En este preciso momento puedo verlo, puedo sentirlo, y puedo sonreír. Irónicamente se que puedo sonreír, ahora mismo estoy haciéndolo. Él me esta riñendo sobre no se que cosas, no lo escucho. Me esta mirando con desprecio, con lastima y desesperación, como si el simple hecho de estar frente a mi fuera hacerme un favor.
-¿Qué se te hace tan gracioso?.-
Puedo oírlo, pero no me refiero a lo que no dice sino a lo que se guarda dentro del pecho, lo que guarda bajo llave y no deja ver a nadie. Sólo a mí. A mí a quien desprecias de día, de noche, cuando estas rodeado de personas que pueden elevarte el ego hasta casi asfixiar a los que te rodean, a mí a quien ignoras cada minuto en que estas rebosante de felicidad, a mí a quien corres llorando cuando el mundo parece venirse enzima de ti y nadie parece querer ayudarte.
Porque estoy perfectamente conciente de cual es mi papel en lo que nosotros tenemos, en lo que tu te empeñas en llamar relación amorosa, cuando de eso ya hace mucho que no queda nada. Yo que sólo soy tu acompañante en esas noches donde no consigues dormir, porque soy quien cuida que los fantasmas de tu mente no vengan a destruir tu inmensa felicidad, esa felicidad de la cual me has excluido. Porque me excluyes, a pesar de ser yo quien la creado a base de esfuerzo, sueños y hasta mi propia esperanza y felicidad, sólo creada para ti. Creada para un egoísta.
-Sólo recordé algo.-
Quitas tus ojos de mí, bufando en forma exasperada. No te preocupes, hace mucho me acostumbre. No me duele.
-Pareces tonto riendo por nada.-
Das la vuelta y azotas la puerta de la sala. Te has ido otra vez.
Una hora, dos o quizás tres. ¿Desde cuando el tiempo parece estar descontrolado y no tener sentido?... o quizás es mi forma de vida la que no me deja darle un sentido al tiempo, porque todo parece rápido, todo un suceso continuo y sin detenerse. Sin regresar.
-¡Ay! Me duele todo, siento que me muero.-
No hay saludo, no hay nada. Sólo lo normal.
-¿Dónde estas?.-
-¡Que se yo! Sí supiera no te habría llamado, idiota.-
Paciencia, un minuto. Comienzas a decir cosas que no entiendo, de todas formas estas ebrio. No hay nada que entender.
-¿Ves algo que parezca familiar?.-
-¡Joder! ¿Qué me va a parecer familiar? Mi cabeza da vueltas, maldita sea Ruki, Serás estúpido, ven por mi.-
Lo escucho colgar. No me duele. Juro que sus insultos no me duelen. El que me utilice no me duele. El que abrace a gente extraña y se acueste con cualquier persona no me duele. El que me crea una basura y me desprecie, todo eso, no me duele.
Con calma tomo mis llaves y enciendo el auto, lo busco en los bares. Cualquier bar es bueno para Reita, cualquier lugar donde haya gente que pueda admirarle, desearle, amarle. Esos lugares son buenos para él, para su ego, para su egoísmo.
-Tardaste. Seguro estabas con cualquier tipo, eres asqueroso Ruki. ¡Yo aquí esperando y tu seguro acostándote con el primero que se te ponga en frente!.-
Un puñetazo al estomago, el aire se me va, caigo.
-Te lo mereces, bastardo insensible.-
Tardo en recuperarme. No me duele el golpe. No me duelen las palabras. Me levanto, y trato de volver a acercarme, un puñetazo a mi mejilla izquierda. Tampoco duele.
-Estas ebrio. Vamos a casa, Reita.-
-¡Suéltame, tú asqueroso!.-
Sus ojos se ponen vidriosos, comienza a llorar.
-¿Por qué me haces esto Ruki, porque me engañas? Eres un bastardo. Un cualquiera. Infiel.-
Cada palabra, cada gesto, cada acción... no me duele.
-¡Di algo maldita sea!.-
Sigues llorando, más fuerte. Te pones de pie y llorando comienzas a golpearme el pecho, pero no de forma fuerte, solo desesperada.
-Lo soy, perdóname Reita.-
Te abrazo, y te llevo al auto, te quedas dormido. Y todo lo que ha sucedido, no me duele. No me duele nada Reita.
-Ruki, despierta.-
No estoy dormido.
-Despierta Ruki. Ábreme la puerta por favor, Ruki.-
Tocas con más fuerza, te escucho sollozar débilmente, así que me levanto y abro la puerta. Eres más alto, eres más grande. Entras al cuarto y me sigues hacia la cama, te acuestas abrazándome, ocultando tu cara en mi pecho, llorando con todas tus fuerzas.
-Ruki, tengo miedo. Estoy tan solo. No me dejes Ruki.-
Te abrazo y acaricio tu cabello, tú solo lloras con más fuerza. Es casi deprimente. Afuera esta lloviendo, la lluvia llora igual que tú.
-¿Qué haría yo sin ti Ruki?.-
Me abrazas con fuerza, con miedo a que desaparezca.
-No lo se Reita.-
-Nunca me dejaras ¿cierto? Promete que siempre estarás atrás de mi.-
No me duele.
-Lo prometo, siempre estaré atrás de ti.-
Sinceramente no me duele. No me duele mentirte. No me duele que me utilices.
-¡Tú, eres una rata asquerosa!.-
Me tomas del cabello y me azotas contra la pared.
-¿Quién te crees que eres para tratar de engañarme en mi cara? ¡contesta!.-
Me pones cara a la pared, y comienzas a dar golpes de baja intensidad en mi espalda. Golpes con tu mano cerrada. Aumentas la fuerza de a poco, a medida que sigues hablando. Gritando.
-¡Serás aprovechado! ¿¡Es que sólo esperas que me vaya para meter al primer ingenuo a la casa para acostarte con él!? Serás asqueroso, patético y asqueroso.-
Sigues golpeándome, me sueltas y caigo al piso. No te detienes, pero no duele. Agarras un florero y lo lanzas, el impacto da contra mi cuerpo, sólo me cubro los ojos. No tengo miedo, no me duele. Pero no soy tan estúpido.
-¡No te soporto, me largo!.-
Comienzas a alejarte.
-Ruki, si cuando regreso veo a alguien más, juro que te matare a golpes, ¿oíste?.-
Azotas la puerta y sales.
El agua y el vapor cubren el baño, me miro frente al espejo y veo aparecer una pequeña sonrisa en mis labios. Estoy feliz, no me duele.
-¡Ruki! Ayúdame, me siento tan solo, estoy tan triste.-
Vuelves a esconderte en mi, estas llorando y tiemblas violentamente. Aprietas mi cuerpo.
-Perdóname, yo no quería hacerte daño. Pero tú... ¡tú me obligas a llegar a esto!.-
Lloras más fuerte y me pides perdón. Me culpas, vuelves a golpearme y a besarme.
-Te amo Ruki, perdóname, por favor perdóname.-
Besas mis mejillas, mis labios, mis brazos. No siento nada.
-¿Qué haría yo sin ti?.-
Me abrazas fuertemente.
-Sólo confió en ti, sólo tu me entiendes. Eres el único que siempre esta conmigo.-
Sonríes de forma cariñosa y no siento nada.
-Te amo Ruki, a pesar de todo yo te amo, perdóname por ser como soy, lo siento mucho.-
Te apegas más a mi cuerpo.
-Eres tan bueno Ruki, tan lindo. ¿Me amas aun Ruki?, ¿Tú me amas a pesar de todo lo que te he hecho?.-
No siento nada. No me duele.
-Te amo Reita, a pesar de todo. Yo lo merezco. Te amo.-
No me duele Reita.
Te quedas dormido abrazado a mi pecho, nos cubro a los dos con una cobija. Afuera hace mucho frío, afuera sigue lloviendo. Te veo tranquilo, y no siento nada. Porque desde hace mucho tiempo que no me duele estar contigo, no me duelen tus palabras, tus miradas, no me duele mentirte y decirte cosas que no siento. Porque yo ya no te siento. Te dije alguna vez, que me encerraría en mi mundo, que no podrías detenerme. Y lo hice. Estamos tan cerca Reita. Tan cerca y aun así no puedo sentirte.