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Kono yoru ga owaru mae ni. por Camui Alexa

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Notas del fanfic:

Este fanfic está dedicado a Jinsei no Maboroshi.

あたしの侍ちゃはサイコだ!!

Notas del capitulo: “Kono yoru ga owaru mae ni” significa “Antes de que esta noche termine”.

Aquella no era la primera vez que Hyde entraba en aquella enorme casa, tan parecida a la mansión de un vampiro. Uno con una romántica visión del medioevo… Sin embargo, se sentía nervioso. No eran las paredes revestidas de madera oscura, los gruesos cortinajes, los tapices de brocado, las extrañas esculturas que adornaban el lugar o la miríada de flamas que brindaba una iluminación sutil y cálida lo que le ponía nervioso, sino el simple objetivo de su visita.

La última vez, había sido para estudiar la propuesta de aquel hombre tan joven y extraño… excéntrico, quizá, era una mejor palabra. Y tal vez había sido la peculiar energía que parecía irradiar, esa vitalidad que ponía en todo lo que hacía y, debía admitirlo, aquella misma excentricidad, por lo cual había accedido a considerar la propuesta. Si hubiese provenido de cualquier otra persona, se habría reído en su cara y le habría mandado al demonio.

Claro que después de un rato de charla, de estudiar ligeramente el libreto de la película más extraña del siglo (y probablemente también de los venideros) y de casi provocar un incendio en la sala del alto cantante, ya había tomado su decisión. No había querido parecer grosero o poco profesional, así que no había declinado de inmediato; en lugar de ello, había dicho que lo pensaría y lo consultaría con sus personas de confianza, y Gackt había respondido con una silenciosa sonrisa que podría derretir los polos o congelar el infierno.

Después, había buscado el pretexto adecuado para negarse, así que había consultado con todo aquel que seguramente se negaría a dejarle participar en un proyecto tan ambicioso y tan falto de precedentes. Sus amigos y compañeros de banda se habían mostrado muy entusiastas con el proyecto, pero lo más importante era que Tetsu, por mucho su mejor amigo, le había impulsado sobre todo a hacerlo. Después, su manager se había mostrado a favor de ampliar sus horizontes y, finalmente, Megumi había dicho algo parecido a haber estado rogando a todas las deidades conocidas por una oportunidad similar. Con los problemas que atravesaba su matrimonio, Hyde no estaba muy seguro de si Megumi se refería a la oportunidad para que él buscara nuevas expresiones de arte o a una oportunidad de deshacerse de él por una temporada… pero la esencia era la misma: quería que lo hiciera.

Con sus planes por los suelos, Hyde no había tenido otra opción que reconocer que era él personalmente quien no estaba interesado en rodar Moon Child. Pero aún así, no podía pedir a su manager o a algún asistente que hiciera llegar su negativa a Gackt. Ni siquiera parecía correcto declinar su invitación por teléfono.

Así que ahí estaba, aún sin saber cómo iba a darle su respuesta mientras atravesaba el umbral y era apretado en un abrazo. Pareciera que cada vez que se encontraban, el pianista se decidiera a acentuar su imagen decididamente… original ante él.

– Estaba esperándote – dijo como si no fuera obvio. Después, se quedó mirándolo fijamente a los ojos por un largo momento, y Hyde sintió como si Gackt escrutara su alma a través del azul filtro de los lentes de contacto.

– Un – atinó a decir él.

– Pasa. Tengo un muy buen Champagne esperando en la sala.

Hyde agradeció la invitación y lo siguió hasta aquella sala que, pese a la oscuridad y a las circunstancias en que se encontraba, seguía pareciéndole acogedora. Recibió de manos de su anfitrión una copa de Champagne rosado, y miró largamente los reflejos que las incontables flamas a su alrededor  dibujaban sobre la líquida superficie. ¿Cómo decir aquello sin sonar insolente? ¿Cómo explicar que no deseaba hacer esa película, sin dar la impresión de creerse superior a él, de estar burlándose de sus ideas, de despreciarlo? ¿Cómo negarse y ser capaz de sostenerle la mirada después?

Sintiéndose asfixiar por tales cuestiones, cerró los ojos y se llevó a los labios la fina copa de cristal, para dejar que el dulce licor le refrescara un poco. No podía pasar demasiado tiempo antes de que Gackt le interrogara, pero quizá debía dejar de preocuparse. Quizá debía, simplemente, disfrutar del instante en aquella sala un tanto barroca, gozar de los preciosos momentos en que aún no tenía que decir nada, no tenía que tomar ninguna decisión, no tenía que buscar una justificación para una causa injustificable. Al menos, durante unos segundos, podía descansar de todo el mundo. Podía ser libre, al menos un poco, antes de que la noche terminara.

Fue una sorpresa que el silencio se prolongara por tanto tiempo. Gackt no decía nada, simplemente volvía a llenar las copas de ambos y seguía mirando tranquilamente a su alrededor, ahora un cuadro, ahora la flama de una vela. ¿Estaba esperando que él dijera algo? Si así era, no lo presionaba en absoluto… quizá estaba seguro de que aceptaría su propuesta. Según lo que había oído de él, y lo poco que él mismo lo conocía, aquello era lo más probable. Gackt siempre estaba seguro de todo lo que hacía.

Sentía mucho tener que ser un disgusto para él…

 

Gackt estudiaba la danzante flama de una vela, sólo desprendiendo de ella su mirada para cerciorarse de que la copa de Hyde no se quedara vacía nunca y, después de servirla de nuevo, su vista se tornaba a admirar el intrincado tejido del estandarte que pendía de la pared, como si no lo hubiera visto nunca antes.

Era extraño para él verse en esa situación. Pocas veces en su vida adulta se había encontrado perdido, pues siempre calculaba cada uno de sus pasos con cautela y, de todas formas, siempre se había tratado de cuestiones más bien profesionales, que podía arreglar de un modo u otro. Sin embargo, ¿cómo arreglar esto en particular cuando ni todas las horas extras de trabajo o todo el dinero del mundo podían hacer algo? ¿Qué hacer a continuación? ¿Cómo explicar a Hyde la razón por la cual lo quería a él y sólo a él en esa película? ¿Cómo hacerle comprender todo lo que en realidad significaba para él aquella única oportunidad? ¿Y cómo volver a sostenerle la mirada después de hacer un último intento que seguramente desembocaría en desastre? De cualquier modo, no tenía la eternidad para decidirse. El tiempo seguía su paso, inclemente, y su última oportunidad se habría esfumado antes de que la noche terminara por completo.

Volvió a llenar las copas, y mientras saboreaba el dulce y amargo gusto del champagne, su vista regresó a las cinco llamas que bailaban sobre las velas del candelabro de pared. Sintió una onda fría recorrer su cuerpo. Las velas ya se habían consumido casi a la mitad, lo cual sólo podía significar una cosa: el tiempo se escapaba como arena entre sus dedos, y muy pronto se habría agotado por completo.

Abruptamente, se puso en pie, como deseando un ancla a la realidad antes de que la desesperación y el pánico se hicieran sus dueños. Aún sosteniendo la copa entre sus dedos, caminó unos pasos hacia la ventana y descorrió la gruesa cortina. Dejando que la mezcla de luz y oscuridad que era la noche de Tokyo se colara en su fortaleza.

Hyde sintió, más que vio, el movimiento, pero no lo siguió con la mirada. Se limitó a admirar el sutil pero agradable cambio en la iluminación del lugar y en los reflejos de la luz artificial que tocaba su copa llegando desde la ventana a su espalda.

– ¿Podrías decirme por qué no quieres hacer la película? – se mordió la lengua, pero ya las palabras habían sido pronunciadas. Cerró los ojos un instante y se maldijo mentalmente, pero al abrirlos de nuevo, el reflejo en el frío cristal de la ventana le dijo que sobre su rostro se había dibujado una pequeña sonrisa.

El vocalista de L'Arc~en~Ciel suspiró profundamente. Después, le sorprendería no haberse sobresaltado ante la pregunta. Pero por ahora eso no era lo importante, sino buscar una forma de explicarse. Ahora llegaba el momento, ahora comenzaba el final.

– ¿Cómo es que lo sabes?

Gackt simplemente se alzó de hombros.

– ¿Vas a responder a mi pregunta?

– No…

– ¿No quieres decirlo? ¿No puedes hacerlo? ¿O simplemente no lo sabes?

– No hay una buena razón por la cual no quiera hacer Moon Child – el silencio llenó el aire por casi un minuto. Sabía que no importaba ya cómo lo dijera, pues tras el significado de su respuesta, el resultado sólo podía ser uno –. Pero tampoco existe una buena razón por la cual quiera hacerla.

– Está bien. Es una buena respuesta.

– ¿Te parece?

– Hai.

– Sou desu ka – y sin poder evitarlo, sintió una sonrisa poco alegre dibujarse en sus labios.

– ¿Me harías un favor, entonces?

– ¿Un favor?

– Un.

– ¿Qué clase de favor?

– ¿Me dejarías intentar explicarte?

– Yo…

– No pretendo convencerte de nada. La que me has dado es una buena respuesta. Al menos, es lo suficientemente buena para mí. Pero de verdad necesito decirte algo, antes de que te vayas.

– Adelante – dijo, ansioso por escucharle, acogiendo con alivio la llegada de aquellas palabras que, sin importar su significado, al menos lo atarían ahí por unos minutos más, lejos del mundo real que a veces amenazaba con devorarlo.

– Te dije que Kei fue modelado para ser interpretado por ti, y sólo por ti. Creo que, si no aceptas el papel, no tiene ningún sentido hacer la película.

Hyde se volvió a mirarlo por encima del respaldo del sillón y abrió la boca para decir algo, pero Gackt alzó una mano para acallarlo.

– No intento presionarte. Respeto tu decisión y tus motivos; pero – su vista escapó de la de Hyde, volviendo a refugiarse en las luces neón de la gran urbe – la verdad es que, si tú no estás en el proyecto, ya no tiene ningún sentido continuarlo. Al menos, no para mí, porque estar cerca de ti era la única razón para llevarlo a cabo.

– ¿Quieres decir que has escrito una película e incluso conseguido todo para el rodaje sólo para trabajar conmigo?

– De cierta forma sí, pero al mismo tiempo, no.

– No te comprendo.

– Eso es claro – dijo con cierto humor.

– Entonces explícame – pidió, dejando la copa sobre la mesa de centro por primera vez y apoyando los brazos cruzados sobre el respaldo del sillón para descansar sobre ellos su barbilla.

Gackt se sentía atravesar por aquella mirada oscura, que lo hacía sentir frágil y vulnerable, como si pudiera ver más allá de su cuerpo hasta penetrar en su mente y en su alma.

– He admirado tu trabajo durante mucho tiempo. Y admiro también la persona que eres.

Hyde lanzó una risita sarcástica. Sobre todo últimamente, se preguntaba por qué las personas lo admiraban, pues él no se encontraba en absoluto admirable. Quizá simplemente por esto, Gackt dejaba de ser el ser extraño que era para todos, y pasaba a ser simplemente un hombre, engañado por la misma ilusión que todos los demás.

– No te rías. Es la verdad – dijo mientras se volvía y, apelando a todo su valor, fijó en sus ojos su mirada–. Llevo años escuchando tu voz y escuchando en ella los momentos en que estás triste o cansado o feliz. Cada vez que había alguna nueva canción escrita por ti, me pasaba horas estudiando la letra y la forma en que cantabas cada sílaba. Realmente te importa un comino la música de fondo, y manejas tu voz a tu antojo sin tomar en cuenta las guías de los instrumentos. Porque sólo entonces eres libre, ¿o me equivoco? Sólo cuando cantas eres realmente tú mismo.

La sonrisa se había desvanecido del rostro de Hyde. Tenía la sensación de encontrarse desnudo ante aquel joven hombre que era realmente un desconocido, pero no se sentía en absoluto como si lo fuera. Era la misma sensación de encontrar su más grande secreto de pronto expuesto a la luz… y estar feliz por ello.

– La verdad es – dijo con cautela, mientras se acercaba de nuevo, esta vez arrodillándose detrás del sillón, su rostro a escasos centímetros del de Hyde – que te respeto demasiado. Por eso quería una oportunidad de estar cerca, al menos por un tiempo. Por eso trabajar juntos podía ser suficiente. La verdad es… que me he enamorado de ti.

Con la misma parsimonia, Gackt se levantó y regresó a su lugar junto a la ventana, sintiendo alivio y felicidad, miedo y arrepentimiento, todo a la vez. Al final, lo había dicho.

– Eres un hombre muy interesante.

Gackt se sobresaltó al escuchar las palabras tan cerca de su espalda, pero no se atrevió a mirarlo.

Como muy pocas veces hacía, a pesar de lo que todos pensaran, se dejó llevar por un genuino y repentino impulso, y sintió al joven cantante envararse mientras envolvía sus brazos en torno a su cuerpo.

– Esto es… extraño.

– ¿Te parece que tú precisamente, puedas calificar algo de extraño? – sintió el brazo de Gackt deslizarse sobre su espalda y, sintiéndose feliz, llevó una de sus manos a acariciar su mejilla, obligándolo lentamente a inclinarse hasta poder besar sus labios.

Ambos saborearon la caricia lentamente, por un breve momento que, sin embargo, tenía gusto a eternidad.

Gackt volvió a mirar la impresionante panorámica, ligeramente turbado.

– Tan… rápido.

– No te atrevas a insinuar siquiera que soy fácil. Ha sido sólo un beso; no he dicho que vaya a acostarme contigo. Todavía – terminó en son de broma.

– ¿Qué va a pasar con tu hijo?

El semblante de Hyde se oscureció un poco.

– Me aseguraré de que esté bien. Él no tiene que sufrir las consecuencias de lo que hagan sus padres.

– Pero…

– No has dicho nada de Megumi.

– Bueno… Ella no te hace feliz, ¿no es cierto?

– Es cierto. Pero estoy seguro de que yo tampoco la hago feliz a ella. Ha sido imposible ya por un tiempo… a pesar de que ambos lo hemos intentado. Y lo hemos intentado lo más que hemos podido.

Despacio, Hyde volvió a buscar sus labios.

– ¿Estás seguro?

– Si alguna vez me hubiera sentido así antes, lo recordaría.

– Tal vez… deberías pensarlo con cuidado. No quiero dañar…

– Voy a divorciarme de Megumi, no de mi hijo.

– Un.

– Pero tienes algo de razón, ¿sabes? Quizá, después de todo, Moon Child sea una buena oportunidad.

– ¿Una buena oportunidad?

– De descansar. De pasar tiempo juntos… para pensar las cosas con calma.

– ¿Honto?

– Un.

– Arigato.

– Iie.

– Haido… ¿puedo hacer una pregunta?

– Hazla. Ahora que podría escuchar cualquier cosa.

– ¿Es esto suficiente para que aceptes estar con alguien?

– No. Pero creo que es más de lo que nadie ha sentido por mí antes. Eso es, si todo lo que has dicho es verdad.

– ¿Hay algo que pueda hacer para demostrarte que es cierto?

– No me malinterpretes. Te creo. Y es sólo por eso que tus palabras son suficientes para que tenga en cuenta la posibilidad.

– Para que me des una oportunidad, quieres decir.

– Para darme una oportunidad a mí mismo, tal vez. No seas otro de mis acólitos, Gackt.

– Está bien.

Y mientras volvían a compartir un fugaz beso cálido y dulce, a la vez que refrescante, el sol comenzaba a teñir de colores el cielo despejado. Sin embargo, de alguna manera, para ellos era como si esa noche no hubiera terminado aún. Una noche que, quizá, no terminaría nunca.

 

Notas finales:

He jugado con los tiempos. La edad del hijo de Hyde no cuadra para nada con el rodaje de Moon Child que aquí se propone, pero por algo es un fanfic, ne?

Me gustaría mucho saber su opinión acerca de esta historia.

De momento no he podido avanzar mucho con mis otros fix, pero es que estoy en cierre de semestre en la universidad y se pone algo difícil para moi. Espero su comprensión.

Dulces lunas y hasta siempre! 


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