Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Promise in the snow por Chizuru

[Reviews - 18]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Aquí les traigo un oneshot que terminé ayer en la madrugada, en este caso la pareja es ReitaxUruha.

Espero que les guste y que dejen reviews~~

 

El único lazo de nuestras almas:

 

 

“Y fue ahí donde descubrí que tu vida se iba apagando en cada ocaso que pasaba”

 

-¡Shima! Pero ¿qué haces?

Un pequeño niño de alrededor de ocho años, de pelos rubios y ojos tan oscuros como si de sombras estuvieran hechos se acercaba cautelosamente pisando en la brillante y fría nieve que esa mañana bañaba todo de blanco dejando leves huellas en dirección a un niño un poco más alto que él, de cabellos castaños y ojos color miel que se encontraba agachado al parecer jugando.

-Hago figuras con la nieve Akira-chan- dijo mientras que con sus manos las cuales estaban protegidas por unos rojos mitones hacían irregulares formas de pequeños animales.

-Pero te resfriarás y tendrás que tomar sopas y jarabes malos toda una semana en cama- se posicionó frente al más alto arrodillándose viendo la obra de arte.

-¿Por qué mejor no me ayudas a hacer ángeles en la nieve?, después no podré seguir jugando aquí… contigo… dejémoslo como una marca de que estuvimos aquí ¿nee? - su expresión de alegría típica de niño se esfumó al recordar que dentro de una semana más tendría que mudarse de cuidad a causa de sus padres teniendo como consecuencia la separación de su mejor amiguito.

-Siempre estaremos juntos Uru… pero por favor no llores- abrazaba el pequeño y frío cuerpo del castaño quien sollozaba.

-¿L-lo prometes Rei-ta?- dijo separándose un poco mirando con sus hinchados ojos a su amigo de infancia.

-Por supuesto que lo prometo baka… mira para que quede sellado esta promesa haremos el pacto de nuestros dedos meñiques ¿de acuerdo?- dijo en una sincera y tierna sonrisa.

-Está… bien…- dijo secando los últimos rastros de lágrimas en su sonrosado rostro.

-Yo, Suzuki Akira prometo estar a tu lado siempre- extendió luego de decir esto su ahora descubierto pequeño dedo.

-Yo, Kouyou Takashima prometo estar a tu lado siempre- entrelazó su meñique con el del rubio infante en una linda promesa.

Después de que hubiera pasado aquella hermosa última semana, Shima se marchó de Kanagawa con sus padres, yo salí de tras del auto viendo como se alejaba cada vez más de mí, corrí hasta que mis pequeñas piernas ya no dieron más, tan sólo esperaba que nuestra promesa perdurara por la eternidad.

 

-¡Hey! ¡Akira!- un adolescente de baja estatura de pelo color fuego se acercaba rápidamente a un despistado Reita.

-¿Eh? ¿Qué pasa Taka?- dijo un chico de unos 16 años de edad, rubio de ojos negros y de expresión aparentemente fría y misteriosa.

-He recibido una noticia de que llegará un nuevo al curso de al lado… ¿qué te parece?- caminaba alegremente ahora al lado del más alto.

-Mm… nada… con que no sea un tarado por mi bien.

-Pero que expresivo me has salido Reita…- dijo tomándose del brazo del rubio.

 

Habían pasado ocho años más en los cuales no supe nada de él, aún lo recordaba como si hubiera sido ayer… su rostro de finas facciones y blanco… tanto así que se asemejaba a la misma nieve de aquel día, salvo por lo rosa de sus mejillas que me indicaban que aquel cuerpo estaba vivo con un corazón latiendo. Mi vida era totalmente normal, iba a la escuela y tenía amigos… aquel chico Matsumoto Takanori era el más cercano a mí, íbamos en el mismo salón y le gustaba tanto como yo la música, generalmente decíamos que algún día íbamos a formar un grupo y seríamos los más grandes artistas de Japón, él en la batería y yo en el bajo… aunque a decir verdad Taka cantaba muy bien.

Ese día en el cual me enteré de la llegada de un nuevo alumno al curso de al lado del mismo grado nunca llegué a pensar que sería tan igual a Uruha…

 

Era un día soleado y ya había terminado el horario de clases dando paso a los talleres extra programáticos del colegio, habían pasado dos semanas de la noticia. Ese mismo día le tocaba al equipo de football entrenar y un enérgico Akira calentaba sus músculos para comenzar con la práctica, no quería desgarrarse por lo que corría diez vueltas a la cancha, mientras iba haciendo esto divisó una figura un tanto femenina hablar con el entrenador, le pareció extraño porque este llevaba la ropa del equipo puesta, vio como esa persona comenzaba a hacer lo mismo que él luego de haber finalizado la conversación ahora corría a tras, no le tomó mucha importancia y siguió concentrándose en el camino. Cuando ya había sonado el silbato del entrenador volvió hacia donde se reunían todos los del taller, pudo ahora divisar con más recelo a esa persona, se le hacía extremadamente familiar… era de pelos castaño claro e incluso se podría decir que casi rubio, ojos entre tonalidades miel, piel tersa y blanca y de alta estatura… de verdad cualquiera lo confundiría con una mujer, y muy linda por lo demás.

-Bueno hoy sorpresivamente se nos ha unido un nuevo miembro al equipo de football, su nombre es Kouyou Takashima.

Había quedado atónito… mi corazón latía con fuerza y mis manos temblaban irremediablemente, ¿sería posible que fuera una coincidencia de nombres?, no, no podía ser… por esa razón es que se me hacía conocida aquella expresión, había cambiado tanto… ahora su rostro mostraba madurez, llevaba el cabello un poco más largo de lo normal y su cuerpo era elegante… delicado… femenino… sus labios se habían vuelto extremadamente formados y carnosos… tan apetecibles como el dulce manjar, además que había crecido tanto… antes me pasaba por uno o dos centímetros pero ahora era tan alto que se salía de la estatura promedio de esa edad en Japón, como había cambiado mi pequeño Uru-chan…

-Hey… ¿me podrías pasar aquel balón de ahí?- preguntó una voz raramente varonil.

-Eh… sí…- dijo nerviosamente.

-A todo esto… ¿cómo te llamas?- ahora su tono era más amigable.

-S-suzuki… Suzuki Akira…

-¿R-rei…ta?

 

Mi vida había cambiado desde ese entonces, el destino nos había querido juntar nuevamente cumpliendo aquella inocente promesa de niños, algunos días se quedaba en mi casa y era recibido alegremente por mi madre quien lo recordaba como yo totalmente distinto, Shima me decía que Kanagawa no había cambiado mucho desde que el se marchó hace muchos años a tras, como asistía a la misma escuela que yo estuve poniéndolo al tanto de algunas cosas y también había entablado una amistad con Taka-chan, descubrimos que Uruha también gustaba de la música especialmente de la guitarra así que nos pasábamos recreos enteros hablando de nuestra posible banda. Hubo un día en el cual camino a casa Shima me dijo algo que me sorprendió.

-Reita…

-Dime Uru…- contesté calmadamente.

-Cuando yo me fui a Tokyo sufrí mucho por nuestra separación, de verdad que eras la única persona con la cual yo compartía mi amistad, allá cuando los demás niños me hablaban yo era cortante y de actitud fría por lo que siempre estuve solo… no sabes cuántos años esperé a que esa promesa en aquel día de nieve nos volviera a unir, hice hasta lo imposible por regresar aquí contigo pero mi madre no quería… decía que mi padre no podía dejar el trabajo botado por un estúpido capricho de niño que ya era hora de que lo superara pero no quería olvidar… no podía hacerlo, hasta que irremediablemente dos años después el matrimonio de mis padres se disolvió y tuve que volver aquí a Kanagawa… no sabes lo feliz que me hacía la noticia pero pensaba que tú no te ibas a acordar de un simple niño el cual le gustaba jugar con nieve ¿no?


No supe en ese momento qué responderle, estaba rebozando de alegría pero a la vez sintiéndome algo culpable por lo duro que fue para él aquellos ocho largos años, sólo atiné a abrazarlo… sí, al igual que aquella vez, en la misma posición con un Shima llorando en mis brazos, no lo dejaría… haría cumplir esa promesa hasta el último día de mi vida, no quería verlo sufrir de nuevo, a partir de ese instante íbamos a estar juntos para siempre, pero aún así había algo que no dejaba de rondar por mi mente y corazón.

Pasaron los años y por fin nuestro sueño de formar un grupo de música se había consolidado, Ruki (en otros tiempos Takanori) había sido baterista pero luego lo dejó para ocupar el puesto de vocal, Uruha (sí, decidimos que esos apodos de niños iban a ser nuestros seudónimos artísticos) ocupaba el lugar de guitarrista principal, Aoi un chico que se nos había unido después de tener otras bandas también era guitarrista, Yune era nuestro baterista y yo por supuesto era el bajista, nos hicimos llamar “Gazette” que hacía alusión a la palabra “cassette” que quería decir que todo estaba hecho a mano.

La relación entre Shima y yo se iba fortaleciendo con el tiempo inclusive comenzamos a vivir juntos, era algo tan especial… compartíamos nuestro lazo lo mejor que podíamos, éramos tan cercanos que dormíamos en la misma cama y hacíamos el amor… sí, era tanta la conexión que había entre nuestras almas que llegaba a pensar que cuando nacimos éramos un único ser que ahora necesitaba volver a unir sus partes para sentirse en plenitud con la vida, pero nuestro amor era distinto… no era como el amor de pareja típico, era algo mucho más allá tanto así que mi pequeño Shima estaba enamorado de Yuu y yo de mi antiguo amigo de colegio que me acompañó durante mucho tiempo, Taka-chan… pero a pesar de eso nosotros, los niños del día de nieve seguían su relación de ese amor singular.

Después de un año de formar la banda se retiró Yune y Kai cogió su lugar transformándose en el líder, Gazette veía tiempos gloriosos, crecíamos mucho más y nuestra fama alcanzaba todo el reconocimiento de Japón, luego decidimos comenzar una nueva etapa, dejar todo lo viejo a tras e ir probando distintas cosas por lo que ahora el grupo se llamaba “the GazettE”, ahora éramos conocidos internacionalmente y nada parecía mejor.

Un día ocurrió lo inevitable… como era de esperarse ellos no lo entendieron y nadie lo entendería jamás porque nosotros éramos los únicos que mantenían ese tipo de relación en el mundo… nadie más compartía nuestra maravillosa experiencia.

-Me engañaste Akira… ¡por todos estos malditos putos años me viste la cara de imbécil!, como no me lo supuse antes… si era tan obvio que ustedes tenían algo más que una amistad desde niños, no sé como no se me pasó por la mente el que vivieran juntos no fuera algo extraño.

-No saco nada con explicártelo porque no lo entenderás nunca Taka…

-¡Y en todo caso no quiero ninguna explicación!, esto termina aquí Reita.

 

No muy distinto fue lo que pasó con Aoi y Uruha, también rompieron pero nosotros no dejamos que eso afectara nuestra relación, seguíamos como antes… amaba poder besarlo y hacerlo mío como nadie nunca podría hacerlo, éramos felices y eso nos bastaba pero como no todo era color de rosa hubo un día en que al fin descubrí el significado de aquella molestia en mi mente y corazón que vivía en mí desde que lo volví a ver en el equipo de football… Shima tenía que partir lejos… lejos de todo lo terrenal y yo iría con él.

-Al señor Kouyou le queda muy poco tiempo de vida… le recomendaría que pasara sus últimos días en su casa descansando…

 

Disfrutamos cada segundo juntos, seguíamos haciendo música sólo porque Shima nos decía que hasta el último suspiro de vida que diera quería seguir componiendo, amaba poder expresarse tocando y eso nosotros lo respetamos y apoyamos, sacamos nuevo álbum y dimos conciertos, queríamos que viviera lo mejor que pudiera lo poco le quedaba de tiempo, brillaba más que nunca… aquellos ojos mostraban más felicidad que nunca.

-Shima… tú sabes que yo cumpliré mi promesa hasta el final ¿cierto?, sabes que permaneceré junto a ti por la eternidad, así lo decidimos hace 18 años a tras.

Él no me respondía tan sólo sonreía y me besaba… fueron tantas las veces que pasó lo mismo que una noche, en la que hacía más frío que nunca y por la ventana se divisaban pequeños copos de nieve cayendo delicadamente como si estuvieran danzando en el cielo gris yo y Uruha nos unimos por última vez… ambos sabíamos que después de aquello ya no iba a haber un amanecer en donde nuestros cuerpos tibios despertaran abrazados bajo las blancas sábanas de la cama, aquella vez era la última oportunidad en la cual expresábamos nuestro único amor de la manera más bella existente.

Cada vez que escapaba un gemido de sus labios su esencia se iba desvaneciendo, su cuerpo se tornaba gélido con cada roce y me repetía con más insistencia la frase “te amo” en mi oído, cuando por fin nuestros cuerpos y almas estaban completamente enlazados fue la última vez que vi sus ojos brillar en la oscuridad, caímos rendidos y nuestras respiraciones agitadas se escuchaban en toda la habitación, nos unimos en un beso eterno… ese beso que durará toda la vida, ya que este amanecer que daba paso al nuevo día sólo vio dos cuerpos abrazados unidos por los labios, totalmente inmóviles y helados, su cuerpo estaba tan blanco como siempre pero a diferencia de antes sus mejillas también estaban de color nacar… al igual que los copos de nieve que seguían cayendo juguetonamente por la ventana.

 

 

Notas finales:

Nos vemos en un projecto más grande! ^^

chuu~~

Suki.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).