Una profesora me hizo una observación, me dijo que yo quería cambiar al mundo con mi forma de pensar, desde ese momento me preguntó si sería capaz de lograr algo, quizás no pueda cambiar el mundo, pero si la manera de pensar de algunos, este fic es en realidad una serie de drabbles, pequeñas historias alejadas una de la otra pero con un único objetivo en común, no espero cambiar el mundo sola, lo haremos juntos hasta lograr vivir en un mundo que sea capaz de aceptarnos tal cual somos…
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“¿no sabéis que los injustos no heredaran el reino de Dios? No herréis; ni los fornicarios, ni los idolatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones…” (Primera de corintios 6:9-10)
Las lágrima caían rauda por sus mejillas sin que pudiera detenerlas, estrujó sus rostro pero aún así no detuvo su llanto, levantó una mano y frotó su nariz roja aspirando por ella, había sido una difícil discusión la que había sostenido con sus padres, y como siempre, se sentía desfallecer.
En esta ocasión la discusión no había sido por sus sueños de ser fotógrafo o por su atuendo punk, no, esta vez había sido por el descubrimiento de que su único hijo era homosexual.
Su madre lloraba y vociferaba indignada, su padre le golpeó en el rostro hasta que sangró por la nariz y la boca, lo peor no había sido eso, sino que le dijera la frase mas dura que algún hijo escuchara.
-¡yo no tengo hijos!-le había dicho con desprecio.
Realmente no se lo esperaba, nunca había sido aceptado por nadie, en la escuela era insultado y maltratado, había sido abusado e incluso ahora, a sus escasos 16 años sus compañeros lo molestaban, lo golpeaban o lo desnudaban para burlase de él.
La semana anterior había salido don su novio a ver una película, inconscientemente se abrazaron en el autobús, todos las miradas se clavaron en ellos con reproche, nadie de allí lo miró con simpatía o entendimiento sino con asco y repulsión.
En aquel momento no había entendido el porque de esas miradas pero había sentido que algo le molestaba, entonces, en estos momentos lo entendía, no lo aceptaban por que le gustaba alguien de su mismo sexo.
Irónicamente no le había importado no tener amigos, o que no le aceptaran, tenía siempre el apoyo de sus padres y el amor de su novio, claro, antes de que este lo dejara diciendo que había superado esa etapa, entonces sus padres se enteraron.
Ningún apoyo, ninguna frase agradable, solo gritos, alaridos y golpes, la desilusión, el rechazo, el dolor, sollozó reprimiendo un hipillo, cerró la llave e introdujo un pie en la tina, luego el otro, se sentó siendo su abdomen totalmente cubierto por el agua, tomó el cortaplumas e hizo una herida recorriendo la vena de sus muñecas, introdujo ambas manos.
Se desangraba lentamente mientras seguía llorando marginado, violado, humillado y rechazado, tratado como basura por sus propios padres y negado, nadie nunca le aceptaría, y todos le tratarían mas solo por ser como era y haber tenido el valor de darlo a conocer, ya no mas pensar en ello, sonrió, solo la muerte, solo ella podía liberarle de su estado, tal vez fuese inmaduro, pero él no era importante para nadie, el agua manchó de sangre su cuerpo, lucía pálido, en sus labios bailaba una sonrisa complacida, su corazón había dejado de latir y sus ojos…sus ojos ya no lloraban.
Fin
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Investigaciones escolares especializadas de la última década en Massachussets, Conneccicut, Wisconsin, Oregon y Seattle determinaron que en uno de cada cuatro adolescentes hospitalizados por intento de suicidio hay un factor homosexual, que coincide con índices más altos de intento de suicidio Este componente, en cualquier manifestación, integra las historias de vida del 26% de los jóvenes que se hacen daño a sí mismos, y del 62,5% de los que intentan suicidarse.