E: The Farmer
Capítulo I: La silueta que apareció en el crepúsculo
"El crepúsculo..."
Las sombras cubrían ya el camino de tierra que se dirigía a la pequeña ciudad de Halabit, sus luces nocturnas comenzaban ya a brillar bajo la penumbra creciente. A unos kilómetros se extendía la pequeña finca Rise.
Se hablaba en el pueblo de aquella granja, solo la llevaba un chico, Even, un jóven que ahora tomaba los últimos rayos del sol en su pequeña terraza de madera.
"El crepúsculo se conoce como el último momento del día..."
El viento mecía le cabello del chico, refrescando su frente, los rumores sobre los padres de Even abundaban en la pequeña ciudad, rumores que no eran precisamente amables.
"Pero el crepúsculo es muchas cosas más, y entre ellas... Es el final, el fracaso del sol en su batalla celeste dejando a la luna como vencedora..."
Even vivía solo, no tenía el dinero suficiente para un establo, solo tenía sus tierras, y ellas eran toda su vida. También tenía una modesta casa aunque nunca ha mendigado o aceptado ayuda de los habitantes de Halabit. A pesar de no tener dinero, a pesar de ser pobre y vivir por la caprichosa tierra, Even era feliz. Pero siempre supo que algo faltaba en él, una pieza para completar mundo, solo le faltaba una pieza...
"Pero el crepúsculo es tambien el principio, el principio de la noche. La noche es oscura, si, pero... No hay nada más puro y brillante que una noche llena de estrellas, y esa noche sería una noche llena de estrellas y una nueva se añadiría a la negra tela del firmamento, aunque Even no lo supiese aún..."
El chico se levantó de un salto de la silla de la pequeña terraza, que era esa silueta que se recortaba en el horizonte?
En efecto, había alguien atravesando el puente que separaba la pradera de Kiza de Halabit. Una figura tambaleante que se sostenía a duras penas sobre sus piernas, llevaba una espesa capa negra y se dirigía hacia Halabit.
Even cogió la azada y la empuñó a modo de arma, ahora la figura estaba a solo unos metros, era un chico, de no más de 14 años, ahora Even veía su cara perfectamente.
Las gotas de sudor caían de su frente y su mirada estaba perdida en un punto en el horizonte.
La figura se desmoronó delante de Even dejando caer su cuerpo sobre el camino de tierra.
El granjero dejó su azada y se acercó al jóven, no sentía su respiración y su pulso era débil, lo cogió entre sus brazos y notó sus huesos entre sus manos, estaba delgado, demasiado.
El jóven se debatió, no llegaría al hospital a tiempo, pero no sabía si sus remedios tendráin efecto.
Finalmente cargó el cuerpo en sus brazos marcados por los músculos entró en su casa el cuerpo del chico.
Al quitarle la capa descubrió que solo llevaba una fina camisa de lino y un calzón de seda blanca, presentaba moratones, marcas y laceraciones en brazos y piernas, reconoció el modus operandi y su boca se torció aún más, volviendose una mueca de asco:
-La banda de Lili... dijo para si el granjero
La banda de Lili era un grupo de bandidos y ladrones que atacan en grupo a los viajeros que van solos y les roban todo, poniendoles por encima una capa, para que no llamen la atención desde lejos.
Las horas pasaban entre paños mojados para bajar la fiebre en las axilas, articulaciones y frente.
Su estado parecía mejorar, aunque las heridas recientes ya se cicatrizaban y el pulso ya se había regularizado el jóven no despertaba de su sueño.
Administró remedios caseros para cerrar las heridas abiertas y fué entonces cuando se paró un segundo y un ligero sonrojo apareció en sus mejillas.
Con una mano temblorosa comenzó a quitar la camisa interior lentamente para descubrir si había laceraciones en el pecho.
No había ninguna a la vista, aunque Even se quedó observando un tiempo, pensando en voz alto y con una mano temblorosa pero decidida a la vez recorrió el torso con un dedo:
-Nada... ni un solo pelo...
Miró fingiendo distracción hacia otro lado:
-Parece... parece una chica.
El sonrojose hizo más notable en sus mejillas y le puso de nuevo la camisa de lino.
Ahora la fiebre había menguado, pero seguía estando inconsciente, Even no tenía sueño, aquel acontecimiento le había quitado el sueño, así que se quedó observando al chico:
-Me pregunto como te llamas... Pareces extranjero. Que te ha traido hasta Halabit?
Even desvió su mirada del chico a la ventana, justo a tiempo para ver una estrella fugaz atravesar el firmamento dejando tras ella una estela de luz blanca, minutos despues una nueva estrella cruzó el firmamento seguida de tres más bajo la sorprendida y feliz mirada de Even:
-Vaya, lluvia de estrellas...
Rió para sí un momento, hacía tiempo que no veía una noche tan bonita, fué entonces cuando se dió cuenta del día de hoy:
-Hoy es 21 de marzo... Hoy es el equinocio de primavera... Es extraño que hayas llegado justo hoy, que coincidencia...
Even sonrió entonces observando al jóven que sonreía, la fiebre había desaparecido y en su boca se había dibujado una pequeña sonrisa:
-O quizás... no haya sido coincidencia, sino destino.