El rubio posó su cabeza sobre el vidrio, repitiéndose sí mismo 'Estoy con Near, estoy con Near, estoy con Near.'
Había pensado en el asesinato de Near, en la muerte inesperada de Near, en ver a Near orinando, en ver a near cambiándose, en ver a Near a los 40, en ver a Near muriéndose de hambre bajo un puente, pero nunca a ellos dos solos en una habitación. Era la persona que lo hacía estremecerse día tras día, que a veces lo hacía querer morir con tan solo sentarse, que siempre estaba unos pasos arriba de él, y lo tenía totalmente indefenso frente a él.
Lo miraba de reojo cada dos minutos, obvservando inutilmente sus movimientos, tratando de decifrar su forma de pensar pero era inútil, era simplemente Near.
De repente pensó: Tenía en frente a la única persona a la que pensó asesinar a sangre fría miles de veces, a la única a la que nunca podría alcanzar, ¿Por qué no experimentar un poco con él? Trabajar con algo nuevo para él... el contacto.
Una sonrisa malévola tomaba forma en la cara de Mello mientras se acercaba a Near, sentándose a su lado.
El peliblanco apenas le dirigió la mirada debido a el movimiento de la cama que desarmó su rompecabezas, pero lo siguió armando después de tomar algunas piezas que habían caído al suelo.
Mello se recostó sobre las piernas de Near mirando al techo. Después de unos minutos tomó una bocanada de aire y se dirigió a hablar con Near.
Mello: Near...
Near: ¿Hai?
Mello: ¿Nunca has pensado en... ya sabes... es? - Le decía yéndose cada vez más cerca a su rostro, con una sonrisa diabólica en la cara.
Near: En... ¿Eso? - Alejaba el rostro sonrojado de él.
Mello: Sí Near, eso.
Near sabía bien de lo que se trataba, y también sabía los objetivos de Mello, pero francamente no veía razón para pararlo, si no hacía nada "extraño", después de todo... era un nuevo reto.
El peliblanco no estaba acostumbrado para nada al contacto físico, y no podía evitar sonrojarse cada vez que Mello lo tocaba o se acercába un centímetro más a su cuerpo.
El rubio por fin llegó a sus labios, posándose sobre ellos generando un ligero roce, al cuál Near respondió con sus latidos más acelerados, y su respiración empezaba a tornarse agitada.
El albino tomó su rostro suavemente y miró sus ojos celestes fijamente, aún cuando los suyos parecían estar vacíos, carecientes de cualquier emoción, podía sentirse como buscaban su mirada.
Mello lamió suavemente la comisura de los labios de Near y éste le abrió paso, cerrando los ojos. Pudo entrar suavemente en su boca, entrelazando sus lenguas y explorándola suavemente.
El cuerpo del peliblanco comenzba a estremecerse en la cama de su compañera, tomando el calor corporal que el rubio lo llevaba a tener. Tenía las mejillas ruborizadas como nunca las había tenido y sus ojos, por primera vez, brillaban.
El rubio no pudó evitar esbozar una sonrisa maligna, premeditando sus planes con el albino en esa habitación vacía sin salida.
Mello bajó su manos por el pecho del peliblanco hasta la parte delantera de sus pantalones, y allí comenzó a acariciar sin cuidado, con fuerza, mirándolo con los ojos entreabiertos mientras él estaba sonrojado por completo, indefenso.
El epliblanco cerró los ojos y esbozó un gemido ahogado para guardar silencio, aunque ambos sabían que era imposible contener ese gemido.
Dejó de acariciar por debajo de sus pantalones y metió la mano suavemente en sus boxers, y tomó cuidadosamente su miembro.
La cara del rubio se transformaba con cada muestra de vida de Near, como se sonrojaba, como gamía, quería escucharlo gritar su nombre, cada segundo se sentía un paso más cerca de él, pero quería estar arriba, quería hacerlo estremecerse aún más.
Bajó con su lengua por su abdomen, jugando con su ombligo, hasta llegar a su miembro, y se lo metió cuidadosamente en la boca, succionando sin mucha fuerza. Por más que estubiese controlándolo, también era su primera vez, y no podía hacer muchas cosas por más que lo quisiera.
Lamía y succionaba cada vez con más intensidad, quitándole a Near gemidos contenidos, pero no podés contenerlos del todos, estaba obligado a soltarlos. Por fin hizo que lo Mello tanto esperaba...
Near: Ah........... Me........ llo........
No se detuvo, seguía jugando con el miembro del albino con su lengua, lamiendo desde la base hasta la cabeza, con cada vez más intensidad y haciendo que las blancas mejillas se llenaran de un rojo intenso.
Near arañó fuertemente las sábanas, apretando fuertemente la almohada, gimiendo otra vez el nombre del rubio otra vez, pero esta vez en un grito ahogado en la almohada.
El rubio succionaba cada vez con más intensidad, intentando hacer que el pequeño albino por fin acabara en su boca.
Al no cumplir con su cometido, tocaba también el ano del pequeño con sus dedos, y éste no hacía más que genir como lo venía haciendo.
Los gemidos y la velocidad de los latidos, de la respiración y de la manera con la que Mello lo mansturbaba se sentía cada vez más en el ambiente, y cuando los alaridos del albino comenzaron a tomar forma... el rubio se dio cuenta de que por fin el momento estaba llegando, estaba por cumplir con su cometido.
Near volvió a aferrarse fuertemente a las sábanas, echando su cabeza para atrás y diciendo el nombre 'Mello' en un hermoso grito ahogado que interrumpió el silencio en la mente de Mello, Near había recién acabado en sus manos.
Una dulce victoria, fugaz y sobervia tomó el cuerpo de Mello, llendo hacia su rostro de nuevo a quitar mechones de pelo empapados que cubrían su cara, mientras respiraba agitadamente.
Lo miraba perdido, con un brillo y una emoción nunca antes vista en sus ojos. Pero el rubio lo tomó fuertemente de las muñecas pegándolo con furia a la cama y abriendo sus piernas con las suyas. De la boca del rubio salían susurros enloquecidos:
Quiero hacerte odiarme.
Quiero hacerte sentir.
Quiero que te estremezcas.
Quiero que me mires cuando te hablo.
Quiero hacerte sentir miserable.
Quiero serte superior.
Quiero ganarte.
Quiero hacerte sentir toda esa mierda que tú me haces sentir.
Los ojos del pequeño albino se abrieron enormes buscando los del rubio y su rubor descendió para darl lugar a su extrema palidez, tras esas frases nada bueno podía venir de Mello, le había dado la oportunidad de manipularlo y Mello iba a hacerlo hasta el último segundo, pero él lo sabía, él lo había dejado.
Había jugado con fuego y el rubio no iba a impedir que se quemara, quería que se quemara vivo frente a él.
Apretó sus muñecas tan fuerte como pudo, con furia, con odio, como tratando de cortarle la circulación de las venas, y bajó la mirada a sus piernas abiertas por un segundo, pero volvió a ver la cara de Near con una sonrisa maligna diujándose otra vez en su rostro.
Las piernas del peliblanco quedaron en los hombros de Mello, abriéndole libre paso pero temblorosas, su dueño estaba aterrado en el fondo.
Pero cuando por fin estaba por dar el último golpe, justo en el segundo que Near cerró los ojos en símbolo de terror abrió la puerta imponente el pelirrojo, Matt, quedando perplejo ante el cuerpo semidesnudo del peliblanco y Mello a punto de entrar en él.
El tiempo paró por unos segundos, mientras Matt parecía inconciente y los otros dos pensaban que hacer, o al menos Mello que se sentía humillado.
Al escuchar los pasos aproximándose de Roger y Watari, Matt les hizo señas de que se vistieran lo más rápido posible y volvió a cerrar la puerta nervioso de que los ancianos vieran semejante escena.
Roger exigió antes los titubeos nerviosos de Matt abrir la puerta, y allí encontró a Mello y a Near enfrentados como si nada, sentados en la cama, Near con puzzle y Mello mirando a la nada.
Un alivio incomparable invadió el cuerpo de ambos, lanzando un suspiro en signo de victoria. Pero antes de salir de la habitación a llevarle los útiles a Linda, ambos se miraron. Near estaba como siempre, careciente de emoción alguna, jugando con su cabello, como si nada de lo anterior hubiese pasado.
Mello se quedó dentro de la habitación, con los ojos fijos en su rival, al ver como se iba caminando, estaba incrédulo. Apretó los puños furioso y miró al suelo chirreando los dientes, era la gota que derramó el vaso. No había hecho estremecerse a Near, no había hecho absolutamente NADA.
Salió de la habitación decidido a golpearlo con todas sus fuerzas, a ver si sangraba... los humanos sangran ¿Near sangrará? Sus pasos estaban llenos de ira y buscaban a Near por todo el lugar cuan acechador maniático busca a su presa indefensa. Y por fin lo encontró, jugando con un rompecabezas en el suelo de la salta principal, rodeado de niños que no habían parado de saltar y gritar. 'No hoy, no mañana, no hoy, no mañana' se repetía tratando de hacerse caso.
[/FLASHBACK]
Lo cumplió, no lo golpeó ayer, tampoco iría a golpearlo hoy, no planeaba golpearlo mientras viviera en le orfanato, ¿Qué lo detenía afuera? Sólo quería mostrarse cuerdo, por lo menos ante sí mismo, trataba de decirse que no estaba mal, y que todo eso pasaría.
CONTINUARÁ...