puesto que nadie se quedaba a dormir a su casa y esa habitación era como si no existiera en su casa. Cuando Aoi se quedaba en su casa, siempre lo hacían en la habitación de Uruha, esa habitación no la usaba para nada, allí solo amontonaba trastos inútiles, todos muy antiguos, pero que nunca tiraba y siempre se arrepentía de tenerlos allí.

La música paró de sonar y tímidamente abrió la puerta de la habitación. Totalmente vacía. No había nada, solo que encima de una sucia mesa, yacía su móvil, que empezó a iluminarse y a vibrar y la música sonó de nuevo. Miró quien era el responsable de su llamada. Reita. No se imaginaba que podía querer el bajista en ese momento pero aún así descolgó, contestandole la llamada.

- Uruha? - dijo Reita al escuchar como había descolgado alguien.

El castaño tragó saliva antes de contestar, algo le decía que aquella llamada no era buena.

- Dime. - dijo en un tono de voz raspado y algo dolido.

- Que cochinadas le hiciste ayer a tu estúpido novio? -preguntó tontamente.

- Las mimas que tú le haces a Ruki. - contestó molesto.

- No, yo le hago cosas más cochinas que tú seguro. - contestó divertido.

- Y bien que querias? Para que me has llamado? - dijo Uruha algo cansado de la siempre estúpida actitud del bajista. No se imaginaba que podía verle Ruki a ese depravado y cochino rubio, pero ahora quería saber que había pasado.

- Pues que se canceló el ensayo de hoy.

- Como?! - preguntó Uruha muy sorprendido, no se esperaba esa respuesta.

- Ruki me llamó diciendo que se encontraba mal, Kai me dijo que tenía que hacer no se que cosa importante y Aoi también me llamó diciendo que estaba malo, así que si quieres venimos tu y yo a "ensayar" - dijo el rubio, dandole un estúpido enfasis en la última palabra, tratando de sonar divertido, pero Uruha no lo encontró nada gracioso.

- Aoi enfermo? Como, cuando? - preguntó, casi olvidandose de que estaba hablando con Reita y fijando su mirada en un punto de la pared, donde había una mosca, que pronto desapareció, debido a la insistente y penetrante mirada de los ojos marrones del alto guitarrista.

- Pues pensé que lo sabrías, por eso te he dicho eso antes.

- Pues no se nada.

- Me extraña que no te haya llamado. - dijo Reita en un tono preocupado. - Tu sabes si le ocurre algo? - preguntó el rubio.

- Yo no se nada, bueno y que tiene?

- Me dijo que había estado vomitando y que se encontraba débil. No lo se pero en su tono de voz había algo que no me gustaba nada.

- Reita, por favor, no me asustes! - se deseperó el castaño. - Ahora mismo iré a verle . - sentenció.

- No!!! - lo detuvo el rubio.

- No..y porque no? - preguntó Uruha con un hilo de voz, notando como sus ojos se empezaban a humedecer.

- Me dijo que no estaba de ánimos para ver a nadie y que por favor no fueras a visistarle. En unos días se le pasará. Seguro que no es nada, no te preocupes.- dijo el bajista tratando de tranquilizarlo.

- Como que no me preocupe?! - espeteó el castaño, con los ojos apunto de estallarle en lágrimas.

- Tu dejale, solo por un momento. Po favor. No vayas a visitarle. Hazme caso, es por vuestro bien. - dijo el rubio sonando convincente y Uruha se dió por vencido.

- Esta bien. Gracias por avisarme. - dijo Uruha, pasando la mano por su cabello algo húmedo aún, y tratando de relajarse y contener el llanto.

- Yo iré a ver a Ruki. Nos vemos. - se despidió Reita.

- Adiós. - contestó Uruha y colgó el móvil, dejandolo de nuevo sobre la sucia mesa y fijando su vista en una cosa que sobresaltaba de las demás en esa habitación.

En el suelo de esa habitación, había un papel que no debía estar allí.

- No..por favor. - rogó Uruha en voz alta, tirandose deseperadamente al suelo al reconocer ese papel.

Sus rebeldes lágrimas ya habían escapado de sus ojos y ahora caían por sus mejillas, humedeciendolas, haciendo que el castaño guitarrista sollozara, al levantar ese papel del suelo y ponerlo a la altura de su cara.

- No....Aoi....porque? - espeteó llorando, apretando el papel contra su pecho, abrazandolo, arrodillado en el suelo, manchandose esos jeans tan especiales para él.

Permaneció así por unos instantes, llorando en silencio. Tras unos minutos, cuando ya estaba más relajado, se levantó y se dirigió a su comedor, dejando ese papel sobre la mesa, mirandolo con tristeza, como se revolvía sobre la superficie fría y lisa de esa mesa, que otras muchas veces, había sido testigo y escenario de la pasión que éste sentía por su adorado moreno.

El papel se trataba de una carta, escrita por Uruha sobre un estúpido papel de color rosa, perfumado. En esa carta el castaño le confesaba sus más verdaderos sentimientos a Aoi, y se la había entregado el día en que se le había declarado, hacía solo unos meses.

**************** Flashback **************

Era una soleada mañana de jueves, aún no se había terminado el verano y una suave brisa recorría alegremente la ciudad. Uruha estaba terriblemente nervioso, pues había citado a su querido guitarrista en un parque cualquiera, de la ciudad. Nervioso una y otra vez miraba el reloj, sabiendo que aún era pronto. Llevaba un tiempo enamorado de Aoi y hoy por fin, había reunido el valor suficiente para declararle todo lo que sentía. No obstante, lo había escrito en una carta, una de esas cartas, de color rosa, con corazones dibujados y un suave olor a perfume.

Escuhó unos pasos en la lejanía y se giró curioso paar ver que Aoi, su Aoi, estaba llegando a ese parque y se encontraba a unos pocos metros de él. Su corazón dió un vuelco y le subieron los colores, haciendo que el corazón bombeara sangre más rápidamente. Aoi se paró a poco menos de un metro de él, recostandose sobre sus rodillas y jadeando. El moreno había llegado corriendo y estaba cansado. El castaño observó como una fina capa de sudor recubría su hermoso rostro, como su pecho subía y bajaba con cierta rapidez, como sus labios entreabiertos se le mostraban tan apetecibles, con aquel pequeño detalle en su lado derecho que le hacía volverse loco. En como la ajustada y balnca camisa de Aoi resaltaba su musculoso pecho, en como esos ajustados jeans, resaltaban su masculinidad y en como apretaban su trasero, haciendo que se mostrara terriblemente sexy. Oh no! Todos aquellos pensamientos le estaba volviendo loco y debía sacarselos de la cabeza, así que con la máxima naturalidad posible apartó su vista de aquel hermoso cuerpo.

- Ya estoy aquí. Siento haberte hecho esperar. - dijo el moreno sonrientre.

- No. Yo acabo de llegar. - contestó el castaño sonriente.

- Damos un paseo? - ofreció el moreno.

- Si. - volvió a sonreir.

Demonios, como le gustaba Aoi, su sonrisa, su carácter, su cuerpo, sus manos, sus dedos. Ningún detalle pasaba desapercibido para el alto guitarrista, y ahora estaba paseando junto a él. Observó detalladamente su forma de andar. Demonios! También eso le encantaba, porque tenía que ser el moreno más perfecto del mundo?

Tras un rato paseando, ambos se sentaron en un banco y Aoi empezó a charlar, explicandole algo al castaño, quien no escuchaba nada. Estaba tan concentrado en contornear con su vista, eso perfectos y gruesos labios, que no se percataba de nada más. En como se abrían y se cerraban, dejando que las palabras fluyesen por su boca, saliendo. Por un momento regresó a la realidad y miró el suelo cabizbajo y sonrojado. Ese era su momento. O ahora o nunca se dijó para sí, levantando la vista fijamente y con un aire decidido.

- Aoi. - cortó de forma tajante al moreno, quien se calló y lo miró algo curioso. - me gustas. - terminó de decir, cerrando sus pojos fuertemente, para no ver la reacción que tuvieron sus palabras en Aoi.

- Idiota.. - dijo Aoi con un tono muy alegre y feliz en su voz, casi llorando por su emoción.

- Siento habertelo dicho, pero no podía ocultarlo más, llevo bastante tiempo enamorado de tí.... - trató de excusarse Uruha al ver a Aoi casi llorando.

- Idiota..Porque no lo has dicho antes? A mí también me gustas. - confesó el moreno.

- De verdad? - se extrañó el castaño, mientras veía a su compañero sonreir abiertamente.

- Si. Estoy enamorado de tí.

Uruha nunca se habría esperado esa respuesta, pero en pocos segundos la asumió. Aoi le correspondía, su Aoi le correspondía. Era el hombre más feliz del mundo en ese instante y no dudó un momento en besar esos carnosos y apetecibles labios que se mostraban ante él. Dejó que las dos superfícies rozaran levemente, acostumbrandose a ese contacto y entonces comenzó a mover sus labios lentamente. El beso fue lento y cariñoso, demostrando todo ese amor que él sentía, saboreando esa deliciosa piel.

Tras unos minutos se separó de él y se miraron sonriente, con los ojos iluminados, como niños pequeños, mientras unas risitas tontas escapaban de sus labios.

- He escrito todo lo que siento en esta carta. - dijo el castaño, entregandosela a Aoi, algo ruborizado.

La tomó temblorosa, deleitandose con el fino tacto de Uruha, y con el contacto entre sus manos. La leyó atentamente, sonriendo o cambiando su expresión ante los distintos comentarios que el menor hacía en su carta. Uruha le miraba concentradísimo en cada detalle de su rostro. Ahora miraba con detalle el final de su ojos, donde se dejaba asomar una pequeña y fina raya de color negro, deliniandolo. Adoraba ese detalle.

- Es lo más bonito que me han escrito nunca. - dijo Aoi, girandose para ver a Uruha, quien se ruborizó.

Volvieron a juntar los labios en un inocente beso y tras unos pequeños instantes se separaron.

- Me gustaría que la guardaras. - dijo Uruha sonriendo, refieriendose a la carta.

- La guardaré siempre, este será nuestro vínculo. - contestó Aoi devolviendole la sonrisa.

************** Fin Flashback *****************

Ahora aquella carta, aquel vínculo yacía sobre su mesa, arrugada. Aoi la había dejado tirada en su piso, y eso rompió el corazón al pobre castaño, quien seguía mirandola con tristeza. No pudo parar de llorar y de preguntarse en su cabeza el porque de todo aquello. Era muy duro soportar todo aquel sufrimiento y dolor. Sobretodo si es causado por la persona a la que más amas.

Su Aoi había roto ese vínculo.
Notas finales:

 

por favor dejenme reviews con su opinion, comentario, criticas, sugerencias, lo ke sea ke todo se agradece....*O*

gracias!!! 


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