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Cuando muere el amor por Cloud

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Notas del capitulo:

Hi!

Este fanfic se me ocurrio este mediodía mientras preparaba la comida ^_^ eso es lo ke llamo yo cocina creativa.

 

Ahí va

Un día más... llegarás a casa tarde, y mientras aflojas el nudo de la corbata te sentarás en el sillón para ver el canal de bolsa. Yo saldré al comedor pero ni siquiera me miraras, para llamar tu atención te diré que la cena ya esta hecha des de hace rato y que se enfría, a lo que tu responderás con total indiferencia que has ido a hacer unas birras con tus compañeros y que no tienes hambre, que a lo mejor mas tarde picas algo, que cene yo.

 

Me volveré a la cocina, pero no cenaré, pues se me habrá quitado el apetito. Te dejaré la comida preparada por si mas tarde te la comes, aunque ya sepa que no lo harás, que no lo haces nunca. Yo me iré a dormir, temprano como siempre, porque me aburren los gráficos continuos que parecen atraer tanto tu atención, me subiré a nuestra habitación incluso a lo mejor me pondré unas gotas de perfume en el cuello para ver si lo notas y me acostaré, pero no, no dormiré, nunca me duermo, porque se que vendrá el momento más esperado del día, al cabo de una hora mas o menos llegarás, te pondrás tu pijama y me darás un beso en la frente abrazándome, y así dormiremos los dos abrazados. No entiendo el porque de este abrazo, sólo que se sucede cada noche, y creo que es el que me impide dejarte, porque yo ya no espero tus besos ni tus caricias, hace mucho que no los siento, solo me afierro a poder dormir abrazado contigo.

 

 Pero hoy no va a pasar nada de esto, hoy he dicho basta, basta de lavar tu ropa que huele siempre a otros perfumes que no son el mío, basta de sufrir por alguien que me ignora. Hoy llegaras a casa y no encontraras mas que vacío, a lo mejor te encuentras esta confesión, aunque no creo que tenga el suficiente coraje como para dejártela.

Miro hacia atrás y veo una historia realmente bella, nuestra historia

Adiós Saúl espero que sin mí encuentres la felicidad...

 

 

Siempre tuyo...

 

 

 Íker 

 

Íker se releyó la carta llorando, la metió en un sobre y en él escribió Saúl. Ya tenia las maletas preparadas, se puso la chaqueta, quitó la llave de la puerta de su llavero y la dejo sobre la mesa del recibidor, junto a la carta. Se dio media vuelta para ver por última vez la casa en la que había pasado los mejores (y también peores) momentos de su vida, y en un arrebato cogió la carta llorando y la rompió, fue a la cocina a tirarla a la basura y sin mirar atrás se marchó.

 _________________________________________

 

  ­­­­­­Los débiles rayos del sol le tocaban en los ojos, por lo que se despertó, sintió los brazos de Saúl alrededor de su cuerpo, pero al abrir los ojos se dio cuenta de que no era él, sino que se trataba de Miguel. 

Lo había conocido unos meses atrás, mientras estaba escondido bajo un árbol de los jardines de la universidad llorando. Miguel le oyó y fue a ver si estaba bien. En conocer su historia, en seguida le ofreció su apoyo y le insistió para que dejara el hotel donde se alojaba y se fuera a compartir piso con él. Íker lo agradeció mucho pues no le quedaba mucho dinero para seguir en el hotel. Íker dormía en el sofá-cama del salón, porque el pequeño apartamento sólo tenía una habitación. Noche tras noche Íker lloraba en silencio, pero Miguel siempre le oía y le daba su apoyo. Una noche, después de consolarlo, Íker le preguntó a Miguel porque le había ayudado, y él le contesto que le recordaba a él, le explicó el porque de que en su habitación hubiera una cama de matrimonio, porque su pareja lo dejó por otro. Y en medio de la tristeza de ambos nació un beso, un beso salado que más bien era de soledad, un intento de consuelo. Desde aquella noche dejó de dormir en el sofá, para dormir los dos juntos.

 

 Mientras Íker pensaba en estas cosas, vio como Miguel se despertaba. 

- Buenos días – dijo Íker. Pensó en lo bello que era, totalmente opuesto a Saúl, rubio, con el pelo largo y aquellos ojos verdes... Pero aún así no sabia porque aún sentía este vacío en el estomago

.- Buenos días – Le respondió Miguel dándole un beso. No podía dejar de asombrarse por la suerte que había tenido al conocer a ese chico, no sabía si lo había ayudado él o mas bien fue al revés. Se maravilló de ver sus fracciones relajadas. Aquellos ojos negros que contrastaban con su tez pálida y su pelo rubio. 

El beso se intensificó por parte de Íker, que al final acabó sobre su pareja. Cuando se separaron por la falta de oxígeno, Miguel le dijo en un susurro:

-  Es tarde, deberíamos ducharnos y irnos.  

Íker asintió y se sentó en la orilla de la cama, Miguel le abrazó por la espalda, mientras Íker volteaba a verlo.

- Te amo. – le susurró en la oreja.

Íker cerró los ojos con fuerza y le besó apasionadamente, intentando así dar una especie de respuesta. No era la primera vez que se lo decía, pero él aún no se veía capaz de responderle lo mismo. 

Cuando hubieron terminado de asearse y almorzar, se fueron hacia la universidad, pero mientas Miguel aparcaba, Íker vio una imagen que le dio un vuelco en el corazón. En la columna de la puerta de la universidad se encontraba apoyado Saúl. Íker pensó que se veía mal, su siempre corto y bien peinado pelo negro lucía largo y desordenado,  podía ver una o dos arrugas en su traje, cosa que Saúl jamás permitía, siempre decía que la imagen de un empresario tiene que ver con su capacidad. Pero lo peor era su cuerpo, ya no lucía atlético como siempre y Íker podía adivinar una pequeña tripa debajo de la camisa.

- ¿Oyes lo que te digo? – Esas palabras lo despertaron de su ensoñación. Miguel lo miró preocupado y aún se preocupó mas al ver la mirada que le devolvía Íker.

- ¿Que te pasa?- dijo el ojiverde preocupado.

- Aquel hombre de allí... el del traje gris. Es Saúl.

Miguel observó al hombre y luego a su chico, que se veía realmente afectado. Le abrazó fuertemente dándole apoyo. Íker hundió su rostro en el cuello de Miguel.

- No tengo fuerzas para encontrármelo... y menos hablarle.

- Tranquilo cariño... hay mucha gente. Seguro que no te ve, pasaremos por el otro lado y rápido.

Íker asintió.

Al salir del coche Miguel le pasó el brazo por el  hombro, reconfortándole y Íker se le abrazó. Y así pegados y caminando rápidamente cruzaron la puerta sin ser vistos por el empresario.

En cuanto llegaron a las aulas, Íker abrazó a Miguel.

- Gracias.

- De nada – le dijo dándole un beso en la frente. – nos vemos en el descanso, en el árbol.

- Hasta luego – le dijo dándole un beso. 

Las dos horas se le pasaron muy largamente a Íker, no podía parar de pensar en lo ocurrido. Cuando sonó la campana del receso, Íker fue caminando ensimismado al lugar donde había quedado con Miguel, cuando...

- ¡Íker! - Cuando oyó aquella voz se le pusieron todos los pelos de punta. Se paró cerrando los ojos fuertemente pero sin girarse.

- Hola Saúl.

- Porque te escondías, ¿piensas que no te he visto? – Le preguntó muy seguro de si mismo poniéndose enfrente de él.

- Porque... – Íker miraba al suelo. No se veía con ánimos de verle a la cara ni de mantener esa conversación, sólo quería marcharse de allí. Cuando sintió unos brazos fuertes que le abrazaban por la espalda y una cabeza que se apoyaba en su hombro, en seguida reconoció el perfume, aquel perfume que tanto lo había reconfortado.

- Hola amor. Eres muy malo, me has hecho esperar. ¿Quién es tu amigo? – Le dijo Miguel dándole un beso en la mejilla infundiendole ánimos. En cuanto vio con quien hablaba su chico no había podido evitar ir corriendo hacia allí.

Y funcionó, Íker se sentía un poco mas seguro.

- Él es Saúl.

- Vaya así que eres el famoso Saúl – Dijo Miguel dejando el abrazo y dándole la mano a Saúl.  

- Y tu eres... – Respondió el moreno apretando aquella mano y atravesándolo con la mirada.

- Soy Miguel, el novio de Íker – Respondió con mucha seguridad. – Y ahora si nos permites nos tenemos que ir que dentro de poco empezaran las clases. Adiós.

- Adiós Saúl – Dijo Íker con pocas fuerzas.Y allí se quedó plantado. Esbozó una media sonrisa y dijo para si mismo – No te me escaparas así.

Cuando estuvieron suficientemente lejos, se sentaron en un banco, y entonces Íker se quebró, empezó a llorar abrazándose fuertemente a Miguel, al cual le dolía mucho ver a su chico de esa forma. Porque el le quería, ya había olvidado todo su pasado, sólo le importaba aquel ángel que había aparecido un buen día para instalarse en su corazón. Lo envolvió en un abrazo protector, mientras le acariciaba el cabello. Entonces sonó la campana que anunciaba el fin del receso.

- Tus clases...

- No importa... ¿quieres que vayamos a casa?

- Sí por favor. 

 

Una vez en casa, Íker se fue a la habitación, mientras Miguel llamaba a un amigo para que les cogiera las mochilas porque se las habían olvidado en las clases. Cuando fue a la habitación se encontró a Íker  sollozando sentado en el suelo apoyando la espalda en la cama y con la cabeza entre las rodillas.

Se agachó enfrente suya y lo abrazó. Después le tomó de la barbilla y le alzó la cabeza, secando aquellas lágrimas saladas con sus labios, para terminar con un beso húmedo y salado.

Íker se le abrazó fuertemente.

- Hazme olvidar – le suplico con voz temblorosa.

Ante aquella súplica, a Miguel se le encogió el corazón, lo cargó en sus brazos y lo deposito suavemente en la  cama sin parar de besarlo. Lentamente fue bajando por su cuello, desabrochando su camisa. Cuando le hubo quitado la prenda, empezó a lamerle las rosadas tetillas, mientras Íker cambiaba los anteriores sollozos por leves gemidos.

Fue bajando por el abdomen y mientras jugaba con su ombligo le quitó los pantalones y los bóxers, liberando el ya excitado miembro. Se detuvo en frente de él, y le dio un beso en la punta, haciendo que Íker soltara un grave gemido. Entonces empezó a lamer y chupar cada vez mas rápido, hasta que Íker se vino en su boca. Miguel llevó tres de sus dedos a la boca de Íker para que los lamiera, y cuando estuvieron suficientemente húmedos acercó uno de ellos en la entrada de Íker para prepararlo, más tarde le siguieron los otros dos. Cuando estuvo suficientemente preparado, se introdujo despacio dentro de él, mientras le besaba el cuello para intentar mitigar el dolor. Una vez estuvo completamente en su interior, empezó a acariciar su miembro mientras le besaba, hasta que Íker empezó a mover suavemente las caderas dándole permiso para continuar.Entonces empezó el vaivén de caderas, pero a diferencia de otras veces fue muy lento y suave, Miguel llenó a Íker de besos y arrumacos demostrándole cuanto lo quería. Se vinieron los dos a la vez, y cuando Miguel se disponía a salir.

- Quédate un poco más, me gusta sentirte dentro de mi. – pidió Íker.

- Esta bien - dijo Miguel acariciándole el rostro – Te quiero mucho.

Íker lo abrazó fuertemente, esta vez esas palabras habían llegado al fondo de su corazón. Y se durmieron abrazados. Pasaron el resto del día juntos mirando películas y haciendo el amor.

 

 A la mañana siguiente.

- ¿Quieres que te acerque a la uni antes de irme? – Dijo Miguel.

- ¿Irte? ¿A donde vas?

-  ¿No te acuerdas? La conferencia... – Aquel día uno de los científicos que Miguel más admiraba daba una conferencia.

- Ah es verdad... no me acordaba que fuera hoy... No te preocupes, si no te va bien voy andando.

- No me importa, de verdad.

- ¿Donde es la conferencia?

- En el hotel Veri...

Íker se le acercó esbozando una sonrisa mientras lo abrazaba.

- Eso es en la otra punta de la ciudad cariño... puedo ir andando.

- ¿Me has llamado cariño? – preguntó Miguel sonriendo, mientras Íker se sonrojaba. – Me voy cariño – añadió enfatizando la última palabra. Y le dio un beso en los labios mientras Íker hacía un falso puchero.

Al salir de casa Miguel pensó que era uno de los momentos mas felices de su vida, pero en seguida le asaltaron las dudas y la inseguridad. No pensaba que aquel hombre se quedara de brazos cruzados. 

 

Íker se fue de la casa bastante repuesto de los acontecimientos del día anterior, pero al llegar a la esquina de la universidad se volvió a encontrar de cara con Saúl. 

- Hola guapo – le dijo el moreno dándole un beso en la mejilla, justo en el borde de los labios.

- Saúl... – Dijo Íker totalmente perturbado.

- Ayer no pudimos hablar, creo que tenemos una conversación pendiente.

- Saúl yo no tengo nada que hablar contigo. – Dijo el rubio deseando que aquello acabase.

- Pues yo si... sentémonos por favor.

Y se sentaron en un banco que había allí.

- Íker... no se por donde empezar... lo siento... lo siento mucho...siento como me he comportado, cómo un imbécil, y no te culpo por marcharte, todo fue culpa mía. Aquella noche, cuando llegue  a casa y no te encontré y vi que faltaban todas tus cosas, sentí un gran vacío, sentí que faltaba una parte de mí. Yo... quería pedirte que volvieras conmigo, que me dieras una segunda oportunidad... porque sin ti mi vida no tiene sentido.

El rubio tenia los puños fuertemente apretados sobre sus rodillas, y su cara miraba al suelo. Entonces se levantó.

- Lo siento, ya es tarde, estoy con otra persona.

- ¿Aquel tío? Venga no fastidies... ¿le amas? - Íker se sorprendió ante aquella pregunta y levantó el rostro para mirarlo.

- Le... quiero mucho. – ante aquella respuesta Saúl sonrió y se acerco a Íker haciendo que éste se alejara de él hacia atrás hasta que se topó con la pared.

- Pero no le amas ¿verdad? – le dijo el empresario acercándose a su cara - ¿Sabes? Cuando te fuiste encontré tu carta y la junté. ¿te acuerdas como terminaba?

- Claro que sí – Íker no pudo aguantar más su mirada y giró su rostro hacia la izquierda.

El moreno le volteó el rostro suavemente con la mano acariciándolo.

- Decías que deseabas que encontrara sin ti la felicidad... pero no entendiste una cosa.... sin ti no puedo ser feliz. – esas palabras golpearon fuertemente al rubio, que pensó que se pondría a llorar allí mismo.

- Yo... me tengo que ir, Miguel me espera.

- Nt, nt nt... no se deben decir mentiras... sino esa nariz tan bonita te crecerá. Pero está bien... ya te dije lo que te quería decir. Adiós amor – y se le acercó para darle un beso en los labios, pero en el último momento Íker volteó el rostro haciendo que lo besara en la mejilla.

- Adiós Saúl. – Íker agradecía a Dios que aquello se hubiera terminado.

- Ay, se me olvidaba... digamos que he tenido los negocios un poco desatendidos, y me han asignado un traslado de ciudad. Mañana me marcho y quiero que vengas conmigo.

- Lo siento... ya te he dicho que ahora tengo pareja.

- Sí pero no le quieres... – dijo de forma provocadora.

 Mientras se acercaba una vez más a sus labios. Este gesto tomó por sorpresa a Íker que no tuvo tiempo de alejarse y un torrente de recuerdos vinieron a él cuando sintió esos labios sobre los suyos, inconscientemente abrió la boca, y aquella lengua tan conocida entro descaradamente recorriendo todas las partes de su cavidad bucal. Cuando se separaron Íker aún temblaba.

- No te puedes imaginar cómo te he echado de menos... Me voy esta noche, si decides venir conmigo ven antes de las diez en nuestra casa.

Íker quedo descolocado, no le respondió, simplemente se fue caminando como un zombi, pasando de largo la puerta de la universidad. 

 

Miguel llegó a casa, había empezado a anochecer y la casa estaba oscura, gritó el nombre de Íker pero nadie le respondió, por lo que dedujo que no estaba en casa. Se fue a la habitación a quitarse esa ropa tan formal, y allí le vio, llorando en un rincón.

- ¿Íker? – dijo muy preocupado - ¿qué te pasa?

Íker solo pudo mirarlo a la cara, pero no podía hablarle.

- ¿Te lo has vuelto a encontrar? – preguntó el ojiverde.

Íker sólo asintió levemente con la cabeza. Miguel estaba realmente preocupado, había pasado muchas noches intentando consolar la pena de aquel chico... pero nunca lo había visto tan mal.

- ¿Que ha pasado? -  le preguntó mientras le abrazaba para darle apoyo.

- Me... me besó... y... me dijo que se iba de la ciudad... y que quería que yo fuera con él... y que me esperaba.. y... y... y que me quería... – le respondió el ojinegro entre sollozos, escondiendo su cara en el pecho de Miguel.

- Íker... Íker mírame – a lo que el otro levantó la cabeza – quiero... quiero que sepas que te quiero, te quiero mucho, pero lo que no se es si tu me amas a mí. Lo has pasado muy mal por ese hombre, pero me parece que aún le quieres, si lo que deseas es estar con él no te lo impediré.

- Pero... ¿Y tu? – pregunto el ojinegro mirándole a los ojos.-

 Yo...- dijo esbozando una sonrisa – yo me sentiré feliz, porque tu me has hecho muy feliz y porque te quiero sólo deseo que tu encuentres la felicidad. Creo que por mucho que lo he intentado yo no he sido  capaz de dártela. Ahora me voy, no quiero presionarte, dentro de una hora volveré, supongo que tienes suficiente tiempo, para decidirte y preparar tus cosas. Adiós.

- Miguel... – dijo Íker abrazándolo – muchas gracias.

- A ti pequeño... – le respondió y se fue antes de empezar a llorar.   ­­­­­­

 

__________________________________________

Miguel volvió a su piso y lo encontró vacío. 

- Que estúpido pensar que se quedaría – dijo para sí mismo – Ya ves Miguel... es tu destino... solo una vez más.   

 

Mientras, Íker llegaba a su antiguo hogar. Tocó el timbre y Saúl le abrió sonriendo.

- Sabía que vendrías. ¿Estas listo? El avión sale dentro de una hora.

- Sí – dijo el rubio mirando al suelo.- ¿Pero dame un beso no? Volvemos a estar juntos...

– Íker le besó tal como le había pedido, pero ese beso no le sabió cómo el pensaba, le faltaba algo... 

 

Se encontraban en la cola para embarcar, Saúl abrazándole por detrás, mientras le daba pequeños besos en el cuello.

- Ya verás... te va a gustar mucho este sitio, es una ciudad preciosa y tiene una muy buena universidad. – Íker se volvió a mirarle.

- Saúl... lo siento pero me he dado cuenta de que ya no siento lo mismo por ti, me besas, me tocas... y yo solo puedo pensar en que estará haciendo Miguel...

- Pero eso es porque lo has dejado triste y te preocupa... ¿no te parece que confundes preocupación con amor?

- No lo creo... se muy bien lo que siento... – le respondió el rubio decidido.

- Íker... me dijiste en la carta que siempre serias mío... no me puedes hacer esto ahora. No a mí. ¿qué tiene él que no tenga yo? – esas palabras aún le decidieron más.

- Lo siento mucho Saúl, pero ¿sabes? Te voy a decir que tiene... tiene que me trata como a un igual, a su nivel. Hazte un favor, en la próxima relación que tengas deja de sentirte superior, en las relaciones las dos partes tienen que ser iguales, sino no funciona... y es lo que nos pasó a nosotros.

- Cambiare... te lo prometo... – Dijo Saúl casi suplicando.

- Ya es tarde Saúl. Me voy que tengas mucha suerte – Y le dio un beso en los labios.

- ¿Pues sabes que? ¡Vete! ¡No te necesito! – ante aquella respuesta, Íker solo pudo sonreír, y pensar en la cara que pondría Miguel al verle allí. 

 

Miguel sentía que su piso se le caía encima, así que se fue sin rumbo fijo por la ciudad. Entró en un bar y se tomó dos whiskys, pero no tenía ni ánimos para emborracharse así que volvió a su apartamento. Cuando llegó se fastidió, otra vez había un vagabundo durmiendo en el umbral, sin decirle nada se dispuso a abrir la puerta, cosa que le costó, pues no atinaba a encontrar la cerradura. Cuando por fin abrió la puerta sintió un cuerpo que le abrazaba por detrás, se cabreó bastante, además de ocupar su umbral va y resulta que es un vagabundo pervertido.

- ¡Oye que haces! ¡Vagabundo de mie...! – Pero al girarse se dio cuenta de que no era un vagabundo, que se trataba de... - ¿ Íker? – pregunto incrédulo.

- Vaya... esto ya me gusta mas que vagabundo de mierda.

- Íker... ¿que hacés aquí? – Preguntó al borde del llanto.

-Adivinalo... – le respondio esbozando una sonrisa y besándole. – Nt, nt, nt –le dijo haciendo que no con el dedo. – has bebido.

- Perdón... – dijo sonrojándose y mirando al suelo. – ¿Eso quiere decir que me quieres?

-No.

Vale, ya esta, otra vez se había hecho falsas ilusiones. Íker le levantó el rostro haciendo que lo mirara a los ojos.

- No te quiero.... ¡te amo!

Entonces sí, dejó que aquellas lágrimas se le resbalaran por las mejillas, se sentía realmente feliz.

-¿Entramos en nuestra casa? Tengo que deshacer la maleta.

Miguel lo abrazó fuertemente y se besaron. Fue un beso húmedo por las lágrimas de ambos, como el que se dieron aquella noche. Pero este no sabía salado, era dulce, muy dulce porque eran lágrimas de felicidad.

-Y.... digo yo.... ¿la maleta no puede esperar?  

 

FIN   

Notas finales:

Que les parecio?????  A decir verdad en un principio la idea era que terminase con Saúl... pero así me gustó más

Ya se que tengo el otro fanfic x ahí abandonado... pero prometo ke cuando termine el curso (la semana k viene) me pondre a escribir como una loca.

Feliz puente a los que tengan vacaciones!

XAU!


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