Uzumaki Naruto de 13 años, siempre supo con certeza que era distinto a los demás, sin embargo no sabia bien en que se diferenciaba de sus compañeros, quizás era por su delgada anatomía, por sus enormes ojos azul cielo intenso, su cabello rubio brillante y sedoso, sus graciosas marquitas en las mejillas o por su piel canela que contrastaba perfectamente. La gente siempre lo confundía con una niña, a lejos de molestarle muy en su interior se sentía halagado de que sus facciones tan delicadas provocaran tantos piropos de la gente, mas sin embargo su misma belleza era causa de frecuentes humillaciones.
Todo comenzó con un Naru chibi de solo 3 años, su padre Namikaze Minato murió "misteriosamente" de una enfermedad. Gracias a las sucias artimañas de su socio Orochimaru, este se caso con su madre, impidiéndole estar cerca del ojiazul, amenazándola con hacerle daño si no obedecía y se apoderó de las empresas tomando el control económico, pero eso no era lo peor sino el maltrato físico y verbal al que era sometido, debido su apariencia siempre hacía comentarios sexuales crueles e hirientes "TM: obvio no pongo ninguno para evitar herir susceptibilidades" despreciándolo vilmente.
Pero en medio de todo su dolor un pequeño rayo de luz reluce entre la oscuridad que le rodea. Y esa es su madre, Kushina Uzumaki, tan cálida y dulce cada vez que sonríe, amorosa y maternal en cada muestra de cariño. Solía escapar de la vigilancia de su "esposo" para poder visitar a su adorado hijo cada noche cantándole y contándole cuentos como solo una madre podría, mientras lo acurrucaba para que se quedara profundamente dormido.
Y así como todo tiene que acabar, su madre también murió en un trágico accidente al intentar huir de su padrastro y en así como todo se torno en oscuridad nuevamente.
Toda esta situación la soporto desde su niñez hasta llegar a la adolescencia, edad en la que era evidente que no era igual a los demás jóvenes, nunca puso su vista en alguna niña, mas sin embargo acostumbraba juntarse con ellas sobretodo con Hinata e Ino chan, además de Temari sempai que cursaba dos grados más, sus mejores amigas pues no eran crueles con él, como los demás chicos, adoraba ver disimuladamente a sus compañeros en la ducha del exclusivo colegio donde estudiaba, admirar esos cuerpos de reojo tan viriles y masculinos, tan diferentes al suyo, mas sin embargo ninguno niño le había insultado abiertamente, pues era tan estricta la disciplina que solo se rumoraba acerca de su conducta a sus espaldas, aunque eso no evitaba darse cuenta de las lascivas miradas de algunos compañeros y de algún que otro profesor que casi lo devoraban. Quienes disimuladamente se acariciaban la entrepierna en sus narices sobretodo un teme prepotente y un psicópata pelirrojo "TM: Aquí no es tan despistado, ni inocente".
Así era la triste vida de Naru, tan solitaria, su mundo era el Internet, podía pasar horas navegando en esas paginas de erótico contenido homosexual, cuantas fantasías pervertidas había imaginando con esos esculturales modelos en ropa interior, pero el tenía una muy especial, recordaba como su madre le contaba de pequeño "La caperucita roja" era su cuento favorito que, a medida que creció se convirtió en su mayor sueño erótico, el de ser devorado literalmente por el lobo feroz.
Estremeciéndose recordó aquella ocasión en que dos compañeros "TM: los antes mencionados" lo retuvieron en los baños y obligándolo a ponerse de rodillas y le acercaron sus miembros a su boca, a punto estuvo de abrirla cuando el sonó la campana, obligándolos a soltarlo, no reporto este incidente, pues hubiera sido objeto de otra humillación por parte de su estricto padrastro.
********
Como odio la clase de educación física, pues el maestro únicamente se limita a calificar nuestras capacidades físicas, ese baka que ya esta a unos meses de su jubilación...como lo odio dattebayo.
Sin embargo un acontecimiento estaba a punto de ocurrirme transformando mi vida para siempre. Me quede totalmente embelesado al verlo entrar al gimnasio. Hatake Kakashi un atractivo maestro quien supliría al anterior, alto de 1.85m, piel blanca, cuerpo musculoso marcado pero no demasiado, llevaba el rostro cubierto a la mitad por una especie de máscara, apreciándose su enigmático ojo color ónice, pero lo que más llamó mi atención fueron sus hermosos cabellos plateados, me sonroje furiosamente al pensar que se parecía a un sexy lobo y que quería ser devorado por él. Nos informó que tenía 27 años, soltero y acababa de salir del ejercito terminando su post-grado en Educación Física.
De inmediato causo gran conmoción en el colegio, todas las maestras y alumnas estaban locas por el esas malditas arpías dattebayo cavilé totalmente celoso.
Como adoraba verlo llegar luciendo esos shorts deportivos de color azul con franjas blancas a los lados, que resaltaban su exquisito culo, las estilizadas piernas y su enorme miembro en reposo, además de su playera sin mangas que marcaban sus perfectos abdominales.
- formen 2 filas, los niños de este lado y las niñas de este lado - decía mientras todos se apresuraban a seguir sus instrucciones.
En la fila de las niñas, las risitas nerviosas demostraban lo excitadas que se encontraban ante el nuevo maestro, a las que mirada asesinamente, claro con bastante disimulo.
- vamos a jugar competencias en grupos de 5 niños, quiero que den una vuelta al campo para ir eliminando a los mas lentos, las niñas vayan a la bodega por balones de fútbol y voleibol - ordenaba mientras se ponía a leer su librito aunque no se leía la portada.
De más esta decir que fui eliminado, pues los demás eran mucho mas ágiles, llegué a la meta como a 10 metros atrás del ultimo niño provocando las burlas de los demás, el maestro los reprendió de inmediato.
- No quiero ese tipo de conducta en mi clase, todos van a tener una posición en el equipo de fútbol, ya que en dos meses competiremos en un torneo, si nos esforzamos traeremos el trofeo de primer lugar - explicaba llenando de emoción a mis compañeros.
En la clase había 12 niños y 10 niñas por lo que formo dos equipos de 6 niños cada uno y los puso a jugar un partido, para ver el desenvolvimiento
- formen 2 equipos y pónganles nombre - "Rasegan y Chidori" fueron los nombres escogidos para los equipos.
Los dos capitanes de cada equipo no me querían escoger, hecho que no paso desapercibido por el peliplata.
- que pasa aquí, porque no quieren a Naruto en su equipo- indagó con los demás ¡porque parece niña!- grito muy molesto un compañero con cara de perro.
En ese momento quise que la tierra me tragara, mis lagrimas luchaban por no salir y ponerme en evidencia de lo mal que me sentía. Kakashi sensei me tomo del hombro y me puso en el equipo de "Rasegan"
Tomo el silbato y dio la señal de empezar, corrí tras el balón poniendo todo mi esfuerzo para quedar bien ante él, mas una fuerte barrida provoco que saliera disparado torciéndome el tobillo.
¡Quítate dobe, usuratonkachi! - grito el teme cacatúa despectivamente mientras caía al piso por el impacto - ¡¡Aayy¡¡ - me quejé al sentir un punzante dolor, no podía levantarme, el sensei llego corriendo de inmediato levantándome en sus fuertes brazos dirigiéndose a la enfermería.
De pronto mi mundo dejo de girar , me encontraba en los cálidos brazos de mi amor platónico, aspirando fuertemente su aroma que me enloquecía, el contacto de su mano en mi cintura estremeciéndome de tal manera que deseaba que la enfermería estuviera en china.
- ¡No tengas miedo, solo es una torcedura! - me susurro, sentí un agradable calorcito recorrer todo mi cuerpo al escuchar su voz tan sexy y varonil.
-me duele- sollocé haciendo un pequeño puchero a lo cual me sonrió.
Llegamos y la enfermera, Shizune nechan, entablillo mi tobillo después de hacerme una leve curación.
En la siguiente hora no jugué por obvias razones, así me senté en una banca, contemplando detenidamente los movimientos de mi sensei quien a gritos dirigía las jugadas, de repente mi mente empezó a divagar, tragué saliva muy excitado imaginándolo desnudo en el campo de fútbol exhibiendo su varonil anatomía, tan extasiado estaba que no me di cuenta cuando él se acercaba sentándose a mi lado.
-¡Naruto! - llamó mi sexy profesor.
- dígame sensei - respondí nervioso al verlo tan cerca recordando mis recientes pensamientos.
-ya te sientes mejor, espero que esto no vuelva a ocurrir - comentó visiblemente enfadado.
- no lo creo dattebayo, los demás son tan toscos conmigo, ya ve lo que paso, el teme se me aventó apropósito y por su culpa ahora en la casa me regañaran ttebayo.
- ¡No tengas miedo, yo te cuidare de que no te hagan daño! - habló con un tono de voz muy amable.
Mi corazón empezó a latir muy fuerte, de pronto volví a ver una pequeña luz en mi vida y un sentimiento de confianza que me embargó ese tono de voz tan dulce.
-lo que pasa es que eres muy......- suspiro tratando de buscar las palabras adecuadas.
- ¿Muy que, profesor? - dije esperando saber lo que diría.
- pues no se como decirte...eres muy "finito".
- ya lo se, todos los días me dicen que parezco niña - comenté divertido por lo que antes dijo.
-¡pero no eres niña! ¿Verdad?
- pues a veces quisiera serlo - respondí algo melancólico, agache mi mirada recordando todas las cosas que había pasado.
-¡no digas tonterías Naruto, eres un niño muy hermoso y ya veras en unos años como las niñas se pelearan por ti! - habló tratando de animarme pero sin resultado.
---------
Sentí tanta ternura por ese angelito que en un acto sin malicia rodee sus hombros en un gesto de comprensión, alargué mi mano y quité algunos mechones rubios que caían en su frente y cubrían sus orbes al verlos sentí una ligera corriente eléctrica recorrer mi espalda eso hermosos ojos azules tan puros como agua cristalina y el inmenso cielo luego, deliberadamente baje mi mirada notando como se veía con esa playera blanca y esos diminutos shorts ajustados a su cuerpo dejándome impactado. De inmediato sentí como la sangre hervía por mis venas y comenzaba a excitarme. Conforme lo apreciaba podía admirar mejor como la playera se pegaba a su pecho resaltando sus duros pezones, sus piernas canela, delgadas y contorneadas, su firme y prieto trasero marcado a la perfección por su apretada prenda empezó a despertar mi miembro.
Sentí la imperiosa necesidad de juntar mis labios con los suyos, tan rosados, delicados y ligeramente húmedos, justo cuando me disponía a hacerlo, el timbre que marcaba el final de la clase evito que las cosas pasaran a mayores, me sentí tan desubicado por la situación que solo atiné a alejarme rápidamente, luego tendría tiempo de arreglar las cosas, antes tenía que poner en orden mis pensamientos.