Shun: -Por favor no te burles, Nissan.
Ikki: -No es una broma, mi amor. Te amo desde hace mucho, pero el miedo a herirte y al “... que dirán...”
me había impedido decirte algo. Ahora me doy cuenta que mi indiferencia no le hizo bien a ninguno de los dos.
Shun sentía su garganta seca. Esto no podía ser real. Muchas veces lo había soñado y ahora que se hacía realidad no podía creerlo. No podía ver por las lágrimas que empañaban sus ojitos.
Ikki: -No llores, mi ángel. Ya no te voy a lastimar más. Te voy a dejar en paz y no vas a tener que lidiar conmigo.
Shun no encontraba las palabras para decirle lo equivocado que estaba. Ikki creía que Shun estaba espantado?
Ni en mil años. Incluso si Shun no sintiera lo que sentía por su Nissan nunca lo rechazaría. Su alma era demasiado pura para hacer semejante tontería.
Ikki:- Hasta siempre, mi vida. Fue un gusto conocerte- Ikki besó la frente de Shun y comenzó a acercarse con desgano a la puerta.
Shun:- No te vallas...- Susurró.
Pero Ikki ya cruzaba el portal de su puerta.
Shun:- No te vallas!!!!- Gritó ahora. Shun estaba decidido a no dejar que su Nissan saliera de su vida. Ni hoy ni nunca. Su vida se completaba con su hermano. Al diablo la sangre, la hermandad y la familia. Shun estaba enamorado y nada podría impedir que estuviera con su hermano.
Shun:- Recordás lo que te dije?- Le dijo a Ikki.
Ikki:- Qué de todo?- Respondió el fénix medio asustado medio esperanzado.
Shun:- Que se me había escapado el alma del cuerpo...
Ikki:- Si...- Ikki no quería recordar esa parte de la conversación puesto que lo hacía sentirse terriblemente miserable.
Shun:- Eso me pasa por que te vas... por que cada vez que me abandonas me muero un poco... por que no puedo vivir sin verte...
Shun se abrazó a su Nissan y le demostró que no mentía mirándolo a los ojos y mostrándole la profunda tristeza que en ellos había.
Ikki:- Shun... – Dijo Ikki tratando de separase, todavía estaba un poco sorprendido con la idea de que Shun le correspondiera.
Andrómeda sabía que debía hacer algo para detenerlo, por eso hizo lo primero que le vino a la mente.
Se paró en puntitas de pie y junto sus labios con los de su hermano. Un beso desesperado, torpe, un poco incomodo y muy, muy, reprimido. Ikki lo correspondió abrazándolo por la cintura y juntando sus cuerpos. Quería quedarse así para siempre.
Ikki abrió la boca y saboreó suavemente los labios de Shun. Este por reflejo abrió la suya dándole paso a la lengua ávida de su hermano. Era un beso torpe y experto. Apasionado y tierno. Lujurioso y casto.
Nunca Shun había estado en esa situación con nadie, por eso temía cometer algún error. Pero, sin embargo, se sentía mejor de lo que esperaba. La lengua de su hermano sabía como no ahogarlo y al mismo tiempo hacer que le faltara el aire.
Ikki abandonó su boca y se dirigió al cuello de su pequeño. Lo lamió, lo mordió e hizo gemir a Shun como nunca se imaginó.
Shun se sentía en las nubes. Sólo quería quedarse así para siempre.
Pero lo asaltaba una gran duda. Si ahora él y su hermano eran algo así como una pareja? Y si lo eran, que pasaba si a su hermano no le gustaba su cuerpo? Por que, obviamente, si estaban juntos su Nissan iba a querer verlo. Qué pasaba si no le gustaba?
O si le parecía muy flaco y delicado?
Shun se tensó ante este pensamiento e Ikki se dio cuenta.
Ikki:- Qué pasa, mi vida?
Shun:- Nada... –Le respondió alejándolo
Ikki:- Tus ojos son demasiado puros para mentir. Decime que té pasa?
Shun:- Nissan... a vos te gusta mi cuerpo? – Preguntó dubitativo.