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QUERIDO PROFESOR por caballero_de_jamir

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Notas del capitulo:

Hola, yo aqui de nuevo con la conti de este fic (¡por fin! ¬¬U)

Etto...las musas no andaban muy cooperativas y yo escasa de tiempo...pero con una linea diaria, aquí esta el quinto capítulo, espero que les guste n_n

 

comentarios, sugerencias...bien recibidos XD

 

gracias por los post anterior XP

y por la paciencia -w-

besitos -3-

-¿Cómo que...regresó?... ¿Estás bien?-Mustang se acercó a Ed, puso sus manos sobre sus hombros y lo miró fijamente.

-Sí, estoy bien...-Edward se levantó de su asiento, algo incómodo por aquel contacto. Al parecer aún no lograba superar del todo lo sucedido.

-Sabía que lo haría, pero...No pensé que fuera a pasar desapercibido. Tendremos que hacer algo pronto. Si llegase a encontrarte a ti o Al solos podría tratar de llevárselos.-planteó la tía Pinako, al tiempo que encendía su pipa y comenzaba a fumar. Se veía obviamente nerviosa por aquello.

-¿Pero qué podemos hacer?-inquirió Mustang y comenzó a caminar en círculos por la habitación.

-Profesor...Tengo una idea, sólo será un tiempo. Necesitaré pedirle que aloje a Edward en su departamento mientras resuelvo esto. ¿Podría hacernos ese favor?-Pinako se sienta en el sillón y mira al profesor.

-Claro que sí. Lo que necesiten, estoy a su disposición.-asevera Mustang.

-¡¿Qué?!-Ed exclama algo asustado.- ¡Tía! No puedo simplemente...-la tía interrumpe.

-Edward, en este momento él es la única persona confiable. Alphonse irá también... él también está en riesgo.-

-Mi departamento tiene 2 habitaciones, por la escuela no deben preocuparse. Estarán bien en mi casa.-dijo Mustang convencido. La tía Pinako asintió.

Sin tener más que objetar, Ed suspiró, resignado. Debía ir a decirle a Al que hiciera una maleta con ropa y sus objetos personales, exponiéndole un pretexto creíble, como que Ed tenía que ponerse a estudiar más y debía dedicarle mucho más tiempo y no quería irse sólo a la casa de Mustang.

Al menos eso fue lo que le dijo Ed, Al quedó convencido. (N/A: *w* es tan inocente)

Ed también hizo su equipaje y casi en la noche, Mustang los llevó a su departamento.

-Pasen...-abrió la puerta el mayor. Tomó las maletas de Ed y Al y las puso en la sala.

Ed y Al pasaron. Les sorprendió aquel bonito lugar. Era espacioso y muy acogedor.

-¿A quién le vendiste tu alma profesor? -bromeó Ed.

-Muy gracioso...Terminé de pagarlo hace un año. Es cierto, fue muy costoso, pero vale cada centavo.-puso las llaves en una mesita a lado del sillón.

-Es...enorme...-dijo Al casi sin palabras.

-Vengan, vamos a ver su habitación.-dijo yendo hacia un pasillo. Había una puerta frente a otra, Mustang abrió la del lado derecho. -Esta es su habitación. La mía es esta de enfrente, si necesitan algo, no duden en pedirlo. Tendrán que compartir la cama, más tarde les traeré algunas frazadas. Iré por sus maletas.-dijo saliendo de la habitación.

-Mira hermano...-dijo Alphonse al abrir la ventana.

-Wow...Se ve toda la ciudad...-Entró el frío aire, causándoles escalofríos. Estaban en el piso 11. Ed miró hacia abajo, sonriendo nerviosamente.

-Es muy alto...-dijo Al.-Nunca había subido tan alto.-

Ambos hermanos se quedaron viendo el horizonte, en silencio.

-¿Extrañas a papá?-inquirió Al.

-¿Papá?-Edward se quedó extrañado. Lo miró, Al parecía feliz de recordarlo, pero ¿a quién se refería?

-Hablas de...-recordó que Al sólo consideraba a una persona su padre, en realidad sólo había oído de Hohenheim, pero creía firmemente que George era su padre.

-Sí... ¿por qué no ha regresado? Me prometió llevarnos a conocer Dracma. Dijo que ahí tiene una empresa. Cielos...debe estar muy ocupado. Pero yo voy a seguir esperándolo.-dijo Al con una sonrisa.

-Al...hay algo que tengo que decirte sobre George...-

-¿Si?-

-Él me...-Mustang entró.

-Aquí están sus maletas. Los cajones están por allá, el armario está aquí, y el baño está acá.-les fue señalando todo, abriendo el armario, cajones y la puerta del mencionado baño.

-Gracias...-dijo Al con una sonrisa. Se retiró de la ventana y tomó su maleta para acomodar sus cosas.

-Gracias...-Ed parecía pensativo.

-¿Sucede algo Edward?-inquirió Mustang al verlo en ese estado. Ed negó con la cabeza. -Bien, ¿qué les parece si cenamos?-Ambos siguieron al mayor.

Mustang comenzó a sacar algunos trastos para hacer la cena, Al le ofreció ayuda y comenzaron a cocinar. Ed se quedó sentado, pensativo. Mustang lo miraba de reojo, a sabiendas que estaría preocupado del asunto de George, prefirió reservar otro momento para hacer las preguntas.

-¡Listo!-exclamó Al al tiempo que sacaba la olla del fuego. Habían hecho estofado, lo cual les había tomado tiempo. Para cuando comenzaron a cenar, ya eran las 9:30 de la noche.

Posteriormente fueron a la sala a ver la televisión un rato. Edward seguía igual de pensativo que antes. De hecho, no había dicho mucho en la cena. Mustang volteó a ver a Alphonse y se dio cuenta de que se había quedado dormido en el sillón.

-Será mejor que lo lleve a la habitación.-dijo poniéndose de pie. Justo cuando iba a levantarlo, Edward se interpuso.

-¡No lo toques!-Al despertó ante este grito. Mustang sólo pudo apreciar la expresión de terror de Ed, que en segundos pasó a confusión. Parecía despertar de un trance.

-¿Qué pasa? ¿Hermano?-Al se puso en pie y lo miró.

-Nada Al...debiste estar soñando.-mintió. - Vayamos a dormir.-dijo Ed yendo hacia la habitación.

-Claro...-Al lo siguió, algo adormilado.

-Edward...-Mustang lo llamó, pero no consiguió respuesta. Suspiró resignado y se fue a dormir.

***

Un par de días después...

-Cuando terminen las clases estaré en el aula 401, vayan ahí para que nos vayamos juntos a casa.-dio la última indicación Mustang, antes de irse a su clase. Ed y Al estaban ya frente al salón del mayor.

-¡Buenos días Ed, Al!-saludó Winry escandalosamente.- ¡No saben cuánto los extrañé!-se acercó a ambos. Notó a Edward distraído, pero no le dio mucha importancia, pues Ed solía hacer eso.

-Al, Ed, tengo algo que decirles...Ya saben que dentro de un mes será...-Ed perdió el hilo de la conversación de la rubia, pues se quedó pensando en lo que le diría a Al.

-No puedo simplemente decirle todo así nada más...Pero si no lo hago, corremos el riesgo de que si llegasen a encontrarse lo engañe y se lo lleve lejos. Al es demasiado inocente. No puedo quitarle sus ilusiones de esta manera...no puedo...-divagaba el pequeño rubio cuando sintió un golpe en la cabeza.

-¿Me estás escuchando Ed?-Winry lucía molesta. Ed suspiró.

-Lo siento... ¿Qué decías?-

-Creo que sé en quién estás pensando...-dijo con un dejo de picardía. Ed se mostró confundido.

-¿Ah, sí?-inquirió Al, curioso.

-En Blake Ishida. ¿Verdad que es todo un sueño? Ayer fue a buscarte a casa, pero mi abuela no me dejó decirle dónde estabas. Ha estado rara, pero no importa. Dijo que quería verte hoy al salir de clases, en el mismo lugar de la vez pasada. Por supuesto, le dije que ahí estarías.-dijo la rubia. Ed se sonrojó un poco por la atención que estaba recibiendo por parte de todos sus compañeros, que oyeron el "discreto" informe de Winry.

-Winry...no era necesario que toda la clase se enterara. Además, no podré porque Al, el profesor y yo nos iremos a su departamento al salir de clases. No tengo tiempo que perder.-dijo Ed en voz baja a Winry.

-¿Pérdida de tiempo? ¡Él no es una pérdida de tiempo! Te lo juro Ed, si no aprovechas esto, puede que después no tengas otra oportunidad. Incluso puede que yo lo invite a salir.-sonrió, retándolo. Ed sólo se encogió de hombros, restándole importancia. -Bien...como quieras...-bufó la rubia y se sentó en su lugar.

-Hermano, me voy. Nos vemos a la hora de salida.-dijo Al despidiéndose.

-Nos vemos...-sonrió el rubio mayor y se fue a su asiento.

Tenían Historia, y el profesor era Maes Hughes. Él era el profesor favorito, pues era simpático y hacía muy interesante la clase, no sólo por los proyectos, sino por la forma en que contaba las cosas.

-Buenos días...-entró con su buen humor característico.-Abran su libro en la página 56, veremos la Guerra de Ishbal.-comenzó la clase.

***

La clase de deportes.

-¡¿Qué parte de guardameta no entiendes Tringham?!-

-¡¿Qué parte de defensa no entiendes tú Elric?!-

Ambos rubios peleaban de nuevo, a medio juego, como era costumbre. Ya no era en serio, sólo era peleas mínimas, pero ahora se llevaban mejor.

Los juegos siempre eran así, peleaban y al final se felicitaban por lo bien hecho. Ya se estaba haciendo una costumbre para todos, que antes los separaban antes de que comenzaran los golpes, ahora los dejaban gritar lo que quisieran.

-¡Hermano! ¡Deja de pelear con Russell! ¡Deberías estar jugando!-regaña Alphonse. Ed hace una mueca de fastidio y ambos siguen en el juego.

Por un momento vio de reojo las gradas y lo vio. Ahí estaba, sentado. Sonreía maliciosamente y lo veía fijamente. Fue sólo un segundo, pero fue suficiente para distraerlo. Cuando se hubo dado cuenta, estaba en el suelo, no sentía nada, sólo una enorme confusión.

Russell lo ayudó a levantarse.

-¿Te encuentras bien Ed?-inquirió preocupado. Ed asintió. No sabía qué había pasado.

-¿Qué pasó?-Russell lo miró, incrédulo, arqueó una ceja y negó con la cabeza.

Edward recordó y volteó a ver a las gradas. No estaba... ¿A caso ahora estaba alucinando?

Esto debía platicarlo con la psicóloga. Le era de gran ayuda y era una de las pocas personas a las que les había confiado su secreto.

La vería por la tarde, puesto que tenía un consultorio en una conocida plaza de Risembool. El profesor Mustang lo llevaría y recogería ahí.

Por ahora, estaba saliendo de la escuela. El y Al esperaban al profesor afuera del salón que les había indicado.

-Winry parece muy emocionada con lo de su fiesta...-comentó Al. Ed lo miró, extrañado.

-¿Fiesta? ¿Cuál fiesta?-inquirió el rubio mayor. El menor negó con la cabeza y lo miró, reprendiéndolo.

-Sus 15 años...De eso hablaba esta mañana. Ella quiere que ambos seamos sus chambelanes. Como no dijiste nada, ella lo tomó como un sí. ¿Sabes bailar hermano?-preguntó el menor con paciencia.

-Este...No...-Ed bajó la mirada, apenado. Sería el cumpleaños de Winry...Aún más importante, sus 15 años...No era cualquier cosa. Debía encontrar un profesor de baile rápido. -Tú sabes bailar ¿verdad?-

-Tampoco, pero ya tengo eso resuelto.-dijo con una sonrisa y un leve rubor en las mejillas.

-¿Ah sí?-Ed arqueó una ceja y miró incrédulo a su hermano.

-Así es...Russell me ayudará. Si quieres le puedo pedir que te enseñe. Él será parte de los chambelanes de Winry, pero ella quiere que nosotros dos seamos los principales, para bailar el vals con ella en el centro de la pista.-explicó el pequeño.

-¿Tringham?... Este...creo que puedo encontrar a alguien yo solo...No estará diciéndome qué hacer todo el tiempo, no le voy a dar ese placer.-dijo más para sí mismo.

-Ay, hermano...Pues más vale que sea pronto, en 15 días debemos comenzar los ensayos.-advirtió el otro.

-Demonios...-justo iba saliendo Mustang.

-¿Podemos irnos?-miró a ambos niños, que asintieron.

Al ir saliendo, Edward vio a Blake.

-En seguida regreso.-dijo y fue hasta donde estaba él.

-Edward...Ayer fui a tu casa...-

-Lo sé, Winry me lo dijo. Sucede que no puedo ir a ninguna parte ahora, pero...-

-¿Eso significa que podemos salir otro día?-le sonrió, logrando poner nervioso a Ed.

-Este...claro...te aviso...-el chico tomó de improviso la mano de Ed, que se sonrojó tanto que sentía las mejillas arderle.

-Ahora no traigo mi móvil para poder anotar tu número, y por lo que veo, llevas prisa. No te quito más tiempo. Winry me dijo que no podía darme información sobre tu nueva residencia, así que...Cuando puedas, llámame.-sonrió de nuevo y soltó la mano de Ed, que no había notado hasta ahora que había escrito un número en su mano.

-Cla...Claro...-miró su mano y leyó el número.

-Nos veremos Ed.-dicho esto, le dio un beso en la mejilla y se fue, dejándolo más confundido que nunca.

-Ese muchacho no se anda con rodeos. Se nota que le gustas mucho.-comentó Al al acercarse a su hermano.

-¡¿Pero qué dices Al?!-el aludido sólo sonrió y se dispuso a ir al auto de Mustang. Edward lo siguió unos pasos atrás, procurando esconder su sonrojo con su flequillo, pues el profesor había presenciado aquello también. Estaba preparado para oír cualquier comentario burlón...cualquier cosa.

Pero simplemente subieron al auto en silencio.

Al llegar al departamento, todos fueron a hacer lo que solían hacer siempre. Al menos todo era normal hasta que Al se despidió para ir a la clase de vals con Russell.

-Nos vemos hermano.-sonrió a modo de despedida. El profesor lo llevaría.

Tal vez estaba paranoico, pero en cuanto salieron, puso seguro a la puerta y las ventanas. Cualquier entrada de la casa estaba cerrada. Se sentó en el sillón y encendió la televisión. Aunque prestaba más atención a cualquier ruido ajeno a ese ambiente, abrazó sus rodillas contra su pecho al ver el reloj de pared, que marcaba las 3:55 y aún no había regresado el profesor.

-Tranquilo...hace 20 minutos que se fueron...-se decía a sí mismo. Veinte minutos que se le antojaban eternos ya. Comenzó a mirar hacia todos lados, casi desesperado por ver a alguien conocido. Realmente estaba mal, y era por culpa de George.

Oyó la puerta abrirse y se levantó de prisa para recibir al profesor.

-¡Demonios! ¿Por qué se ha tardado tanto?-abrió desmesuradamente los ojos al ver a otra persona...Idéntica al profesor, pero con una sonrisa que no hacía más que provocarle terror.

Se quedó inmóvil, su mente le ordenaba a su cuerpo moverse, pero sus extremidades no respondían. Ni siquiera podía gritar. George se fue acercando a pasos lentos, cual cazador acechando a su presa. Sintió aquellas manos tomar sus hombros y comenzar a sacudirlo... ¿sacudirlo?

-¡Despierta Edward!-oyó una voz familiar.

No supo en qué momento, ya se encontraba abrazando al mayor, que estaba totalmente anonadado.

-Edward... ¿estás bien?-susurró, Ed asintió. Mustang sintió su hombro mojado, producto de las lágrimas de Ed, lo abrazó más fuerte. Esperaba que lo apartara, que se asustara y saliera corriendo, mas no fue así.

Se quedaron un momento así, hasta que Ed se calmó, y algo apenado, agradeció aquel gesto y se marchó a su habitación.

Mustang procedió a preparar sus cosas para la clase del día siguiente, como era su costumbre. Luego se dirigió a lavar ropa, lavar trastos, limpiar el apartamento...

Edward salió de la habitación y le pidió que revisara su tarea de matemáticas, ambos se sentaron a la mesa del comedor a revisar la dichosa tarea.

Decidieron adelantar un poco la clase de matemáticas, pues al llegar a habitar el departamento, habían quedado de tener la clase a las 8 de la noche. Eran las 6 de la tarde.

-¿Usted sabe si la doctora Hawkeye sabe bailar vals?-inquirió el rubio, dejando desconcertado al profesor.

-Eh...no...no sé... ¿por qué no se lo preguntas?-le pasó su móvil con el número de la rubia.

-Eh...Yo...es que...-Mustang le quita el móvil

-Deja...yo lo haré...-marca el número.-Riza... ¿sabes bailar vals?...La verdad no sé... ¿Sabes o no sabes?...Gracias...-cuelga. Un silencio de unos segundos.

-¿Y?-

-No sabe...-deja su móvil en la mesa y sigue leyendo su libro.

Ed suspira, resignado. Hace una mueca de fastidio.

-¿Se puede saber para qué necesitas vals?-inquiere por fin el profesor.

-Eh...Winry cumplirá 15 años y quiere que Al y yo seamos sus chambelanes, pero ni Al ni yo sabemos bailar. Al consiguió que Russell le enseñe, por eso fue a su casa, además de la tarea...Yo no quiero ir con Tringham porque es un engreído...Me molestará eternamente por no saber bailar.- Ed extiende los brazos sobre la mesa y pega la frente a ella.

-Yo te puedo enseñar...-dijo levantándose de la mesa y yendo a dejar su libro al librero.

-¡¿Y por qué rayos no lo dijiste antes?!-

-Preguntaste por Riza por la obvia razón de que ella es una mujer y es más cómodo bailar con una mujer, y más con ella porque ella te entiende y le tienes confianza. Conmigo te sentirías incómodo ¿no es así?-miró al chico rubio, que desvió la mirada hacia otro lado, apenado.

-¿No te cansas de tener la razón siempre? Presumido...-se cruzó de brazos, fingiendo molestia.

-Te ayudaré...Pero coopera un poco ¿sí?-dijo al acercarse a Ed y ver que retrocedía un paso.

-Es...Está bien...-dijo resignado. Se puso frente a él.

Mustang tomó la mano de Ed y con la otra mano asió su cintura, acercándolo sutilmente hacia él.

-Primero, te enseñaré cómo debes tomarla...Mano en la cintura, no muy fuerte, tampoco muy suave...Sujetas su mano y lo demás es ritmo...Los pasos son sencillos...-y comenzaron a moverse por el lugar, mas Ed no podía seguir fácilmente el ritmo del mayor, que pacientemente le mostraba cómo seguirlo.

***

Mientras, en la casa de los Tringham, Alphonse seguía el mismo procedimiento que Ed, sólo que no daba una debido, principalmente, a su nerviosismo.

-Lo siento...-se disculpó por enésima vez.

-No hay problema, comencemos de nuevo.-

Russell tomó delicadamente la mano de Al, éste respiró hondo y se dispuso a centrar su atención en aprender. Sin embargo, siempre se perdía cuando sentía la cálida mano del ojiazul rodear su cintura. Sus mejillas enrojecían y perdía toda noción de lo que pasaba a su alrededor hasta que oía a Russell quejarse de dolor por los constantes pisotones del otro.

-Lo siento...-se cubrió la cara con ambas manos, apenado. Era la primera vez que algo se le dificultaba así. Trató por todos los medios de olvidarse de que estaba a su lado el ojiazul, pero siempre era igual. Llevaban dos horas ensayando y no salían del principio.

-Descuida...Tomemos un descanso antes que me dejes sin pies...-bromeó el otro y fue hacia la cocina. -¿Quieres tomar algo?-

-Claro...gracias...-y fue hasta la cocina a acompañarlo.

***

-Aprendes rápido...-dijo Mustang mientras él y Ed bailaban al compás de "El Danubio Azul" de Strauss.

-¿Entonces lo estoy haciendo bien?-

-Bastante bien diría yo...-su voz era casi un susurro. No había necesidad de subir el tono, pues estaban tan cerca que cualquier sonido que emitieran, por leve que fuera, podía escucharlo el otro.

-Qué bien...estaba nervioso por esto...Oye profesor... ¿dónde aprendiste a bailar?-inquirió curioso el pequeño. Mustang sonrió.

-En la secundaria muchas chicas me pedían ser su chambelán...tuve que aprender a bailar...Además...me gusta mucho bailar...-ambos se quedaron en silencio, para terminar la pieza un par de minutos después.

Bailaron la pieza hasta que Ed no tuvo un solo error. Dieron las 8 y media y seguían bailando. Parecía que a Ed ya no le incomodaba tanto el contacto con Mustang, pues al principio lo sentía rígido y poco cooperativo.

-Bien hecho Edward...Sigue así y en poco tiempo podrás bailar con Winry.-dijo al separarse los dos.

-Gracias profesor. Me has ayudado mucho...no sólo en la escuela...No sabría cómo agradecértelo.-dijo Edward, sinceramente. Realmente era una gran ayuda ahora que estaba pasando por tantas cosas.

-No es nada...Vayamos por Alphonse. Ya debe estar esperando.-dijo tomando las llaves que había puesto en la mesita.

-Bien...Pero me quedaré en el auto...-dijo mientras tomaba su abrigo rojo y ambos salían del apartamento.

***

-Sí...está con ese sujeto...Parece que es profesor de su escuela.-Envidia sostenía su móvil mientras estaba recargado en una pared, afuera de una tienda cercana al departamento. Vestía un abrigo negro y un sombrero cubría su cabello, que estaba atado de modo que no fuera visible.

-¿Ah, sí?...-

-¿Quieres que les deje un pequeño recordatorio?-sonrió maquiavélicamente.

-Tranquilo...sé paciente. Ya te diré yo cuando puedas hacer lo que te venga en gana con ese tipo. Mientras, sólo vigila. No dejes que te vean...Y dile a Lujuria dónde queda el lugar para que haga lo suyo.-

-Qué aburrido...En fin...-ambos cortaron la comunicación.

***

-¿Te quedarás?-inquirió Mustang antes de bajar de su auto. Edward asintió y se acurrucó en el asiento del copiloto.-Vuelvo en seguida.-dijo antes de irse, dejando la puerta cerrada con llave.

Ed cerró su puerta con seguro y encendió la radio. Se quedó divagando en qué era peor: Estar ahí solo y arriesgarse a que alguno de los hombres de George lo encontrara, o ir y ver a Russell.

Ambas opciones no le gustaban, pero sabía que Mustang no tardaría mucho en traer a Al.

Comenzó a pensar en su clase de vals. Recordar la voz susurrante del profesor muy cerca de su oído le hizo sentir una especie de cosquilleo desconocido. No era incómodo, era extraño, pero le gustaba la sensación.

Recordar aquel tacto en su mano y en su cintura le producía el mismo efecto. Pronto se encontró con las mejillas teñidas de un rojo carmesí, regañándose a sí mismo por pensar en esas cosas.

-Hola hermano.-dijo Alphonse al subir al auto.

-¿Cómo te fue Al?-dijo, evitando que ambos vieran su sonrojo. Apagó el radio y vio a Mustang entrar al auto.

-Bien...creo...-el chico suspiró, algo triste.

-¿Ese idiota te dijo algo malo? Ya verá, nadie se mete con mi hermano y vive para contarlo...-Ed estaba a punto de abrir la puerta del auto, mas Al lo detuvo, tocando su hombro.

-No hizo nada malo, sólo que...No doy una...-dijo algo apenado.

-¿Bromeas?...Bromeas ¿verdad?-Edward no daba crédito. Alphonse solía ser perfecto en todo, pero que no diera una en algo tan sencillo como bailar vals...Le parecía tonto y más tratándose de Al.

-No...es que...Estaba nervioso...Es todo...Mañana...Mañana intentaré de nuevo, lo prometo, lo haré bien.-dijo Al como si hubiera cometido el crimen más atroz del mundo.

-Tranquilo Al...todo está bien...Si quieres, puedes tomar la clase conmigo.-dijo Mustang, viéndolo por el espejo retrovisor.

-Eh...No...es...Muchas gracias...pero...Me gusta así...digo...Yo...-se quedó callado, totalmente sonrojado. Mustang sonrió. Le enternecía que el chiquillo estuviera en esa situación.

Ed lo miraba con cierta curiosidad, prácticamente sin entender aún a su hermano.

***

Eran casi las 10, Al se había ido a dormir y Ed estaba en la sala viendo televisión. Mustang llegó y se sentó a su lado, se le veía cansado.

-Oye... ¿Por qué no te vas a dormir? Ya son las 10...-se hizo apremiante la voz del mayor, que después de decirlo, bostezó y se repantigó en el sillón.

-No tengo sueño.-afirmó Ed, Mustang lo miró, extrañado.-En serio...Es que...No quiero...No quiero dormir...-dijo algo apenado. Mustang lo entendía.

-¿Por la pesadilla?-Edward asintió. Miró hacia abajo, subió los pies al sillón y abrazó sus piernas contra su pecho.

-Tengo miedo...Nunca he dejado de tener estas pesadillas. La mayor parte del tiempo me la paso despierto porque tengo demasiado miedo. Sin embargo, no puedo refugiarme en Al porque significaría decirle todo y no quiero que él también tenga miedo. Sólo me queda protegerlo en silencio. A veces de verdad quisiera contarle porque no soporto cargar con esto...Y tengo unas ganas incontenibles de pedirle que me abrace, pero sé que si le pidiera eso, me quebraría y terminaría haciendo lo que no quiero...-comenzó a sollozar.

-Eres un niño...no puedes cargar con eso tu solo.-en realidad no sabía qué hacer...Si llegaba a abrazarlo, se exponía a asustarlo...Al ver que Ed se cubrió la cara con ambas manos, sin poder contener el llanto, se acercó a él y lo abrazó.

De nuevo esperaba el rechazo, pero no sucedió. Edward lloró en silencio un rato, en su hombro.

Cuando se separaron, se mantuvieron en silencio un momento. Edward le sonrió, a modo de agradecimiento.

Comenzaron a conversar de banalidades, sin embargo, la conversación tomó otro cauce cuando Ed hizo una pregunta.

-Oye profesor...A ti te gusta la doctora Hawkeye ¿verdad?-una sonrisa pícara se formó en su rostro. Miró al mayor inquisidoramente.

Después de un silencio, el mayor habló por fin.

-No...Es muy bonita, pero no...No es mi tipo.-aseveró. Ed lo miró, sorprendido.

-¿Cómo que no es tu tipo?-

-No lo es...Yo busco otra cosa...Quiero una persona que sea alegre, amable, extrovertida, que tenga un carácter fuerte, una hermosa sonrisa en su rostro todo el tiempo...o que cuando esté triste, siempre acepte un abrazo...que me consienta...Una persona a la que yo ame y me ame del mismo modo...Quiero amar hasta que me duela el alma de tanto hacerlo... (*)-enuncia el mayor como en una ensoñación.

Edward se queda absorto en aquella descripción...una sonrisita se forma en su rostro.

-Es como si estuvieras describiéndola...-dice mientras observa al mayor negar con la cabeza.

-No...Ella es hermosa...lo sé...pero...Es demasiado rígida...sigue las reglas al pie de la letra...demasiado diría yo...Aún no la conoces suficiente como yo. Es divertida, pero sólo a veces...Aún así, no sé cómo somos amigos siendo tan diferentes.-termina el pelinegro. Observa de reojo a Ed, que parecía pensativo.

-Tal vez tengas razón...Aunque la primera impresión cuenta...-

-Es demasiado gruñona a veces...Demasiado realista...No le gusta fantasear ni un poco...Todos tenemos cosas buenas y cosas malas...-bosteza y se levanta del sillón.-Será mejor que te vayas a dormir, ya es tarde y mañana debes ir a la escuela.-fue hacia la cocina y acomodó unas cuantas cosas. - Tranquilo...si me necesitas ya sabes que estoy en frente. Tengo sueño muy ligero, así que si tienes pesadillas, iré a despertarte.-sonrió, lo cual le dio algo más de confianza al rubio, que se levantó y fue hacia la habitación.

-Gracias...-y cerró la puerta.

-¿De qué?...-se quedó extrañado, sonrió y continuó su tarea.

***

-Edward...Ya está listo el desayuno...-abrió los ojos, era la voz de su madre.

-Mamá...pero...-se levantó y fue hacia la puerta. Notó que era la casa en la que solían vivir antes de irse a la de la tía Pinako...Su casa...

-Alphonse... ¿estás listo ya?-inquirió dulcemente la mujer, acercándose al pequeño. Edward lo vio, tendría 5 años al menos.

-Mamá... ¿eres tú?-sonrió con nostalgia. De sus ojos salieron incontenibles lágrimas y se acercó a ella para abrazarla.

-¿Tuviste una pesadilla? Tranquilo...Todo está bien...-la mujer lo abrazó.

Pudo sentirlo, aquellas suaves manos, aquel cálido abrazo...sólo entre sus brazos se sentía seguro.

-Te extrañé mucho...-dijo al separarse de ella. Su madre le sonrió dulcemente.

-Vayamos a desayunar, tienen que ir a la escuela...Es el primer día y no querrán llegar tarde.-acarició el rostro del pequeño rubio, que recién se daba cuenta de que él también era pequeño, como su hermano.

-Mamá...tuve una pesadilla...Soñé que pasaban cosas muy malas por culpa de un hombre llamado George...-ni terminó de decir eso, cuando sintió un beso en su mejilla.

-¿Qué yo hice qué?...Buenos días pequeño Al... ¿listo para ir a la escuela? ¿Edward?... ¿Te sucede algo?-indagó al ver la expresión del niño.

-No fue una pesadilla... ¿Qué está pasando aquí?...-

-Aquí tienes tu desayuno...-dijo la madre poniendo el plato frente al hombre.

-Gracias amor... ¿En serio está bien Edward? ¿Sabes? Creo que debería llevarlo al médico.-dicho esto, le sonrió a Ed, que se mantenía inmóvil, con esa expresión en su rostro.

Su madre tocó su frente con su mano, levantó su rostro para ver sus ojos.

-Creo que tienes razón. Lo llevaré tan pronto como...-

-No es necesario, yo lo llevaré. Después pasaré a dejarlo a la escuela, a no ser que el doctor diga lo contrario.-aseveró el hombre.

-¿Por qué no puedo moverme?...Vamos... ¡muévete! ¡Por favor!...-

Vio cómo su madre y Al salieron de la casa, seguramente ella lo llevaría a la escuela. No quedaba lejos según recordaba.

Pero él seguía en esa silla, inmóvil.

-Vamos Ed...-sintió aquel tacto. Un miedo atroz se apoderó de él, pero aún así, no podía moverse.

El hombre lo levantó entre sus brazos y lo llevó hacia una de las recámaras. Lo recostó sobre la cama y estuvo a su lado, recostado, viéndolo por un rato. Acarició su rostro y cabello. Pasó sus dedos por sus labios y recorrió con ellos hasta su cuello y pecho.

-¡Basta! ¡Detente!-

-Lo siento mi querido Edward...pero tú tienes que ser mío siempre... Pronto estaremos juntos...-

-¡Déjame! ¡Basta!...¡¡ALÉJATE DE MÍ!!-

Incluso el mismo pudo escuchar su grito...

-Edward...tranquilo...-aquellas manos, que tomaban delicadamente sus hombros, como con temor a lastimarlo, pero a la vez eran cálidas. Pronto se vio envuelto por aquellos brazos y permaneció en silencio, sintiendo la misma sensación que entre los brazos de su madre...Ella ya no estaba...ella se había ido para siempre...Y nunca había vuelto a sentirse protegido...Por primera vez se sentía así.

Entonces comenzó a llorar en silencio, de nuevo. Ya estaba acostumbrado a hacerlo y no quería despertar y preocupar a Al.

Ambos fueron hacia la sala y Edward se sentó en el sillón, abrazando sus piernas y poniendo su mentón sobre sus rodillas. Mustang se mantuvo a su lado, absorto en aquella expresión en el rubio.

-Edward... ¿Estás bien?...-se acercó un poco a él, Ed ni siquiera lo miró. Estaba en silencio, viendo hacia la nada.

Después de mucho silencio, Ed volteó a verlo.

-Lo siento...-susurró.-Le he causado muchos problemas...Perdóneme...Ni siquiera debería estar usted despierto a estas horas...-

-¿Sabes? Me gusta más cuando me hablas de tú...-le sonrió. Ese comentario hizo sonreír un poco a Ed. -Así está mejor... No es bueno que alguien con tan bonita sonrisa se la pase triste...Es más...jamás debiste pasar por cosas así...Pero te prometo que de ahora en adelante, todo estará bien...Todos vamos a protegerte y no dejaremos que vuelva a acercarse a ti...-le sonrió y se levantó del sillón. Fue a la cocina y tomó un vaso. -¿Quieres tomar algo?-

Edward asintió y se levantó para ir hacia él.

Más tarde se iría a dormir, pensando en las palabras de Mustang...Realmente le estaba tomando cariño...y pensar que lo había odiado.

Continuará...>o<!

 

Notas finales:

Gracias por leer TwT

 

(*) Amar hasta que duele el alma, es una expresión (no dice exactamente así) que leí en un fic de darkmoon, mi autora favorita de Amor Yaoi n_n

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