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Rutina por DarkMoon0

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Notas del capitulo:

Hi! Antes que nada, pido disculpas por los reviews que me llegaron y no pude contestar u_u~ Creo que, anda mal la página .xx.

En fin gracias a Roll y a Sakura  por comentar <3~

Nunca, en mis dos años de escribir fics, me imagine emplear la imagen de Ryoma de Seme, pero sino no me iba a quedar  cerrada la trama xDU

Espero que a nadie le moleste el cambio.

Rutina 

 .xx. 

Una semana había pasado desde que Syuusuke había entrado en su vida de una forma algo, impredecible. Tras haber terminado sus estudios en la preparatoria, Echizen había logrado conseguir una posición alta en relación al tenis y sus oportunidades, habían estado incrementándose en relación a torneos internacionales; claro que… para cuando Fuji había golpeado la puerta de su departamento, él estaba en Londres y ver a su antiguo senpai en la puerta de su departamento, había causado cierta impresión.  

Lo primero que escuchó fue una ligera explicación en relación de trabajo. Según Syuusuke, motivos laborales lo habían llevado a esa pequeña parte del mundo y a él… mucho no le importó, después de todo, no recordaba que su relación con él haya sido cercana en algún momento, sólo eran compañeros, quizá en algún momento, el ambiente de competencia se sentía más que otros, pero sólo eso. Siguió escuchando los motivos de Syuusuke en cuanto al hecho de que estuviese de pie en su puerta.  

Los ojos de Echizen estaban fijos, desinteresados, en el rostro algo pálido de Fuji -si Ryoma hubiese tenido más memoria tal vez recordaría que la piel era blanca y no pálida-  y los labios estaban algo violetas, debido al temporal invernal propio de Londres. Una palabra había llevado a la otra y Fuji finalizó con la simple explicación que se había enterado de su residencia en el país por una revista deportiva y le había parecido conveniente pasar a saludar, después de años de no verse.  

Ryoma, quién en ese entonces no había invitado a la visita a pasar, se separó de la puerta sin el menor interés y Fuji entendió aquel gesto, como una forma de pasar al departamento. Sonriente y calmado, Syuusuke hizo una ligera reverencia y se posicionó cerca de la ventana, los ojos dorados aún le veían como buscando un verdadero motivo de su visita, después de todo- por más que la explicación fuese prudente- ellos nunca habían sido cercanos y después de años, dudaba que pudiesen fortalecer lazos.  

-Debería ir saliendo para el hotel, mañana empiezan las pruebas- habló Syuusuke, tras dejar la taza de café en la mesa.  

-Aa- se limitó a responder Echizen.  

-¿Te importaría si mañana vengo Echizen? Saa, no conozco mucha gente aquí y es un poco aburrido cuando hay tiempo libre.  

Ryoma arrugó sus labios en una mueca, se sintió un pasatiempo, pero… a él que más le daba. Tenía tiempo disponible y nada que hacer con él. Asintió con un gesto y a los segundos, Syuusuke estaba abandonando el departamento. Había sido mejor así, Echizen no era bueno en cuanto a palabras se referían y ver a Fuji- después de años- sería empezar de nuevo una relación, si es que alguna vez tuvieron una.  

Relaciones, desde que había comenzado su carrera de deportista a nivel profesional, no tenía, Echizen era de naturaleza desconfiado y si el mundo giraba o no, no era algo que le importase en tanto Karupín estuviese con él. A pesar de sus veinticinco años, las relaciones y el habla seguían siendo su debilidad, aunque él no la considerara como tal.  

Al otro día, en la mitad de su entrenamiento, sus ojos se clavaron con sorpresa en la silueta de Syuusuke que estaba del lado de las rejas; entreabrió sus labios para decir algo, pero la voz de su entrenador pudo más y se olvidó de la presencia de Fuji en su totalidad. También desechó de sus pensamientos el porqué de su presencia, era evidente que Ryoma había olvidado la propuesta de Syuusuke para verse al otro día y verlo, al igual que ayer, le había importado poco. 

Tras haber pasado la hora que restaba, Ryoma tomó una toalla y se secó el rostro, acercándose hasta Fuji en su descuido y buscando palabras que decirle, reiterando, las relaciones no eran su fuerte y las palabras lo eran menos. Con más lucidez que la anterior noche, miró las manos del castaño y quiso preguntar el porqué de la bufanda y esta vez, no se contuvo.  

-¿Para qué la bufanda Fuji-senpai? 

-Saa, no es necesario que me digas ‘senpai’ Echizen, ya no estamos en la preparatoria- sonrió e hizo un gesto con las manos, sacudiendo la lana- Pensé que podíamos salir, la tarde es tranquila ¿Qué dices? 

-…Aa- aunque dudó, tenia tiempo libre, después de todo el verdadero torneo no empezaba hasta dentro de unas semanas.  

Esa tarde fue rara para Ryoma, se había olvidado lo que era compartir momentos que alguien que no fuese él. Suspiró cuando se vio a él y a Fuji caminando en el parque cerca del centro comercial. Syuusuke hablaba y, en ocasiones, detenía la caminata para sacar alguna que otra foto a cosas… a las que Echizen no les encontraba gracia, ni mucho menos sentido. Recién ahí tuvo conocimiento del trabajo de Fuji.   

Echizen se limitaba a contestar vagamente, o a asentir con gestos, sólo cuando Syuusuke le mostró una raqueta y una cancha de tenis callejera, su hablar se propagó en provocaciones, al igual que gestos y sonrisas. El partido entre ellos había quedado sin ningún resultado ya que la nieve empezaba a caer y a inundar cada trozo de material que pudiese tener la cancha y sus límites. Sino hubiese sido por la ligera tos, realmente habría querido llegar al final.  

Fuji se acercó para envolverle la bufanda en el cuello y Ryoma sufrió un ligero sobresalto, tampoco estaba acostumbrado a contacto físico, al menos no al suave y lo había terminado de aceptar con cierto recelo, mientras que Syuusuke le sonreía con calma. Echizen solo se dedico a mirarlo.  

-Mada mada.  

-Saa, algunas cosas no cambian.  

El primero en empezar a caminar y a alejarse fue él y casi podía oír las pisadas de Syuusuke en su espalda. Esa tarde, el rostro de Ryoma se dejó mostrar una sonrisa al llegar a su departamento y saberse solo. Tal vez sí se sentía un poco solo después de todo y el detonante de saberlo había sido Syuusuke.  

Sólo un poco, tampoco era que dependiera de la compañía de él. Y, cuando creía que podría dormir, el teléfono sonó por primera vez. Echizen parpadeó ligeramente mientras entreabría sus ojos, con mucha fuerza de voluntad y profiriendo una maldición entre dientes, atendió después de la tercera tonada.  

-¿Diga? 

-Echizen, que bueno que te encuentro despierto… 

-¿Fuji? ¿Cómo…? 

-Saa, me olvidé de pedírtelo cuando subiste y el portero me lo dio. 

‘Genial’ pensó con sarcasmo. A pesar de haber disfrutado el tiempo con Syuusuke, Ryoma no estaba preparado para llevar la relación a una ‘amistad’ o que hubiese más confianza entre ellos.  

-Te llamo para saber si mañana tenías tiempo libre. 

-Mm…- dudó y, con una mano, se frotó el rostro mientras movía a Karupín de encima con el codo- Tal vez.  

-Entonces mañana te paso a buscar.  

-Yo no dije…  

Fuji había cortado la comunicación. Ryoma colgó el teléfono cansado y sin ganas de discutir. Sin embargo, nuevamente, desechó todo conocimiento de Syuusuke y cayó en el sueño, después de todo él no era nada en su vida y tampoco tenía intenciones que fuera algo; con ese pensamiento, Ryoma también desechaba los interrogantes.  

Había perdido la cuenta de los días que habían pasado y el hecho de verlo esperándolo en el mismo lugar de siempre, ya resultaba un hábito, al igual que las llamadas constantes y la barrera que Echizen había puesto en un comienzo comenzaba a caer, al punto de que, si había sentido desconfianza, ésta estaba disipándose de a poco.  

Las sonrisas se hacían cada vez más frecuentes en su rostro y la manera de hablar ya era más suelta; ya no pensaba en lo que tenía que decir por compromiso o la forma en que decía las cosas, no las pensaba, solo hablaba… aunque el que lo hacía la mayor parte del tiempo era Syuusuke. Una de las tantas tardes, Fuji se había detenido a fotografiar algo y Ryoma podía sentir –ahora- la curiosidad de saber que veía Syuusuke en ello que él no.  

-¿Qué tiene de maravilloso eso? Es solo una planta.  

Fuji se colocó un dedo en el mentón y, con sus ojos cerrados, enfrentó a Ryoma.  

-¿Por qué la ves así? Mm, no tiene que ser sólo una planta- sonrió con cierta calidez y se acercó a él- Saa, supongo que no todos lo vemos de la misma manera.  

-¿Y eso que significa? 

Ryoma no entendía, o no quería entender, Syuusuke no podía simplemente decirle que todos ‘veíamos de una forma distinta’; sin embargo, el silencio del castaño era suficiente para entender que… su explicación había terminado ahí. Echizen dejó que se tomara su tiempo, mientras él recostaba su espalda en el tronco del árbol más cercano.  

Si Echizen giraba su cuello y veía todos los sucesos que habían transcurrido desde el momento en que Fuji había golpeado su puerta hasta ahora, podía decir que lo consideraba un amigo al momento. Ya que, la muralla no había conseguido nada más que hacer que Syuusuke quisiera acercarse más a su persona y Ryoma lo había intentado evitar, después de todo, Fuji se quedaría por cuestiones laboral y él tarde o temprano, tendría que irse del país a otro.  

La rutina que se había roto y todo lo nuevo que había conocido este último mes, se iría tan desprovisto que Echizen temía ligeramente volver atrás. Confiar, tener un amigo, y sentirse cómodo en presencia de otra persona, no era algo que él tuviese todos los días. Aunque claro, siempre podía recordar a Momoshiro que había significado un amigo de absoluta confianza, pero los recuerdos son solo eso… recuerdos.  

Y, ahora que lo pensaba, nunca se había enterado del verdadero motivo por el cual Fuji había aceptado trabajar en el extranjero; dejar atrás a su familia, no eran cosas que Syuusuke haría una persona sencilla como él, no dejaría todo por dinero o más. Perdido en sus pensamientos, no se había dado cuenta desde hace cuanto su cuchara estaba dando vueltas en la taza de chocolate, ni mucho menos de la mirada de Fuji en él.  

-Mm, Echizen, no has tocado nada ¿Algo te perturba? 

Ryoma se sobresaltó ligeramente y su cuchara terminó en el suelo, junto al chocolate. Su reacción inmediata fue levantarse y tratar de que la bebida no le llegara a quemar la piel. Con una servilleta, terminó de limpiar gran parte de su ropa deportiva, con ayuda de Syuusuke quién se había levantado con él.  

-Saa, tomaré eso como un sí.  

Desde el incidente, Echizen no encontró palabras que decir, tampoco quiso indagar mucho en el tema, ni en sus pensamientos, ni tampoco hablarlo en voz alta. Razón por la cual, ahora se encontraba caminando con Fuji en dirección al departamento de él, el castaño le había comentado que estaba más cerca que el de él, tampoco era que tuviese muchas alternativas, su ropa sucia y las pocas ganas de ir a su departamento, le habían hecho tomar la decisión de acompañarlo.  

Sin tener en cuenta que mañana era su día libre. El frío seco golpeó gran parte de su rostro y subió su abrigo a la altura de sus labios, mirando de reojo y con mucho disimulo a Syuusuke, Ryoma se perdió, nuevamente, en las ideas que había tenido en la cafetería. Fuji debía tener un motivo más de haber venido a Londres por situaciones laborales, no era su problema pero… la curiosidad estaba ganando territorio en sus pensamientos.  

-¿Me dirás que ocurre? 

-Hn- apretó su labio inferior, estaba bien si hablaba de inquietudes y más con Fuji ¿Verdad?- ¿Por qué viniste a Londres? 

El castaño se detuvo un momento y Ryoma no supo como interpretarlo. El semblante de Syuusuke parecía ensombrecido de un momento a otro y Echizen no supo como reaccionar tampoco a eso. No obstante, sus ojos no podían evitar mirarlo y esperar una respuesta más concreta. Aunque ahora, dudaba de estar pisando un terreno seguro. ¿Y si Fuji no quería hablar? ¿Significaba que no confiaba en él? 

-Saa, pensé que no preguntarías eso- el rostro de Syuusuke volvió a su rasgos normales y su sonrisa era la misma- Tezuka y yo nos tomamos un tiempo.  

-¿Tiempo?- preguntó e indagó casi instantáneamente, sin estar del todo seguro, mientras seguía los pasos de Fuji.  

-Si, somos pareja.  

Echizen quedó perplejo, no sabía que buchou y Fuji tuvieran ese… tipo de relación. No era que le disgustara saberlo, sino que era raro. Es decir… era raro un romance de un hombre y otro; y también, si era cierto que se habían tomado un tiempo, no encontraba el porqué del cambio en el rostro de Syuusuke. De repente, se sintió confundido y perturbado, no precisamente por saber que Syuusuke tenía ese tipo de gustos, sino porque a él le dolía que ellos tuviesen esa relación.  

Y eso no tenía explicación; Ryoma sintió la necesidad de alejarse de Fuji, casi tanto como esos sentimientos extraños que comenzaban a colmarlo de verdades y mentiras. Porque él no tenía motivos para sentirse dolido o incluso traicionado. A él no le gustaban los hombres ¿verdad? Sí era así, si en verdad no le gustaba Syuusuke. ¿Por qué tenía ganas de llorar? ‘Rayos’ fue lo primero que pensó tras haber empezado a correr, si oía la voz de Fuji llamándolo era más débil que la de su instinto.  

Y su instinto, estaba lejos de pensar correctamente en esos momentos, antes de mostrar debilidades o responder miles de porqué que de seguro pensaría Syuusuke, optó por correr. Ryoma podría enfrentar a alguien en tenis, pero para asuntos sentimentales, apenas sí podía contestar los de él.  

Las semanas se convirtieron en un mes. El mes en dos, tras haberse retirado del torneo y de las miles de llamadas que tuvo que contestar de su representante y las entrevistas que evadió; Ryoma nunca más quiso saber algo de Syuusuke, a pesar de que el teléfono sonaba todas las noches, nunca lo contestó. Todo desde esa noche, él no estaba preparado para mirarlo con los ojos a Fuji y Fuji ya estaba en pareja, y buchou… él no sería capaz de traicionar a Tezuka.  

Pensó que el tiempo podría desaparecer los sentimientos, pero se equivocó. De una forma bizarra, todo se fortaleció más. Y lo peor de no poder de dejar de sentir, era tampoco poder dejar de pensar. Recordaba, no haber sollozado aún cuando se sintió un pasatiempo para Fuji, porque eso había sido un pasatiempo; si habría sabido que las cosas iban a terminar así, lo mejor hubiese sido no comenzarlas.  

Contradiciéndose; se arrepentía de haber pasado tiempo con Syuusuke, su vida era tranquila, rutinaria y sólo existía el tenis; y con eso se sentía…-apretó su labio inferior con fuerza- sí, quizá si se sentía solo, pero estaba tranquilo y hubiese seguido en la ignorancia, si Fuji no habría golpeado la puerta del departamento. De pensar que todo había iniciado con su aburrimiento, su tiempo libre…

Ryoma deseaba regresar el tiempo y no volver. ¿Cuánto tiempo había entablado una ‘relación’ con Syuusuke? Clavó sus ojos en la mesa de luz y entre sus manos tomó el calendario; tres meses y medio conviviendo casi con Fuji y dos desde la última vez que lo vio. Se sintió vacío, lo peor de separarse de alguien, era extrañar sus manías, era recordar sus gestos y llegar a conocer sus estados de ánimos con sólo verle el rostro; y lo que más dolía era no tenerlo más. Y no tener a quién culpar, era la cúspide de sus problemas.  

Ryoma suspiró malhumorado, separando sus cabellos entre sus dedos y peinándolos; ahora solo esperaba no tener problemas en el vuelo, todo lo que quería era empezar de nuevo, lejos de Londres, de enfrentar los problemas… por sobre todo, Echizen nunca se imaginó huyendo de algo, o de alguien en este caso. Y, ahora, era todo lo que quería. Visualizó las valijas a medio hacer y, en unas horas, estaría en Japón, realmente era todo lo quería hasta volver a ser el mismo. Su imagen se disipó cuando escuchó la puerta, apartando a Karupín del corredor, la abrió sin siquiera pensar en las posibilidades de quién podría ser; después de todo, el teléfono había descansado desde hace un mes y no había probabilidades de que fuese Syuusuke, quién se había esfumado de su vida.  

Cuanto se equivocó.  

Simplemente no sabía que decir; si bien había muchas cosas, su garganta se hizo un nudo y sus ojos se abrieron ante la sorpresa e irritación. La irritación era porque creía que las cosas iban a tomar su curso normal, no el que se había hecho habitual; frente a él Fuji estaba con los ojos abiertos y su rostro detonaba algo que Ryoma no supo definir. Cómo la primera vez, Echizen se hizo a un lado y Syuusuke pasó hasta posicionarse en la mitad de la habitación.  

El silencio ya no era cómodo y Echizen sólo le dio la espalda para seguir doblando su ropa y guardarla en una de las valijas. Syuusuke en tanto miraba todo en detalle; no había que ser muy intuitivo para saber que Ryoma planeaba irse. Después de un largo rato en silencio, el castaño fue quien hablo.  

-Saa, no sabía que ya te irías de aquí.  

-Fue una decisión de último momento- cortó Ryoma sin muchos ánimos- ¿A qué viniste? 

-A verte, cómo no atendías el teléfono… 

-El primer mes- cortó nuevamente Ryoma no tenía ganas de hablar con él. Cuando estuvo solo y tranquilo para meditar, siempre había imaginado decirle tantas cosas y hacerle tantas preguntas; pero, ahora que lo veía, su mente estaba en blanco y su instinto no le dejaba que la confianza que sentía por Syuusuke impidiera mantenerse en la defensiva. ¿Podía realmente ver a los ojos a alguien que lo había usado? Porque, aunque no fuese de esa manera, él no podía evitar sentirse así y la humillación de tener conciencia de ello, sólo hacía no querer tener contacto.  

-¿De qué huyes Ryoma? 

Echizen sufrió un sobresalto por la mención de su nombre y la osadía de Syuusuke de tomarlo de los hombros. De sus manos resbaló la tela de lo que estaba doblando y sus ojos se habían cerrado instintivamente cuando su espalda golpeó la pared de la habitación. Cuando abrió los párpados sus ojos olivos se encontraron con los zafiros de Fuji; un escalofrío recorrió su espalda, en tanto sus hombros eran fuertemente apretados.  

Syuusuke lo dejaba en blanco nuevamente, con esas acciones repentinas. Se había imaginado algún enfrentamiento con Fuji pero, en una cancha de tenis, nunca en asuntos sentimentales. Syuusuke le preguntaba ‘de que’ huía, pero Ryoma no iba a cooperar. Sonrió con cinismo y sus ojos brillaron. Si Fuji pensaba que él iba a responder, lo conocía muy poco.  

-¿De qué crees ‘Syuusuke’?- Ryoma apartó los brazos que lo sujetaban, sin dejar de sonreír cínicamente, caminó hasta quedar de espaldas.  

Oyó la risa de Fuji, era suave y su actitud ligeramente agresiva, había cambiado a la habitual. Echizen alzó una ceja ante el cambio de actitud tan repentino.  

-Mm, no lo sé, podrían ser muchas cosas- iba hablando e iba acercándose a él- Saa, la rutina, el ejercicio, o quizá de mí. Elije o podrías decirme la verdad.  

-¿Tan confiado estas Syuusuke? 

Mientras Ryoma adoptaba una postura fuerte y cínica, Fuji parecía disfrutar de todas las vueltas que estaba dando él. Echizen se apoyó su espalda en la pared y desvió los ojos, no sabía con exactitud a dónde iban a terminar, sólo estaba pendiente de su vuelo y que pronto todo quedaría en segundo plano. Sintió el cuerpo de Fuji casi encima del suyo y sus ojos fijos en su rostro.  

Sus mejillas se pusieron pálidas, pero su postura altanera no se iba, quería salir con lo que le quedara de dignidad y mucho menos iba a quebrar en un momento así. Ojos felinos se enfrentaron con los zafiros y, Ryoma pudo oír ambos latidos, los de su corazón y los calmos del castaño.  

-Mm, yo no aseguré nada, lo estas haciendo tú Ryoma.  

-Ch’ no recuerdo haberte dicho nada- Echizen quiso apartar nuevamente la mirada, pero la mano fuerte en su barbilla se lo impedía. Fue la primera vez que Ryoma quiso saber que sería sentir sus labios sobre los de él, tal vez por la adrenalina, por curiosidad o sólo porque eran los de Fuji.  

-No hacen faltan las palabras- replicó el castaño- ¿Me tienes miedo? 

-No tengo nada porque temerte Syuusuke- Ryoma sonrió de lado- Quizá sea al revés.  

-Saa, no soy yo el de las maletas- suspiró sobre sus labios y la mejillas de Ryoma tomaron un color rosado imperceptible- Tal vez no tengas miedo de mí exactamente. ¿Temes que un hombre un toque? Saa, o quizá un ‘gay’ 

-¿Qué? 

-Lo que oíste- Syuusuke retrocedió unos pasos, en tanto Ryoma continuaba perplejo contra la pared- No te preocupes Echizen, no pienso hacerte nada.  

Oyó, en su tumulto de sensaciones los pasos de Fuji, alejarse cada vez más y tuvo miedo, en ese momento la imagen de Tezuka o de todo lo referente a ellos desaparecía y solo quedaban él y Syuusuke. A pesar de los minutos que se mantuvo inmóvil, su cuerpo reaccionó y la sonrisa arrogante se dejaba asomar. Fuji pareció notar eso, ya que viró su cuello para hacer contacto. Minutos le habían llevado reaccionar, segundos reaccionar, tomar a Fuji de las muñecas y tirarlo a la cama con su peso encima.  

Echizen no sabía que hacía, sólo sentía que  era algo que su cuerpo le pedía, deseaba tocar sus labios con los suyos, la piel de Fuji sobre sus labios… bajo sus manos. Manteniendo los ojos cerrados con fuerza y sus manos firmes en el saco de Syuusuke; Echizen tomo los labios del mismo bajo su control. Sintió un nudo en el estómago y su piel se erizo al sentir la piel de él rozar la de su mejilla. Ryoma nunca pensó en la posibilidad de que Fuji lo apartara o, le respondiera, estaba demasiado concentrado en tomar entre sus dientes el labio inferior del mismo y saborearlo.  

-Pensé que demorarías más en reaccionar- musitó Fuji, respirando sobre la boca de Echizen. Ryoma no contestó, así como tampoco había abierto los ojos. Abrió los ojos cuando Syuusuke había dado una vuelta, colocando su cuerpo bajo el suyo. Esta vez, resultó el castaño quien lo besaba; sintió ansias y deseo, Syuusuke presionó sus labios, al igual que había hecho con su peso, la necesidad de su propia boca lo llevó a tomar la iniciativa. Devoró con su propia lengua la de Fuji mientras sus manos apretaban la espalda, mientras los labios de ambos se movían, el castaño sonrió en el beso y sus dedos abrieron la ligera camisa de Echizen.  

Ryoma se sobresaltó ligeramente cuando las manos suaves de Syuusuke tocaron la piel de su pecho y apretaban su cintura, ahora, desnuda. La boca del castaño declinó sobre su cuello, mordiendo sin daño la piel de su cuello, subiendo hasta su oído y lamiéndolo con tranquilidad. Echizen jadeó y se retorció bajo ese toque certero; las manos le sudaban ligeramente y sus movimientos eran dudosos, sin embargo, con fuerza de voluntad, le retiró el saco y camisa, incorporándose para besar y lamer el pecho blanco de Fuji; buscó con la mirada los ojos de Syuusuke, los encontró abiertos y expectantes. Ryoma entreabrió los labios para decir algo… pero, en cuanto la mano de él llegó a su entrepierna y la apretó por encima del pantalón, supo que las palabras estaban de más. Ocultó su rostro en la curvatura del cuello y hombro, sintiendo como, a medida que los movimientos de los dedos de Syuusuke eran más urgentes y rápidos, su respiración se hacía más pesada. Dejó escapar un gemido, inconsciente, al sentir que detenía el trabajo en su miembro.

Syuusuke lo tumbó con suavidad en la cama y mientras apretaba uno de sus pezones, la boca del castaño bordeaba el otro con su lengua, logrando que éstos estuviesen erectos y punzantes.  Entre la nube de placer, la mente de Ryoma parecía despertar de su letargo, sólo para atraer dudas y más de lo mismo. ¿Por qué Syuusuke ahora estaba con él si estaba con él? ¿Quién perdía en todo esto? ¿Buchou?... 

Su cuerpo realmente deseaba entrar en contacto con el de Fuji, su piel quemaba con la sola idea, pero… Ryoma tuvo en cuenta que él único que perdía en todo esto era él; después de todo, Syuusuke tendría un lugar dónde regresar cuantas veces quisiera, los brazos de Tezuka y él…  Pero, él quería y necesitaba en estos momentos… Él deseaba, quería, ansiaba… pero, perdía. 

-No, no… puedes.  

Ryoma se apartó del peso de Fuji. Los ojos olivos resplandecían en miedo y Syuusuke estaba desconcertado con todo; sin embargo, se colocó a un lado y esperó que Echizen se explicara; no obstante Ryoma no decía nada pasando los segundos, sólo había escondido los ojos tras su flequillo y se había sentado en el borde de la cama. Echizen apretó la tela de las sábanas entre sus dedos y, con voz algo partida, sólo dijo… 

‘Yo voy a tomarte Syuusuke’ 

Echizen no esperaba que esas palabras salieran de su boca, así como tampoco las esperaba Fuji, por lo que pudo observar. Tal vez había sido el resultado del miedo o el motivo de que Syuusuke se aislara sin necesidad de pedir explicaciones; o que no las diera. Ryoma no esperaba una respuesta, sólo aguardaba que Fuji se fuera y quizá, que no apareciera más en su vida. Suspiró con calma, mientras se arreglaba la camisa, sin embargo, las cosas no resultaron cómo él las había imaginado.  Syuusuke sonreía y le hizo un ademán con la mano que continuara. Echizen parpadeó e iba a preguntar un porque, pero… Fuji se le adelantó, como si realmente le hubiese leído la mente y gestos.  

-Saa, tengo curiosidad de ver hasta donde llegas.  

Su boca delineó el pecho y con sus manos aseguraba la cintura de Syuusuke con fuerza; su lengua marcó un camino en la central del pecho, llegando al ombligo de su amante y jugando un poco en la zona. Se arrodilló en el medio de las dos piernas de Fuji y alzó la vista, pidiéndole permiso. La única respuesta que recibió fue una sonrisa calma. Su pulso temblaba ligeramente, hasta deshacerse de los pantalones de Fuji y su boca acaparó el miembro erecto. Lamió el extremo y toda la extensión, hasta ingresarlo entre sus labios, oyó un gemido y tuvo más seguridad. Bajó y subió simulando embestidas, cada vez más rápido, hasta que fue jalado hasta los labios de Fuji y éste lo beso.  

Con pasión y hambre; Ryoma devoró su pecho y tocó puntos precisos en el cuerpo de Syuusuke. Se colocó entre sus piernas y las separó más para ingresar un dedo en su entrada; si bien no tenía experiencia, su instinto estaba alerta ante cualquier gesto. Syuusuke hizo una mueca y Ryoma se detuvo, esperó para empezar a mover y dilatar la entrada del castaño, los rasgos de dolor desaparecían de apoco y Echizen ingresó un segundo dedo, con la mano libre se deshizo de las prendas que le quedaban y su piel desnuda se encontró con la suave y cálida de Fuji.  

Cuando ingresó un tercer dedo, notó como las caderas de Fuji se movían por instinto y el rostro irradiaba placer, posicionó su propio miembro, una vez retirado los dedos, y penetró con suavidad al castaño. Fuji enredó sus brazos en su cuello y sus ojos oscuros, llenos de lágrimas, se encontraron con los de Ryoma en igualdad de condiciones. Lentamente empezó las embestidas, sintiendo su sudor y el de Syuusuke. Lo besó con fuerza y necesidad, y sus dedos buscaron la erección, masajeándola al mismo ritmo de sus embestidas, alternándolas entre lentas y más rápidas.  

Syuusuke alzó más las caderas y Ryoma ahogó un gemido placentero al sentirse más adentro del castaño. Sudor, lágrimas de placer, jadeos y gemidos; piel cálida encontrándose con otra más suave; Echizen sintió como Fuji llegaba a la cúspide de placer, apretando su miembro y dejando salir un gemido lánguido y él fue el próximo. Ryoma rodó a un lado del cuerpo de Syuusuke, agitado y no capaz de razonar lo que habían pasado los anteriores minutos. Se abrazó a su pecho, y sintió los brazos de Fuji rodearlo, al punto que su respiración impactaba en la nuca del castaño.  

Oyó el corazón agitado y la seguridad que le transmitían esos brazos y Ryoma supo que podría quedarse así siempre pero, también era conciente del hecho que él tenía cosas que hablar. Sin embargo estaba cansado y que Syuusuke arropara a ambos no ayudaba a que se mantuviera despierto. Los párpados cayeron y oyó la suave respiración de Fuji en sus cabellos, Echizen sonrió de lado, no era sonrisa arrogante o vacía, sólo sonreía porque así se sentía, antes de dormirse aferrado al pecho de Fuji.  

Al despertar, lo primero que visualizó fue el rostro de Syuusuke; Ryoma se sonrojó al momento que los sucesos de la noche anterior vinieron a su mente. Tocó con uno de sus dedos el rostro de Fuji, haciendo que éste despertara y lo besara con suavidad… Echizen cerró los ojos nuevamente y se dejó guiar en el beso, las fragancias de la noche anterior continuaban impregnadas en las sábanas y era fácil que el deseo recorriera ambos cuerpos; Ryoma suspiró cuando Fuji trepó a él y le beso con la misma pasión que la noche anterior.  

-Buchou- pensó en voz alta Echizen, casi inconscientemente. Syuusuke detuvo sus manos y miró con los ojos abiertos a Ryoma. Se separó, sin salir de encima de Echizen y lo miró intensamente.  

-¿Era eso lo que te preocupaba Ryoma? 

-Hm…- Echizen ladeó la cabeza, evadiendo los orbes zafiros. No sabía si estaba preparado para hablar o no; es decir, si le decía probablemente lo espantaba y tampoco era algo de su incumbencia- No tenemos que hablar de eso.  

-Saa, así que eso era- las manos de Syuusuke lo tomaron del rostro y obligaron a que lo mirara- Si estuviese con Tezuka no estaría aquí en primer lugar ¿No te parece? 

-Ch’ tampoco tenías que decirlo así.  

-Mm, ¿cómo querías que lo dijera?- Syuusuke le sonrió divertido y algo cínico- Además, aún me debes algo.  

-¿Algo?- Echizen pensó y sus mejillas se tornaron en un intenso rojo escarlata- Mada mada dane 

El castaño no le dejó decir más. Ryoma se preguntaba, en tanto Syuusuke le otorgaba los mismos encantos que él le había ofrecido la noche anterior, ahora cómo sería su vida. Era algo evidente que Fuji sí sentía cosas por él y esos sentimientos eran recíprocos. Tal vez sí sería una rutina que cada vez que volviera a casa viera a Syuusuke, o que lo fuera a buscar para caminar simplemente, sin embargo, en esa rutina, no tenía pensado sentirse otra vez solo, o encerrarse en su mundo.  

- Fin 

Notas finales:

Raro, lo sé... Hablando con una amiga, nos dimos cuenta que el fandom de PoT se esta cerrando bastante y la mayoría de las autoras se esta aislando en blogs y demás ;O;~

Así que, tenía que poner mi grano de arena, aunque fuese un trozo raroso como este u_U

Mil gracias por leer ^O^


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