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Dolor de cabeza por alutan

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Notas del fanfic:

Nunca he publicado un fanfic, ni mucho menos yaoi... (tampoco lemon), así que cualquier comentario o crítica, serán bien recibidos, pero la advertencia ya está hecha.

¿Merece review?

 

Notas del capitulo:

He leido muchos fanfics en esta pagina, y bajo una inspiración molesta me he puesto a escribir un oneshot, a ver que aberración ha salido...

Llevaba largo rato así. Sería mejor cortarse la cabeza con el cuchillo cebollero de la cocina..., pero ni para eso tenía animo ni fuerza..., levantar su delgado cuerpo del sillón, en esa situación y estado le parecía una tarea casi imposible de lograr. El dolor de cabeza era ahora tan intenso que hasta nauseas le provocaba, y eso que ni siquiera había comido.

 

Vagamente recordaba como Kai, que siempre se encargaba de alimentarlos a todos, hoy se en-huelgo por la falta de seriedad en el ensayo... A buena hora se les ocurrió a Ruki y a Reita hacerse los payasitos... y Uruha que no paraba de reír no mejoró nada la situación..., la verdad también se hubiera revolcado de risa de no ser porque ya antes del ensayo comenzó a sentir punzadas en la cabeza, las cuales no habían disminuido a pesar de las pastillas que tomó antes de comenzar... y lo mantuvieron de un humor extraño.

 

Poco escuchó el sermón eterno (digno de iglesia) acerca de lo importante que era ensayar para mejorar su calidad en cada presentación dado por Mamá-Kai... bla, bla, bla, y las pláticas sin sentido de los demás, de hecho recordaba que Uruha lo había abordado cuando intentaba salir, para decirle... ¿qué le dijo? Seguramente algo sin mucha importancia, a la que solo asintió descuidadamente para que le dejara el camino libre e irse a casa, ni siquiera notó la cara de alegría ni quiso entender las palabras de agradecimiento que el castaño le había dado...

 

Así, a gracia de quien sabe que buen antepasado, Aoi logró llegar bien en su moto al departamento, al menos a salvo..., porque de sano no tenía nada...

 

-         ¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!... maldición... – dijo Aoi apenas en un susurro agarrandose la cabeza, tratando de liberar algo de tensión gritando acabó por intensificar el dolor...

 

Ya en el interior de su sacrosanto hogar fue directo al botiquín por más pastillas..., dispuesto a relajarse durante un rato se tumbó en el sillón, cuidando de no azotar la cabeza mientras la apoyaba en el brazo de este y ver la televisión... Mala idea.

 

Las punzadas ya habían cambiado a un dolor constante, presionando ambos lados de su cabeza nublándole ligeramente la vista, y cada vez que intentaba enfocar la imagen era peor, molestándole la luz, el ruido, las voces chillantes y estridentes de los presentadores... ¿desde cuando todo parecía tan endemoniadamente molesto, irritante, estúpido y brillante?. 

 

Terminó por apagar la televisión, la luz, y se quedó así, a oscuras... tratando de dormir ya que la medicina moderna no estaba funcionando..., trataba de recordar que solía hacer su vieja abuelita en estos casos, si algún té, comida o cualquier cosa lo ayudaría, pero el simple hecho de pensar... dolía y todo lo tenía molesto.

 

Poco a poco estaba logrando entrar en un estado en el que al menos el jodido dolor de cabeza no pareciera tan jodidamente molesto... pero fue cuando algún mal parido comenzó a tocar la puerta como si quisiera tumbarla y a gritar como una loca...

 

-         ¡Aoi!, se que estás ahí, ábreme soy yo Uruha –

-         ¡¡¡DEJA DE GOLPEAR LA /&%$ PUERTA!!! – fue el recibimiento que tuvo Uruha que lo veía extrañado con 2 maletas al lado, mientras el moreno arrastraba los pies de vuelta a sentarse en el sillón agarrandose la cabeza, Dios, esas nauseas casi vomitaba mientras gritaba...

-         ¿Qué te pasa? Si he tocado como siempre – dijo ofendido metiendo las maletas al departamento de Aoi –

-         Shhhhhh, ¡No grítes! ¿qué haces aquí? – susurró el dueño de la casa

 

-         No grité – refunfuño mientras imitaba el tono de voz del gruñón - ¿qué no recuerdas? Te lo dije después del ensayo, están fumigando mi casa y te pedí quedarme una semana en lo que todo queda como es debido... – Uruha hablaba desde la entrada de la casa buscando donde prender la luz...

-         ¿Quedarte? ¡¿Dónde? ¿Aquí?! – gritó Aoi levantándose de golpe del sillón, –  No recuerdo..., Oh, espera, después del ensayo, ya recuerdo...¡Apaga la luz! – dijo a Uruha con un tono de voz autoritario –

-         Ok, ok... que gruñoncito andas, o ¿es que quieres ponerte romántico conmigo? – dijo Uruha picaramente prendiendo una lámpara cercana, dejando la luz suficiente para mostrarle a su anfitrión una mirada sugestiva, sentándose a su lado mientras acariciaba su rodilla...

 

-         Eso quisieras... – dijo riendo forzadamente -traigo un dolor de cabeza insoportable, no soporto nada, ni a nadie... – marcó la última frase

-         ¿Ya tomaste alguna pastilla? – preguntó el recién llegado quitando la mano con frustración... sería enfermera de un verdadero enfermo esta noche...

-         Si, 4 de las fuertes

-         ¿Tomaste agua?

-         No tengo sed

-         ¿Comiste algo?

-         Tengo nauseas

-         ¿Estarás embarazado? –

-         URUHA.. ¡ay...!  - se quejó adolorido – lo he intentado todo pero nada funciona, ni siquiera puedo dormir...

 

Ambos se quedaron callados un rato incomodo, Uruha le traía ganas a Aoi desde hacía mucho tiempo. Por eso había planeado fumigar su departamento, aprovechar y meterse no solo en su departamento... sino también en su cama. Por fin llenar de caricias esa piel blanca que tantas veces le había hecho perder el sueño, sentir sus hábiles manos recorrerlo por completo y ahogarse en esos labios carnosos y apetecibles. Llenarse de Aoi, gritar su nombre desesperadamente, al igual que él también lo llamara con su voz ahogada de placer en un éxtasis total e intenso en el vaivén del ritmo constante marcado por sus cuerpos... para caer cansados, relajados esperando para volver a comenzar...

 

Pero esa fantasía que pensaba cumplir esta noche, era arruinada por un puto dolor de cabeza... frustración era lo único que cabía en la mente de Uruha. Hasta que algo se le ocurrió de la nada.

 

--

 

Poco a poco comenzó a acercarse a Aoi, suavemente cuidando no sobresaltarlo demasiado... comenzó a acariciarlo por encima de la ropa, suave pero sensualmente, debía relajarlo primero...

 

-         Shima, ¿qué planeas?

-         Shhh, te ayudaré con ese dolor de cabeza – 

-         Pero... – los dedos cálidos de Uruha sobre su boca le indicaron que se callara, pudo sentir la respiración del castaño cerca de su oído mientras de susurraba que se relajara, mientras le dejaba pequeños besos en el cuello, mientras sus manos continuaban paseándose por su cuerpo, era una sensación agradable no podía negarlo.  Comenzó a dejarse llevar.

 

Al notarlo Uruha se sentó sobre Aoi, apoyando sus piernas a cada lado de este, desabrochó su camisa y al mismo tiempo que lo acariciaba, le besaba el pecho levemente dejándolo sentir su lengua probando su piel, intoxicándose con su olor. Se fue hacia su cuello, hasta llegar al lóbulo de su oreja, provocando que Aoi respirara agitadamente y soltara un pequeño quejido al morderlo levemente, mientras que por fin una de sus manos comenzó a acariciar el miembro de Aoi por encima del pantalón descuidadamente. Todo era lento, tal vez demasiado y por eso el pelinegro respiraba mas agitado, casi desesperado, rodeó con sus manos el cuerpo encima suyo, para acariciarlo e incitarlo a seguir.

 

Uruha continuaba con el juego de caricias, dejando húmedos besos en el cuello de Aoi intercalándolos con mordiscos en su oreja, dejando pequeñas marcas, logrando un verdadero concierto de jadeos. 

Ya sin su camisa, las acaricias de Uruha le parecían mas cálidas, el tacto de sus dedos le producían un ligero y agradable cosquilleo que mezclado con los traviesos besos que le daba en los labios sin dejarse atrapar en algo mas largo y profundo. Lo estaba desarmando.  No quiso quedarse fuera del juego, él también comenzó a acariciar el cuerpo de su compañero, notando por primera vez que éste traía uno de esos micro shorts que dejaban ver sus muy bien formadas piernas, las que siempre había querido sentir rodearlo, como ahora. Logró atrapar una de las traviesas manos del castaño, para llevarla a su entrepierna, como una muda petición de que concentrara su atención en esa parte.

 

Las caricias y los besos pararon, Uruha se levantaba para hincarse frente a Aoi que continuaba sentado en el sillón, con la respiración agitada, comenzaba a desesperarse por la pausa, hasta que sintió como las manos de Uruha lo despojaban del su pantalón, y entre abriendo los ojos observó como Uruha comenzaba a masturbarlo, solo sentir sus manos le hizo tener un escalofrío por toda la espalda arqueándose – Sí...ahh... ahh... – ahora solo podía sentir placer en cada parte de su cuerpo jadeando fuertemente, Uruha  de solo escucharlo estaba duro, y ver como se despertaba también esa parte de Aoi se relamió los labios para comenzar a lamerlo, probarlo y sentirlo en su boca.

 

-         Ahhh... más, siii... más ahhahha –

-         Pararé – amenazó el castaño divertido

-         No ahhaha... sigue...ahhh – Aoi comenzaba a estar como enloquecido, no aguantaría mucho, estaba al punto, solo atinó a clavar las manos en el sillón mientras tenía el mejor sexo oral de su vida. Las succiones eran profundas intensas, la humedad de su boca, las caricias de su lengua en su miembro – Ya no puedo aguantar mas ahhhhh, mmhh ahh ahh – en un gruñido de placer se vació en la boca de Uruha que lo saboreaba por completo, mientras con sus manos se masturbaba, embelesado con la imagen de la cara de Aoi respirando agitadamente sobre el sofá, después de aquél orgasmo y sin otra sensación que la de alivio.  El dolor de cabeza se había esfumado.

 

El pelinegro veía como Uruha se masturbaba en el suelo frente a él, una imagen de lo mas excitante y erótica. En un segundo estaba sobre él en el suelo, callando sus gemidos en un beso profundo, invadiendo con su lengua el interior de su boca, donde podía sentir el sabor de su propio semen. Remplazando las manos de Uruha comenzó a masturbarlo con una de sus mano, devolviéndole el favor, mientras que con la otra trataba de desnudarlo lo más rápido posible. Queriendo ocuparse en algo, el castaño atrapó con sus manos la cabeza de Aoi, empujándolo mas hacia él para sentirlo jugando con sus lenguas. De cuando en cuando tomaban aire, y aprovechando Aoi rompió el beso, no sin recibir un gemido de queja de parte de su actual amante.  Trataba de quitar el minúsculo short que le estorbaba.  Uruha lo ayudó dejándose ver en una posición sugerente, las piernas abiertas y las rodillas dobladas, con el miembro erecto y la mirada llena de deseo – Hazlo – pidió, y Aoi cegado por la lujuria, se abalanzo sobre él, lo volteó para que quedara en cuatro, acariciaba su espalda para relajarlo, verlo así era demasiado, su miembro ya estaba erecto de nuevo, pero tenía que prepararlo antes.

 

Ensalivó uno de sus dedos, llevándolo a la entrada del castaño, que a penas y al sentirlo abrió mas las piernas, aguantando un gemido, la excitación era tal que comenzaba a mover sus caderas al ritmo que Aoi le marcaba con su dedo, al poco tiempo ya había introducido otro.  Los gemidos de ambos llenaban la habitación, y fue cuando colocándose en posición comenzó a entrar en el estrecho interior de Shima, este arqueó la espalda al sentirlo, sus jadeos y gemidos ahora eran mas gritos de placer. Tal y como lo había imaginado Aoi, no, Yuu lo llenaba por completo el vaivén de sus caderas, habían hecho que el pene de Yuu entrara totalmente en Shima.

 

-         Siii, asii sigue, sigue, me llenas por completo – gritaba Uruha

-         ¿Se siente bien?

-         Siii, ahhh, mas rápido, por favor, mas, damelo todo

 

Aoi comenzó a moverse mas lento, y Uruha que no quería perder todas las sensaciones que lo invadían comenzó a empujar las caderas hacia atrás, tratando de seguir el ritmo rápido que su cuerpo tanto le rogaba – Ya casi llego, sigue, no pares, mas rápido ahhh –

 

-         Ruégamelo –

-         Te lo ruego, por...favor... mas rápido -

 

Así, Aoi aumentó el ritmo, montándolo duro y fuerte, arrancándole nuevos gritos de placer a Uruha hasta que ambos se corrieron y cayeron exhaustos, satisfechos.

 

--

 

Uruha se despertó en la cama de Aoi, no recordaba haber llegado ahí, así que el mismo Aoi debió cargarlo hasta ahí, el solo hecho de imaginarse en brazos sus brazos plan recién casados, lo hacia sonrojarse, fue en eso que Aoi entró a la habitación con una bandeja con el desayuno, jugo, pan tostado y tortilla de arroz.

 

-         Ya despertaste –

-         ..... – Solo asintió levemente

 

Aoi rió disimuladamente, después de todo el escándalo que armaron el día anterior, ahora  actuaba avergonzado... eso si que tenía su gracia...

-         Te traje el desayuno, ¿estás bien?

-         ¿Yo? Eh, Si, gracias – dijo bebiendo algo de jugo - ¿Y tú?

 

El dueño de la casa lo miró extrañado, y Uruha que tenía mas hambre de la que pensaba, masticando un bocado, solo atinó a apuntar su propia cabeza...

 

-         ¡Ah! Estoy bien..., solo que creo que volverá a dolerme hoy – robó una rebanada de pan a su huésped - ¿Me ayudas de nuevo? – dijo sonriente.

 

Uruha solo se sonrojó. Sería una semana muy larga...

 

Notas finales: El final se que está fatal... pero quisiera saber que opinan en un review :)

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