-Si solo esto te hace feliz... entonces, lo haré por él amor que te tengo Kadiri.-
Susurró al viento, y con los brazos extendidos se dejo caer desde la ventana del décimo piso a la concurrida avenida, su cuerpo iba cayendo, atraído por la fuerza de gravedad, él cerro sus ojos, no podía hablar, poco a poco se iba entumiendo...
Cayó al piso, su cabeza se destrozo contra el cemento y la sangre comenzó a fluir regándose en la acera de la Avenida, sus huesos se rompieron, y la gente que pasaba por ahí se detuvo, observando horrorizada, muchas madres cubrieron los ojos de sus hijos, con miedo.
Nadie se atrevió a susurrar nada, guardaban un silencio tenso, en tácito acuerdo por aquel miserable que yacía muerto en la banqueta, un silencio por aquel desconocido que se había atrevido a morir en la vía pública.
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Kadiri abrió la puerta de su habitación, estaba más calmado que antes, definitivamente cantar era la mejor forma de sacarse el coraje de encima. Con solo una playera que le llegaba por debajo de los muslos se dirigió a la cocina, ignorando el ligero frío que cubría su silencioso apartamento.
Se detuvo en la puerta de la cocina, respirando profundamente, se sentía avergonzado, pero por primera vez quería hacer bien las cosas, quería despulparse con Akira, sabía que no era culpa del otro el que él, Kadiri, fuera como era.
-Akira-dana...- susurro abriendo la puerta de la cocina, tenia gacha la cabeza –Te amo, Akira-dana... lamento haberte dicho todo eso... también lamento, todo lo que yo... lo que yo...- levanto la cara y se dio cuenta que la cocina estaba vacía. –¿Akira-dana, dónde estas?.-
Kadiri sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo, salió de la cocina y se dirigió a la sala, en todo el camino llamando a Akira, como un niño perdido que llama a su madre.
-Akira-dana ¡Sal de donde estés!, ¡¡¡No es divertido, Akira-dana!!!.-
Su voz se iba haciendo desesperada, Akira no estaba en la sala, ni el baño, y tampoco en el cuarto que ambos compartían. La respiración de Kadiri se iba haciendo lenta y agitada, le empezaba a costar trabajo respirar, sus pulmones comenzaban a dolerle, y tuvo que sacar su inhalador y dar dos disparos.
El aire volvió a circular en él, así que decidió calmarse, no era la primera vez que Akira desaparecía... podía estar en cualquier lado ¿verdad?, entonces, ¿por qué estaba tan asustado?. Comenzó a lloriquear el nombre de su dulce y melancólico amante, tenia la necesidad de abrazarlo y decirle que lo quería, pero Akira no estaba, y eso lo hacia sentir solo.
Kadiri lloro un rato más, se sentía como un niño que reclama la atención de sus padres, como un niño solo y perdido. Siempre que Akira no estaba Kadiri se sentía triste y abandonado a su suerte, aunque nunca le diría eso a su melancólico amante, Kadiri era muy orgulloso.
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La prensa se arremolinaba frente al cadáver del pobre chico, miles de cámaras grabando aquí y haya, todos los reporteros hablando a la vez, cada uno dando su propia versión, todos ellos narrando el suceso desde su propia ignorancia del mismo.
-Si, aquí en Ocean Avenue acaba de ocurrir una terrible desgracia.- decía una mujer joven, con un fingido tono de dolor, su cabello era negro, largo, era bonita.
-Un joven acaba de quitarse la vida, lanzándose desde un edificio.- Era la versión de otro periodista, su voz era de tono escandaloso, era de estatura baja, su pelo estaba teñido de café, sus facciones eran muy toscas.
Las luces que salían de las cámaras al tomar fotografías al cuerpo eran ofensivas y obscenas, insultando al cuerpo del chico muerto, que por suicidarse no era digno de respeto alguno.
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Habían pasado muchas horas, y ya estaba cansado de llorarle, si Akira no estaba no servia de nada ponerse a llorar.
-Aparece cuando quieras Akira-dana.- dijo apretando los dientes, dirigiéndose a la cocina, su estomago le exigía comida. –Haz lo que quieras, Akira-dana.- se estaba enojando otra vez.
Se preparo comida instantánea y la devoró con rapidez, estaba muy hambriento. Después subió a su habitación, y dando un portazo se encerró para no salir de ahí por lo que quedase de noche.
-Te odio, Akira-dana.- gruño antes de caer dormido
Amaneció y Kadiri salió corriendo del cuarto, cayendo a mitad del pasillo, dejando a la vista la parte inferior de su cuerpo desnudo, seguía con solo esa playera. Lloriqueo un poco mientras se levantaba, su maldita debilidad... su cuerpo le dolía tanto.
-Akira-dana, ¿qué hay de desayunar?.- Grito mientras abría la puerta del cuarto de Akira, estaba vació, iba a salir pero encontró una nota y la tomo en sus manos. –Una nota de Akira-dana... ¡¡seguro salió y no volverá hasta dentro de muchos días!!.-
Tiro la nota dejándola en el cuarto, estaba enojado y al borde del llanto, ¡¡se sentía muy mal y no había nadie para atenderlo!! ¿En que diablos pensaba Akira?, Kadiri tomo la agenda de teléfono, y marco el número de su madre.
Un toque
Dos toques
Y tres toques
Por fin descolgaron el teléfono.
-Madre...- pero colgó en cuanto escucho el ruido del contestador automático -Vete a la mierda.-
Kadiri paso todo el día comiendo chucherias, era el último día de su incapacitación y tendría que ponerse al corriente con las grabaciones que dejo pendientes.
-Akira-dana eres un estúpido.-
Kadiri se estaba aburriendo terriblemente, odiaba quedarse solo... odiaba a Akira por salir sin decirle cuando iba a regresar, pero debía entender... no, Akira debía estar siempre para atenderlo.
Siguió comiendo chucherias hasta caer dormido en el sillón.
La vibración del móvil lo despertó de su sueño, contesto con voz adormilada.
-/Di-chan, ¿estas bien?.../.- La voz de su mejor amigo lo termino de despertar
-/¿Yasu-Oniichan?... ¿por qué preguntas eso?/.- Se levanto perezosamente del sillón
-/Di-chan...¿no lo sabes?.../.- las voz de Yasu lo hizo preocuparse, sonaba tan trágica
-/¿Qué debería saber según tu, Yasu-Oniichan?/.- pregunto con cautela
-/No.. digo, voy para haya Di-chan/.- y Yasu colgó
Kadiri se quedo pensativo durante mucho rato, tenia flojera de pararse, pero estaba semi desnudo, así que con toda la pereza que tenia se paro del sillón y fue a bañarse.. cuando salió se puso boxers negros, un short muy corto del mismo color y una playera que le llegaba a los muslos de color blanca.
El timbre de la puerta sonó, y él joven de cabellos teñidos de rubio se abrió la puerta, abrazando cariñosamente a Yasu.
-¡Yasu-Oniichan!... ¿Qué sucedió?.- Dijo con un tierno puchero, para después invitarlo a pasar. –Anda pasa, que nadie diga que solo soy educado cuando Akira-dana esta en casa.- saco la lengua de forma traviesa
La puerta se cerro y Yasu abrazo al rubio.
-Di-chan... será mejor que leas esto...- dijo con lentitud, entregándole un periódico, el aire se puso tenso inmediatamente.
-Uhn, hai.-
Tomo el periódico y vio en la primer plana un titular que le helo la sangre “Chico se Suicida en Ocean Avenue”, sus ojos se dirigieron directamente a la imagen que le detuvo el corazón, se trataba de Akira, de su Akira-dana...
-Yasu-Oniichan... ¡¡que broma tan fea!!.- dijo con voz quebrada, negándose a creer lo que sus ojos veían
-No es una de mis bromas... tu sabes que no usaría a Tsuchiya para dañarte, Kadiri.-
Kadiri siguió leyendo, el periódico lo decía claramente, era la nota principal, la muerte de su Akira expuesta a los ojos sensacionalistas de toda la ciudad... porque él sabia que era su Akira-dana, aunque quisiese negarlo.
Corrió al cuarto de Akira, seguido por un desesperado Yasu, recogió la nota que antes había despreciado y comenzó a leerla con el corazón trizado por el dolor.
Matsu-chan:
Lamento ser la causa de tu terrible enfermedad, tu odiosa debilidad... de haberlo sabido me hubiese ido desde antes, siempre busque la cura para hacerte feliz, siempre ignorando que la tenia en mis manos... Tal vez se debe a que estas enojado que se te a escapado...
Pero esta bien, siempre has sido muy reservado con eso... porque se cuanto odias el no poder ser más fuerte, también se cuanto odias que te diga que te ves muy tierno al necesitarme tanto.
Te digo esto, porque será la ultima vez que podré estar tan cerca y tan lejos de ti. Eres algo supersticioso, y tal vez en esto tengas razón Matsu-chan, solo espero que, si llegas a equivocarte, seas fuerte por ti y para ti.
Te amo más de lo que ame mi propia existencia. Te amo tanto como tu amas patinar en Ocean Avenue...
Hasta Siempre, Tsuchiya Akira.
Dejo la nota, y contuvo las lagrimas con mucho esfuerzo, se abrazo a si mismo y comenzó a gritar.
-¡¡IDIOTA, ERES UN IDIOTA... SIEMPRE SUPE QUE ERAS UN IDIOTA!!.- araño su piel, y golpeo la pared, para después morderse el labio, se había quebrado un hueso. –Siempre supe... que era tan idiota, que iba a alejarte de mi.-
Yasu no se atrevió a leer la carta, y fue rechazado cuando trato de abrazar al rubio.
-¡¡NO ME TOQUES ONIICHAN!!... no quiero consuelo... yo, yo merezco esto...- sacudió fuertemente la cabeza, y sus ojos siguieron igual de vidriosos que antes -Me equivoque, Akira-dana..- susurro dolorosamente -Así que, seré fuerte... yo, lo lamento tanto Akira-dana.-
Yasu permaneció alejado y en silencio, Kadiri lo miro lejanamente.
-Yasu-Oniichan...- sonrío falsamente –Vamos al estudio, hay una canción que acabo de componer..-
Y diciendo eso, cerro la puerta de la habitación, cerrando así también la puerta de su corazón y de su mente
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