Aun no se recuperaba de la impresión, y eso que ya había pasado cerca de una semana desde el incidente, pero como olvidar algo como eso, más viniendo de una persona como Yuki Eiri.
Flash Back
Estaban en el parque que quedaba cerca del hospital en el que Thoma ingreso a Yuki. Shu quedo en shock cuando se dio cuenta del estado en el que se encontraba su amante, que a pesar de todo aun se mantenía con ese porte digno de cualquier dios griego.
Pero lo que más le llamó la atención fue lo que vio después de que esos dos hombres (N.A: pecados echos carne) que tenía delante intercambiaran algunas palabras.
-Si te quitan tu palmito que te queda ? Yuki Eiri!!!- grito un muy molesto Ruichi.
-No me queda nada- reconoció el rubio, que casi sin darse cuenta se encontraba arrodillado frente al cantante- Así que no me lo quites...- esa ultima frase, ese ultimo ruego... Yuki estaba rogando, eso era algo que jamas creyó ver, y mucho menos que le rogase a Sakuma Ruichi.
Fin Flash Back
Cada vez que recordaba eso le costaba aun más superar el shock, y es que ver eso y no contemplar el fin del mundo era todo un milagro.
Durante toda la semana no dio pie con bola, generando los consiguientes cabreos y retrasos al resto de los integrantes del grupo. El único que parecía no regañar mucho a Shu era su inseparable amigo, que después de que le contara lo sucedido intentaba apoyarlo en todo lo que podía.
Tras el largo e infructuoso día de trabajo shu se despidió de todos y caminando lentamente regreso a casa, que mejor que un largo paseo nocturno para despejar sus ideas.
Durante el trayecto a casa, paso por todos aquellos,lugares que en uno u otro momento significaron algo en su relacion con el escritor. Así mismo paso paso por el parque en el que se desarrollo todo, era en ese lugar donde sus recuerdos despertaban con más fuerza si cabe.
Que podría hacer para sacarse eso de la cabeza? Para seguir adelante sin perderse por el camino? Eran tantas las preguntas que tenía en mente y tan pocas las respuestas...
Llego a casa algo más tarde de lo acostumbrado, pero lo que más le sorprendió fue el no escuchar nada y encontrarlo todo con las luces apagadas. Cierto era que desde aquel día Yuki también actuaba de extraña manera, pero tampoco para llegar al extremo de dejarlo y marcharse.
Recorrió la casa en su busca, empezando por su habitación,ese lugar que tantas veces hubieran compartido, un lugar donde los recuerdos vivían por si mismos, donde el aroma de ambos perduraba y perduraría unido por mucho tiempo, ya no hacía falta ni que estuvieran ahí para dejar ese característico olor en el ambiente... esa habitación lo tenía por si sola.
El cuarto se encontraba totalmente oscuro y con la cama sin tocar, acaso esa noche Yuki no tenía pensado regresar a dormir?... pero que estupideces estaba pensando, lo más seguro es que estuviera en el estudio enfrascado en su nueva novela, y que fuera por eso por lo que no presto atención a su llegada.
Tomo la perilla de la puerta entre sus manos procurando no hacer ruido, ya que si Yuki se encontraba escribiendo en esos momentos y lo interrumpía... mejor no pensar en eso.
Al abrirse la puerta la luz que se escapada del estudio le llego a la cara. Estaba en el estudio, lo conocía demasiado bien como para equivocarse en esas cosas. Pero hubo algo que le llamo la atención.
Sobre el escritorio, encima del portátil que el rubio usaba para sus manuscritos, estaba apoyada la cabeza del escritor. Parecía una
imagen sacada de una pintura del renacimiento. Cada detalle de su cara, la ciada del pelo sobre esta, incluso la forma en la que la cabeza se apoyaba sobre sus brazos parecían haberlas pintado con el mayor de los tactos y la mayor de las delicadezas.
Eran tan pocas las ocasiones en las que podía ver a su amado escritor de esa manera, tan relajado y tranquilo... tan en paz con sigo mismo, que no desaprovechaba ninguna de ellas. Se sentó cerca de él, pero lo suficientemente lejos como para no interferir en ese sueño del que era preso.
Cada segundo que pasaba mirando ese rostro daba gracias a Kami por ponerlo en su vida, por darle la oportunidad de compartir tantos momentos con él...
Como si de un fogonazo se tratase la imagen de Yuki en el parque se le vino a la cabeza, se regaño mentalmente por estar pensando en una cosa como esa en esos momentos en cez de sacar de ahí a Yuki.n Como no se le había ocurrido que con esa postura su amante se sentía mal despumes, y eso era algo que no quería. No quería ver sufrir a Yuki ni siquiera por un dolor de cuello.
Con mucho esfuerzo consiguió despegar la cabeza del teclado y pasar uno de los brazos del escritor sobre sus hombros para guiarlo asta su cama.
No sabía que Yuki pudiera pesar tanto, cuando hacían el amor el cuerpo de Yuki parecía tan ligero... le costaba creer que se tratase del mismo cuerpo. Con cariño y delicadeza recostó el cuerpo sobre la cama, y lo preparo medianamente para que pudiera descansar.
-No me lo quites...- Susurraba en sueños el bello durmiente.
-Quitarte el que?- pregunto entrañado el menor.
-A él- respondió dormido.
-...- estaba soñando con lo ocurrido en el parque, una idea se le vino a la mente, quizás ahora pudiera entender el por que de esa acción que le carcomía desde entonces.- Quien es él?
-Shu...- contesto dejando escapar un suspiro.
-Por que?- con esto si ya se terminarian sus dudas, pues sabía perfectamente que todo esto venía a raiz de las dudas que aun guardaba.
-Ai Shiteriu.
Tanto tiempo esperando por oir esas palabaras y ahora no sabía si estab vivo o muerto, pues en el momento que comprendió lo que le decía el rubio su cuerpo y mente se desconectarón. Así como su cuerpo se quedo donde estaba, su mente volaba perdida en un mar de sentimiento. Era feliz, despues de tantas cosas ahora podía decir con orgullo que su pareja lo quería. Era por eso que se arrodillo, no quería que lo abandonase, que lo dejase solo... no quería volver a perderse a si mismo a lo largo de su nueva vida.
Pocas o ninguna eran las veces en las que Yuki Eiri le decía nada a Shuichi, pero cuando lo hacía... no había nada ni nadie sobre la faz de la tierra que igualase sus palabras o sus acciones.
Aciones como esta, o como la del parque, echos que demostraban más alla de cualquier cosa que para Yuki Eiri, Shindo Shuichi era la persona más importante, por la que si hacía falta era incluso capaz de humillarse delante del descerebrado cantante de Nittle Gasper.
-Yo también te quiero- respondió Shuichi poco antes de dejarse caer junto a él y compartir una ultima noche de sus vida solitarias y el comienzo de los días como uno.
Fin