En la actualidad el mundo está lleno de pecadores que alimentan la maldad del universo, cada país se sumergía en distintos niveles de perversión, nuestra historia comienza con cierto moreno de ojos oscuros cuerpo de muy buen ver... lástima que tuviera tan mal gusto para la ropa: camisa de franela a cuadros, pantalones de vestir que llevaba de brincacharcos, zapatos cafés con las agujetas desatadas, mismas que ocasionaron que se tropezara y diera con la cara en el pavimento haciéndole al menos un favor, pues al estrellarse con el suelo sus asquerosos lentes de fondo de botella que ni siquiera necesitaba se rompieron en mil pedacitos.
-¡Mis lentes! Ahora no podré verme guapo... (M & Ch: ¡¡JAJAJAJA!!)... o espiarla mejor.
Así nuestro perdedor, como lo llamaremos de vez en cuando, se encamina como todas las mañanas a su trabajo, que por cierto es una total basca teniendo en cuenta que había terminado con sus estudios universitarios (M: He ahí nuestro cruel futuro Chikori TT_TT//Ch: ¡Buaaaaaa! TT_TT).
Como todas las personas del mundo este pobre desgraciado tenía que trabajar para sostenerse y poder vivir, si bien no feliz, con comodidad y sin tener que buscar desperdicios en el basurero de McDonalds. Nuestro perdedor trabaja en una compañía enorme desempeñando con entusiasmo su puesto nada bien pagado de asesor telefonista.
Basta de presentaciones y entremos a lo bueno.
El hombre moreno mientras se encargaba de atender a una llamada nada interesante se dio cuenta de la llegada de una de sus compañeras de trabajo, la cual había llegado solamente 10 minutos tarde, pero como este era un completo idiota que trataba de conseguir aunque sea un poco de platica para sentirse apreciado, pues le hablo a aquella mujer de cabello castaño y lunar en el ojo.
-¡Oye Ross!, ¡por sí no lo sabías entramos a las 9 AM!- señalando el reloj de pared.
-¡No me friegues!- entonces le aventó a la cabezota un lapicero.
-Oh, era broma.- mientras se sobaba su nuca y se percataba de que en las cercanías estaba otro de sus dizque amigos.- ¡Farman!, ¡amigo, compadre del alma!
-... -mientras trataba de ocultarse de la vista de aquel imbécil.
-¡Te estoy viendo amigo!- y le puso una mano sobre el hombro.- oye que te parece si en la noche vamos con nuestros camaradas a pistear y conseguirnos unas nenas.
-Uy lo siento pero hoy vamos a estar muy ocupados.- mentía.
-Oh que lastima.- luego otro compañero se fue acercando, pero al ver al looser trataba de ser desapercibido.
-¡Amigote Maes!, ¡cuantos años sin verte!
-Ahora que quieres Roy.
-¿Qué tal si nosotros dos vamos a un bar y buscamos unas pollitas con quienes divertidos?
-¡Por si no lo sabías estoy casado!
-Oh que lastima, vas a tener que vértelas con el sartén verdad.- mientras hacia extraños movimientos que la verdad ni se le entendían que quería decir.
-Ah sí, sartén.- con una enorme gota detrás de la cabeza.
-¡Mira ahí anda Breda!- señalando al gordito que hasta había saltado al otro cubículo para que no le hablara aquel perdedor.- al rato los veo pandilla.
-¿Pandilla?- contesto Maes fastidiado.
-¡No soporto a ese sujeto!- recalcaba Farman al ver que Roy por fin los dejaba en paz.
-¡Amigo Breda!, ¡mira lo que traigo aquí!- enseñando unas fotos.
-¿Qué?- a pesar de sus esfuerzos por huir al final fue acorralado.
-¡Son las fotos de mi nuevo estereo!- y así, como si fuera tortura, empezaba a mostrar aquella imágenes tan "interesantes" -mira este es el lado izquierdo, esta una de las bocinas...
-... -Breda estaba realmente asqueado de tener tan cerca de ese pegoste.
Cambiando radicalmente de escenario; la noche cubrió toda la ciudad, el aire fresco llenaba cada esquina, los niños empezaban a irse a sus camitas a dormir, mientras que los adultos solteros disfrutaban su tiempo en bares, antros y uno que otro table dance. Aquellos personajes que trabajaban en la misma compañía se encontraban tomando unas copas felizmente en uno de los tantos bares que había en aquella ciudad ruidosa... lástima que su diversión no iba a durarles porque en la pena entrada del local se encontraba bailando como menso Roy.
-¿¡Pero que demonios hace esa cosa aquí!?- contesto Farman.
-No me lo preguntes a mí.- se ocultaba Maes.
-Le mande una invitación falsa.- se tapaba con lo que podía Ross.
-¡¡Amigos!!, ¡¡camaradas!!- con una sonrisota de wey.- ¡¡creí que iban a estar ocupados!!- mientras tomaba asiento.
-Así, nos pudimos desocupar.
-No me lo van a creer, pero me llego una invitación para una fiesta, aunque creo que se equivocaron al enviarla porque decía que iba a ser en Afganistán.
-... -mirada fulminante a Ross por no ocurrírsele otro lugar más lejano.
-A que cosas.- pero la sonrisa se le borro a Roy en cuanto vio a una mujer rubia, de ojos rojizos, cuerpo de tentación, aire atrayente y encantadora sonrisa (Ch: como aquí no tiene su pistolita pues se volvió más dulce//M: pobre Riza, ahora le va a tener que tocar usar las sillas del bar); ahora el perdedor parecía una quinceañera enamorada, cosa que sus "dizque amigos" lo notaron.
-¿Te gusta Riza, Roy?- contesto Maes.
-¡Eh, no solo me gusta, la adoro!
-Uy pero no se te va a hacer con ella, esta saliendo con un tipo.
-¿Hablas de Havoc?, ella lo dejo hace un par de meses.
-¡!, ¿Cómo lo sabes?- pregunto Ross.
-Lo se todo de ella, es mi musa, sigh... cuando esta vestida de azul se ve mucho más hermosa.- Roy no lo había notado, pero sus compañeros lo miraban como si él fuera un maldito acosador, aunque ese detalle les había dado una idea de cómo deshacerse de aquel pegoste.
-¿Y porque no vas a saludarla?, después de todo llevan trabajando en el mismo edificio más de 6 años.
-No puedo, me da cosa (M: si... cosa entre las piernas)
-¿O es que te da miedo?
-¿Miedo yo?... pues si miedo.
-¡Ándale no seas gallina!, ve a hablarle y de paso invítale algo.
-Pero es que... -y sin darle tiempo de replicar, lo arrojaron "literalmente" a los pies de Riza.
-Es nuestra oportunidad, ya vamonos antes de que regrese.- en ese momento tomaron todo lo que pudieron y se largaron de ahí.
-¡!, R-Riza...
-¿?, ¿Quién me habla?- voltea detrás de ella y no ve a nadie... hasta que baja la cabeza y ve a Roy tirado en el suelo.
-H-Hola Riza.- empezó a levantarse.
-Hola este...- jamás lo había visto.- ¿quién eres?
-¿Qué acaso no me conoces?, ¡soy Roy Mustang!, y hemos trabajado en la misma compañía durante seis años seguidos.
-¿En serio?, disculpe pero nunca antes te había visto.
-Sí, acuérdate, una vez estaba lloviendo a cantaros, los dos estábamos en la entrada y tu dijiste "esta lloviendo mucho" y yo te dije "cierto"-todo lo decía con esa clásica sonrisa de wey.
-ah, claro.- dándole el avión.
-y ahora... estamos de nuevo hablando juntos.
-eh sí...- con una sonrisa de "a ver a que horas se larga"-este... sabes, tengo que ir hacia ese lado.- señalando lo primero que apuntara su dedo que fueron las mesas de billar.
-claro, aquí te espe...- pero no alcanzo a terminar su frase porque la chica ya se había ido.- sigh... daría cualquier cosa por tenerla.
Un golpe dado por un taco sacó de golpe la bola blanca de las mesas de billar, la bola rodó hasta los pies de nuestro perdedor favorito, éste levantó la pequeña esfera y regresó su vista hacia las mesas para descubrir al dueño del objeto: un despampanante chico rubio con el cabello largo atado en una trenza, vestido con pantalones de cuero, camisa roja con los tres primeros botones sin abrochar, sus ojos dorados llenos de una intensidad y sensualidad cautivadoras, mismas que contrastaban con los rasgos aniñados que poseía su rostro. Al verlo Roy quedó con la mandíbula desencajada (M: Cierra la boca Roy, nos vamos a inundar con tus babas), incrédulo veía que el muchacho le indicaba que fuera hacia él, le hacía señas con el dedo haciéndolo ver como un niño travieso (Ch: pero si ES un niño travieso). Cómo el moreno no creía que le estuviera hablando se señaló preguntando de manera silenciosa si era a él a quien se dirigía el rubio, el chico asintió haciendo que Mustang casi se ahogara con la saliva que no podía ni pasar.
Con paso rápido se situó frente al rubio comprobando que era mucho más bajo de lo que se veía a la distancia e intentó devolverle la dichosa bola.
-E-este hola.
-Hola -La voz del chico era dulce pero tenía cierto deje de ¿sensualidad?
-D-disculpa, pero e-esto....e-estaba por allá y pues... -El rubio tomó la bola de las manos del nervioso moreno y le dedicó una sonrisa divertida.
-Eres muy elocuente, debes ser un éxito con las mujeres.
-P-pues si, un poco (M & Ch: Si, como no ¬¬ ¬¬ )
-Hace un momento te vi con una mujer -Decía el chico mientras ponía tiza en la punta del taco (Ch: Cuando dice eso me imagino de los tacos que se comen ^^//M:¬¬U).
-S-si, pero no vengo con ella. Disculpa, p-pero mis amigos me esperan.
-¿Te interesa esa mujer? -Dijo el muchacho mientras se acercaba al looser de manera insinuante.
-N-no es lo que piensas.
-Bueno, cuando alguien dice que daría lo que fuera por tener a alguien se podría decir que hay interés.
-¿¡C-cómo pudiste... si estaba hasta allá!? -Señalaba Roy la barra que estaba como a unos cinco metros.
-Tengo un excelente sentido del oído... entre otras cualidades sorprendentes. -Al terminar su frase golpeó la bola blanca haciendo que las demás, excepto la ocho, entraran en las diferentes buchacas de la mesa (Ch: Se nota que no juega billar, ¿verdad Marieth-sama? //M: En algo tengo que entretenerme).
-¡Wow! ¡E-eso fue genial!
-Mejor vamos a un lugar en donde podamos hablar en pri-va-do -Al terminar de deletrear la palabra mágica dio un golpe a la bola blanca para meter la única que quedaba sobre la mesa, lamentablemente para Roy que me hizo enojar la bola blanca dio un salto al final y terminó dándole un buen golpe en los bajos (Ch: ¡Auch! Eso debió doler, es marfil puro O.O|||).
-P-pero es que... -Trataba de decir con un hilo de voz mientras trataba de aminorar el pequeñísimo dolor de sus partes.
-¿Te incomodo? ¿O es que no te gusto? -Mencionó esto con una voz llena de ternura, pero sin perder ese aire de sensualidad.
-N-no es eso. D-de hecho estas que ardes.
-Cariño, no sabes cuánto -Dijo con una mueca divertida el muchacho.
Cuando se hubo recuperado del pequeño golpe Roy siguió al rubio hasta la salida, siguieron caminando con rapidez hasta encontrarse en las mesas frente a un precioso café, el rubio repentinamente se dio la vuelta, se acercó a Roy con mirada llena de lo que parecía deseo y puso una de sus pequeñas manos sobre el pecho bien formado de nuestro looser favorito.
-Bésame -Dijo el chico con una voz melodiosa y sensual dejando como ido a Roy que reaccionó después de algunos minutos.
-P-pero ¿Aquí? -Su cara mostraba una enorme sorpresa, pero no se notaba que le fuera a rehuir a lo que ocurriera.
-¡Vamos Roy, no temas explorar nuevos horizontes! - El rubio empujó a Roy hasta sentarlo en una de las sillas desocupadas de una mesa que casualmente si estaba ocupada, se sentó sobre las piernas del moreno rozando intencionalmente sus sexos sacando un pequeño suspiro de Roy, sin perder tiempo comenzó a besarlo de manera hambrienta mordiendo levemente su labio inferior, en cuanto tuvo la oportunidad coló su traviesa lengua en la boca del contrario saboreándolo con parsimonia. Al terminar el contacto se dirigió hasta las dos mujeres que los observaban con tremenda hemorragia nasal por el espectáculo dado.-Chicas, ¿podrían dejarnos solos por favor? -El rubio les guiñó de forma coqueta un ojo y las mujeres accedieron de inmediato y se fueron con corazoncitos en los ojos. -El muchacho volvió a besar a Roy, pero esta vez fue solo un pequeño roce en sus labios y se separó para dejar hablar a su acompañante.
-E-eso fue....¡wow!... P-pero ¿Cómo sabes mi nombre?
-Soy adivino, puedo ver el futuro, el pasado... y estaba escrito en tu identificación -Jaló un poco del gafette que el moreno tenía prendido en el bolsillo de la camisa.
-Ah -Dijo Roy con una expresión que claramente decía "de verdad que estoy imbécil" (M: ya dijiste Roy, no se vale rajarse después // Ch: ¿A penas se dio cuenta? ¬¬U)
-Ahora hablemos de negocios.
-E-este, cielos. No estoy interesado en pagar por sexo, digo, si lo he hecho, pero fue por el internet, tu sabes, cuando navegas te encuentras a cada desesperado que te da pena (M & Ch: ¬¬U).
-No soy un prostituto -El rubio estaba diciendo con la cara claramente "estoy con un wey". -Quiero hacerte una pregunta...¿Qué dirías si te dijera que puedes tomar una decisión que cambie el rumbo de tu vida? -Mientras pronunciaba cada palabra se acercaba a nuestro looser poco a poco sin dejar de mirarlo con esos ojos llenos de lujuria y deseo.
-C-claro -Su expresión denotaba confusión -Me agrada que te guste lo esotérico, pero... -No pudo continuar porque el chico lo agarraba fuertemente de la camisa y se notaba ya algo fastidiado.
-¡Sólo escucha! ¿¡ Qué harías si te dijera que tengo el poder absoluto de cumplirte cada deseo, cada capricho que tuvieras o pudieras haber soñado!?
-¿Quién eres? -Ya más confundido no podría estar Mustang.
-¿Prometes que no le dirás a nadie? -El muchacho se sentó en las piernas del moreno y le dirigía esa mirada de niño travieso que está a punto de confesar una travesura.
-Claro.
-¿Lo prometes por tu vida?
-Seguro.
-Yo soy... -El rubio se acercó insinuante hasta el cuello del moreno haciendo que su respiración chocara con la piel pálida de Roy subió un poco el rostro hasta que sus labios rozaron con delicadeza el oído del looser haciendo que éste temblara de excitación, hasta que habló por fin. -...el diablo.