Era un amanecer tranquilo en kanagawa, para todos menos para cierto pelirrojo que estaba lo suficientemente inquieto como para no haber podido dormir en toda la larga noche, después de haber decidido algo que cambiaria su vida, aunque no sabia para bien o para mal, pero era algo que sin duda tenia que hacer por su bien mental y por que después se arrepentiría de no haber dicho esas palabras que en el ultimo tiempo se le habían vuelto las mas importantes de todos sus 17 años de corta edad.
Si, sin duda que ese seria un día especial, por fin estaba decidido a confesar toso lo que llevaba dentro a el ser que tanto quería, ya no era haruko ya que había estado hace algún tiempo con ella y le estaba muy agradecido por ser quien le ayudara a darse cuenta de quien verdaderamente ocupaba su corazón, aunque con un poco de esfuerzo del pelirrojo por alejarla sin hacerle daño.
Sin embargo se había enamorado de aquel que menos hubiera pensado cualquier persona que estuviera con ellos cerca por mas de 5 minutos, si de aquel zorro que tanto odio en un tiempo y que de tanto observarlo, irremediablemente se había enamorado perdidamente de el y simplemente se lo había guardado por mucho tiempo por el temor por el que cada persona pasa, el temor de ser rechazado por la persona que mas quieres. Pero ahora era algo decidido, tenia que decirlo para que su ser al fin tuviera algo de descanso, ya no le importaba la respuesta, aunque si fuera un ‘‘yo también te amo’’la verdad no le disgustaría, pero era algo que hana tenia casi dado por perdido.
Al fin había llegado la hora después de un día de instituto devastador para el tensai, ya que este no podía habérsele hecho mas largo, pero ahí estaba, en medio de la cancha de básquet jugando como cada día al máximo, su querido amor, se veía radiante con unas gotitas en su cara por el sudor, su ropa algo mojada y pegadita a la piel, lo que a hana se le hacia una invitación al pecado, pero se contuvo.
Había llegado antes, el sabia que rukawa llegaba antes al gimnasio para practicar unos tiros libres y ahí estaba su oportunidad de confesarse. Se acerco muy sigiloso a su pequeño kizune aun sin el darse cuenta de lo que hacia, ahí Ru se dio vuelta y lo encontró a escasos centímetros de el, rápidamente se alejo y empezó a hablar.
Que hacer aquí tan temprano do’hou – dijo un poco por la impresión, hana jamás se le había acercado de ese modo.
Tengo algo importante que hablar contigo y no pude esperar hasta después- dijo un poco nervioso aunque seguro de lo que hacia
Entonces habla rápido do’hou, que no ves que estoy practicando- decía mirando a otro lado y secándose la cara con su sudadera lo cual le provoco al autonombrado tensai un color rojo altamente visible
EP… esto zorro… ehh… yo quería… esto…-decía el pobre sin poder quitar su color rojo de la cara
Si no vas a articular nada entendible mejor retirate, do’hou-desia el zorrito sin poder entender lo que hana quería decir.
KIZUNE YO TE AMO!!!!!!- dijo cerrando losa ojos y con el color en la cara que sobrepasaba al de antes.
ehh….es...es broma??- el kizune no sabia que decir a semejante confesión, lo ojos estaban muy abiertos, necesitaba que le explicaran que era lo que acababa de salir de la boca de ese que estaba frente a el.
No zorrito yo te quiero de verdad desde hace algún tiempo y…y no sabia si decírtelo o no , no sabia de tu reacción ante eso, lo pensé por mucho tiempo, me llevo mucho el entender que era lo que sentía y aceptarlo ya que esta sociedad no entiende estas relaciones , pero yo de verdad te amo con todo mi ser y no podía ocultarlo mas- el pobre hana pensaba que en ese mismo minuto caería al suelo desmayado pero se contuvo , quería explicar todo lo que le pasaba , y sin mas agarro a un muy pensativo kae por la cintura y le planto un beso el la boca, al principio muy suave , después mas intenso por ambas partes ya que ru se estaba dejando lo que a hana le hizo pensar en que quizás el también lo quería.
Lo que no sabia el pelirrojo, era que ni el mismo kae sabia lo que hacia, el mejor jugador de shohoku estaba pensativo y se dejaba llevar por las emociones de hana que lo arrastraban, pero no sabia lo que sentía ya que era la primera ves que su corazón saltaba así . Lentamente se fueron separando solo por la falta de aire que los acongojaba. Hana no podía estar más feliz y kae no podía estar más confundido, que era lo que había pasado?? Que era lo que había sentido?? Y más aun, que era lo que aun sentía??Eran las preguntas que pasaban por la mente del kizune en esos minutos, pensó que su mente y su corazón estallarían y el no podría hacer nada
sin mas que pensar salio de ahí lo mas rápido que pudo escapando de la cara que se le presentaba en la mente aun sin estarla viendo, llego hasta el parque donde practicaba cada día por la mañana temprano y se sentó, necesitaba pensar que era lo que ocurría ,por que no lo alejo en ese momento en que lo beso??, por que su cuerpo y su mente decían cosas tan distintas y lo dejaban imposibilitado para reaccionar, no podía quedarse e irse al mismo tiempo no? así que cuando lo soltó lo primero a lo que reacciono es a alejarse de ahí en ese instante , no podía quedarse y afrontar todas la emociones juntas que para colmo se les ocurría llegar a todas juntas al mismo tiempo cuando el moreno menos las esperaba.
El pelirrojo por mientras andaba por el instituto buscando a su querido kizune para que le dijera que era lo que sentía, quería que le dijera que lo quería aunque si no fuera así se encargaría de olvidarse de su amor no correspondido. Al no encontrarlo ahí se fue, después de la practica por supuesto, a buscar por los alrededores pero parecía que el pelinegro se arrancara de el y así era efectivamente ya que cada ves que kae veía que el pelirrojo se acercaba el salía corriendo de ahí.
Así pasaron algunos días, hana no había perdido las esperanzas y perseguía a rukawa por todo el instituto y aun después de el. El pelinegro ya se había acostumbrado a que lo persiguieran y hasta cierto punto le empezaba a gustar que lo hiciera aunque obviamente jamás lo diría. Kae recibía cada día regalos del pelirrojo los cuales variaban desde chocolates hasta muñequitos de felpa con figuritas de zorro o pequeños monitos los cuales sacaban una que otra sonrisitas del kizune que hana admiraba desde un punto donde este no lo viera, solo por aquellas sonrisas era que el se animaba a seguir con la alocada idea de conquistar a su amor, aquellas que le daban una luz en medio de toda la oscuridad que le provocaba el alejamiento de aquel que quiere.
Sin darse cuenta se le había perdido la presa, por están profundizando en sus pensamientos, la cual ya no se divisaba por ninguna parte y sin quererlo se le escapo un pequeño susurro del corazón el cual decía: ‘‘arranca... si es que puedes’’