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Sin olvido por zandaleesol

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Notas del capitulo: ¡¡¡Hola lectores!!! había prometido que sería el último capitulo pero me salió más largo de lo que pensaba, mi deseo es que la historia quede bien definida, asi es que habrá un capitulo extra, ese sí era el final, gracias por leer besos para todos.
Era pasado el mediodía y él aún continuaba en casa de su amiga esperando ver llegar a Ron sano y salvo y que le dijese que Draco también se encontraba perfectamente, miles de ideas horribles le cruzaban el cerebro, pensamientos demasiado funestos se apoderaban de su cerebro, no quería creer que luego de cinco años tenía que experimentar otra vez la horrible pesadilla de la espera, confiando en que las personas que le importaban regresaran a salvo. Ron era su mejor amigo y no quería siquiera imaginar que algo malo le hubiese sucedido, era impensable para él, en cuanto a Draco, sólo ahora al tener que pasar por este trance tan similar al que había vivido al final de la guerra cuando el chico rubio había sido llevado ante Voldemort, y ser considerado por éste un traidor al negarse a aceptar la marca tenebrosa, que le sindicaba como aliado en las filas de los Mortífagos.


Volvía a experimentar la misma angustia y zozobra al saber que la persona amada quizá no regresara. A pesar de los años, de la traición, de la desilusión, lo amaba, nunca lo había negado, que pasaría si ahora Draco estaba herido o muerto ya, no, era imposible, se revelaba ante ese pensamiento tan horrible. Por un instante dejó de pensar en sus sentimientos para pensar en los de Hermione, el miedo de ella era tan grande como el suyo.


Hermione sin que Harry dijese nada comprendía el miedo que debía experimentar en ese momento y además por partida doble, su mejor amigo estaba pasando por un instante incierto y quizá de mucho peligro, pero además junto al chico que amaba, el amor de Harry por el rubio en ese momento se hacía más evidente que nunca, pero ella no estaba sorprendida, siempre había sabido que su amigo sólo estaba con Neville porque necesitaba compañía, demasiado años de soledad y en Neville había encontrado un suave y dulce bálsamo para ese dolor, pero no era el amor de su vida, no era su primer amor, no era Draco Malfoy.


- ¡Esto es insoportable! –dijo Harry de pronto cerrando los puños con rabia –juro que si les pasó algo malo a Ron y Draco voy a matar a ese imbecil de la oficina de Aurors

- Harry… por favor… no debemos pensar lo peor… necesito creer que Ron está bien… lo amo… sin él mi vida sería una pesadilla –terminó diciendo Hermione mientras se echaba a llorar cubriéndose el rostro


Harry comprendió que su actitud sólo contribuía a aumentar el miedo en su amiga y el suyo, no debía perder la esperanza, fue y la abrazó con ternura.


- Perdón… lo siento… lo siento Hermy –dijo Harry besando la cabeza de la chica que se escondía en su pecho –pero no me quedaré aquí esperando, aunque tenga que amenazar a ese Farbmer tendrá que decirme donde envió a Ron y si no me hace caso hablaré con el Ministro

- Sí, Harry por favor hazlo… ya han pasado cuatro horas… tengo tanto miedo.

- ¿Se lo dijiste a Ginny o a alguien más?

- No, pero quizá no tarde en enterarse… noticias como estas no demoran demasiado en llegar a todos.

- Sí las malas noticias son las que llegan primero –dijo Harry con tono amargo –pero no puedo seguir esperando ni un minuto más


Cuando Harry ya se disponía a entrar en la chimenea para regresar al Ministerio, las llamas verdes crepitaron y dando un giro salió de ella Albus Dumbledore.


- ¡Profesor! –exclamó Harry en un mezcla de miedo y esperanza.


La llegada de Dumbledore podía tener dos significados, algo malo había ocurrido o venía a decir que todo estaba bien.


- ¿Profesor qué hace aquí?

- Buenos días Harry… me imaginé que te encontraría aquí… Severus hace unas horas me informó lo que había sucedido.

- Profesor… yo fui hasta la oficina de Aurors y hablé con el jefe… un tal Farbmer, pero no quiso decirme dónde habían ido Ron y Draco.

- Harry… yo acabo de estar con el Ministro… el señor Weasley y el señor Malfoy fueron rescatados hace media hora.

- ¿Rescatados? –Preguntó Hermione temerosa –¿es qué sucedió algo malo profesor?

- Bueno me temo que sí… vayamos a San Mungo… ya fueron llevados ahí


Hermione no pudo reprimir un sollozo, las cosas no iban bien, sino Dumbledore no hablaría de San Mungo. Harry abrazó a su amiga, él también estaba aterrado y no se atrevió a preguntar en que condiciones se encontraban ambos muchachos.


- ¡Vamos Hermione!... –dijo Harry empujando a su amiga hacia la chimenea


La chica entró, giró sobre las llamas y luego desapareció.


- ¿Profesor están heridos?

- La verdad Harry no lo sé… en cuanto lo supe vine aquí –dijo el anciano mago

- Vamos de una vez –dijo Harry siguiéndolo hacia la chimenea


Al salir de la chimenea en el hall del servicio de urgencias mágicas de San Mungo, de inmediato Harry notó que había un cierto revuelo en el ambiente, ya todos sabían que dos Aurors habían sido atacados por un Mortífago que estaba prófugo desde hacía más de cinco años, nadie decía como se encontraban, ambos eran atendidos en forma separada. La Medibruja jefa de la urgencia sólo dio escuetas explicaciones, los atendían, pero no dijo en qué estando se encontraban y si era grave o no.


Harry se sentía deshecho por dentro, esa otra espera resultaba tan horrorosa como la primera, su corazón se apretaba más a cada segundo, se mantenía sentado junto a su amiga, abrazándola para darle fuerza, una fuerza que a él lo abandonaba conforme pasaban los minutos, a pesar de no desearlo era inevitable pensar en la peor de las posibilidades, así sin saber nada concreto no le dejaban ni una esperanza de la que aferrarse. Tenía miedo por Ron, si algo malo le sucedía su amiga moriría de dolor, pero si moría Draco, aunque no podía imaginarse en que condiciones estaba sabía que él sería quien moriría.


Inevitablemente venía a su mente aquel recuerdo doloroso de su pasado con Draco, el de casi seis años atrás, no podía ser que la angustia de saber que su vida corría peligro se estuviera repitiendo, no era posible, había sobrevivido a la guerra, a Voldemort, no podía ser que la vida de Draco terminara así en ese momento y de una forma tan estúpida.


No sabía cuanto tiempo había pasado, quizá horas o tal vez apenas unos minutos había perdido toda noción de tiempo y espacio cuando vio llegar a Neville junto a todos los hermanos Weasley, casi al mismo tiempo que veía a Pansy y Blaise que con rostros pálidos y sufrientes también llegaban a imponerse de lo sucedido, se acercaron al mesón, pero al parecer la enfermera les había dado la misma respuesta que a ellos antes. Ginny buscó refugió en Hermione pues no había nadie más, a su madre ya no la tenía, las dos chicas se sentaron juntas y abrazadas dándose consuelo y ánimos mutuamente.


- Harry –llamó Neville


Sólo en ese instante recordó la presencia del muchacho.


- Neville… ¿qué haces aquí?

- Me enteré de lo que pasó… no debería extrañarte… Ron también es mi amigo.


Harry sintió culpa no era su intención ser tan brusco ni usar ese tono, era lógico que el muchacho pensara que él estaba sólo preocupado por Ron.


- Sí… sí lo sé… lo lamento es que estoy nervioso –dijo Harry sin mirar al muchacho directamente a la cara

- ¿Aún no saben nada?

- No –dijo Harry dirigiendo esta vez su vista hacia Hermione y Ginny


Luego se acercaron a los demás hermanos Weasley que con el nerviosismo imperante hasta se olvidaron de saludar a Harry. Neville intercambió algunos comentarios con ellos, sin embargo, Harry no tenía animos de hablar, en ese mismo momento salía una enfermera y preguntaba por la familia del señor Weasley, todos los hermanos y Hermione de golpe se acercaron hacia la puerta, Harry se quedó junto a Neville y éste en un gesto de apoyo le tomó la mano, gesto del cual Harry ni siquiera se percató. Tras hablar unas palabras con la mujer, los hermanos se abrazaron unos a otros con sonrisas y rostros que mostraban alivio, todo parecía indicar que Ron estaba fuera de peligro, con esto el nudo que Harry tenía en el alma se aflojó un poco.


Después se acercaron Pansy y Blaise para hablar con la mujer, al dirigirse a ellos su rostro se veía neutro, apenas unas escuetas palabras les dedicó y luego cerró la puerta, Harry se fijó con atención en los rostros de la pareja ansioso de descubrir en esos rostros algo de lo que sucedía con Draco. Pansy se abrazó a su esposo, el muchacho la estrechó con fuerza, este gesto no excesivamente revelador hizo que el corazón de Harry se apretara más, Neville al parecer completamente distraído de las reacciones de Harry sin soltarlo de la mano se fue acercando al grupo de hermanos de Ron.


- ¿Qué dijo la enfermera? –preguntó Neville a nadie en especial

- Esta bien… tiene una herida en la pierna y otra en el brazo… perdió mucha sangre, pero estará bien –explicó Hermione sonriendo medio aliviada mientras secaba las lágrimas de sus ojos.


Harry sólo se limitó a asentir con la cabeza, Ron estaba bien, era un alivio saber eso, su amigo no corría peligro, pero al parecer de Draco no habían dicho nada. Harry sabía que a pesar de la noticia su rostro no mostraba más alivio y dentro de todo ese grupo sólo su amiga sabía el porque.


- Ellos –dijo Hermione dirigiendo su vista hacia Blaise y Pansy que en ese instante conversaban con Dumbledore –preguntaron por Malfoy pero la enfermera no dijo nada… deben esperar al Medimago que vendrá a hablar con ellos


Al escuchar a su amiga Harry sintió que el alma se le iba a los pies de un golpe, acababa de experimentar alivio por Ron, pero ahora su corazón volvía a angustiarse por Draco, su rostro ya no podía perder más color, pero sus ojos sí se entrecerraron con expresión dolorosa, Hermione le envió una mirada comprensiva, ella conocía su secreto y recién había experimentado el mismo temor que sentía Harry, perder a la persona amada, era una posibilidad terrible, pero ella comprendía que esta pérdida para su amigo podía resultar más catastrófica que la primera vez, para la muerte no hay segundas oportunidades, puesto que es el paso final hacia un insondable camino sin retorno.


Harry casi sin darse cuenta se desprendió de la mano de Neville y se alejó, tenía deseos de salir corriendo, la angustia aumentaba con los minutos de tensa espera para él, volvió a mirar a la pareja amiga de Draco que ahora además se encontraban en compañía también del actual director de Hogwarts. Severus Snape acababa de llegar y al parecer los acosaba con preguntas que ellos no podían contestar pues sólo se limitaban a mover la cabeza en señal de negación. Por un instante Snape cruzó su mirada con la de Harry, el hombre tenía impreso en su rostro la misma congoja que Harry estaba seguro de mostrar en el suyo, por primera vez en su vida Harry no fue capaz de sostenerle la mirada, sentía que esa mirada se clavaba en su corazón como una daga filosa abriéndole una herida que escocía hasta su alma, una mirada que no era de reproche, sino más bien de infinita lástima.


Snape apartó la mirada luego de unos segundos y volvió a concentrarse en las personas que estaban junto a él, pero Harry continuaba sintiendo el peso de esos ojos sobre él, de pronto una mano suave recogía la suya, se volvió, era Hermione que con ojos tristes le observó con una mirada fraterna y cómplice a la vez, Harry sintió que se derrumbaba, la abrazó con intensidad, reuniendo las pocas fuerzas y valor que le quedaban entrecerró los ojos conteniendo las lágrimas que luchaban por salir.


De pronto la puerta de acceso a la urgencia se abrió, esta vez se hizo presente la figura de un Medimago que en voz alta preguntó por los amigos de Draco, ya que en el caso del chico rubio todos sabían que no tenía parientes directos. Pansy y Blaise se precipitaron hacia la puerta donde los esperaba el hombre, Dumbledore y Snape los siguieron, luego de una conversación algo breve, el Medimago regresó al interior de la urgencia, Harry fijó su mirada en los jóvenes estudiando cada uno de sus gestos, para saber si habían esperanzas o ya todo se había acabado, pero no pudo dilucidar mucho, la chica se abrazó a su esposo y lloró con desconsuelo, Harry no sabía que significaba eso, sería que Draco aún estaba vivo, pero que había pocas esperanzas, tuvo deseos de correr y preguntarles, sin embargo, que derecho tenía él, Draco no era nada suyo por eso experimento un gran sobresalto cuando ya le había dado la espalda al grupo y escuchó la voz apagada de Snape que llamaba su atención.


- Potter…


Harry que aún estaba abrazando a su amiga se volvió con lentitud en un contraste extraño con lo que era esa vorágine que se agitaba en su interior.


- Sí…

- Draco… está grave… recibió un hechizo que rozó su corazón… hay una herida y… como se utilizó magia oscura no les está resultando fácil controlar el sangramiento… pero dijo el Medimago que como es joven eso juega en su favor –terminó Snape con voz que sonaba más angustiada y opaca


Harry al notar esto en un hombre como Snape, duro, frío, que no se quebraba y que nada parecía hacer mella en él, comprendió que la esperanza era escasa, Snape temía que Draco no resistiera, la sensación le resultó a Harry tan horrible como si ya le hubiesen dicho que Draco estaba muerto, sintió que su corazón también se paralizaba lentamente, todo le daba vueltas, le costaba respirar, tuvo ganas de correr junto al chico rubio y llamarlo a gritos, para rogarle como lo había hecho la primera vez que no lo dejara, que lo amaba, para decirle que él era toda su vida; con gesto casi desesperado se apartó de Hermione y ante la mirada asombrada de algunos y comprensivas de otros pocos salió corriendo de San Mungo, dejando suspendida en el ambiente una estela congoja, pero que se convertía en total amargura en el alma de Neville.


&&&&&&&&&&


Hacía horas que vagaba por el Londres muggle sin cuidarse de las miradas curiosas que caían sobre él por su extraño atuendo, no le importaba pues ese mundo no le conocía, ignoraba quien era él y su historia; no sabían que él era Harry Potter, héroe del mundo mágico, profesor de Defensa en la escuela de Magia y Hechicería, no sabían que la persona que más amaba en el mundo yacía en una cama del hospital mágico, respirando apenas, quizá anhelando la muerte. Ahí sentado en la banca de una solitaria plaza, repasaba su vida y actos una y otra vez, jamás hubiese creído que le llegaría el momento de reprocharse algo con respecto a Draco, sin embargo ahora reconocía que había sido orgulloso y parecía que estaba siendo castigado por aquello. Y era castigado de la forma más dolorosa que podía existir.


Parecía que vivir habiéndose negado a darle una segunda oportunidad era sencillo, de echo casi lo había logrado, por algo estaba junto a Neville, pero si ahora Draco moría debería cargar con el arrepentimiento eterno, su vida volvería a hundirse en el poso de amargura del que con tanto esfuerzo había logrado salir. Decidió regresar al hospital, era tarde y lo más probable era que su presencia allí desconcertara en caso de que pudiese entrar, pero necesitaba estar ahí cerca de Draco. Como no había chimenea disponible simplemente usó la aparición y entró por donde lo hacían las visitas, cuando llegó otra vez a la entrada de urgencias mágicas, vio que a pesar de ser ya más de las seis de la tarde aún permanecían Snape y Zabini, sentados silenciosos uno junto al otro con rostros igualmente preocupados.


Caminó hacia ellos con decisión, ambos al verlo le miraron visiblemente sorprendidos.


- Necesito verlo.


Snape y Blaise se miraron extrañados por la presencia de Harry ahí en ese horario que ya no era el de visitas.


- ¿Disculpa Potter… qué has dicho? –preguntó Blaise poniéndose de pie

- Necesito ver a Draco.

- ¿Tú necesitas? –preguntó el muchacho con ironía –realmente te crees especial verdad… ni si quiera a mí que soy su amigo me han permitido verlo

- Necesito verlo –repitió Harry


Esta vez Snape se puso de pie, en ese momento experimentaba odio contra Harry por haberle negado esa segunda oportunidad que Draco había pedido, sabía que no era culpable de lo que le había sucedido a Draco, pero en parte sentía ese mismo rencor que el muchacho experimentaba en su contra, puesto que su intervención los había separado en el pasado, pero en ese instante debía guardar sus sentimientos, pues no eran importantes, a pesar de tener deseos de gritarle al muchacho que se fuera al infierno, que Draco ya no lo necesitaba, pero lo cierto era que estaba seguro que si existía alguien que podía sacar al muchacho adelante para que se recuperara ese no era otro que Potter. Draco había sufrido una herida física en el corazón producto del maleficio y su vida corría peligro, pero él creía que la herida espiritual era más dolorosa y era esa la que había hundido al chico en la desesperanza que era lo que en realidad le robaba la vida a cada minuto.


- No han permitido que nadie lo vea… pero supongo que el hecho de que usted sea el héroe del mundo mágico tendrá algún peso, además el Medimago estuvo aquí hace poco y dijo que habían hecho todo lo que la medicina mágica permitía que lo demás dependía de la voluntad y resistencia de Draco… creo que resistencia podría tener, pero la voluntad es lo que le falta… quizá usted pueda devolvérsela.

- Eso si no acaba matándolo de una vez –dijo Blaise con rabia

- Jamás he deseado que muera… yo mismo hubiese ido tras ese miserable sólo si con eso evitaba que él se arriesgara.

- Claro “el héroe” –se burló Blaise

- Basta… no es el momento para peleas… le diré a la enfermera que llame al Medimago para que le permita verlo Potter.


Dicho esto Snape se dirigió hacia el mesón donde una enfermera revisaba fichas, Snape habló unos minutos con ella, la mujer negaba con la cabeza, pero el hombre seguía hablándole, finalmente parecía que la insistencia tenía algún efecto, puesto que se dirigió hacia su compañera que se levantó y se dirigió hacia la entrada de la urgencia.


Mientras esperaban Blaise volvió a su asiento, Snape permanecía cerca de la puerta y Harry caminaba de un lado a otro. Al cabo de varios minutos llegó el Medimago que había explicado el estado de Draco una horas atrás, Snape habló con él y por lo que percibió Harry la respuesta fue negativa, pero Snape no cejó en su empeño, de pronto el Medimago que miraba el piso en señal de meditación, levantó la mirada hacia Harry, en su rostro se revelaba algo de sorpresa, ese gesto le bastó a Harry para tener una leve idea de lo que Snape le había dicho para convencerlo.


Luego de dudar por un instante más, por fin asintió, Snape en un dos por tres estuvo junto a Harry.


- Potter… el Medimago lo autoriza para que vea a Draco.


Harry experimentó un cúmulo de sensaciones, sin demora avanzó hacia la puerta donde el hombre le esperaba.


- Señor Potter… esta situación es muy especial… sólo por eso lo autorizo a que vea al paciente… venga conmigo –dijo el Medimago abriendo la puerta


Harry caminó silencioso junto al Medimago con el corazón latiéndole a mil, llegaron hasta el final de un pasillo, sintió una punzada en el estómago cuando antes de pasar a otra sala vio el letrero que decía Pacientes Críticos. La habitación era amplia, en medio había un mesón con forma circular, habitaciones individuales en derredor de tamaño regular se alineaban de la extraña forma en que sus puertas daban justo en dirección hacia el mesón de en medio, el Medimago lo guió hasta la que tenía inscrito el numero cinco y el nombre de Draco Malfoy Black.


- Puede pasar… tiene diez minutos –dijo y luego regresó al mesón


Harry con la mano temblorosa empujó la puerta de cristal templado muy grueso que no dejaba ver el interior de la habitación, pero que era infinitamente liviana y aunque él apenas la rozó con sus dedos esta se abrió.


En cuanto estuvo dentro tembló, todo lo vivido durante aquel día demasiado largo pareció apoderarse de él nuevamente en un torbellino de emociones, miedo, tristeza, compasión, angustia y amor, sí, su corazón se llenaba de amor, ese amor que nunca había dejado de sentir, porque en un acto de rebeldía tenaz jamás le permitió el olvido. Se acercó lentamente hasta estar a la altura de la cabecera, observó el rostro de Draco en todos sus detalles, su palidez era casi mortecina y los ojos eran surcados por marcas violáceas, sin embargo su frente no tenía esa contracción que era habitual ver en el chico rubio, las pestañas brillaban con la luz, los labios finos estaban levemente entreabiertos. Levantó la mano cuidadosamente y rozó la frente blanca y serena, luego sus dedos se deslizaron hacia el cabello, era tal como lo recordaba, su tacto reconocía aquello que muchos años atrás había aprendido a percibir y que se había quedado ahí adherido en la piel de sus dedos, cerró los ojos y apreció el aroma de esa piel que durante noche interminables había sido suya, que había pertenecido sólo a él. Sus labios instintivamente buscaron eso labios finos y los besó dulcemente, conservaban el sabor de antaño, ese sabor que jamás pudo olvidar a pesar de los miles de besos que dejó caer en otros para no recordar los que ahora besaba, había sido imposible porque a pesar de todo siempre lo había buscado a él, siempre lo había deseado a él, que había estado y estaría por siempre adherido a su alma y sentidos.


- Draco… sé que puedes oírme… sé que puedes… estoy aquí contigo porque te amo, eres mi vida… te necesito… regresa conmigo… he sido orgulloso y estaba enojado, resentido… pero te amo, jamás he dejado de amarte… no me dejes otra vez… no podría soportar perderte nuevamente, no así, no de esta manera… tenemos que cumplir nuestros sueños… ¿te acuerdas?… todos esos planes que hacíamos cuando teníamos sólo diecisiete años, recuerdas lo que me prometiste… estar conmigo y amarme por siempre, estoy aquí para eso, para cobrarte la palabra, no puedes irte porque tienes una deuda pendiente… no te dejaré ir otra vez… vas a quedarte conmigo y cumplirás tus promesas… te juro que lo harás –terminó Harry en un sollozo convulsivo y mientras las lágrimas le arrasaban los ojos y caían sobre el muchacho rubio.


Cuando Harry regresó otra vez al hall de entrada a la urgencia, Snape y Blaise le miraron con nerviosismo y al notar el abatimiento del muchacho sintieron lo que nunca hubiesen creído posible, infinita pena, en ese momento no era el héroe del mundo mágico el que tenían frente a ellos, sino simplemente a un ser torturado y arrasado por la pena, el miedo, aquél que había enfrentado los mayores peligros sin mostrar turbación, ahora parecía vencido sólo por el temor de perder lo que más amaba, sí Harry Potter seguía amando a Draco y lo amaría más allá de la vida. Snape y Blaise intercambiaron una mirada, el resentimiento contra Harry había desaparecido, sólo pedían que Draco hubiese oído el grito del alma atribulada de Harry Potter y quisiera quedarse entre ellos para vivir junto al muchacho que amaba aquella segunda oportunidad que la vida aún podía ofrecerles. 

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