Secret World
Era ya tarde, el sol comenzaba a tornarse de un hermoso tono otoñal, el cual daba paso al bello atardecer. Corrían cerca de las 6, la mañana había sido algo cansada y el día había sido utilizado para terminar algunos pendientes, por lo cual era normal encontrar a aquella alma descansando sobre su escritorio a pesar de no haberse extinguido el cielo diurno todavía; entre algunas libretas y lápices, se hallaba un joven de cabellos naranja, su piel era blanca, visiblemente agradable, y aparentemente suave, tan bella que casi se podía sentir de tan sólo mirarla; su cara tenía unos finos aires, sus cejas eran medianamente pobladas, su nariz pequeña y delicada, sus manos se veían tan cuidadas que uno podría llegar a imaginar que jamás en su vida había tocado nada, pues eran tan lisas como la seda misma, su rostro apacible simplemente adornaba todo aquel lugar en el que se encontraba, era como ver una rosa en un campo de margaritas; pudiera creerse que en cualquier lugar en donde se encontrara, sin duda alguna ese joven poseía el don de adornarlo por mas desagradable que fuese. Incluso el mismísimo viento parecía alegre de tener la dicha de tocarle, pues jugaba con su cabello como si fuera un niño. Mecía sus mechones suavemente, e incluso le obsequiaba algunas hojas de flores de cerezo del árbol que se encontraba frente a su ventana.
_ Kaoru…_ llamaron a la puerta_ Kaoru, ¿estás ahí?_ y al no obtener respuesta, la persona abrió la entrada a la habitación.
Dio un vistazo y sonrió. Entró lentamente para no hacer ruido y no despertar a quien era probablemente la persona a la que más quería. Llegó hasta donde se encontraba su hermano y le sacudió suavemente por los hombros.
_Kaoru, despierta…_ le dijo muy cerca del oído y en un tono suave para no asustarle_ Kaoru…
_Mmm… Hi… ¿Hikaru?…_poco a poco el pelirrojo comenzó a despertar al escuchar la voz de su hermano_ ¿qué… qué sucede?_ preguntó aún adormilado y tallando sus bellas orbes color miel, que sin duda alguna estaban contentas de que lo primero que encontraron al salir de la penumbra de los propios párpados haya sido al único ser que era tan bello como él: su hermano gemelo Hikaru.
_ No pasa nada Kaoru_ dijo sonriéndole como solía hacer sólo con él_ solo que si duermes tanto durante la tarde, en la noche no tendrás sueño y te desvelarás, y será peor.
_ Tienes razón… pero es que estaba algo cansado… el jefe me dijo que quería que ideara el próximo tema para el club… es un flojo_ dijo lo último con un estilo infantil y haciendo una mueca. Acto ante el que Hikaru rió, le causaba gracia ver a su hermano haciendo esos desplantes a su edad.
_ Bueno, es tu culpa por hacerle caso_ le dijo dándole un pequeño golpecito en la cabeza_ de todos modos pudiste haberme pedido ayuda, después de todo casi siempre hacemos las cosas juntos ¿no?_ sonrió.
_ Si… “casi” es la palabra_ murmuró perdiendo su vista en la ventana.
_ ¿Qué dices?
_ No, nada, es que pensé que hoy saldrías a dar una vuelta con Haruhi y no quería molestarte.
_ De haberlo sabido no habría salido, además tú fuiste el de la idea de que comenzara a llevarme un poco más con ella.
Kaoru, quien había vuelto la mirada hacia su hermano para responderle, la desvió nuevamente hacia el atardecer, le agradaba ver que su hermano se relacionara más con otras personas, incluso lo que había dicho Hikaru era cierto, él mismo propició el mayor acercamiento entre esa joven y el Hitachiin, sin embargo, a pesar de eso se sentía algo extraño, ahora él ya no era el único cercano a Hikaru, y eso lo hacía sentir un poco triste, quizás deprimido, tal vez incluso celoso. Una combinación extraña de sentimientos que no podía aclarar, quizás porque estaba acostumbrado ya a que fueran solo “ellos” y nadie más, que fueran los únicos que se entendían, que compartían sus penas y alegrías, quizás no quería perder eso, quizás era miedo a que su hermano se alejara de él… si, quizás miedo… pero, ¿por qué temer?, ellos jamás dejarían de ser hermanos aunque el otro tuviera otras personas importantes; y sin embargo allí estaba. Allí se encontraba ese sentimiento. Triste, doloroso, sentía dolor de no poder ser feliz con la alegría de su hermano… no, las alegrías de Hikaru eran las propias, los problemas de Hikaru eran suyos, podría llegar a ser insensible con otras personas, podría no importarle lo que le pasara a otras personas, podría ser egoísta con cualquiera, pero nunca con su hermano. Nunca con aquel ser al que apreciaba tanto, aquel que físicamente era idéntico a él, aquél que siempre lo había escuchado, aquel que siempre permaneció a su lado, incluso cuando eran crueles con los demás, lo eran juntos, siempre dentro de su mundo secreto donde nadie podía herirles ya que contaban el uno con el otro. ¿Tenía entonces miedo de perder a su hermano?... no, era ridículo, absurdo. Él sabía que como hermano jamás podría perderle… ¿había entonces algún otro motivo?
Sintió entonces la mano de Hikaru posarse sobre su hombro. Volvió su mirada para encararle y se encontró a sí mismo admirándole sorprendido, ¿por qué esta vez le veía de esa manera? a diario lo miraba y sin embargo en esta ocasión parecía diferente, hacía algún tiempo que comenzaba a sentirse de esa manera, no recordaba cuándo, pero al parecer surgió desde que Haruhi entró a sus vidas... ¿Acaso tenía miedo de Haruhi?, ¿acaso temía que le reemplazara?... no, ella no podía reemplazarle. No podía. Volvió a perder su vista hacia el cerezo que se asomaba por la ventana.
Notó entonces el egoísmo encerrado en ese simple pensamiento, si su hermano estaba contento con ella entonces sería para bien que lo desplazara… pero dolía pensar en eso. ¿Qué era lo que ocurría? Quería ser inocente. Quería pensar que sólo quería a su hermano como a un lazo de sangre. Quería creer que su amor por él era un amor filial, el que se tienen los hermanos. Un cariño bien visto por todos, algo que no se podría juzgar a mal.
_Kaoru, ¿estás bien?_ interrumpió inclinándose un poco hacia enfrente para poder ver el rostro de su hermano. Éste dirigió su triste mirada a los ojos de Hikaru, le contempló un instante, parecía que el Hitachiin estaba un poco afligido por su comportamiento, parecía que en verdad le preocupaba que estuviera bien, eso le alegró un poco, un pequeño consuelo había llegado justo después de haberse torturado a sí mismo. Dio una pequeña sonrisa, sin embargo su mirada no podía engañar a Hikaru, quizás a otra persona podría mentirle, pero no a su hermano, él lo conocía más que nadie, y sabía que no todo estaba bien, sabía que algo ocurría.
El viento se coló por la cavidad que estaba frente a ellos, las cortinas se movieron rozando la suave piel de ambos jóvenes, Kaoru sabía que mirar a su hermano era como mirar un espejo, y él no era una persona vanidosa, podría parecerlo, pero no lo era, y sin embargo se encontraba contemplando al susodicho, veía como la brisa jugaba con sus cabellos, era como si quisiera atesorar ese momento por siempre. Quizás a diferencia de los demás, cuando él miraba a Hikaru no veía su exterior, de ser así verse a sí mismo bastaría, él le miraba pensando en cómo era, le gustaba su forma de ser, aunque impulsivo y un poco aniñado, era así como a él le gustaba. “Le gustaba”.
Se sobresaltó al llegar a pensar en esa frase. ¿Podría ser?, ¿acaso su afecto de hermano se había convertido en otra cosa?, quizás tanto tiempo de fingir ante las jovencitas que acudían al Host Club había hecho que su farsa se convirtiera en realidad… o quizás él nunca fingió… ¿De verdad amaba de esa forma a la persona que tenía enfrente?, no tenía otra explicación. Al fin comprendía lo que estaba sucediendo. Sin saber cuándo, él dejó de ver a su hermano como eso, y comenzó a verlo como la persona más fascinante en su vida, como la persona maravillosa que siempre estaba a su lado cuando lo necesitaba, la persona que siempre lo comprendió. Y era en ese momento que se estaba dando cuenta.
_ ¿Tengo algo en el rostro?_ sacó de sus pensamientos a Kaoru.
_ N… no, disculpa, no me di cuenta que te estaba viendo_ dijo algo torpe y sonriendo nerviosamente.
_ Menos mal, pensé que algo malo le había pasado a este bello rostro_ dijo en broma y guiñándole un ojo.
_ Aunque así fuera jamás dejarías de ser bello_ respondió, y ante la mirada confusa y sorprendida de su hermano se dio cuenta de lo que acababa de decir, rió un poco de una manera nerviosa_ es broma_ volvió a reír un poco.
_ Kaoru eres un tonto_ dijo correspondiendo la sonrisa de su hermano.
_ Hikaru…
_ ¿Si?
_ Me… dime, ¿qué tal te fue con Haruhi-kun hoy?
_ Bueno… déjame ver… pues creo que me fue bien, paseamos, comimos helado… fue bastante divertido…
Kaoru bajó su cabeza, le dolía un poco saber que Hikaru se la pasaba tan bien con otra persona, era como si alguien quisiera anular todos los años que habían sido únicamente ellos dos, sin ningún intruso. Al ver esto, Hikaru continuó.
_ Aunque seguro me la habría pasado igual o mejor contigo_ aseveró sonriente.
_ Lo… ¿lo dices en serio?_ preguntó un poco sonrojado.
_ Pues claro.
En ese momento una empleada llamó a la puerta, anunciándole a Hikaru que tenía una llamada de parte de Haruhi. El solicitado salió de la habitación dejando sólo a Kaoru.
¿Qué hacer?, ahora entendía lo que pasaba, pero quizás hubiera sido mejor si no lo hubiera comprendido nunca, porque saber que le quería de esa forma a su hermano era peor que cualquier cosa, ya que jamás sería bien visto ese cariño, y lo peor era que quizás ni siquiera el dueño de esos sentimientos los aceptaría. ¿Cómo seguir viendo a la cara a Hikaru y pretender que nada ocurría?, ¿cómo aceptar la idea cuando al parecer su hermano ya había encontrado a alguien?, pero no podía obligarle a quererle, no podía alejarle de cualquiera que quisiera acercársele. Momentos antes, cuando Hikaru le dijo que quizás se la habría pasado mejor con él, realmente se había sentido bien, había pensado que quizás su hermano le quería de la misma forma, que quizás no era sólo cosa suya… que quizás… y sin embargo allí estaba “su” triste realidad: Haruhi al teléfono… tal vez comentarían alguna cosa que no se dijeron en el paseo, quizás acordarían salir en otro momento… no quiso seguir pensando en esas cosas.
Comenzaba a anochecer, el bello manto nocturno ya hacía acto de presencia y se cubría con los brillantes destellos de las hermosas estrellas; el día no había sido precisamente agradable, así que esa noche dormiría temprano. Sin embargo sabía que a la mañana siguiente su tormento no sería menor al que sentía ya, pues a pesar de ser de un status social bastante elevado, Hikaru y Kaoru eran tan unidos que incluso compartían habitación, así que a la mañana siguiente el causante de su estado estaría frente a él, durmiendo plácidamente a su lado, quizás sin siquiera sospechar lo mucho que le agradaba a su hermano verle de esa manera. Así pues se metió en la cama, pretendiendo olvidar todo lo que había estado pensando esa tarde, pero una vez estuvo dispuesto a dormir alguien entró en la habitación.
_ Kaoru… ¿Ya te vas a dormir?, aun es temprano, eres bastante flojo, mira que encima dormiste parte de la tarde_ reprendió con simpatía a su hermano. El otro se limitó a encoger los hombros y no contestar._ Kaoru… ¿te sientes bien?
_ Si…
_ Pues no lo parece, ¿estás molesto por algo?
_No…
Hikaru se acercó a su hermano y lo empujó un poco hacia él para poder verle. Al mirarlo se sorprendió un poco, pues creyó notar lo que al parecer era el fantasma de una lágrima dibujada en la mejilla de su Kaoru, eso le preocupaba, Kaoru no solía hacer eso y además él era la persona que más le importaba, no dejaría que se sintiera mal por ningún motivo.
_ Kaoru, ¿Qué te ocurre?_ su preocupación se notaba en su tono.
_ ¿Qué tal tu charla con Haruhi?_ preguntó para cambiar de tema, además de que quería saber qué era lo que había exactamente entre ellos escuchándolo de su boca, pues pensó que de alguna extraña forma quizás así podría centrarse en que de quien estaba enamorado era su propio hermano, que no debía ser, que encima de esa relación el otro era hombre, y que debía olvidarse de ello.
_ Eso no importa, me interesa más saber qué te sucede.
_ Quiero saber…
Hikaru se quedó en silencio unos momentos. Suspiró.
_Bien, si quieres saber… no salí con Haruhi hoy, me fui a dar una vuelta yo sólo para pensar en ciertas cosas. De hecho me llamó para reprenderme por no haberle avisado que no asistiría a la cita y haberle dicho a Tamaki que fuera en mi lugar, gracias a eso tuvo que pasar el día con el jefe y ya sabes cómo se pone cuando está con ella. Ahora, ¿podrías decirme qué ocurre?
Al escuchar esto, Kaoru sonrió inevitablemente, quizás podría parecer un poco egoísta pero se sentía bien saberlo.
_ ¿Y ahora a ti que te pasa?_ preguntó un poco confundido ante esa actitud de estar triste y al siguiente minuto feliz.
_ Gracias…_ respondió y cerró sus ojos acurrucándose de lado para dormir.
Hikaru se quedó pensativo un momento. Sonrió, abrazó por la cintura a su hermano y recargó su cabeza en su hombro.
_ No me digas que estabas preocupado porque Haruhi te reemplazara_ le dijo un poco burlón. Luego se puso más serio _ A decir verdad en lo que estaba pensando hoy era precisamente en nosotros, quizás te suene extraño, pero creo que te quiero más de lo que se debería querer a un hermano. Quizás te lo haya dicho muchas veces en el club, pero no estoy seguro de si lo habrás tomado en serio o si habrás creído que era sólo cosa de atraer clientas, pero por si acaso quiero decírtelo ahora Kaoru: eres la persona más importante para mí. No importa quién llegue a nuestras vidas, jamás amaré a nadie siquiera la mitad de lo que te amo a ti_ finalizó y besó la mejilla de su hermano, quien aparentemente ya hacía profundamente dormido. Sonrió y cerró sus ojos, dispuesto a dormirse en esa posición.
_ Yo también te amo, Hikaru…_ Se escuchó un ligero susurro en la enorme habitación. No sabía lo que ocurriría al día siguiente, no sabía cómo se las arreglarían para defender eso que ambos sentían, lo único que sabía era que pasara lo que pasara jamás se apartaría de su hermano; pese a cualquiera que se le pudiera acercar jamás se sentiría inseguro de nuevo, pues ahora sabía que su hermano le amaba de la misma manera, y sin importar lo que pudiera suceder siempre podrían compartir ese mundo secreto en donde sólo eran ellos dos y nadie más…