Estoy completamente enamorado de él. Me costó varios años digerirlo, pero eso ya lo he aceptado. Y tú dirás…¿Por qué no sé lo digo? La razón es que fue que te vi a ti.
Idéntico, una gota de agua con él. Y aun así, no eres él. Externamente lo eres e internamente cualquiera pensaría que deberías serlo, pero no…yo sé que tú no eres del todo como él. Tú no finges felicidad. No te guardas el llanto, sino que…tú eres su fuente de descargo. Tú lloras por él. En otras palabras…tú eres más él que él mismo.
Porque tú…a pesar de ser su creación, sólo fuiste creado con el propósito de obedecerle, pero no con el de fingir una falsa alegría.
- ¿Sucede algo malo?—me preguntó él en un susurro mientras quitó de su rostro su mascara anbu. Estábamos escondidos, aguardando la señal de Yamato-taichou para entrar de refuerzos.
Yo simplemente negué con mi cabeza y luego te miré a ti. El lugar era algo estrecho y estábamos algo apretados. Justamente tú estabas en el medio, ya que habías aparecido hacía unos instantes.
Me devolviste la mirada, pero en un punto la desviaste avergonzado, como yo supuse que lo harías. Siempre te comportabas así, y fue por esa razón que me di cuenta que eras mucho mas que una mera copia, ya que demostrabas actitudes que él jamás me había revelado.
Yo ya sabía que él fingía casi todo el tiempo. Esa sonrisa…esa hermosa sonrisa que siempre tenía…yo siempre la odié. Odiaba que me sonriera falsamente. Odiaba que se guardara todas las cosas malas dentro. Y también me odiaba a mí mismo, por saberme hipócrita, ya que odiaba a alguien que era como yo.
Nuestras vidas comenzaron distintas, pero en un punto se tornaron similares. Aun así, cada uno siguió un camino distinto. Mientras que él sonreía todo el tiempo, yo prefería no mostrar expresión alguna.
- Es la señal.—dije al tiempo que salí corriendo junto con ustedes.
Tú como era de esperarse te adelantaste, pero no sin antes voltear a verme.
…
- ¡Ah!—me desperté de golpe.
Estaba completamente aturdido. Todo el cuerpo me dolía, pero mi ansiedad de saber que hacía postrado en esa cama de hospital me hacía intentar levantarme.
Miré a mí alrededor, estaba solo en esa gran habitación, pero las flores que había en la cómoda daban indicios de que había tenido visitas de Sakura, Yamato-taichou o Kakashi. Sai…mejor no pensar en que extraño regalo me compraría. Y él…no traería flores para mí.
- Solamente traería bullicio. Si es que nunca puede quedarse callado ni un segundo.
- Oh, veo que ya estás despierto.—me sonrió Shizune en cuanto entró al sitio—Es mejor que no te levantes, tienes que descansar. Deja que te exam…
- ¿Qué pasó?
- ¿No recuerdas?
- Sólo recuerdo hasta donde llegamos al punto de encuentro con los demás.
- Hubo una explosión en el sitio. Tú y Naruto-kun recibieron los mayores daños por ella.
- ¿Eh? ¿Y él cómo…?—luego me sentí tonto. Claro que él estaría bien. Era un Jinchurîki después de todo.
Unas horas más tarde Sakura y Sai me hicieron una visita, pero yo mucha importancia no les di. Sólo quería verlo a él. De ti no me preocupaba, puesto que si él estaba bien, tú también lo estarías. Ya que tú eres parte de él.
Flash Back:
- ¡¿Qué rayos…?!—la explosión se dio a pocos metros de donde nosotros estábamos.
Instintivamente mi cuerpo busco cubrirle, pero antes de que la explosión nos barriera varios metros lejos de allí, yo pude sentir perfectamente tu cuerpo contra mi espalda, si bien obviamente luego de tal golpe, tú te deshiciste por completo.
Fin del Flash Back.
- ¡¡Qué si ttebayo!!—volvió a gritar él mientras tiró de mis mantas, donde yo me había refugiado.
“Maldito usurantonkachi.” Farfullé para mis adentros, cuando me vi destapado. ¿Cómo rayos se le había ocurrido a esa vieja ponerme al cuidado de él mientras me recuperaba?
Luego una voz interna me dijo el porqué. Yo fruncí el ceño, sabiendo que era verdad; que me habían puesto al cuidado de Naruto porque era quien más podía aguantar mi mal carácter y quien más me conocía.
- De todas formas no era para que me pusieran una niñera.—gruñí mientras me paré de mala gana. Estábamos sólo a unos 5 kilómetros de Konoha, en un conocidísimo baño de aguas termales curativas.
Desde que había absorbido a Orochimaru, me recuperaba mucho más rápido. No obstante, Tsunade-sama me aconsejó ir a ese sitio para ayudar a cicatrizar algunas quemaduras que parecían no querer irse tan pronto.
- Vamos Sasuke, estás aquí en las termas para tratarte esas heridas, no es…—calló al notar que Sai estaba en la ventana.
- Venía a informarte que Tsunade-sama necesita hablar unas cosas contigo, pero no sé…¿Llegó temprano para el baño grupal? ^^
- Sai déjate de estupideces y dime para que me quiere la vieja.
- Mmmm, no lo dijo exactamente, además está muy ebria, no sé le entiende muy bien lo que dice.
- Ah, está bien.—luego me miró algo ofuscado al notar que mis pasos volvían a dirigirse hacía la cama—¡Ah, no, tienes que darte 3 baños al día, eso dijo Tsunade-baachan!
Yo mascullé en contra de la vieja y luego miré mal a Sai, ya que se mofaba de mí. Ya mi atención volvió a pasar a él, cuando luego de unas palabras hiciera que tú aparecieras.
- Cuida del teme y asegúrate que se dé sus baños por favor.
Tú asentiste y le murmuraste un vuelve pronto, al tiempo que él salía de la habitación por la ventana en compañía de Sai. Luego te giraste hacía mí.
- Etto, vamos a bañarnos ttebayo.
- No quiero. Yo en primer lugar no quería venir aquí.—mascullé ofuscado mientras recogí la almohada que estaba en una esquina de la habitación.
Cuando me di vuelta te miré extrañado al ver que te encontrabas tendiendo el futon. Luego me pediste la almohada la cual acolchaste para luego colocarla en la cabecera.
- Listo dattebayo.
Me sonreíste contentó y en mi interior sentí una hermosa sensación de poder ver una sonrisa completamente verdadera en el rostro de la persona que amaba.
“No, tú no eres Naruto, sólo eres una copia.” Me recordé mirándote seriamente.
- ¿Ocurre algo malo teme?—me preguntaste confundido. Yo sólo negué con mi cabeza—¿Y no te vas a recostar?
- No, se me quitó el sueño.
- Entonces debes ir a bañarte mejor. ¿Mmm, donde están…?
Yo te volví a mirar extrañado, mientras buscabas las cosas necesarias para el baño. Ya cuando tuviste todo a mano, comenzaste a ir hacía la puerta de salida.
- ¿Qué haces?
- ¿Qué no es obvio? Cumplo para lo que me han creado. Naruto-sama lo dijo claramente ttebayo: Cuídalo y asegúrate de que se bañe.
“Así que era por eso.”
- ¿Naruto-sama?—reí divertido.
- ¿Qué? ¿Tienes alguna queja hacía él?
- En lo absoluto.—suspiré mientras me encaminé hacía la salida de la habitación.
Había comenzado a hacer algo de calor. Ahora si que me apetecía un buen baño.
Al llegar al baño para mi tranquilidad no había nadie. Era muy temprano. Las 8 de la mañana.
- Aquí tienes. Todo lo necesario para que te asees antes de entrar.—me dijiste colocando las cosas cerca de un taburete.
- Esto de tener un sirviente personal es divertido. Puede que me acostumbre.—te piqué, haciendo que inflarás tus mejillas enfadado. “Eres tan parecido y a la vez…”—¿Tú no te vas a bañar?—aunque luego de formularte la pregunta, noté que a un bunshin eso le traía sin cuidado.
- No. Pero si quieres puedo ayudarte tallando tu espalda.—me dijiste.
Me volví a mirarte con una ceja en alto y tú como de costumbre desviaste la mirada, pero está vez…
- ¿Y ahora por qué te sonrojas de esa forma dobe?
- ¡¿Quién se sonroja teme?!—me gruñiste acortando nuestra distancia.
“Si, tan parecidos…” mis ojos estaban fijos en los tuyos claros, pero sin poder evitarlo, por culpa de la proximidad, estos descendieron hacía tus labios.
Ya había besado los de Naruto. Y aunque había sido un accidente, el asco que sentí ese día aun me permitía seguir recordando a la perfección el sabor y su textura. Ya años mas adelantes, esa experiencia tan traumatizante, se volvió un recuerdo muy codiciado para mí. Sin proponérmelo yo había sido su primer beso y él el mío.
“Y tus labios…” mi mente se preguntaba si esos labios carnosos que se entre abrían un poco como intentando decirme algo, tendrían el mismo sabor, la misma textura, “La misma calidez…”
Segundos después, estaba comprobando que aquel dobe era un maestro en crear bunshins como él decía, puesto que tú…eras exactamente igual a él.
Pero enseguida como juntaste nuestras bocas las separaste. Aterrado te llevaste las manos a esta y comenzaste a retroceder lentamente. Tú ya lo sabías, que cuando el jutsu terminara, todas tus memorias se harían parte de Naruto.
Yo también lo sabía, como también sabía que…aquello no había sido un accidente como cuando niños. Tú me habías besado, lo cual implicaba que el verdadero tú, él, quería besarme.
- Bueno, mejor sigamos con el baño que…jejejeje.
Tu sonrisa era nerviosa, pero como no habías sido creado para simular felicidad, no intentabas esconder esa dolorosa expresión que comenzaba a formarse en tu rostro.
- ¿Sasuke?—me preguntaste extrañado al ver que comenzaba a irme del lugar—¡Teme, regresa aquí!
Yo claro que no te presté atención alguna y seguí la marcha hasta la habitación. Ya me había comenzado a dar un poco de sueño nuevamente, pero exactamente no iba hacía allí con intensiones de dormir.
- ¡Escucha, lo de recién…entiendo que te haya molestado y en verdad lo siento, no culpes a Naruto-sama por est…!
Apenas entraste detrás de mí, te cazé al vuelo y arroje sobre el futon. Luego cerré la puerta con traba y comencé a acercarme con parcimonia hacía ti.
- Oye, ten mas cuidado, ese golpe me podría haber desecho y si me deshago y no cumplo mi misión, Naruto-sama se molestará.
- No mientas, ese dobe no se molestaría contigo por algo así…pero ahora…lo que más te está preocupando es que cuando el jutsu termine, él sabrá sobre tu travesura y pensé que…—lentamente me fui agachando hasta quedar de rodillas delante de ti. Te tomé el rostro entre mis manos para que me vieras a los ojos, pero tú desviaste tu mirada al piso—…ya que a sucedido esto, debería de aprovechar. ¿No lo crees?
- ¿Cómo?—mis palabras fueron mas que suficientes para que me miraras a los ojos y ya cuando lo hiciste tus pupilas azules se encontraron con el sharingan—¿Qué…qué…?—me miraste molesto antes de buscar sostenerte en mí.
- Era necesario.—te susurré al oído.
- ¿Qué me hiciste? Es…jodidamente doloroso ttebayo…siento que mi cabeza…—rápidamente te apartaste de encima mío y te alejaste hacía la ventana, en busca de un poco de aire fresco.
- Secuestrar el jutsu.—ante mis palabras me miraste incrédulo—Lo que oíste, te secuestré. Ahora eres mi jutsu, por lo menos hasta que se termine el chakra de tu cuerpo, no podrás desaparecer antes y descuida que como todo Uchiha, al saber controlar el katon…—me acerqué hasta ti y tomé tu rostro nuevamente entre mis manos.
Tú me apartaste de un empujón e intentaste salir por la ventana, pero yo no desistí y te volví a meter a la habitación asiéndote de la cintura, para luego terminar acorralándote entre mi cuerpo el y piso.
- ¡¿Qué pretendes idiota?! ¡Si está es una mald…mgmgmhhhhh! ¡Ahhhh!—jadeaste cuando solté tus labios—¿Qué me…?—volviste a jadear ahora completamente acalorado y con tus mejillas completamente rojas.
- Eso mismo te quería comentar antes.—sonreí—Al secuestrar el jutsu…puedo extender un poco su vida insertando de mi chakra en tu cuerpo. Los Uchihas somos expertos en expulsar chakra por la boca y…—me relamí—…tú sabes muy bien que el viento reaviva al fuego dobe.
No pensaba, me dejé llevar por esos deseos insatisfechos que poseía. Yo lo amaba y por ende te amaba, y egoístamente ya había decidido que siendo Naruto el responsable de los sentimientos que tenía por él, ni tú te escaparías de mi “venganza”.
- ¡Ya déjalo Sasuke, que cuando el jutsu termine y yo vuelva a…!
- ¡No mientas! ¡Por algo me besaste, tú tienes la culpa de esto dobe!—te gruñí contra el cuello antes de morderlo.
- No, yo no soy aquel dobe. Yo no soy Naruto-sama. ¡¿Es que no lo entiendes?!
Otra vez comenzamos a forcejear, pero a pesar de que yo esta vez quedé abajo, me las había ingeniado para deslizar la parte de arriba de la yukata que llevabas puesta.
Tú me miraste con molestia y yo sonreí con soberbia mientras te sostenía fuertemente de las muñecas para evitar que taparas tan suculenta vista.
- Estás equivocado, sé a la perfección que no eres precisamente Naruto, que eres un bunshin y que tú no finges felicidad.
- Yo…sé sonreír, pero no tengo el don de Naruto-sama. No puedo sonreír alegre todo el tiempo como lo hace él.
- Te equivocas al creer que eso es un don. Lo que tú llamas don es simplemente un mal hábito que tiene Naruto.—me miraste sin comprender y fue allí que aproveché para intercambiar nuestras posiciones—No sabes lo horrible que es verle sonreír de esa manera vacía. Cosa que tú no haces. Eso me fascina de ti.
- Pero yo no soy él.
- Eso lo he estado meditando mucho y…llegué a la conclusión de que ya no me importa nada.
- Típico de un teme como t…¡Ahhh, nooo!—chillaste adolorido al sentir la presión en tu entrepierna semi erecta.
Yo reí complacido al ver tu estado.
- Veo que estás algo animado. Bunshin pervertido.
- Cállate, no…—me quitaste de encima pero cometiste el error de darme la espalda y así fue que te pude apresar mas fácilmente contra el futon—Tú…vas en serio.—dijiste mientras ladeaste un poco tu cabeza para verme.
¿Qué si iba en serio? Allí estabas…tu cuerpo bajo el mío, completamente a mi merced. Sería un crimen sino me aprovechaba de ti.
Desaté mi yukata y te até las manos con su cinturón. Luego te volteé y claro que por eso me gané algunas patadas. Era obvio que no ibas a cooperar, aun sabiendo que lo estabas deseando tanto como yo. Me comías con la mirada, te agradaba lo que veías y querías mucho más que sólo ver.
“¿Por qué él no puede mirarme de esa manera?”
Allí medité la situación, como muchas veces lo había hecho. ¿Y si realmente eran sólo imaginaciones mías? No, me decía. Tu mirada no podía ser malinterpretada. Era pura. Tú me deseabas, por ende Naruto me deseaba, pero se comportaba como un cobarde.
“Pero no puedo culparlo. Yo por una de las razones por las que me fui esa vez…fue porque no podía entender porque me sentía tan necesitado de él.”
- Y por eso también fue que intenté destruirlo, pero es inútil cuanto me esfuerce, al final…como las veces anteriores, no seré capaz.
Me miraste extrañado pero algo me dijo que me habías entendido en parte, ya que me dijiste que las cosas del pasado ya eran eso…sólo pasado.
- Itachi ya está muerto y ya estás en casa…eso es lo que importa dattebayo.
- Te amo.—las palabras salieron de mi boca de forma abrupta. Misma forma en que tú las recibiste. Parecías sorprendido pero a la vez complacido.
- No. Guarda esas bellas palabras para Naruto-sama.
- Tú también eres Naruto.—repliqué mientras mis manos comenzaron a acariciar tu cuerpo.
Intentaste apartarte, pero fue inútil y rápidamente me encontré siendo único testigo de tu estado jadeante y sonrojado.
- ¡¿Qué haces?! ¡No me mires!—cerraste tus piernas avergonzado, pero yo las volví a abrir bruscamente y no dudé en colar mi cabeza en ella—¡Sasuke basta…no sigas, cuando yo desaparezca y Naruto-sama…!
- Cuando eso suceda, él vendrá a darme más que una reprimenda y correrá con la misma suerte.—te sonreí con soberbia al tiempo que metía el primer dedo en tu interior—Relájate o dolerá mucho.
- ¡No…no puedo hacer eso!
- ¿Por qué? ¿Por qué eres un kage bunshin?—levanté mi rostro y metí dos dedos más de manera abrupta, claro que tú gemiste de dolor, pero en tus ojos…—Si, crees que no puedes, pero tú lo quieres, lo veo en tus ojos. Estás ansioso de que pronto reemplace mis dedos con mi miembro. Deberías dejarte llevar.
- No puedo.
- Eres mi jutsu ahora, obedece.—mordí tus labios con ansias cuando mi glande comenzó a presionar contra tu calida entrada.
- Yo…ngh…
Entré lentamente, pero en cuanto toqué fondo no pude soportar más y comencé a moverme, ignorando tus sollozos por completo.
Te estaba violando…y de la peor manera. Nunca quise que fuera así, pero ya no podía hacer nada, el daño ya estaba hecho.
Cuando acabé en tu interior reclamé tus labios de manera tierna. Mi conciencia comenzaba a carcomerme y mis manos y labios intentaban mediante caricias borrar tan siquiera un poco el dolor que sufrías por mi culpa.
- Pero tal vez seas al fin de cuentas un masoquista.—dije al ver que también te habías venido.
- Só…lo porque…porque es contigo teme.—me sonreíste lastimero rodando luego tus ojos hacía la puerta.
Segundos después esta se abría dándole a Naruto el panorama de la situación y tú desaparecías en una nube de humo para darle la explicación que se merecía.
Él me miró incrédulo, pidiéndome con la mirada algo que yo no podía darle: decirle que todo era una broma.
- Entonces tú…¿Era por eso que no querías regresar?
Le miré algo sorprendido, pero sus palabras eran ciertas. Me había ido por no querer asumir mis sentimientos, pero en vez de hacerlos desaparecer, estos se incrementaron al encontrarme lejos de…de ti.
El problema fue mayor, ya que…ya no se trataba de un problema de preferencia sexual, sino que…era un problema que requería que conservara la calma. Cosa que ahora…
- ¿Sasuke? ¡Ey, Sas…Sasuke, no, basta! ¡Suelt…ngh!
…no estaba conservando.
