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Sin olvido por zandaleesol

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Pasaron siete largos e interminables días antes de que Draco abriera los ojos otra vez, tanto sus amigos como Snape comenzaban a perder las esperanzas, ninguno de ellos sabía lo que había ocurrido cuando Harry estuvo en la habitación del muchacho rubio. Pero lo habían visto regresar todas las tardes de esos siete días a San Mungo, y Pansy y Blaise sabían que no acudía a causa de Ron, puesto que el pelirrojo había sido enviado a casa al tercer día luego de recuperarse completamente de sus heridas. Todos esos días cuando el reloj daba las seis de la tarde y acababa el horario de visitas, Harry llegaba puntualmente y que pasaba media hora junto a Draco, durante esas visitas no volvió a cruzar palabra con Blaise y Pansy, entraba a la habitación del muchacho rubio y después de pasada media hora se marchaba.


Pero sin duda que ellos dieron por sentado que esa mejoría del rubio se debía a la presencia de Harry Potter. A pesar de ser novio de Neville Lomgbotton, a Harry le importaba Draco, lo demostraba al presentarse todos los días en San Mungo. Además presentó una queja formal contra el jefe de la Oficina de Aurors, pues estaba convencido que la negligencia de este hombre había puesto en peligro la vida de su amigo y la de Draco. De inmediato se abrió una investigación, después de la guerra el nuevo Ministro de Magia llevaba los asuntos del mundo mágico con mano de hierro, no se permitían errores ni se justificaban como en el pasado, porque había sido justamente la corrupción y la indisciplina lo que en el pasado había llevado al Innombrable a tener tanto poder. El jefe de la Oficina de Aurors fue suspendido de sus funciones mientras se llevaba a cabo la investigación pertinente, todos sabían que al final perdería su cargo de forma inapelable.


Ron terminaba de reponerse en su casa pues había obtenido un permiso especial, también recibía la visita de Harry a diario luego de salir de San Mungo pasaba a la casa de sus amigos y luego regresaba a la escuela, desde el primer día en que Ron y Draco llegaran a San Mungo él no había tenido oportunidad de hablar con Neville, el muchacho extrañamente en esos días estuvo muy ocupado, pero igual se daba tiempo para visitar a Ron, pero él y Harry no habían coincidido ni un sólo día en sus horarios.


Harry sabía que estaba actuando muy mal con respecto a Neville, hacía cuatro días que no cruzaba palabra con él y eso resultaba incomprensible puesto que eran novios, pero lo cierto era que el estado de Draco le impedía pensar en otra cosa que no fuera el muchacho rubio, por las noches cuando regresaba a su habitación privada en la escuela, sentía una horrible culpa para con Neville, sabía que éste lo evitaba, durante los días no se habían topado ni en el desayuno ni el almuerzo. Aquel día no había creído necesario ir a San Mungo a mediodía Snape le había informado que Draco finalmente había recuperado la conciencia, pero debía permanecer a lo menos una semana más en el hospital, pero sería fuera de la “Sala de Pacientes Críticos” sintió un tremendo alivio y no hizo ningún esfuerzo por ocultarlo, había pasado aquellos días rogando a todo lo existente para que Draco se recuperara.


La noticia de la mejoría del joven profesor de Pociones, Draco Malfoy llegó a cada rincón de Hogwarts y todos se alegraron por este hecho, todos coincidían en que sería una crueldad del destino que luego de casi seis años del fin de la guerra, aún pudieran haber víctimas de la maldad de un Mortífago prófugo por tanto tiempo, Macnair debería esperar en Azkaban su juicio, todos ya sabían lo que le esperaba de antemano, prisión hasta el último día de su vida.


Luego de varios días el Ministerio y la Oficina de Aurors, entregó la versión oficial de lo que había ocurrido durante aquella misión asignada en primermomento sólo al Auror Ron Weasley, pero que Draco Malfoy también Aurors, había insistido a acompañarlo ya que aquel sujeto Macnair había asesinado a Lucius, siguiendo las ordenes de Voldemort, todos comprendían que el muchacho quisiera atrapar él mismo a ese asesino. A pesar de la habilidad y la experiencia que los jóvenes Aurors habían adquirido durante la guerra y luego de la perfección con los estudios, Macnair era un Mortífago demasiado hábil.


Durante la misión el primero en caer herido fue Ron Weasley, Draco se había enfrentado a Macnair dispuesto a terminar con él, pero un fallo provocó que recibiera una maldición que le rozó el corazón, cuando estaba caído en el suelo, el Mortífago estaba dispuesto a terminar con el último descendiente de la familia Malfoy, pero Ron sacando fuerzas de donde no le quedaban, puesto que las heridas provocadas casi lo tenían inconciente, pensando en el dolor que viviría su amigo si Malfoy moría, consiguió en el último momento desarmar al Mortífago y estaba a punto de lanzar la maldición imperdonable para salvarse a sí mismo y a Malfoy; llegó un grupo de compañeros en su ayuda y lograron reducir a Macnair y trasladar a los dos jóvenes Aurors a San Mungo.


Esos eran los hechos que Ron había relatado a Harry y era la misma versión oficial que había entregado el Ministerio, la política de ocultar información no era de agrado del actual Ministro y no justificaba equivocaciones que hicieran peligrar la vida de ningún miembro de la comunidad, una actitud celebrada por todos.


&&&&&&&&&&


Harry aquella noche se quedó trabajando en su despacho, una hora atrás había regresado de visitar a sus amigos, ellos habían sido los primeros en oír de boca de Harry que Draco Malfoy finalmente había recobrado la conciencia y ya no peligraba su vida. Aún sin que Harry dijese nada ellos sabían que ese incidente había cambiado por completo la percepción que tenía de Draco y su propia vida, aquellos días de angustia e incertidumbre habían logrado borrar el rencor y el enojo acumulado durante casi seis años, el miedo experimentado había disipado las sombras del alma, esas sombras de un pasado reciente que le había negado la felicidad.


Pero ahora sabía que antes de dar el paso decisivo hacia quien era su verdadera felicidad, debía resolver su presente con Neville, a pesar de haber comprendido mucho tiempo atrás que su corazón estaba atado al de Draco para siempre, continuó con Neville, por muchas razones que no tenían que ver con el amor; ese muchacho se había convertido en un especie de catalizador para su corazón herido a pesar de aquella certeza de no amarlo, tenía tanto que agradecerle a Neville, junto al muchacho había recobrado la tranquilidad de espíritu, volvió a sonreír, volvió a experimentar el deseo y la pasión, la ternura. Todas estas cosas hacían tan difícil el dar ese paso, el que debía poner término a ese romance, no era justo para alguien como Neville tener a su lado a una persona que sólo lo amaría a medias porque siempre estaría soñando con otro.


Cuando estaba a punto de irse a dormir escuchó los golpes en su puerta, de inmediato identificó a la persona que llamaba, era Neville, nervioso se precipitó sobre la puerta para encontrarse con el rostro serio y la mirada triste del muchacho.


- Hola… sé que es algo tarde –se excusó Neville –pero necesito hablar contigo

- No hay problema, pasa –dijo Harry cerrando la puerta


Neville dio una ojeada al despacho mientras buscaba en su interior el valor para decir lo que pretendía.


- Hace cuatro días que no hablamos… ni siquiera nos hemos cruzado por casualidad –dijo Neville

- Lo sé Neville… sé que te debo una explicación, he actuado de forma incorrecta –dijo Harry

- No vine aquí para reclamarte nada… y tampoco para exigir explicaciones.

- Es mi deber darte una explicación por como he actuado estos días…

- No vayas a repetir que ha sido incorrecto Harry –le cortó Neville

- Pero es que yo…

- Nadie podría acusarte de actuar incorrectamente… yo menos que nadie… has actuado como has hecho siempre, guiado por tus sentimientos, por lo que siente tu corazón.

- Te equivocas Neville… no todos mis actos han sido dictados por mi corazón.

- Pero sí la mayoría… claro que no eres perfecto… nadie lo es… todos en algún momento actuamos movidos por la pasión, por el orgullo o por egoísmo.

- Neville… hay algo que tú debes saber sobre mi pasado… algo que…

- ¿Te refieres a lo que viviste con Draco Malfoy?… ¿a tu amor por él?


Harry miró a Neville con mucho más que asombro siempre había creído que el muchacho ignoraba ese secreto suyo.


- ¿Cómo supiste?

- Lo sé desde hace tiempo ya Harry… puedes ver que tampoco he actuado correctamente… a pesar de saber de tus verdaderos sentimientos preferí ignorarlos para estar contigo.

- Pero… ¿Quién te lo dijo?

- Tú mismo lo hiciste Harry.

- ¡Yo!... pero ¿cómo?...

- Sucedió aquella noche… en que estuvimos juntos por primera vez… cuando hicimos el amor… tú… tú lo nombraste a él… dijiste “Draco te amo”.


Harry se sintió horrorizado de sí mismo, como era posible que le hubiese hecho eso a Neville, todo lo sucedido esa noche se agolpó en su memoria, sus sentimientos, sus emociones, aquella noche había comprendido que a pesar de su orgullo seguía amando a Draco, pero siempre creyó que esa frase que se había dibujado en su mente mientras le hacía el amor a Neville había quedado ahí relegada en ese rincón secreto, pero no, se había equivocado, aquella frase se había desprendido de sus labios sin él notarlo siquiera.


Por primera vez comprendido la gran desilusión que debió experimentar Neville en aquel momento, la persona a lo que se entregaba con tanta ilusión, llevaba en los labios el nombre de otro. Este pensamiento lo llenó de culpa una vez más, se dejó caer sobre el sofá con las manos cubriendo su rostro.


- Soy un miserable… no tengo perdón.

- Harry no… no digas eso… no digo esto para culparte, sino para liberarte finalmente.

- ¿Liberarme?

- Sí, liberarte de cualquier obligación que creas tener conmigo.

- Neville… yo…

- Harry somos adultos… esto de nosotros comenzó de forma espontánea y sé que has estado conmigo porque lo deseabas a pesar de no amarme… pero he comprendido que tienes derecho a ser feliz con la persona que amas realmente… Draco Malfoy… debes darle y darte la oportunidad… no sé que pasó entre ustedes… pero no estoy tan ciego como para ignorar que él te ama.

- ¿Cómo puedes saber eso Neville?

- Creo que tuvieron una historia en el pasado… sé que él ha estado sólo todos estos años… y eso no puede ser por nada… debe amarte aún.

- Neville yo no quisiera hacerte daño… yo sé que siente cuando la persona que amas…

- Harry no… por favor ya te lo dije… no quiero culpas.

- ¿Neville por qué haces esto… por qué me dejas libre?

- Porque realmente deseo tu felicidad… además sé que a mí jamás me podrás ver en la forma que lo miras a él…


Harry levantó la mirada hacia Neville con ojos húmedos, el muchacho se acercó se inclinó y le tomó las manos.


- Harry no estés triste por mi causa… he sido muy feliz a tu lado, jamás olvidaré lo que vivimos –dijo el muchacho besándolo intensamente, luego se apartó con rapidez y se levantó

- Hablaré con Snape para decirle que no continuaré como ayudante de Herbología.

- ¿Dejaras tu puesto?… pero es lo que más te gusta la profesora Sprout no iba a retirarse

- Ya hablé con ella… no lo hará aún, se quedará… me dijo que si deseaba regresar y solicitar el puesto otra vez no dudara en hacerlo… dijo que yo sería un excelente profesor de Herbología.

- Por supuesto que lo serías.

- Se acerca el final del curso… aprovecharé las vacaciones para viajar… después de eso pues ya veré que hago.


Harry no podía evitar sentirse triste y culpable a la vez.


- Neville… yo…

- Ni se te ocurra decir otra vez que lo sientes… Harry siempre serás un amigo muy especial… ¿me juras que serás feliz?

- Te lo juro –dijo Harry mirando al muchacho con agradecimiento y tristeza al mismo tiempo


Neville sólo sonrió, sin embargo, esa sonrisa era desmentida por la melancólica expresión de sus ojos, luego de eso salió del despacho de Harry para no dilatar más aquella situación tan difícil, al cerrar la puerta y caminar por el pasillo la sonrisa de sus labios se había helado, sus ojos se humedecían con lágrimas que ya no pudo contener, acababa de renunciar a Harry, pero a pesar del inmenso dolor que sentía también había alivio en su alma, comprendía que no podía seguir junto a Harry y seguir fingiendo que ignoraba cuales eran sus verdaderos sentimientos, por él Harry sentía muchas cosas, pero no amor, con esa renuncia al menos dos personas serían felices y para él eso ya era suficiente.


&&&&&&&&&&


El verano avanzaba con días esplendorosos y brillantes, dentro de dos semanas Harry cumpliría veinticinco años, y tal como hiciera el verano anterior se había hospedado en casa de sus amigos. Ron y Hermione muy contentos veían en su amigo al muchacho de otro tiempo, la mirada de Harry había perdido esa languidez opaca que le daba la pena profunda con la que había convivido su corazón por tanto tiempo.


Había pasado aquellos días de principio de vacaciones yendo de un lado a otro, al parecer ocupado en asuntos muy misteriosos que no quería compartir con ellos de inmediato, les dijo que había tomado decisiones importantes que se relacionaban con cierto profesor rubio; se sintieron felices por él, no deseaban otra cosa que verlo contento por fin.


Neville los había visitado por última vez a fines de junio, pues había decidido viajar ese verano, pero era probable que la ausencia durara un par de meses, era necesario alejarse, sin decir nada Ron y Hermione comprendían que necesitaba olvidar a Harry, esperaban que lo consiguiera y por fin encontrara a alguien especial que lo amara. Ellos también partirían de viaje pronto, luego del cumpleaños de Harry, no les importaba retrasar su viaje con tal celebrar el cumpleaños de su mejor amigo.


Con respecto a Draco Malfoy sólo sabían lo que algunos compañeros Aurors habían contado cuando visitaban a Ron en la casa, el rubio se restablecía junto a sus amigos Blaise y Pansy en la casa que estos poseían en Kellynch, según comentarios una bella casa junto a un lago, un lugar ideal para que Draco se restableciera por completo.


Aquel día era domingo y Harry tenía la sensación de que ese día sería agitado y memorable, el sol calentaba desde temprano y todo parecía brillante y en esa atmósfera leve y pura sentía que le era más fácil respirar el aire fresco y perfumado, se despidió de sus amigos diciendo que aquel día recobraría la felicidad que había perdido hacía casi seis años atrás, Ron y Hermione comprendieron y le desearon toda la suerte del mundo.


Aquel era el primer día que vería a Draco luego de que tres semanas atrás lo visitara por última vez en San Mungo, creía que ya había esperado un tiempo prudente y su corazón ya no quería dilatar más el momento del reencuentro. La arquitectura de la casa frente a la cual se encontró le pareció muy exótica, pero no extraña después de todo los dueños eran bastante acaudalados; le resultaba curioso imaginar como sería la vida de Draco en ese lugar, seguramente ahí había encontrado toda la paz que necesitaba para restablecerse por completo. Además de su nerviosismo lógico no dejaba de asombrarse al pensar que su deseo, aparentemente irrealizable apenas unas semanas atrás fuera a cumplirse por fin.


&&&&&&&&&&


Cada día que pasaba Draco se sentía más fuerte, le costaba creer que había sobrevivido a ese ataque de Macnair y lamentaba el haber perdido su oportunidad de matarlo, pero por lo menos ahora ya no podía hacerle daño a nadie, jamás saldría de Azkaban. Sus amigos le contaron que Harry lo había visitado en San Mungo durante aquellos siete días que estuvo inconciente, no dejaba de pensar en eso, se preguntaba si aquel acto sólo había sido motivado por un acto de humanidad por parte de Harry, era la única respuesta que tenía sentido para él. El día anterior había recibido visita de Severus, el director le había contado que Harry y Longbottom ya no estaban juntos, este último había renunciado a su puesto de ayudante de Herbología, luego se había ido de viaje y al parecer sin fecha de regreso próxima.


A pesar de esta asombrosa noticia, las esperanzas vanas eran algo que Draco hacía mucho tiempo había olvidado, vivir sin ellas era más fácil. Aquella mañana de domingo sentía gran animación y creía que eso se debía a que el día era maravilloso y el sol estaba más esplendido que nunca, por lo que luego de desayunar junto a sus amigos decidió dar un paseo, ahora se encontraba en un pequeño embarcadero a no mucha distancia de la casa. La belleza de ese paisaje animaba a cualquiera, era imposible sentirse triste con una vista tan esplendida, la leve brisa agitaba las aguas del lago, le gustaba pasar horas contemplando ese paisaje por el simple placer de hacerlo.


Harry luego de estar observando la casa a una prudente distancia decidió aproximarse, estaba muy nervioso, no sabía que diría a los dueños de casa, de pronto le asaltó el temor de que no lo recibieran de buena forma. Podía suceder que consideraran ridículo e inoportuno que él se presentará ahí así sin más, quizá lo expulsaran diciendo que no tenía ningún derecho a ver a Draco, sin embargo, a pesar de estos pensamientos negativos igual se atrevió a tocar el timbre que resonó con varias campanadas y esperó. De pronto lo asaltó otro temor ¿y si era Draco quien abría la puerta? Pero ese sentimiento se desvaneció al instante porque al abrirse la puerta se encontró con el rostro perplejo del amigo de Draco, Blaise arrugó el entrecejo como si sus ojos no pudieran dar crédito a lo que veía, una voz femenina preguntó quien era, pero como el muchacho parado en la puerta no respondió Pansy se asomó al recibidor, cuando vio a Harry parado en la puerta a diferencia de su esposo reaccionó con inesperado júbilo, se precipitó de golpe hacia la puerta y sorprendiendo por completo a Harry con su inesperada actitud lo tomó de la mano y lo obligó a entrar.


- ¡Harry!... yo sabía… yo sabía que ibas a venir… no me equivoqué –dijo Pansy sin hacer ningún intento por ocultar su emoción


Harry estaba anonadado ante semejante recibimiento por parte de la muchacha que había sido la prometida de Draco, a la que había dejado plantada el día de la boda luego de saber que él se había marchado.


- Harry por fin… me alegro tanto de que por fin estés aquí.


Harry seguía sin saber que decir, debía explicar que estaba ahí por Draco, pero quizá eso no fuera necesario, tal vez era evidente para los jóvenes. Blaise mantenía una actitud mucho más serena y fría, a diferencia de su esposa no creía que fuera correcto mostrar ese entusiasmo sin saber exactamente porque Harry había llegado hasta ahí.


- Pam creo que deberías calmarte, aún no sabemos porque está aquí –dijo Blaise con voz fría mientras cerraba finalmente la puerta

- ¿Has venido por él verdad?.. yo sé que sí.


Harry continuaba turbado por la actitud de la muchacha.


- Pues yo… bueno no quisiera molestar…

- No… nada de eso –dijo Pansy sonriendo feliz –Harry estamos seguros que tú hiciste que Draco mejorara… habían tan pocas esperanzas… pero luego que tu estuviste con él…

- Yo nunca le he deseado ningún mal y…

- Draco a sufrido mucho por tu causa Potter –dijo Blaise de pronto con tono duro


Harry lo miró seriamente.


- Nunca fue mi intención que él…

- Pues yo siempre creí que tú sólo habías regresado para vengarte por lo que él te hizo.

- No soy la clase de persona que planea venganzas… regresé porque Dumbledore me lo pidió… extrañaba a mis amigos… estaba cansado de vagar por todos lados buscando tranquilidad para mi alma… algo que nunca conseguí –dijo Harry con voz emocionada


Pansy lo miró apenada y Blaise sintió culpa al oírlo pero estaba irritado con Harry.


- Regresaste por muchas razones… pero no por Draco… eso quedó demostrado cuando te hiciste novio de Lomgbottom… si es que no lo hiciste para lastimar a Draco luego de decirle que jamás lo perdonarías –dijo Blaise

- No fue una venganza… pero no estaba preparado para perdonarlo… sólo yo sé cuanto sufrí todos estos años por su causa… creo que… que fue un error venir aquí… lamento esto… no…

- No… no dejaré que te vayas Harry, estás aquí por Draco como estuviste en San Mungo… porque lo amas… y porque lo has perdonado… y eso me alegra lo demás ya no importa es pasado –dijo Pansy mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas –Draco estuvo a punto de morir pero se recuperó y ahora tienen una segunda oportunidad que no deben rechazar por nada ni por nadie… no deben permitir que nada los vuelva a separar otra vez… Harry lo siento, siento haber sido la causa de que Draco te abandonara.


Harry miró a la muchacha atónito.


- Fue mi culpa… yo estaba encaprichada con él… a pesar de saber que no me amaba, pero éramos tan jóvenes, apenas teníamos dieciocho años y no sabíamos nada de la vida.

- Draco te plantó el día de la boda… cómo puedes…

- Sí… y doy gracias a Merlín que lo haya hecho… yo tampoco lo amaba Harry, creía que sí, pero sólo era vanidad de mi parte… sólo deseaba tener al chico más guapo… el que siempre me había rechazado… eso era todo, si aquello no hubiera ocurrido no estaría ahora casada con el hombre más maravilloso del mundo y al que amo con locura –dijo la chica mirando radiante a su esposo


Aquellas palabras fueron suficientes para borrar el enojo de Blaise que finalmente no pudo evitar sonreír.


- Eso es cierto Pam… yo siempre supe que lo tuyo por Draco sólo era un capricho…

- Sí, sólo era una chica tonta y mimada –dijo Pansy volviendo a mirar a Harry –Blaise me enseñó lo que es el amor verdadero… el mismo que sienten tú y Draco


Harry se quedó en silencio, jamás imaginó que podría llegar a sentir admiración por esa muchacha a la que había detestado por años.


- Ya que estás aquí por Draco… creo que no debes hacerlo esperar más… aunque él no dice nada sé que hace tres semanas espera el milagro de verte llegar… Harry –dijo Blaise con tono completamente diferente

- Ven Harry… te llevaré –dijo Pansy tendiéndole la mano


Harry tomó la mano de la muchacha y se dejó guiar por ella hacía una terraza.


- Baja la escalera Harry y ve por ese camino de piedrecillas te llevará a un embarcadero, Draco se pasa casi toda la mañana ahí mirando el paisaje que es bellísimo… ahora podrán admirarlo juntos –dijo la chica con sonrisa picara


Harry sonrió y causando sorpresa dejó caer un beso en la mejilla de Pansy que le sonrió más alegremente aún, luego bajó las escaleras y tomó el pequeño sendero que llevaba hacia el lago, la chica se quedó mirándolo hasta que lo perdió de vista.


&&&&&&&&&&


A medida que se acercaba al embarcadero sentía que el pecho le latía más a prisa, no se fijó en la belleza del paisaje, sólo pensaba en lo que diría cuando estuviera frente al rubio, en San Mungo le había dicho tantas cosas y aunque sabía que Draco no podía oírlo estaba seguro que son sólo mirarlo a los ojos como no lo hacía desde hace casi seis años quizá su locuacidad de aquellas tardes en el hospital no sería posible.


Finalmente ahí estaba, se quedó un instante quieto mirando al muchacho que se apoyaba en la baranda de madera y fijaba su mirada perdida casi hipnotizada en las ondulantes aguas del lago, llevaba pantalón y camisa blancos, la brisa despeinaba su cabello rubio que brillaba al sol. No pudo evitar mirarlo con anhelo, sería posible que ese muchacho pudiera volver a ser todo suyo otra vez. Caminó despacio cuando había llegado a la mitad del embarcadero Draco se volvió sorpresivamente, lo que hizo que Harry se detuviera, ambos se quedaron estáticos en sus lugares, pero luego Harry con el cuerpo tembloso avanzó hasta encontrarse a unos centímetros del muchacho rubio; Draco lo miró con aquellos ojos grises llenos de sorpresa y turbación, Harry estudió todo su rostro y notó que tenía los labios levemente entreabiertos y que el pecho subía y bajaba en un claro indicio de que lo agitaba una fuerte emoción.


Draco percibió que Harry estaba tan turbado y tembloroso como él, sintió que sus ojos se humedecían al clavarse en los verdes, sus miradas unidas por fin se comprendían otra vez, se deseaban tanto, se amaban tanto que ya no fue posible contener las lágrimas, se abrazaron finalmente y era tanto lo que sentían en ese momento, agitación, dolor, placer, algo que estaba a medio camino de la felicidad. Draco apenas podía creer que ese a quien abrazaba era Harry, su Harry el mismo que meses atrás dijera que no podía perdonarlo, al verse obligados a convivir en Hogwarts habían logrado tratarse con una considerable dosis de aparente calma e indiferencia, pero ahora ya no era posible, tenía la certeza de que el corazón de Harry por fin volvía a él, el enojo, el resentimiento, habían dejado de existir y que en ese momento eran reemplazados por el amor, la pasión y la ternura que los había unido en el pasado.


- ¡Harry!... por fin desde hace tres semanas que soy mitad agonía, mitad esperanza… me dijeron que estuviste a mi lado en San Mungo…

- Sí… Draco tuve tanto miedo de perderte… tuve tanto miedo de que fuera demasiado tarde para nosotros.


Draco al escuchar aquello que su corazón tanto anhelaba creyó morir de felicidad.


- Aquí estoy Draco otra vez para ofrecerte este amor… para entregarme a ti… para entregarte este corazón que es tuyo… que te ha pertenecido sólo a ti y que hoy es más tuyo de lo que fue desde que tenía quince años.

- Harry te amo… nunca dejé de amarte lo juro.

- Yo tampoco Draco… mi corazón estaba atado al tuyo… lo ha estado y lo estará siempre –dijo Harry buscando la mirada gris que a cada palabra suya derramaba nuevas lágrimas, con todo el amor que nunca había dejado de sentir


Se besaron por fin haciendo de aquel instante una verdadera bendición, inmortalizando en ese acto lo que sería el recuerdo más feliz de su vida futura. Allí junto al lago, junto a ese paisaje de belleza inigualable volvieron a revivir los sentimientos y promesas que habían quedado inconclusas por tantos años de separación y alejamiento. Se apartaron y volvieron a mirarse sonrientes, alegres y llenos de dicha.


- Harry… ayer estuvo aquí Severus para decirme que ya no estabas con Neville, no sabía que pensar… a cada instante me preguntaba… ¿será por mí?

- Sí… fue por ti… comprendí que nunca lo amaría… sentí cariño por él, pero no amor… ese amor sólo tú me lo has inspirado –dijo Harry con sinceridad

- Harry gracias por esta oportunidad… te juro que viviré para hacerte feliz… viviré para ti –dijo Draco abrazando otra vez al muchacho de ojos esmeraldas

- Quiero que vengas conmigo –dijo Harry

- ¿A dónde? –preguntó Draco apartándose para mirarlo a los ojos otra vez

- Es una sorpresa… hace tres semanas que trabajo en ello, por eso tardé en venir.

- ¿Una sorpresa para mí?

- Sí, para ti… a partir de este instante comenzaremos a hacer realidad todo lo que soñamos hace tanto tiempo.

- Voy contigo Harry… puedes llevarme a donde quieras –dijo el rubio con una sonrisa adorable


Harry también sonrió, acarició el cabello rubio, volvió a besar los labios de Draco, luego lo tomó de la mano y lo llevó de regreso hacia la casa. Al entrar al salón encontraron a Blaise y Pansy sentados muy juntos con las cabezas y manos unidas, esperando que todo lo que soñaban para Draco finalmente se hiciera realidad. Cuando vieron entrar a los dos jóvenes con sonrisas radiantes y las manos unidas comprendieron que la felicidad había vuelto a la vida de Draco y Harry.


- ¡Por fin! –exclamó Pansy y levantándose de golpe fue a abrazar a su rubio amigo –yo sabía… oh Draco estoy tan feliz por ustedes


Blaise se levantó también pero con más calma que su esposa, pero no menos alegre y abrazó a Harry.


- Me alegro Harry este día has hecho feliz a muchas personas –dijo Blaise

- Gracias…


Pansy soltó a Draco y se hechó en los brazos de Harry emocionada a más no poder mientras Blaise abrazaba a su amigo.


- Gracias Pansy –dijo Harry

- Gracias a ti Harry… y puedes llamarme Pam… desde este instante eres mi nuevo mejor amigo.


Harry sonrió y le dio una mirada a Draco.


- Pam… nosotros –comenzó Draco –por Merlín suena maravilloso ese “nosotros”


Blaise y Pansy sonrieron felices.


- Voy a robarles a Draco por lo que queda del día –explicó Harry

- ¡Robarnos! –exclamó la muchacha –Oh no Harry… no tienes que robarlo, es tuyo… siempre lo ha sido


Los cuatro rieron e intercambiaron miradas.


- Harry quiere mostrarme una sorpresa que ha estado preparando desde que yo salí de San Mungo… por eso tardó en venir.

- Vaya eso es genial –dijo Blaise –pues ya escucharon a Pam… pertenecen el uno al otro… pueden ir donde quieran sin pedir permiso

- Bien… Harry entonces vamos –dijo Draco –no sé cuanto tarde en…


Blaise y Pansy lo miraron sonrientes y maliciosos.


- Váyanse de una vez y pueden tardar lo que les plazca –dijo la chica


Harry y Draco rieron y se despidieron de la pareja, salieron de la casa sin soltarse de las manos, cruzaron la empalizada de madera y luego de hacer un último saludo con la mano desaparecieron.


En el lugar que aparecieron un instante después se le hizo muy conocido a Draco, miró en derredor y supo que no se había equivocado.


- ¿Recuerdas este lugar Draco?

- Como olvidarlo Harry… este era nuestro refugio cuando veníamos al pueblo.

- Sí… aquí vivimos momentos maravillosos… siempre me gustó esta casa… y para dar vida a nuestros sueños… la compré… ahora es nuestra.

- ¡La compraste!

- Sí… muchas veces dijimos que este sería nuestro hogar, pues ahora de verdad lo es, ven entremos –dijo Harry sin soltar la mano del rubio


Cruzaron el jardín que había sido limpiado, la casa tenía muchos años de abandono pero por lo demás estaba en perfectas condiciones, algunos arreglos harían de aquel sitio un hogar maravilloso. Harry abrió la puerta y dejó entrar a Draco, el muchacho vio que todo estaba limpio y brillante no habían muebles pero a pesar de eso todo lucía maravilloso.


- Aún falta por hacer… pero creo que ya es habitable.

- Harry… ¿tú hiciste esto?

- Sí… con un poco de ayuda de Dobby… quiere renunciar a su trabajo en Hogwarts y quedarse con nosotros.

- ¿De verdad?

- Sí, le dije que este sería nuestro hogar y quiere cuidar de él y de nosotros.


Draco abrazó a Harry con tanta fuerza que casi lo asfixia.


- Gracias… es maravilloso… ¿cuándo lo estrenaremos?

- Ahora mismo –dijo Harry mirando al rubio con pasión


No era lo que Draco había insinuado pero la idea lo emocionó e hizo latir su corazón con más rapidez.


- Ven –dijo Harry tendiéndole la mano


El rubio la tomó sin vacilar y subió con él a la segunda planta, caminaron por aquel pasillo como tantas veces lo hicieron siendo adolescentes, entraron a la habitación que les había acogido tantas veces, pero ahí todo era distinto, la alfombra, el tapiz de las paredes, las cortinas de las ventanas, todo era nuevo, una fragancia de rosa y magnolia perfumaba el ambiente, habían velas encendidas a pesar de ser de día y la cama era alta, amplia y blanca. Draco recorrió el lugar bajo la atenta mirada de Harry, estaba maravillado aquello era más de lo que había soñado.


- Harry es maravilloso… es perfecto… gracias –dijo Draco sentándose en la cama

Harry se acercó y puso las manos en los hombros del muchacho rubio.

- ¿Estás preparado para mí?

- Siempre Harry… toda mi vida…


Harry no dijo más empujó suavemente a Draco sobre la cama, lo besó en los labios con dulzura, luego mordisqueó con suavidad su oreja, le besó el cuello y la garganta, Draco cerraba los ojos emocionado y emitía leves gemidos que alimentaron el animo de Harry. Lentamente le fue quitando toda la ropa, cuando tuvo al rubio completamente desnudo admiró cada detalle de ese cuerpo que resultaba nuevo a su vista, pero luego comprobó que a su tacto le era conocido, cerró los ojos para acariciar esa piel tan amada y soñada miles de veces, se inclinó para besar el pecho, besó las tetillas para dejarlas erectas como botones, descendió hacia el ombligo con sus besos y lengua ardiente. Bajó más aún hasta encontrar el miembro erecto y totalmente a punto, Draco cerró los ojos y gimió más fuertemente cuando fue envuelto por la boca de Harry, miles de maravillosas sensaciones casi olvidadas lo inundaron mientras Harry lamía con delicadeza y succionaba con avidez.


De pronto Harry se detuvo y Draco abrió los ojos lamentando la pérdida, pero al instante su entusiasmo se acrecentó al ver que Harry comenzaba a quitarse la ropa, lo admiró más que nunca, el cuerpo de Harry mostraba cambios, había perdido aquella delgadez excesiva que tenía de adolescente, era más firme y musculoso, los años habían dejado su huella pero de forma maravillosa, Harry se le hacía más deseable que nunca. De pronto lo tuvo sentado encima a horcajadas, notó su erección dura y ardiente deseosa de Harry, éste sin previo aviso se movió un poco más y sin esperar lo guió hacía su interior, apenas pudo contener un gemido de placer cuando lo sintió descender sobre él, abriéndose para él, recibiéndolo con su calidez. Tanto tiempo deseando y añorando lo que ahora Harry le daba como un regalo, se deslizaba sobre él, experimentando el placer de cada movimiento, jadeando intensamente, la necesidad de ambos aumentó y las embestidas se hicieron más intensas, abrazó las caderas de Harry deseando que el contacto fuera más intimo, luego lo soltó y apoyó las manos en la cama, comenzó a subir y bajar la pelvis, los gemidos se hicieron más intensos en ambos, las oleadas de placer se hacían incontrolables con cada embate, tanto tiempo sin sentirse en ese contacto íntimo, presos de un maravilloso torbellino de trémula liberación, Draco se descargó con fuerza dentro de Harry después de alcanzar el punto culmine. Unas embestidas más de Harry y se liberó entre las manos de Draco, permaneció allí recostado sobre el pecho del rubio calmando su ímpetu, deseaba sentir a Draco dentro suyo aún, después de un instante finalmente se separaron.


Harry se dejó caer de espaldas en la cama con la respiración aún trabajosa, no podía decir nada, pero buscó la mirada de Draco que era dulce, apasionada, agradecida y más enamorada de lo que fue jamás, no hubo palabras, sólo se abrazaron muy estrechamente y se quedaron silenciosos con las miradas prendidas una de la otra.


- Gracias Harry… me haces tan feliz –dijo el rubio sin apartar su mirada de los ojos verdes

- Si hubiese sido menos orgulloso… hubiese recuperado antes mi felicidad –dijo Harry –deberé aprender a ser más humilde

- No digas eso, tu enojo era justo… yo deberé aprender a ser más dichoso de lo que en realidad merezco.

- Parece que aún tenemos muchas cosas que enseñarnos –dijo Harry con una sonrisa

- Sí… pero tenemos tiempo… exactamente… toda la vida.


FIN 

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