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Estigmas por Flonne

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Notas del capitulo: Aquí me tienen con otra nueva historia,pero eso no significa que abandonare la anterior,hare todo lo posible para llevarlas ambas a la vez.Estuve tentada a esperar que terminara "Amablemente cruel" para continuar con esta,pero la idea de una nueva historia me martillaba en la cabeza y no me dejaba pensar en la otra XD.Asi que sin mas preámbulos...bienvenidos a "Estigmas"

El horizonte se teñía de diversos tonos anaranjados, el cielo se tornaba a la oscuridad. Aunque me gusta el cielo nocturno, prefiero verlo de día por que me recuerda a ti. Un azul tan claro y profundo como tus ojos. Además…solo en el día me permites estar a tu lado. Querido ángel, quiero que estés conmigo siempre, pero es mucho pedir, ¿verdad?

Desde que tengo memoria te conozco, te veo. Ese es mi defecto, poder ver espíritus. Mis padres me temen, y, aunque me permiten vivir con ellos, siempre cargan cruces y agua bendita, dicen que soy un demonio. No me molesta que hagan eso, su propia fe enfermiza se los dicta. Su Dios les ordena reivindicar a mi alma maldita por el poder que posee.Extraño, ya que ese mismo Dios te mando a ti para cuidarme, mi ángel guardián.

Aun recuerdo la primera vez que te vi, en ese entonces tenía cinco años. Ese día me sentía especialmente triste, mis padres me habían llevado a ver a un sacerdote…él sugirió que me mataran, ya que seguramente era la reencarnación terrenal del Anticristo. Ya que, sin haber sido convertido al mundo religioso, podía ver espíritus, especialmente a los demonios. ¿Sabias que al lado de cada humano siempre hay un demonio?, ya sea pequeño o grande siempre lo hay, al igual que hay un ángel al lado de cada humano. Pero estos se desvanecen al pasar el tiempo, las personas no creen en ellos, y consideran más fácil dejarse guiar por sus demonios.

Nathan, a ti aun puedo verte, todavía no te desvaneces de mi lado. Eso me alegra…y me disgusta a la vez. No me pienses mal de mí, así es mi personalidad, dividida entre dos deseos. Por que has sido parte de mi pequeño mundo, Nathan.Por que me aceptas a pesar de las horribles marcas sobre mi cuerpo.Si, ya se que le llaman “estigmas”, pero estas marcas son diferentes…no son por obra de el Dios de mis padres, si no mas bien obra de ellos mismos. Sobre mi frente, muñecas y tobillos. Todos ellas hechas en forma de pequeñas cruces. La de muñecas y pies puedo cubrirlas con facilidad gracias a la ropa, pero para las de mi frente me gustaría dejarme el cabello largo así las cubriría. Papá y mamá me lo prohíben, y cada vez que me crece el cabello, aunque sea un centímetro, me lo cortan de inmediato. La demás gente debe ver esas marcas, y nunca acercarse a mí. Es por eso que mi mundo solo es conformado por papá, mamá, el sacerdote Abel y tú.

Constantemente me dices que soy muy bello, que Dios me ha bendecido con esa cualidad. Pero no puedo compartir tu opinión, odio verme al espejo. Odio ver esas marcas sobre mi frente, que en ocasiones punzan y sangran ligeramente. Si fuese por mis padres dejarían que ocurriera eso, no se molestarían siquiera en preguntar si me duele o no. Tú eres quien te encargas de curarme y colocar vendas sobre mi frente.Ah, lástima que no dure mucho, bien sabes que mis padres no dejan que nada me cubra el rostro.

Todas las noches, cuando te vas, me pregunto si tiene sentido vivir. Un día de estos me echaran de aquí, es seguro. Y después, ¿adonde ir? Todos en la ciudad ya saben sobre mí, a la primera oportunidad que les regale me asesinaran. Todos son nuestros enemigos, hasta el sacerdote Abel.Antes, cuando yo era mas pequeño, por las noches iba a visitarlo, no deseaba sentirme solo. El susurraba a mi oído dulces palabras de aliento, llenaba mi alma de esperanza diciéndome que algún día la maldición desaparecería, para después abrazarme y llevarme a su lecho.Si, Nathan, el fue la primera persona a quien entregue mi cuerpo. Varias y repetidas noches el susurraba palabras de amor para mi. Me quitaba de encima la soledad nocturna. Me daba aquel cariño tan íntimo. A pesar de que tú en ese entonces ya estabas a mi lado, lo único que percibía de ti era una amistad y cariño fraternal. Como si fuésemos hermanos.No, yo necesitaba alguien que me amara de forma distinta, alguien por el quien desvivirme en el fuego del amor. Fuego que se extinguió cuando cumplí quince años…cuando acepte estar enamorado de ti. Tú eres a quien deseo amar con fervor. Él sacerdote Abel aun me busca, y en repetidas ocasiones esta a punto de convencer a mis padres que me permitan ir a vivir con él. No quiero…ya no quiero ser mas el objeto de sus deseos pasionales. Eso se acabo desde hace dos años.

El Sol ha desaparecido del horizonte, junto con sus colores anaranjados. En mi puerta aparece mi padre, por su rostro corren rebeldes lágrimas, sus ojos están fuera de sus orbes, y una mueca entre miedo y dolor lo deforma.

-¡Eres un maldito!...maldito demonio…mi esposa…mi querida esposa, ¡esta muerta por tu culpa!

Corre hacia mí, colocando sus manos sobre mis hombros, su fuerza me hace chocar contra la pared. Ésa mirada tan confusa se posa sobre la mia.Una sonrisa nerviosa recorre su rostro.

-María, mi querida María…has vuelto-aparta sus manos de mis hombros solo para posarlas en mi rostro-María…María.

Acerca su rostro al mío y lame mis labios.Asqueroso.Lo empuje lo más fuerte que pude. Una pequeña luz de razón aparece en sus ojos color miel. Me da una bofetada que hace que termine en el suelo. No me muevo de ahí, tal vez crea que me ha matado y se vaya.Exactamente, la puerta se ha cerrado llevándoselo consigo. Pero creo que mi teoría no ha sido del todo cierta, ha cerrado la puerta con llave…sabe que sigo con vida. Solo ruego que la abra por la mañana. Que recuerde que aun tiene un hijo en esta casa.

Notas finales: ¡Gracias por leer!

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