-Por favor...déjame...¡No!...-Se movía inquieto entre las sábanas
Se levantó de golpe, respirando agitadamente...Había vuelto a pasar: Una pesadilla.
¿Cuántas veces había soñado aquello?
Y no es que fuera una simple pesadilla. Era más bien el recuerdo de aquello que hace años había pasado.
Una lágrima recorrió su mejilla derecha...La quitó con su mano. Vio el reloj que estaba a lado de su cama.
-Las 7...-dijo pesadamente.
Se levantó y fue al baño, a tomar una ducha antes de irse a la escuela.
Tenía 15 años y cursaba el tercer grado de secundaria. Winry estaba en su mismo salón, y Al estaba un año atrás. Al acordarse de eso, vino a su mente la imágen de cierto chiquillo petulante, de nombre Russell Tringham.
Él estaba en el mismo salón de Al, y por alguna razón, siempre gustaba de molestar a Ed.
Eso no le importaba tanto...Pensó de nuevo en su pesadilla...
Al terminar de bañarse, y cambiarse, bajó hacia el comedor.
-Buenos día tía Pinako.-dijo al verla.
-¿Qué sucede Ed?-dijo al ver su expresión triste.
-Lo de siempre...-respondió desanimado
-Otra vez tuviste esa pesadilla...-suspiró algo preocupada.
-¿Es esa en la que Alexander te aplasta?-inquirió Winry divertida al llegar al comedor con la comida en una bandeja.
-Eh...sí...esa...Es aterrador...-dijo fingiendo una sonrisa. Winry no sabía de sus pesadillas, y menos de lo que le había pasado años atrás (cosa que les contaré después XD)
Se sentó a desayunar, pero notó que alguien faltaba.
-¿Y Al?- preguntó al ver el asiento vacío.
-Sigue arriba.-respondió Pinako.
-Iré a ver qué sucede.-
-No seas tonto, desayuna, iré yo - dice Winry subiendo las escaleras.
-Tía...-no hallaba cómo decirle las cosas, sin embargo, parecía que Pinako le leyera la mente.
-Todo va a estar bien. No volverá a poner un pie en esta ciudad si sabe lo que le conviene. Edward, trata de no pensar en eso...-era lo único que atinaba a decir.
Mientras, Winry tocaba a la puerta de la habitación de Al.
-Al...¿está todo bien?-pegó el oído a la puerta.
-Sí...ya estoy casi listo...En seguida bajo.- respondió amable.
-Al...¿qué es lo que te demora?-abrió la puerta. Al estaba frente al espejo, acomodándo su cabello, que por alguna razón, no conseguía que le gustara....
-Winry...Yo...-se sonrojó al verla. Nunca había sido vanidoso, pero ahora estaba extrañamente obsesionado con verse bien. Winry se preguntaba para qué...o mejor dicho...¿para quién?...
-Al...Déjame ayudarte.- Tomó un cepillo y acomodó el flequillo de Al, como de costumbre lo peinaba él mismo.
-Gracias Winry...-aún sonrojado, fue hacia la puerta, después de ella.
Y el desayuno pasó sin más contratiempos.
Salieron de la casa de Pinako, rumbo a la escuela, que no estaba muy lejos.
La ciudad era Risembool, (pero en la época actual) Ahora era enorme, llena de edificios, autos, gente...
Al llegar a la puerta, Al lo vio...venía caminando hacia la escuela, acompañado de su hermano Fletcher...(ya saben quién es verdad?)
-Ho...hola...-dijo nervioso al verlo cerca.
-Hola Alphonse...-contestó Fletcher. Russell saludó, sin embargo, Al sintió como que ni siquiera se había dado cuenta de su existencia, pues Russell había ido inmediatamente a "pelear" con Ed.
-¿Qué tenemos aquí?...Veo a Winry, Al...¿dónde está Ed?...No lo veo...Oh, aquí está...Es que es taaaan pequeño...-rió
-Muy gracioso Tringham...¡Ya verás, algún día seré más alto que tú y te aplastaré como a un insecto!- respondió Ed, mientras Al y Winry lo detenían, pues quería irse sobre Russell.
-No lo creo, sigue soñado Ed.-rió de nuevo y entró a la escuela.
-Ese idiota...Me las pagará.-dijo Ed conteniéndose.
El día escolar pasó, lo de siempre. Sin embargo, a la hora de la salida, Edward conocería a una persona, que sería importante en el resto de su vida, pero ese día en especial, tendría poca o nada de importancia, por lo menos para Ed.
-Vamos, tengo hambre, quiero irme Al.-dice suplicando a su hermano menor, que tenía un asunto privado por resolver.
-Espera hermano...Tengo que hacer algo importante.-respondió mirando hacia los casilleros, a que no hubiera nadie.
-Has estado actuando raro, dime qué te pasa...-dijo preocupado.
-Tranquilo. Resolveré esto rápido y nos vamos a comer.-sigilsamente se acercó a los casilleros y metió un papel en uno de ellos.
-¿Qué estás haciendo?...Vamos...tengo hambre...-Vio a lo lejos una figura que se acercaba. Era un hombre alto, pelinegro.
Se sintió sofocado, mareado. Se recargó en la pared y se deslizó hacia el suelo, quedando sentado. Aquel hombre le había traído recuerdos desagradables.
El hombre se acercó al ver aquella reacción en el rubio. Lo vio pálido, asustado. Se acercó más a él, pero sólo consiquió hacerlo correr hacia otro lado, sin recibir explicaciones.
-Ed...-Al salió hacia donde estaba su hermano, o se suponía que estaba.
-Hola...¿eres amigo del rubio que estaba aquí? Salió corriendo en cuanto me vio...Deberías buscarlo, estaba algo pálido...-le dijo aquel hombre con una voz amable.
-Gracias...-Al corrió hacia donde le indicó el hombre.
Y aquel hombre siguió su camino. Entró en la oficina del director.
-¿Qué se le ofrece?.-preguntó el sub director, pues el director extrañamente era visto por esos lugares. De hecho, pocos o nadie lo conocían.
-Mi nombre es Roy Mustang, he venido a fungir como el profesor de matemáticas sustituto.-dijo seriamente.
-Claro. Por cierto, debo pedirle un favor. Es un encargo especial. Tenemos un estudiante con muy serios problemas en su materia, así que queremos que sea su tutor. Su nombre es Edward Elric. -dijo seriamente el docente, entregándole una hoja con los datos de Ed, y una foto del chico.
Al día siguiente, a las 4 de la tarde, sonó el timbre de la casa de Pinako.
-Yo abro.-dice Edward dejando a un lado los platos que lavaba, pues ese día era su turno.
Al abrir la puerta, cayó sentado por la impresión.
-Buenas tardes, mi nombre es Roy Mustang. Tú debes ser Edward, seré tu tutor de matemáticas.-dice seriamente, para al final, dedicarle una sonrisa (de esas sonrisas altaneras)
-No...-respiraba agitado, no había oído una sola palabra de aquel hombre, pues estaba aterrado. -¡¡¡VETE!!!!-gritó desconcertándo al profesor.
Continuará...