Los ojos arena de Lye miraban con indiferencia el cielo nublado; iba a llover, era lo más seguro. Y fue cuando alcanzó a divisar una pequeña figura que se acercaba lenta y silenciosa, perdida en sus pensamientos.
Pequeñas gotitas cayeron del cielo y en pocos instantes la lluvia mojaba todo a su alcance. Varias personas corrieron hacia los locales o bajo los árboles para refugiarse de las frías gotas. Pero aquella figura no acelero su andar, ni se detuvo, siguió caminando apesadumbrada como si no sintiera el agua helada que caía sobre sus hombros y espalda. Entonces Lye reconoció el triste rostro de aquel individuo. Se trataba de Amber, su pequeño amigo, con catorce tiernas primaveras que había pasado y dentro de unos meses alcanzaría los quince años.
Era raro ver a Amber tan apagado, aquella sonrisa que solía adornar su pálido rostro se había borrado completamente, dejando lugar al eterno silencio y la desesperanza. Sus ojos castaños que generalmente brillaban y daban esa sensación de que todo estaría bien, ahora se encontraban opacos, perdidos en los recuerdos de lo que nunca fue. El pequeño avanzaba de forma monótona, como si no fuese consciente de sus pasos y mucho menos de la dirección de estos. Era notorio que el frio le calaba, mas sin embargo seguía sin dirigirse a un refugio; Siempre caminando hacia adelante, automáticamente, sin importarle el cansancio y el dolor en sus pies.
La lluvía siguió cayendo, cada gota era las lágrimas que el pequeño castaño no podía derramar. El cielo lloraba por él y el frío era su soledad. Cuando choco contra algo... o alguien alzo la mirada para encontrarse con los ojos arena de Lye. El mayor le dedico una cálida sonrisa y le envolvió con sus brazos para resguardarle del frío. Le dolía ver al pequeño así, le dolía ver como habían forzado la situación hasta dejarlo en aquel estado. Amber no merecía eso, no era una persona mala ni egoísta, siempre estaba dispuesto a ayudar, y no podía entender cómo es que alguien podía jugar con el de tal, simplemente le daba rabia e impotencia no poder ayudarle como quisiera. Cerró los ojos lentamente y acarició los cabellos del castaño en un mimo y consuelo esperando a que este se animara a hablar primero.
-No... más-Gimió Amber, de forma ahogada y llena de dolor- No más- Sentía que no podría soportar más los juegos de alguien que solo deseaba divertirse. No más había llegado a su límite y ya no tenía fuerzas para seguir.
-......- Lye no supo que responder, no encontraba las palabras correctas para consolarle, así que solamente le abrazo con más fuerza para decirle que estaba con él y que nunca se alejaría del pequeño -Amber, yo te necesito, te necesitamos y aquí estamos siempre para ti...- La frase no se completo ya que la lluvia arreció, mas el mayor no se movió ni le importo solo siguió abrazándole dispuesto a protegerle en las buenas y en las malas.
"¿Acaso no lo entiendes?.....Aquí estoy.... Siempre para ti"