Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Vispera navideña por Aquarius No Kari

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Como ya lo he dicho muchas veces, mis fics son algo feos u.u.... asi que... no se sorprendan si este no les gusta u.u

Vispera Navideña

No puedo creer que esto me este pasando.

Hace unas horas creía tener perfectamente definidos mis sentimientos. Ahora no lo sé. Me siento tan confundido. No en relación a ellos; si no a la razón de que no me diera cuenta antes.

Cierro la puerta de mi habitación con algo de cansancio, caminando enseguida a mi cama, donde me tiendo pesadamente con los brazos extendidos y la cara hacia el techo. Mi rostro se ve triste, lo sé. No necesito un espejo para darme cuenta. Con sentir esta opresión dentro de mi, no puedo sonreír.

Durante un par de meses hemos competido por el corazón de alguien que se comporta amable con nosotros. No sabemos lo que siente por cada uno; pero nos desvivimos por tener atenciones con él para que se fije en cualquiera de los dos. Somos amigos, y aunque nos guste la misma persona, jamás hemos peleado de forma inmoderada gracias a nuestro lazo especial. Sin embargo, esta tarde, mientras hacíamos las compras navideñas me di cuenta que ya no te miro de la misma forma amistosa que antes. Sé que sonará un poco tonto; pero así fue. Quizá esto no comenzó esta tarde, ni siquiera ayer por la noche, después de la cena; mas bien creo que este sentimiento ya tiene más tiempo. Creo que desde la primera vez que te vi se implantó una semilla en mi pecho, y que con el beso de anoche y las cosas que hicimos esta tarde, no necesitó de más para florecer.

Mientras giro mi cuerpo en dirección a la ventana, un hálito tibio atraviesa mi traquea, despidiéndose de mi cuerpo a través de mis labios. De pronto la comisura de mi boca se extiende unos milímetros, cuando pienso en todo lo que hemos vivido juntos desde hace un par de años: la fecha en que llegaste a esta calle, el primer día que nos confiamos un secreto, nuestra primera pelea como amigos, la reconciliación, las fiestas a las que asistimos, las personas que conocimos, nuestros pequeños roces por la persona que ‘nos’ gustaba... Hemos pasado por tanto. ¿Cómo es que no me di cuenta que no te quería así?

Tal vez porque juramos que seriamos amigos hasta el termino de nuestras vidas. Quizá porque no quería sentirme tan triste como ahora, sabiendo que a ti te gusta alguien que no soy, y que no seré yo...

De cualquier forma, no quisiera que esto se convirtiera en una de esas cosas que no puedes hacer, y que a la larga te arrepientes de no haber hecho. Eso es lo que pienso después de lo que dijiste esta tarde…

Flash back

-“¿Qué pasará si no recibe tu regalo?”- Te pregunté cuando tomaste un oso de peluche del estante. Tus mejillas estaban envueltas por la emoción y la pena. Fue entonces cuando tus ojos se clavaron en los míos.

-“Quiero hacer el esfuerzo. Me gustaría que sepa lo importante que es para mi esa persona... aunque él no me quiera.”- Miró de nuevo el presente para ‘él’. –“No quiero arrepentirme después por no habérselo confesado, si es que se decide por ti o por alguien más...”- Sus pupilas volvieron a tener contacto con las mías.

En todo el rato que llevábamos comprando, no me había pasado por la cabeza la idea de adquirir un presente para la persona que supuestamente me gustaba. Mi único pensamiento era el de estar contigo, disfrutar cada momento en tu compañía.

End of flash back

Pensándolo del mismo modo que tú, es como llego a la conclusión de decírtelo, aunque en este momento estés pensando en envolver su regalo y la forma en que le dirás que te gusta...

Me cuesta tanto no sentirme triste, saber que te perderé si él corresponde tus sentimientos; sin embargo, si él te rechazara yo podría estar ahí, para ti, para consolarte. Sé que la segunda opción me haría sumamente feliz; pero al mismo tiempo la persona más desdichada del mundo. Verte llorar seria peor que tragar vidrio molido.

No sé que hacer. Desearía poder pedirle consejo a alguien. El único problema es que la persona a la que siempre acudo, es la misma por quien ahora me debato entre la razón y la locura, el amor y el dolor.

Sintiéndome intranquilo me levanto de la cama y camino hasta la ventana, donde observo en la distancia como la oscuridad se cierne sobre la luz del día, mostrando un paisaje anaranjado y azul, mezclado. Es como un mágico juego del sol contra la luna, como si cada día se debatieran entre ver quien es mejor, quien puede ocupar más horas para establecerse. Es como un beso. Las personas que comparten ese roce tan excelso mueven sus labios uno arriba del otro, casi compitiendo hasta que alguno gana y adquiere el control total; o el corazón del otro, como me sucedió a mi…

Flash Back

Terminábamos de cenar. Tu familia siempre me invita; aunque en estas fechas es de mayor costumbre. Sobre todo la navidad. Ni tu madre me perdonaría que yo no probara su tradicional panqué navideño, ni yo me perdonaría perderme esa cena. No lo haría por nada del mundo.

El banquete de esa noche era como un simulacro para saber quienes asistiríamos, el lugar que íbamos a ocupar en la mesa y otros detalles. Tu madre es muy perfeccionista. Por eso lo hace.

Cuando la cena concluyó, me dispuse a retirarme. Me despedí de tus hermanos, de tus padres y hasta del perro. Después, amablemente te ofreciste a acompañarme hasta la puerta.

-“No tienes que molestarte”- Insistí mientras te seguía el paso, de camino al recibidor.

-“A mi no me molesta hacerlo”- Respondiste con un gesto de manos –“Además, quería preguntarte algo sin que mi familia se enterara.”- Mis cejas se arquearon de forma inquisitiva. Tú te detuviste en la puerta para mirarme a la cara –“¿Te gustaría ir de compras conmigo?”- Yo camino hasta ponerme a un costado de ti, también cerca de la puerta

-“¿Por qué no querías que tu familia escuchara?”- Tú me hiciste una seña para que me aproximara a ti. Enseguida respondiste en voz baja.

-“Porque creo que mi padre no le ha comprado nada a mamá, y como no sabe disimular, terminaría revelando su pequeño freo secreto frente a toda la familia. Como si eso no bastara, ya la conoces, arruinaría la cena con tremendo drama”- Reíste levemente. Yo me limito a sonreír. –“¿Qué dices? ¿Vienes conmigo?”

-“La verdad es que ya hice mis compras navideñas...”

-“Ya veo...”- Dijiste pensativo

-“... Pero me gustara ir contigo; así podré ver cual será mi regalo”- Me apresuré a decirte, guiñándote un ojo. Tú colocaste una mano en tu cintura, al tiempo que la otra hacia una seña negativa con el dedo

-“Lamento decepcionarte, pero tu presente ya lo tengo”

-“¡Qué más da! ¡Por supuesto que voy contigo! ¿Alguna vez te he dicho que no, cuando me pides un favor?”

-“Claro que no.”- Negaste con una sonrisa. –“Entonces paso por ti en la mañana, ¿Esta bien?”

-“Muy bien. Hasta mañana”- Estiré la mano para tomar el picaporte, cuando la tuya ya estaba sobre el, provocando que sin desearlo, mis dedos tocaran tu dermis. –“Lo siento”- Me disculpé enseguida, retirando mi extremidad. Tú hiciste lo mismo, mientras movías la cabeza hacia la izquierda y derecha.

No puedo explicar por qué mis dedos cosquillearon, tampoco el porque sentí un extraño jalón en mi vientre. Ni siquiera tuve tiempo de reaccionar, o cuestionarme la razón, ya que tu mano se posó sobre mi brazo, llamando mi atención

-“Mira”- Señalabas algo con el dedo, sonriendo. Mis ojos se elevaron para encontrar lo que te tenía tan divertido

-“¿Una planta?”- Fue lo primero que dije al ver sobre nosotros una rama con pequeñas hojitas verdes. Uno de los decorativos navideños más famosos...

-“Muérdago”- Dijimos al mismo tiempo. Entonces mi mente trabajó con rapidez y captó el porque te parecía tan gracioso.

-“¿Acaso tú...?”- No sé si fue desagrado, sorpresa o conmoción lo que me invadió cuando asentiste.

-“Es una tradición. Cuando dos personas se paran bajo el muérdago tienen que besarse...”

-“¡Pero...! Vamos... n-no estarás hablando enserio...”- Cambiaste la mirada hacia otro lado

-“Pensé que sería ‘divertido’. Somos amigos, y entre nosotros nunca ha habido secretos. Hemos compartido muchas cosas juntos desde hace...”- Levantas la mano a la altura de tu nariz para contar con los dedos. Prontamente la bajas –“No importa cuanto tiempo. Sólo creí que sería lindo compartir contigo una experiencia así”- Volviste a fijar la mirada en mi, sonriendo. En ese momento me sonrojé; pero no te quité la vista de encima.

-“A decir verdad, me encanta la idea; aunque no sé si deba ser yo a quien le regales tu primer beso”- Tú te sonrojaste también, al tiempo que tu cabeza negaba

-“Creo que nadie más se lo merece, y si tengo que aprender a hacerlo, me gustaría que fuera contigo. Ya sabes, si algún día me toca besar a otra persona no quisiera equivocarme”- Supe a quien te referías, lo extraño fue que me dolió más por ti, que por él; es decir, en vez de que mis celos fueran porque te referías a besar a la persona que supuestamente me gustaba, me sentí más mal por saber que cuando ese momento llegara lo besarías a él y no a mi. Este pensamiento lo tengo ahora. No lo descifré así cuando estaba contigo. Aquella vez no entendí mi turbación. –“De cualquier forma no quiero que te sientas comprometido a ‘enseñarme’.”- Comentaste. Fui yo quien ahora negó

-“Hagámoslo. Si estas tan seguro de que eso quieres...”- Tú asentiste. Entonces el nerviosismo se apropió de mí.

Nuestros pies se encargaron de juntar nuestros cuerpos poco a poco. Mis ojos notaron como tus labios titilaban, y mis manos, al tomar las tuyas, el como tus dedos manifestaban el temblor del que era victima tu cuerpo. Nuestros rostros quedaron uno muy cerca del otro. Tus pupilas no dejaban de moverse, pasando de mis labios a mis ojos, y repitiendo constantemente su paseo. Yo suspiré, mientras mis párpados poco a poco me brindaban oscuridad, y mis labios intentaban cernirse a los tuyos. Cuando logré mi cometido no me atreví a moverme, permanecí estático tratando de controlarme; puesto que al saberte tan, pero tan cerca, mi corazón latió sin control y mis impulsos estuvieron a punto de desbordarse. Tuve tantas ganas de abrazarte, de moverme rápidamente como si quisiera absorte, robarme tu alma. Pero no lo hice. Controlé mis emociones y me desplacé suavemente por el borde de tu boca. Sin una respuesta aprobatoria, o corresponsal de tu parte a mi acción. No hasta que abriste los labios y capturaste los míos, moviéndote de la misma forma. Entonces yo hice lo mismo. Tú me imitaste, y dimos paso a la lucha que ahora contemplo por la ventana, de la noche contra el día. Sentí algo en mi mejilla. Era tu mano acariciando mi piel con la yema de tus dedos. La otra se encontraba sobre mi hombro. Mis brazos entonces se apropiaron de tu silueta, pegándote más contra mi cuerpo. Pero tus labios ya no se movían con lentitud, como tampoco los míos. Habíamos cambiado una ‘lección’ por algo más pasional. Y al parecer lo notaste. Fue cuando tu boca abandonó la mía, y tu frente se colocó en la mejilla donde estaba tu mano. Nos abrazamos por unos minutos, hasta que mi corazón dejó de latir tan rápido, mis labios de palpitar y mi respiración volvió a la normalidad.

-“Fue extraño...”- Te escuché decir –“Pero muy bonito...”- En verdad lo fue. Es lo que pensé.

Cuando nos separamos nos sonreímos. En ti nada había cambiado. En mi, bueno, creo que mi corazón ya no me pertenecía.

-“Muchas gracias. Nos vemos mañana.”- Me dijiste cuando salí del cálido ambiente de tu casa, al clima invernal de la calle.

-“Hasta mañana…”- Me despedí, dándote después la espalda.

De camino a casa no dejé de pensar en otra cosa: Tu primer beso. El mío fue hace un par de años, aunque no tan especial como este.

End of flash back

Despertando de mi recuerdo, me doy cuenta que la oscuridad se ha adueñado del día, como tú de mi corazón.

Nuestra edad no rebasa los dieciséis años, por lo que no sabemos cual es el significado exacto del amor; y sin embargo, creo... creo que te amo...

Y a pesar de que a ti te guste alguien más, yo no me rendiré. Te revelaré mis sentimientos, porque así como la luna brilla en este momento, el sol saldrá en unas horas y la luz le ganará a la noche, tal como yo espero hacerlo.

Ahora cierro las cortinas de la ventana. Después me dirijo hacia el escritorio, donde una pequeña caja de color rojo, con una cinta plateada y un moño del mismo color, me espera. Lo tomo entre mis manos, tratando de imaginar la cara que pondrás cuando levantes la tapa.

Este es tu presente. Mi esperanza. No sé si te diré lo que siento al entregártelo; pero sé que sea cual sea tu respuesta, este regalo te acompañara siempre, aunque yo... no pueda hacer lo mismo...

... o ... o ...
Notas finales: Y si tu pregunta es si lleva continuacion... la respuesta es si =)

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).