[Lunes]
Era Lunes, un caluroso Lunes, al regresar a mi casa note que fuera de esta, había un lujoso descapotable negro, al cual admire maravillado, ni en mis mejores sueños me había imaginado tener uno tan cerca mío.
Entre a casa, me quite los zapatos y los deje con cuidado y ordenadamente al lado de un par de zapatos que al igual que el auto que se encontraba en la entrada de mi casa, eran extranjeros, camine hacia el living curioso para saber quien era el visitante, pues por el calzado y su talle, debería de tratarse de un hombre.
Al entrar mi corazón se acelero por completo, aquellos ojos azules que me habían mirado con tristeza hace 7 años atrás ahora me miraban con alegría, era él, era Sirius, no me podría equivocar si seguía igual solo que más maduro, más alto y su cabello estaba un poco más largo que cuando tenia 11 años, se paro junto con mi madre al verme.
- James querido, mira quien ha regresado. Es Sirius, tu amigo de la infancia -Escuche a mi madre a lo lejos, no me lo podía creer, mi mirada recorrió a Sirius por completo.
Vestía traje, un traje de color azul marino, bajo el saco llevaba una camisa de color verdoso y no traía corbata, traía los primeros botones de su camisa abiertos y junto con su arete en forma de argolla en su oreja izquierda, le daba un toque de rebeldía ante su elegante presencia.
Sirius me sonrió y mi corazón parecía salírseme por la boca, de nada habían servido tantos años de sacrificarme por olvidarlo con su sola presencia me hacia sentir cosquillas en el estomago y ver maripositas de colores rondando por toda la sala, si estaba enamorado de el y mis sentimientos que había dado por olvidados habían vuelto a flote. Casi no podía hablar por lo sorprendido que me encontraba.
- ¿Qué ya no me reconoces, James?- Su voz fue electrizante.
- Yo... yo estoy muy sorprendido por tu regreso, es...eso -Conteste.
Sirius se me acerco y me abrazo, "Oh, cuanto había deseado eso, sentirlo, estar entre sus brazos". Sirius se separo de mi algo contrariado por el hecho de que yo no le correspondiese el abrazo.
- Bueno los dejare solos, supongo que tienen mucho que contarse -Dijo mi madre saliendo del living mientras me daba una miradita cómplice, si ella sabia cuanto lo amaba, después de todo sin ella no habría podido superar su ida.
Sirius se tomo asiento con su mirada puesta en mi, me sentía totalmente desnudo ante su mirada penetrante, parecía querer indagar sobre mi en mi mente, me senté frente a el con la mesita de centro entre nosotros, deseaba tanto abrazarlo, besarlo, pero no me atrevía, su mirada me cohibía completamente.
- ¿Cuando llegaste?- Me atreví a preguntar, mi cuerpo temblaba y mi voz a penas me salía. Sonrió, su sonrisa era perfecta.
- Ayer en la noche-Respondió con delicadeza y suavidad en su voz.
- Yo...yo no me esperaba que volvieras -
- Yo tampoco, pero ya no me queda nada mas en la vida que me importe, por lo cual, quería recuperar nuestra amistad - Mi corazón se apretó, "volvió por mi", fue lo único que pensé.
- ¿Ese...ese carro es tuyo? -Pregunte sin pensar, estaba muy nervioso y continuamente trataba de esquivar sus miradas que iban directo a mis ojos.
- Si, fue un regalo que me hice al regresar aquí -
- ¿Es nuevo? -Me espante.
- Si- La voz de Sirius pareció apagarse dando paso a un silencio incomodo, note que al parecer Sirius no estaba interesado en hablarme sobre su nuevo automóvil.
- ¿Y tienes novia?- Me anime a preguntarle para salir de la duda, volvió a sonreír.
- No-
- Que extraño -Se me escapo.
- ¿Por qué? -Pregunto curioso.
- Bueno...eres un muchacho muy...atractivo- Comente tímidamente.
- Ah, bueno no estoy interesado en perder mi tiempo con chicas, solo están interesadas en lo que me pueden sacar (me refiero al dinero) y pierdo mucho con ellas. ¿Y tú que me dices? ¿Tienes novia? - Me sonroje, como decirle que era homosexual, saldría huyendo de mi.
- No, no tengo novia. Veras yo...-Pero el sonido de su celular me interrumpió, se disculpo y atendió, converso de mala gana y luego colgó.
- Mi hermanastro, quería saber si había llegado bien -Me explico.
- No recuerdo que tuvieras un hermanastro, solo recuerdo a Regulus, tu hermano menor -
- Ah si, veras el es el nieto del líder de la mafia, mi padre tuvo una aventura con su hija y nunca supo de su existencia hasta que la mujer murió y le dejo una carta diciéndole quien era su verdadero padre, Eidan, como se llama, llego cuando yo tenia 12, el tenia 16 y ya había matado a mucha gente a sangre fría, fue como el hermano mayor que nunca tuve, mi padre tuvo que reconocerlo ante la ley antes de morir, para dejarle parte de su herencia, aun que cuando nos lo presento, lo presento como uno mas de sus hijos -
- ¡¿Tu padre esta muerto?!-
- No te alarmes -
- Pero yo no lo sabia, lo lamento tanto, en serio, lo siento-
- No te preocupes, realmente odiaba a mi padre y me daba lo mismo si estaba vivo o muerto, el me quito muchas cosas y nunca pude perdonárselo -
- Comprendo-Susurre incomodo.
- Oh, vamos James no te pongas así, realmente no me importa que hayas tomado el tema, no solo he perdido a mi padre, también perdí a Regulus y mi madre, no me duele el hecho de que no estén conmigo - me incomode mas con el hecho de que Sirius ya no tuviera familia.
- ¿Dónde estas viviendo? -Pregunte para cambiar de tema. Sirius saco de uno de los bolsillos del saco una tarjeta de color blanco invierno y me la entrego, en ella venían impresas el nombre completo de Sirius, su dirección y el número de su teléfono celular. La leí y me sorprendí. - Pero la casa de la colina ¿no era de tu tío? -
- Si, pero me la heredo cuando su enfermedad sucumbió con el- Aquella respuesta me hizo empezar a unir cabos en mi cabeza.
- ¿Por qué volviste si todo te traerá tantos recuerdos? -Le pregunte mientras me paraba.
- Volví por ti...-Susurro mirándome a los ojos.
- No digas eso- Le suplique.
- ¿Por qué? Quiero ser tu amigo, tu mejor amigo, como antes -Me dijo parándose.
- Pues eso es imposible -Replique.
- ¿Por qué, James? Eres lo único que me importa -
- Bueno...por que no nos conocemos -Sonrió, parecía aliviado.
- Bueno eso no es problema, tengo mucho tiempo para que nos volvamos a conocer y para pasar tiempo juntos-
Apreté mis puños y aguante las ganas de llorar.
- Pero yo no quiero pasar tiempo junto a ti y tampoco quiero conocerte, quiero que te largues de mi vida -
- Pero James...-Susurro entristecido, realmente no me di cuenta que le había gritado, pero lo había hecho y su mirada de tristeza me partió el corazón en dos, pero estaba furioso con el, había vuelto por lo que pudiese recuperar de nuestra amistad y por que se había quedado solo, pero el...el no sabia que yo lo amaba, no podía culparlo, pero no quería ser usado de esa forma tan cruel.
- ¿Qué sucede? ¿Qué son esos gritos? -Pregunto mi madre preocupada mientras entraba al living con un delantal de cocina puesto.
- Nada madre, solo que Sirius ya se va-
- ¿Eso es cierto, Sirius?, pero me prometiste que te quedarías a cenar con nosotros -
Sirius me miro y yo esquive su mirada sin poder atreverme a sostenerla.
- Lo lamento tanto Señora Potter. Recibí una llamada y debo irme urgentemente, pero cualquier día de estos vendré a cobrarle su invitación. Bueno ahora me tengo que ir, fue todo un placer estar aquí - Se despidió de mi madre con un beso en la mejilla, lo que la hizo sonrojarse y se dirigió al recibidor para ponerse sus zapatos y su abrigo.
- James acompáñalo a la puerta -Me mando mi madre.
- Si madre -Conteste de mala gana y fui tras Sirius, salimos de la casa sin dirigirnos palabra alguna, Sirius rompió el silencio al llegar a su auto.
- Uff! Hace mucho calor, no me quiero quitar el abrigo por el hecho que si me desabrigo mucho, me resfriaré y nadie cuidara de mi...-Comento mirándome sonriente. "yo te cuidaría", pensé, pero inmediatamente descarte ese pensamiento, pues se supone estaba enojado con el. -...En fin, supongo que me trataras un poco mejor cuando nos volvamos a ver -
- No es mi culpa-
- Si, tienes razón... -Comento vagamente -...Tendremos que volver a conocernos, pues te desconozco completamente -
- ¡Ya te dije que no fue mi culpa!-
- No es necesario que me grites, te escucho perfectamente -Me reprochó.
- Entonces entiéndelo, entiende como me siento. Solo regresaste por que te quedaste solo en la vida -
- Si, en cierta forma tienes razón, pero no solo por eso volví. Ya no hay nada ni nadie que me retenga a ese país, por eso también volví, por que podía escapar y regresar a donde realmente quería estar y con quien realmente deseaba estar, contigo -
- Es mejor que te vayas -Le sugerí bajando mi mirada al suelo.
- Esta bien, mañana nos vemos -Dijo mientras abría la puerta del auto.
- ¿A que te refieres? -
- ¿Qué no sabes? -
- No se a que te refieres -
- Terminare una carrera que congele hace un año en tu universidad -Dijo encendiendo el automóvil.
- No puedes ser- Susurre.
- Lamento decirte que si, adiós -Sirius se marcho en su coche mientras mis ojos se humedecían, me sentía completamente miserable, ese no era yo, entre a mi casa corriendo y subí a mi habitación ya con las lagrimas a punto de asomarse por mis ojos.
- James, hijo ¿Qué te ocurre? ¿Por qué trataste a Sirius así? -
- Déjame solo, madre -
- Esta bien, pero baja a cenar cuando llegue tu padre, ya sabes como se pone cuando falta alguien en la mesa -
- Esta bien -Me quede dormido observando la tarjeta que Sirius me había dado y que tenía su aroma, me sentía horrible.
No podía comprender mi tonto comportamiento, solo quería correr a su casa, decirle cuanto lo sentía y cuanto lo amaba, pero no podía, no era capaz, el valor me faltaba y no podía evitarlo, el temor a ser rechazado por él.
Mi madre me despertó para que bajara a cenar, no fue una cena muy grata, nadie hablo, ni siquiera mi madre menciono la llegada de Sirius.
Me fui a mi cuarto, me puse mi pijama de ovejitas que mi madre me había regalado para la navidad y que me quedaba un poco grande, y me acosté, ahora menos que nunca podía quitarme a Sirius de la cabeza, me dormí solo pensando en él.
Mi querido fantasma había vuelto, pero ya no era una fantasma, era de carne y hueso, de cuerpo y alma, era mi Sirius.
Fin del capitulo 1...Susan Black.