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Inalcanzable por pionguis

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Notas del fanfic:

ok, aclaro que esta e suna idea-reto, algo muy personal entr emihll y yo asi que no vayan gritar PLAGIO!!!  la trama e sla msima pero don distintos personajes, y secciones, si hicieran el favro de pasar a verl atamb, s ele s agradece y recuern un rr.

 

Sale de la chimenea tambaleándose ligeramente, avanza algunos pasos y se sacude un poco el polvo,  antes de colocar su equipaje en el suelo unos elfos lo toman y anuncian que será llevado a una habitación, el asiente y da la vuelta, ahí esta.  

Tan perfecto como siempre, le sonríe, con esa sonrisa tan suya y va a su encuentro, pero no viene solo, un paso mas atrás esta él;  lo saluda de la mano con un gesto sumamente protocolario,  sabe que hay publico presente entiende el gesto, pero no puede evitar sentirse mal, aun guardaba la esperanza de ser solo un poco mas especial,  al final él se decide y le da un abrazo, uno de los pocos contactos que tienen, siente su exquisito aroma llegar hasta impregnarse en su memoria, nadie huele como Draco Malfoy, suspira 

El abrazo se va soltando poco a poco, el se recorre hacia atrás, para presentarle a su futuro esposo, el hombre le extiende la mano dedicándole una sonrisa, no es que no lo cociera, solo que en ese entonces su relación era distinta, le corresponde el apretón. 

Observa a la pareja con detenimiento, parecen realmente felices, cuanto desearía ser el que estuviera al lado de Draco recibiendo a los invitados para su boda,  el que le tuviera de la mano, el que sacara ese brillo especial en sus ojos, el que pudiera ver bajo esas  orbes plateadas, al que le dijera te amo…  

Los ve interactuar, muchos llegarían a creer que es mera conveniencia, que solo era aun lazo forzado, muchas veces común entre la aristocracia, pero el sabia que no, había observando suficientes veces Draco para saber que es lo que en realidad le pasaba y mientras todos veían su aparente indiferencia el lograba ver algo mas profundo, tal vez amor. 

Se quedo un rato mas ahí, platicando de banalidades y intercambiando información, ahora ya no eran unos niños y si bien el tiempo que paso no era mucho todos habían madurado desde el final de la guerra.

Hace como dos años que concluyo, pero parecía una eternidad a ojos de los involucrados, Potter finalmente gano dando un poco de paz al resto del mundo mágico, si bien todos creían que ellos perecerían, se equivocaron, la mayoría se sorprendió al ver que realmente no estaban involucrados en esa lucha, ni tenían nada que ver con el movimiento, lo aceptaba, no todos salieron tan bien librados, pero en si, el mundo se sentía mejor. 

Muchos de sus conocidos estaban ahí, desde familia, hasta excompañeros yendo y viniendo en todas direcciones parecía ser el evento del año, compitiendo en grandeza con al boda de Potter claro que esta ultima se vio llena de otro tipo de gente, un poco menos sofisticada. 

Fijó su mirada otra vez en el, lo veía desenvolverse con tal elegancia que le parecía irreal, siempre fue lo suyo – pensaba- Draco estaba hecho para ese tipo de reuniones, entre lo mejor, haciendo lo que  mejor sabe, ser él… 

Cansado decidió marchar a su habitación, en ella una amplia cama lo esperaba, la decoración en sí era impecable, bueno se encontraban en la mansión Malfoy, allí todo era perfecto, lentamente se desvistió, tomo un baño y se fue a acostar. Necesitaba descansar 

 Sin tiempo para soñar  

Así es como se sentía, hace poco más de un año que no podía concentrarse en nada, desde el alba hasta caer la noche y durante esta, solo podía pensar en una cosa, más bien, en una persona.

 La luna estaba expuesta y aun cuando no era luna llena su brillo llenaba todo el valle, hoy como tantas otras veces no había podido dormir,  no hace mucho acabo de regresar a su casa de un largo viaje  a Francia y extrañamente no estaba cansado, no al menos de una manera física. 

Mañana sería el día en que perdiera definitivamente a Draco, aunque jamás había sido  suyo, en realidad ni siquiera lo intentó, hacerlo hubiera sido inútil, nunca se hubiera fijado en su persona, lo supo desde la primera vez que lo vio, cuando se enamoró de él. 

Tan perfectamente educado, altivo, hermoso, todo en él era superior y por consiguiente, inalcanzable. 

Suspiró con nostalgia, ya nada podía hacer, observó a la oscuridad sin saber que pensar o que hacer, sólo quedaba esperar. 

 

Al día siguiente se levantó temprano, se duchó nuevamente y bajó a desayunar. Le hubiera gustado ir a su habitación a saludarlo, desearle suerte o algo así, quería verlo antes de la boda, necesitaba hacerlo, talvez confesarle que lo amaba.

 Su mano quedó suspendida en el aire antes de tocar la puerta, Draco no estaba solo, si no se equivocaba, el que lo acompañaba era Blaise, 

-¿Estas seguro de que quieres casarte?- escuchó decir a Blaise 

-Por supuesto

-Sabes que ya no hay vuelta atrás, no mas salidas nocturnas, ni desconocidos encantadores 

-Eso sólo lo haces tú

 -Bueno, entiendes lo que quiero decir

 -Blaise, lo amó, estar con él el resto de mi vida es lo único que quiero- su voz sonaba dolorosamente segura, entonces se preguntó que estaba haciendo ahí, Draco era feliz, lo sería con Snape, lo sabía, a pesar de las apariencias eran la pareja ideal y no podía quitarle eso, a ninguno de los dos, amaba a Draco por sobre todas las cosas y si su felicidad estaba al lado de ese hombre, él lo aceptaría, iba a retirarse cuando la puerta se abrió mostrando al rubio en pijama pero totalmente resplandeciente.

 No se dio cuenta de cómo se dieron las cosas, pero de repente se halló sentado en la cama de Draco mientras éste se probaba su traje, Blaise hablaba haciéndole preguntas, pero él no escuchaba nada. 

El rubio lo miró por el espejo y le sonrió, él se derritió por dentro y correspondió la sonrisa.  Nunca le sonreiría como el deseaba, pero estaba bien, Draco merecía algo mejor. 

Sin apenas darse cuenta la hora de la ceremonia llegó. Y ahí se encontraba frente a la catedral de San Francisco, el lugar donde sus sueños morían, aun ahora se preguntaba si había hecho lo correcto, si lo pensaba mejor, aun podía evitar esa boda, vio a Draco caminar al par de Severus cada uno por los pasillos laterales de la amplia iglesia. 

Pudo ver bajo esa mascara de serenidad y diplomacia, sus ojos radiaban de felicidad, sus labios apenas y podían contener  su  sonrisa, los novios llegaron al altar y el sacerdote comenzó el ritual eclesiástico . 

A cada palabra su visión de felicidad se hacia mas lejana, quería gritar que pararan, que Draco debía ser suyo y de nadie mas, por que solo el podía amarlo de tal manera. Solo el fue capaz de enfrentar a medio mundo por defenderlo, solo el lo siguió  cuando nadie mas quería, por que fue él el que estuvo a  su lado sin importar castigos, golpizas, burlas   y demás. 

Sabia que era poco para Draco,  pero su corazón aun gritaba que había esperanza,  que el verdadero amor, no se daba por ser apuesto, inteligente, rico o audaz. Que el verdadero amor se demostraba en hechos, haciendo esas cosas de las que no te crees capaz de hacer  jamás,  pero que por eso persona no importa. Lastimosamente para el, se dio cuenta que Severus sacrifico tanto o mas que el, pero nada de eso importaba pues Draco ya había escogido, y nunca, había sido él. 

La ceremonia había terminado, camina con rapidez para alcanzarlos, pero era demasiada gente a su alrededor, si ahora era tarde, pero sentía la imperiosa necesidad de verlo, de decirle de alguna manera que lo amaba y que eligió bien, que deseaba fuera feliz y que mataría a Snape si intentaba lastimarlo. 

No pudo encontrarlos mas que en la recepción,  la pareja se encontraba en el fondo del salón, sonriendo y bebiendo como lo enamorados que eran, esta vez ya no se notaban las caretas, mostraban a todo el mundo lo mucho que se amaban. A pesar de lo doloroso de la visión, se acercó a ellos plantándose delante de Draco 

-Ah, Gregory, ¿te la pasas bien? – cuestiono sonriente, ahí estaba por fin frente suyo, todo lo que tenía planeado se esfumo, su corazón había callado y por una extraña razón no sentía ansiedad. 

Sin decir palabras se acerco a él, lo tomo por los hombros y le dio un ligero beso, mitad en la mejilla mitad en los labios; la cara de Draco demostraba consternación, pero enseguida le sonrío. 

Severus observa a Gregory Goyle, hace solo 2 años que esos chicos eran sus alumnos,  recordaba a ese chico como a ninguno mas, era tímido, muchas veces dudo que fuera un Slytherin, en ocasiones como esta parecía mas un Gryffindor, algo por demás sorprendente durante los 6 años que tuvieron curso el se dio cuenta de cómo miraba a Draco, de todo lo que hacia por, muchas veces era el y no Draco el que recibía los castigos por sus travesuras, pero nunca le dejo, siempre estaba a su lado de una torcida manera. 

Éste chico no era como Zabinni, que tenía la etiqueta de ser su mejor amigo, o como Pansy, que era su mejor amiga, era mas bien insignificante, un gusano que  fijo su mirada en una estrella, lo amaba, lo sabía, para su mala suerte Draco nunca pudo ver eso, a sus ojos seguía siendo el chico simpático, pero algo torpe que conoció de niños. 

Él chico había madurado, lo respetaba, pocas personas harían lo que el y se lo agradecía. Ofreció su mano a Goyle, este le observo y saludo, dando un ultimo abrazo a ambos se despidió.   

Decidió retirarse a su habitación muy temprana hora, sentía que era innecesario quedarse mas, subió cansino hasta su habitación, desde ahí todavía podía escuchar hermosa melodía que proporcionaba la orquesta y el bullicio de la gente, se sacó el saco y salio al balcón, estaba casi seguro de no poder dormir, la noche era bella, tal vez se quedara ahí hasta el amanecer. 

A  lo lejos ve salir a la multitud despidiendo a los recién  casados, salen rumbo  a su luna de miel, "Draco va radiante, como siempre "– piensa y con una pesada nostalgia fija su mirada en el carruaje -Adiós Draco… 

 

.

Notas finales:

.

 

¿y?


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