NUESTRAS MANOS Perfec Drable 100
Estaban acostados, sus cuerpo separados por las sábanas arrugadas, prueba de su pasión desbordada.
Respiraciones aún agitadas y cuerpos sudorosos. No se miraban, sus ojos estaban ocultos tras sus párpados.
Shaka sentía su cuerpo arder, adolorido y exhausto. Su mano corrió por entre las arrugas del lecho, buscando.
Una mano corría en sentido contrario. Se encontraron. Justo a mitad del camino, detenidas por el objetivo que deseaban encontrar. Sus dedos se entrelazaron.
Ambos sonrieron, y sintieron la sonrisa del otro, sin necesidad de mirar...
Había sido perfecto, y aunque casi no podían moverse, se acercaron, para hacerlo de nuevo. Una y otra vez.
UNA NOCHE INTENSA. Perfec Drable 400
Shaka se sostenía con fuerza a espalda de su pareja. Jadeando ligeramente. Mientras su torso se contorsionaba por la excitación y la duda.
-Deberíamos ir a otro lugar.
Dijo en medio de un suspiro, tratando de controlarse; Aioria levanto la cabeza de su pecho, recargando un poco de su peso en su propio asiento. Estaban en su auto, estacionados junto a un hospital, era de noche y no había nadie. Sonrío restándole importancia a la situación.
-Tranquilo, no tienes de que preocuparte. Hemos estado aquí muchas veces.
Sin esperar respuesta su boca volvió a torturar los rozados pezones de Shaka. Mientras su mano derecha se colaba por debajo de sus pantalones. Shaka respirando agitadamente se incorporó un poco y miró por la ventana. Todo estaba inmóvil afuera... quizá estando con el asiento reclinado nadie podría verlos.
-Sí, pero nunca haciendo esto...
Estaba muy incómodo con la situación, quería poder demostrarle toda su pasión a Aioria, pero no en un lugar tan apretado como ese, de vez en vez el cinturón, o la puerta o el mismo asiento estorbaban sus movimientos. El asiento era demasiado estrecho para ellos, incluso Aioria ya se había clavado el freno de mano y la palanca de velocidades un par de veces tratando de acomodarse.
-Llévame a un hotel!
Pidió en voz ronca, cuando la boca de Aioria alcanzaba su miembro. Él se detuvo y lo miró seriamente.
-De verdad quieres que me detenga ahora?
Shaka se llevó las manos a la cabeza con un ademán exasperado. Primero lo llevaba al límite y luego amenazaba con detenerse!!
-Terminaremos esto... y luego me dejarás hacerte lo mismo en un lugar más... adecuado.
Con esa promesa surgió la sonrisa juguetona de Aioria, que sólo duró un momento antes de que su cabeza descendiera de nueva cuenta para succionarle. Shaka tuvo que apretar los dientes, no quería hacer ruido. Su espalda arqueada, sus manos prensándose al asiento.
Su orgasmo se vio interrumpido por una luz brillante sobre sus ojos. Aioria levantó de inmediato la cabeza, saliendo de entre sus piernas y abrazándolo, para ocultar su desnudez parcial mientras rápidamente le acomodaba la ropa. Media docena de policías lo veían con caras curiosas y morbosas.
Abrieron la puerta, indicándoles que bajaran. Las luces de varias casas se encendieron, dejando salir un tropel de personas entrometidas.
Y Shaka supo, que esa noche, el favor sólo podría devolvérselo dentro de una celda...
Aunque con un poco de buena disposición, bien podría ser interesante.