No se nos esta permitido amar entre los nuestros por que estamos aquí para el beneficio de otros, mas que nada para ayudar a los humanos; estamos divididos en tres grupos dependiendo de los que hacemos. Ángeles que derrotamos demonios
Ángeles que purificamos Ángeles guardianes; no nos conocemos entre nosotros pero sabemos que estos aquí para ayudarnos mutuamente.
Nunca hemos trabajado juntos.
Pero un día dios anuncio que deberíamos trabajar en equipo y cada equipo estaría formado por un ángel peleador, guardián y purificador, explico que así seria más fácil el trabajo.
Nos fueron llamando uno a uno para conocer a nuestros nuevos compañeros. Yo estaba extremadamente nervioso y solo deseaba que mis compañeros fueran agradables, amables y buenos en sus trabajos; así llego mi turno de conocerlos, camine por un enorme corredor de piedra asta que quede frente a una enorme puerta de madera la cual se abrió poco a poco asta que estuvo completamente abierta y pude ver un cuarto de color blanco, frente de donde yo me encontraba había otra puerta del mismo color y al lado de la puerta un enorme trono se erigía ante mi de color dorado completamente liso y en el cual se encontraba un hombre con la cara completamente tapada con una manta de color blanca solo podía ver unos mechones de pelo color blanco y su boca, estaba tan absorto examinándolo que cuando hablo brinque del susto que me dio.
- Ángel peleador, Satoru ¿Estas listo para conocer a tus nuevo compañeros?- pregunto muy serio y sin quitarme la vista de encima y con un toque de misterio en la vos.
- -…-
-Contesta- me dijo en tono enérgico.
-Si señor estoy listo- conteste no muy seguro, por que me encontraba hecho un mar de nervios.
-Esta bien-dijo- pasen ángeles- ordeno y la puerta que estaba al frente de mi se abrió- ellos serán tus compañeros de ahora en adelante- dijo.
Hacia mi venia un ángel de mi estatura con el cabello un poco alborotado recogido en una cola alta dejando caer unos mechones al frente, delgado de facciones muy finas y parecía ser muy serio, atrás de el venia otro ángel solo que esta era mas bajo, tenia el cabello largo de un color rojo y era largo era lo poco que podía apreciar de el ya que otro ángel lo cubría, pareció que el ángel que iba al frente noto que no podía ver al otro que iba tras el por que en ese momento se movió y pude ver la cosa mas linda que mis ojos hubieran visto jamás.
Ante mi tenia a toda una preciosidad, era un ángel bajito, de cabello rojo extremadamente largo, con unos ojos muy bonitos, de piel blanca, con unas facciones muy finas que lo hacían parecerse a lo que en la tierra llamaban mujer, noto todo mi escrutinio sobre el y al instante se puso rígido y su cara se torno del mismo color de su cabello y eso lo hacia verse realmente lindo, tenia la sensación de que ese ángel estaba echo para protegerlo y que era extremadamente frágil, traía una túnica de color blanco azulado muy vaporosa que le llegaba asta los talones y en el cuello traía una especie de brújula en color negro con un liquido dorado por dentro, yo estaba realmente aletargado por la belleza del ángel y no escuche que Dios me hablaba y que el primer ángel tenia una mano extendida.
- Satoru!!!!!- llamo de manera mas fuerte Dios-
Satoru el es Kenji y es un ángel guardián- dijo señalando al ángel de aspecto serio.
-Mucho gusto, Kenji yo soy un ángel peleador me llamo Satoru, espero que podamos ser buenos compañeros- le dije apretando su mano y sonriendo ampliamente.
- Aja- dijo como repuesta.
-Y el es el ángel Purificador Raidon- dijo señalando al ángel de cabello rojo.
-Hola Raidon, espero que podamos llevarnos bien- le dije muy alegre.
-Yo…..yo también lo espero- me respondió con la cabeza agachada y la cara mas roja que su cabello.
-Bueno después de las presentaciones, espero buenos resultados, en su trabajo; pueden irse- dijo.
Comenzamos a trabajar juntos, solo eran trabajos pequeños así que casi no hablábamos entre nosotros mas que para lo necesario y la verdad que esta situación comenzaba ah hartarme, por lo que decidí tomas medidas drásticas y todo resultaba mal cuando quise platicar un rato con Kenji lo único que recibía como respuesta era “si”,”no”,”a lo mejor”,” puede ser”; así que decidí que si no podía sacarle solo esas palabras a Kenji tendría que hablar con Raindon aunque era mas difícil todavía que Kenji, por que cada ves que me le acercaba lo único que hacia era agachar la cabeza como si sus pies fueran mas importantes que lo que le estaba platicando y su cara de tornaba de un color rojo intenso y de hay no lo sacaba, pero en todo caso era mejor estar con Raindon que con Kenji.
Así decidí solo acosar ah Raidon ya que me encantaba en color de su cara cada ves que me acercaba a el.
-¿Raidon, cuantos demonios as purificado?- pregunte con gran interés.
-Um…. Bueno en realidad es difícil saberlo, por que en realidad han sido bastantes- me contesto rascándose la cabeza.
-Ha, ¿Y que es ese dije que traes en el cuello?- pregunte acercándome mas y tomándolo entre mis manos.
- ¿Esto? Bueno sirve para…. ¿Por que se acerca tanto a mí?- me pregunto nervioso.
- Lo siento, solo que no puedo evitarlo la verdad es que me siento muy bien estando cerca de ti- tome su mano y lo acerque un poco mas a mi, podía sentir como se tensaba ante el acercamiento y temblaba ligeramente , lo miraba fijamente a los ojos y el trataba de mirar a otro punto menos hacia mis ojos; me acerque mas a el y note que trataba de replegarse mas a la pared y sin pensarlo mucho lo bese, sabia muy bien era tan dulce poder besarlo, no cerré mis ojos pues quería ver cada expresión que hacia su cara con cada segundo del beso, al principio abrió sus ojos desmesuradamente y trato de alejarme empujándome con sus manos, pero con forme el beso se intensifico se relajo y cerro los ojos lentamente y yo hice lo mismo, comenzábamos a disfrutar de ese momento cuando un ruido tras nosotros nos hizo separarnos de golpe y en ese preciso momento apareció Kenji y nos miro a los dos y dijo.
- Hay trabajo, apresúrense- dio media vuelta y se fue. Raidon salio corriendo tras el no sin antes verme con cara de susto, enseguida yo salí tras el.
-¿A donde vamos Kenji?
-Si ¿A dónde vamos Kenji-sama?- pregunto Raidon con cara de emoción.
-Vamos a los limites del cielo, ya que un demonio trato de entrar tenemos que regresarlo al infierno- contesto Kenji.
Pude notar que Kenji se encontraba nervioso, pero preferí no decir nada; caminamos por un largo tiempo y llegamos a las orillas de un bosque parecía que hay no había nada, ya había pasado un buen ratos desde que habíamos llegado y el demonio no mas no se presentaba; así que decidí sentarme en una roca, un poco mas lejos de mi estaba Kenji recargado en un árbol y se tallaba las manos como si quisiera arrancarlas, en tanto Raidon se había alejado lo mas posible de mi, como si temiera que se repitiera lo mismo de unos momentos, volví a fijar mi vista en Kenji y vi como volteaba hacia todos lados como si buscara algo, en verdad ya estaba arto de tanto esperar y comenzó a darme sueño, de repente un grito hizo que me levantara de golpe para ver como Raidon venia hacia mi corriendo, pero parecía que no se había fijado hacia donde se dirigía por k solo para su loca carrera de la huida cuando choco contra mi y quedo desmayado en mis brazos.
Un fuerte viento me levanto con todo y Raidon en mis brazos, choque contra un árbol golpeándome la nuca sentí que me partían la cabeza a la mitad y un centenar de estrellas bailaban frente a mis ojos, trate de levantarme pero lo que vi me dejo impresionado.