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QUERIDO PROFESOR por caballero_de_jamir

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Notas del capitulo:

Etto...léase, no sabía cómo ponerle al capi...espero que les guste cómo se desarrolla todo n_nU

Lo mejor viene después XD

ED: ¡Más problemas! ¡No!

Jamir: Tranquilo...los buenos siempre ganan y son felices...Aunque...Bien...tengo maquiavélicos planes para tí...muajajaja...

ED: ¡Auxilio! ¡Roy!

Jamir: *sigue su risa diabólica*

-Deberías llamarlo...-enuncia Alphonse, al ver a su hermano tan pensativo. Ambos estaban sobre la cama de la habitación que ahora compartían. Al hacía su tarea y Ed leía un libro, mas de pronto se quedó viendo al techo hasta que fue sacado de sus pensamientos por su hermano.

-¿Qué?... ¿Llamar a quién?-realmente no sabía de qué le hablaba.

-A Blake... Parece que le has gustado mucho... Creo que se merece una oportunidad...-Al le sonrió, con un dejo de picardía. Edward le arrojó a la cara una almohada.

-Deja de decir esas cosas...Además...Él no me ha dado motivos para creer eso...-

-O tú no quieres reconocerlo... ¿Te gusta?-Al se sentó en la cama, ansioso por oír la respuesta.

-Yo... Claro que no...-su sonrojo era evidente, Al sólo sonrió y continuó haciendo su tarea.

-Tal vez lo llame...-dijo Ed, después de un buen rato de silencio.

-¡Lo sabía!-apuntó con su índice al mayor, sonriendo.

-¡Ya verás!-

Y comenzaron una pelea de almohadazos...

***

-Hola Riza... ¿Qué te trae por aquí?-inquiere Mustang al ver a la mujer entrar al aula en la que estaba él, a punto de irse.

-Que... ¿no puedo venir de visita?-bromeó. Ambos sonrieron. Luego se dirigieron a la cafetería, donde se sentarían a hablar. Mustang pidió un café y ella un té. Había un plato con bocadillos al centro de la mesa. Mustang bebía su café a pequeños tragos, mientras la rubia apenas había tocado su té.

-¿Cómo va Edward?-indagó el pelinegro, la rubia lo miró, reprochándolo.

-Mi ética profesional no me permite...-

-Sólo quiero saber cómo va...No que me cuentes lo que te dice...-

-Siempre comienzan por esa pregunta y terminan queriendo saberlo todo...-dice más para sí misma.-Está bien...Lo veo mejor...Es decir...Ahora ya no es tan esquivo como antes...Podría decir que ya me tiene más confianza. Realmente no entiendo cómo a alguien como él le sucedió algo así.-apretó los puños con coraje. A pesar de llevar poco de conocer a Edward, ya le tenía gran estima. No era lástima, claro que lo que le había sucedido era terrible, pero lo estimaba porque era un chiquillo simpático, alegre...un pequeño ángel...

Ambos se quedaron en silencio un momento. Mustang suspiró.

-No voy a permitir que vuelva a suceder... Ya debió haberte contado que el sujeto regresó... Incluso envió a dos hombres a tratar de secuestrarlo... Cuando nos lo dijo, sentí algo horrible...-miró su taza de café.

-No te culpo...Sabiendo el daño que le hizo, lo único que se puede esperar es algo peor. Ese tipo es un desgraciado...Le ha arruinado la vida...-negó con la cabeza mientras se cruzaba de brazos.

La conversación sobre el rubio siguió un rato...nada relevante...el mismo tema. Hasta que Riza le hizo notar cierto tema que había tratado con el niño.

-Al salir del consultorio, me dijo que te había preguntado si yo te gustaba...Me preguntó si tú me gustabas.-dijo Riza, rió un poco al recordar la cara de Edward al hacer esa pregunta. Era una cara de curiosidad inocente.

-Ya me había preguntado eso a mí.-Roy cerró los ojos mientras bebía su café.-No le culpo por querer que nosotros, los adultos más cercanos a él, estemos juntos y seamos la representación de sus padres...Al menos yo lo veo así.-dijo tranquilamente el pelinegro.

-Pues no había pensado en eso...-

-Y tú eres la psicoanalista...-ironizó el pelinegro, divertido.

-Deja eso...Lo que me dijo es que tú buscas a una persona que sea alegre, amable, extrovertida, que tenga un carácter fuerte, una hermosa sonrisa en su rostro todo el tiempo...o que cuando esté triste, siempre acepte un abrazo...que te consienta...Una persona a la que tú ames y te ame del mismo modo...¿Sabes? Por un momento, al oírlo decir eso, pensé en...-se quedó callada.-Olvídalo...-bebió su té.

-Dime...-dijo, en cierto tono suplicante.

-No...es una tontería...-se puso de pie.-Ya debo irme...Nos vemos luego...-

-Espera...dímelo...-volvió a suplicar. Realmente sentía cierta curiosidad, pues Hawkeye solía tener la razón siempre que vaticinaba sobre esas cosas.

-Bien...Pero no digas que no te lo advertí...Mientras Edward me decía todo aquello, no pude evitar pensar en él mismo...-logró dejar a Mustang boquiabierto, con una expresión de total incredulidad.- Piénsalo...Él es alegre, amable, extrovertido, de carácter fuerte...y vaya que ha sido fuerte...Tiene una sonrisa hermosa...incluso a mí me deja con ganas de querer verlo sonreír todo el tiempo. En el fondo es cariñoso, sólo que todo esto lo ha marcado demasiado...Y creo que es una persona a la cuál le gusta amar sin reservas. ¿Por qué crees que quiere tanto a su hermano? Él ama y lo demás no importa. Pero sólo es mi forma de pensar, no te asustes...-dijo, mientras reía por lo bajo a causa de la expresión de Roy.

-No me gustan esa clase de bromitas...Además...-desvió la mirada al encontrarse con los inquisidores ojos de la rubia.

-Debo irme...-espetó, antes de escuchar algo de lo que Roy seguramente se arrepentiría de decir.

-Te acompaño...-y ambos salieron de la cafetería.

***

-Hola...Blake...Yo...-

-¡Edward!...No sabes el gusto que me da escucharte.-

-Eh...gracias...esto...Quería...-

-Oye... ¿te parece bien si salimos esta tarde? Vayamos al cine...-

-Claro...pero...Es decir...está bien...Sólo...Avisaré a mi hermano y al profesor.-

-¿Dónde nos veremos?-

-Pues...te espero en la entrada del cine...-

La conversación continuaría por unos 15 minutos. Edward estaba nervioso, cosa que realmente le molestaba, pues no podía ni articular palabra, de solo pensar en lo que le había dicho su hermano. En cambio, Blake parecía muy a gusto...

-Te veré en la entrada del cine en dos horas ¿sí?-

-Claro...Nos vemos.-Edward dejó el teléfono en su lugar y fue a su habitación. Debía buscar algo para ponerse. Escuchó la puerta abrirse. Seguro era el profesor, que regresaba de hacer sus compras.

-Ya llegué...-dijo al entrar y cerrar la puerta tras de sí.

-¿Necesitas ayuda?-inquirió el rubio, y antes de recibir una respuesta, tomó las bolsas que cargaba Roy.

-Gracias...-

Mientras Edward me decía todo aquello, no pude evitar pensar en él mismo...

El rubio acomodó todo en su lugar.

-Listo.-y sonrió.

Tiene una sonrisa hermosa...incluso a mí me deja con ganas de querer verlo sonreír todo el tiempo.

-Gra...gracias...-aún no podía dejar de pensar en las conjeturas de Riza. ¿Y si era posible? Sacudió la cabeza para quitarse de ella esos pensamientos. Es decir, él era posiblemente el único adulto (hombre) en el que confiaba el rubio, no quería arruinar la única posibilidad de que Edward pudiera volver a ser un niño normal, confiar en los demás...Sentirse protegido...

Pero si ya estaba pensando a ese nivel, significaba que le había llegado lo que Riza dijo. Significaba que para él, Edward era mucho más especial de lo que podía siquiera atreverse a decir.

Ahora estaba más confundido que al principio. Pero no debía dejarse llevar por todo eso. Optó por sonreírle del mismo modo y continuar con sus labores.

-Oye profesor...Blake me invitó al cine... ¿me llevas?-esa pregunta logró sacarlo de sus pensamientos.

-Eh...claro...Dime a qué hora.-

-En un par de horas...Gracias.-dijo el rubio, mientras volvía a la habitación para buscar lo que se pondría.

-Claro...-

A pesar de todo, lo que dijo Riza lo descolocó completamente. No sabía ni qué hacía, o más bien, hacía todo por inercia...por la costumbre y hábito, pero sin pensar realmente en la acción, ya que su mente estaba ocupada en aquel asunto.

Pasaron las dos horas y Edward lo llamó. Incluso sintió que el tiempo se había pasado tan rápido, que pensaba que sólo eran veinte minutos.

-Bien...vamos.-dijo el mayor cuando el menor le pidió lo llevara. Tomó las llaves de la mesita, donde siempre las dejaba y ambos salieron.

Eran las 7 de la tarde y Blake hacía gala de su caballerosidad, pues ya estaba ahí, esperando a Edward.

-¿Tienes mucho esperando?-preguntó Edward al bajar del auto.

-No, sólo, no quería hacerte esperar. Buenas tardes.-dijo en cuanto vio al mayor.

-Buenas tardes.-saludó Roy, estoico. No era lo suyo, pero Edward no lo notó.

-Bien, muchas gracias por traerme.-dijo el ojimiel a Roy, este le sonrió.

-Vendré por ti a las 10.-dijo, mas Blake agregó.

-No se preocupe...Yo lo llevaré a casa. Mi madre pasará por mí.-Desconfió un poco, pero al final accedió. Roy se marchó y Edward y Blake entraron al cine.

A las nueve la película terminó y ambos salieron.

-¿Te parece si vamos a comer algo?-se hizo apremiante la voz de Blake. Edward asintió y ambos fueron hacia el parque, pues cerca de él había muchos lugares para comer.

-...Y entonces, el profesor me dijo que él sabía bailar, así que empecé a practicar con él. No sabía que Winry te había pedido también a ti ser su chambelán.-comentó Ed, mientras tomaba una malteada.

-Sí, me lo pidió hace poco. Me gusta mucho bailar. Mi madre me enseñó, porque a ella le encanta también. Me hubiera gustado saber que tú serías también su chambelán, para enseñarte, pero supongo que has aprendido mucho del profesor Mustang.-al terminar, le dedicó una preciosa sonrisa, que lo hizo sonrojar.

-Claro...Es...un buen... profesor. Y pensar que sólo me ayudaría en matemáticas.-sonrió Ed nerviosamente.

-Lo que son las cosas...ahora vives con él.-

-Es una larga historia, que...-se quedó callado. No podía contarle a Blake su secreto, sería incómodo y aún no confiaba en él como para contarle algo de esa magnitud.

-No te preocupes, no tienes que contarme si no quieres...Vayamos a caminar.-instó el mayor. Ed se puso de pie y lo siguió.

Caminaron un rato por el parque, comentando cosas y riendo. Realmente se la estaba pasando bien con él. Incluso dejó de sentirse nervioso.

De pronto, comenzó a llover ligeramente.

-Será mejor que busquemos un lugar para cubrirnos.- Ed se apresuró a irse, pero Blake lo detuvo, tomándolo del brazo.

-¿Sabes que te ves encantador bajo esta lluvia? No sé que es, pero...te hace ver tan...-Edward se sonrojó cuando el otro se puso frente a él y tomó su rostro con ambas manos.

Blake lo miraba dulcemente, mientras tenía una preciosa sonrisa en su rostro. Las mejillas de Ed estaban enrojecidas y las gotas de lluvia comenzaban a correr por su rostro.

Entonces Blake comenzó a acercar ambos rostros hasta rozar sus labios. Pronto sintió Edward aquellos cálidos labios sobre los suyos, mas no hizo nada para evitarlo...Cerró los ojos y permaneció inmóvil.

De pronto, abrió los ojos y se separó bruscamente de Blake.

-Perdóname...-dijo Ed antes de darle la espalda, completamente apenado.

-¿Qué sucede?...Si te ofendí...-

-No es eso...Yo...-estaba a punto de explicar, cuando escuchó un claxon.

-Es mi madre...Vamos. Seguro me reprenderá por haber dejado que te mojaras.-sonrió y tomó la mano de Ed.

-Blake...-lo llamó una mujer castaña, que conducía un bonito auto negro.

-Mamá...-saludó y subió al auto, luego de dejar a Edward subir primero.

-Yo soy Edward Elric, mucho gusto señora...-

-Lyra Ishida...-dijo aquella mujer, sin dejar de ver por el retrovisor al rubio. -Has crecido mucho Edward. Tu padre me hablaba mucho de ti, incluso me mostró algunas fotografías.-dijo mientras ponía en marcha el auto.

-¿Mi padre? ¿Conoció a Hohenheim?-inquirió extrañado.

-Él era mi socio. Sin embargo, no sé adónde pudo haberse ido. Hace mucho tiempo que no sé de él. Y Blake siempre me hacía preguntas sobre ti.-el aludido sonrió, sin dejo de pena.

-Siempre quise conocerte. De hecho, te veía de lejos siempre...Al menos hasta que tuve la oportunidad de conocerte bien.-

Edward comenzó a hacerle preguntas a la mujer, sobre cómo era que conocía a su padre y sobre los negocios en los que estaba metido. Realmente no consiguió mucho, y menos una buena razón para que se hubiera ido así.

-En seguida regreso. Iré a dejar a Edward al departamento.-dijo Blake antes de irse. Su madre asintió y tomó su móvil.

***

-La he pasado genial esta noche. Quisiera hacerte una pregunta.-dijo Blake al llegar a la puerta del apartamento.

-Dime...-el rubio se giró para estar de frente a él. Blake tomó su barbilla con la diestra.

-¿Quieres ser mi novio?-Edward abrió sus preciosas orbes doradas desmesuradamente y sus mejillas volvieron a adquirir ese tono rojizo.

Un momento de silencio, en que ambos se veían fijamente. Ed miró hacia abajo, apenado y asintió con la cabeza.

-Me gustas mucho Edward...-tomó de nuevo su rostro con sus manos y lo besó.-Nos veremos mañana...-le dio un beso a modo de despedida.

-Hasta...mañana...-dijo con voz entrecortada. Se sentía extraño...No sabía si había hecho bien en aceptar. Realmente apenas conocía a Blake como para aceptarlo así en su vida. Entró al apartamento, pensativo.

Mustang lo notó y se acercó a él.

-¿Cómo te fue?... ¿Sucede algo?-indagó algo preocupado. Ed negó con la cabeza, y fue a sentarse al sillón, en silencio.

Subió los pies al sillón y abrazó sus piernas contra su pecho, mientras colocaba su mentón sobre sus rodillas y miraba hacia la nada.

-Dime qué pasa...-insistió.

-Nada...-dijo casi inaudiblemente. Mustang se sentó a su lado y puso su mano en su hombro.

-Dímelo...-el menor lo miró extrañado.-Siempre que tienes algo te sientas en el sillón y abrazas tus piernas así... Sabes que puedes confiar en mí...-Ed miró hacia abajo, apenado.

-Es que...Blake me pidió que fuera su novio, pero...-

-¿Te hizo algo?-

-No...es...no sé si está bien...Yo...no lo sé...-esta vez, Edward fue el que abrazó al mayor. No lloraba, pero necesitaba eso.

-Está bien...-Roy acarició su cabello mientras correspondía el abrazo.

-No quiero lastimarlo...-la tristeza se denotaba en su voz. Roy apoyó su barbilla en la cabeza del rubio.

-A veces lastimamos a las personas sin querer. Habla con él y dile que no sabes aún si está bien o no...Lo acabas de conocer...Deberían seguir saliendo y así sabrán si realmente sirve estar juntos ¿no crees?-dijo tranquilamente el pelinegro. Sintió a Edward acomodándose entre sus brazos, abrazándolo más fuerte.

-No sé si pueda decirle algo así...No quiero lastimarlo...No lo merece...-su voz aún sonaba triste, así que Mustang se separó de él sutilmente y lo tomó de los hombros.

-Debe entender...Y si le gustas tanto, lo hará, tendrá paciencia...-le sonrió. Edward correspondió la sonrisa y se volvió a acomodar entre los brazos del mayor, para sorpresa de este.

En el fondo es cariñoso, sólo que todo esto lo ha marcado demasiado...Y creo que es una persona a la cuál le gusta amar sin reservas.

-Significa que al muchacho le gusta, pero Edward no le corresponde...Por eso está preocupado...-volvió a apoyar su barbilla en la rubia cabeza. Permanecieron así un rato...Mustang pensando en lo que Riza le había dicho, y Edward cavilando acerca de lo que sentía por Blake.

***

-Es tu turno Lujuria. Ya sabes qué hacer.-dijo la voz del otro lado del teléfono.

-Sí...No se preocupe. Tendrá lo que quiere pronto.-dijo la hermosa mujer mientras estaba sentada en un amplio sillón, en lo que parecía una mansión.

La mujer se puso de pie y tomó una gabardina negra. Salió del lugar y subió a un lujoso auto negro. Tomó su móvil y marcó un número antes de partir.

-¿Tienes la dirección?-

 

 

***...Continuará...***

Notas finales:

 

Gracias por leer...u//u

Review please n¬nU


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