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Suicide... A death wish por broken black dreams

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SUICIDE – A DEATH WISH –
CHAPTER 10: DON’T LEAVE ME, I DON’T WANT TO BE ALONE – 1ST PART


Lo único que no tiene solución es la muerte, pero para algunos la muerte es la única solución.

¿Cuántas veces se había repetido esa frase? Hasta el cansancio, seguramente. Hasta que las palabras se tornan en un conjunto de letras combinadas que no dicen nada más que demostrar la inercia misma con la que uno se acostumbra y aferra creyendo ciertas cosas.

La muerte... algo tan vacío y simple, algo que le llega a todos por igual, algo que calma a los subversivos y aplaca a los revolucionarios. Literalmente, el término de la vida. En algunas religiones la separación del cuerpo y el alma. Incluso estaba el infierno, donde los malvados sufren en paga de sus malos actos, y el cielo, donde los buenos reciben la paz eterna y descansan. También estaba esa supuesta parca o shinigami, encargada de recolectar almas y facilitar el final de los humanos que ya habían cumplido su ciclo...

Pero no le temía, juraba que no, que era lo que deseaba... ¿y ahora? ¿Qué deseaba ahora entonces? Vivir y ser feliz... El destino le estaba demostrando que eso era casi imposible, un sueño utópico e idealista por demás... Aun así deseaba creer en ello, creer en un futuro al lado del ser que amaba...


Seguía ahí tirado, ni siquiera había atinado a moverse un milímetro ni para juntar su ropa o taparse. La lluvia había lavado las lágrimas, la sangre y el semen, mas no el dolor que sentía. Era perturbador, todavía podía sentir aquella incomodidad del cuerpo ajeno en su organismo, el daño que le había causado que se abriera paso por sus entrañas de esa manera tan hostil.

Y sólo le llegaba la miseria, la inutilidad de oponérsele. Extrañaba a Elle, pero no podía siquiera hacer el esfuerzo de pronunciar su nombre, y sin desearlo los gemidos de placer que Mikami había dicho en su oído volvían para estremecerlo aun más si era posible.

Respiraba agitado por todo lo que le había ocurrido; el aire entraba de golpe, apresurada pero necesariamente por su boca hasta alojarse en sus pulmones. Respiraba agitado al igual que lo había hecho cuando momentos antes había dejado de ahorcarlo antes de que se desmayara, lo había hecho respirar nuevamente para vengarse por amar a otro violándolo cruelmente.

Se sentía cansado, adolorido, entumecido y caliente, su cuerpo aun estaba tibio.

Luego de haber profanado su cuerpo, de haberse saciado con él se alejó. Había oído los pasos de su sensei alejarse con destino incierto y tampoco deseaba saberlo realmente.

Los castaños cabellos seguían desparramado por el suelo, haciendo de almohada para su cabeza, que palpitaba con una migraña insoportable. Los ojos cafés se le iban cerrando, su respiración ahora tranquila, pausada lo adormilaba.

En un lejano susurro, quizás alucinaciones provocadas por la brisa gélida, oía su nombre. Aquella voz... la conocía... era la de Elle. Un suave amor se instaló al pensar en su boca, moviéndose, llamándolo con dulzura casi paternal. Y persistía, se escuchaba cada vez más cerca.

Unas manos comenzaron a mecerlo lentamente, como acunándolo. Su novio lo llamaba...

Abrió los ojos asustado, sobresaltado. Y estaba justo ahí, frente a él, meciéndolo como había sentido.

-Light...- murmuró sutilmente con afecto.

Estaba extrañado, ¿Cómo podía ser? Miró a su alrededor, estaba acostado en la cama... ¿y todo aquello? Se tocó el cuello para asegurarse que no tenía las horribles marcas de la constricción que le había provocado Mikami.

-Está bien, está bien... Todo fue un sueño...- le dijo abrazándolo del modo más protector que se pueda.

Le correspondió el abrazo, golpeándose mentalmente por el sueño. Ya no le dolía tanto el cuerpo, sólo lo sentía algo cansado. Aun estaba tibio y tenía un poco de frío, además de sentir algo casi helado en su nuca y frente. Se tocó la frente y notó que tenía un paño.

-Estabas con mucha fiebre.- explicó el mayor cortando el abrazo –¿Estás mejor?-

-Sí...- las palabras parecían no poder salir de su boca, se quedaban a medio camino.

Elle le sacó el paño de la frente y de la nuca y salió de la habitación. Seguramente iría a mojarlos con agua fría nuevamente. El castaño se quedó solo meditando aquella alucinación o sueño. Le había parecido tan real, se había sentido y había dolido como si hubiera sido real. Se sentía atroz por haber imaginado aquello, no iba a permitirle a Mikami el lujo de torturarlo incluso cuando no estaba presente. ¿Qué había hecho tan mal para ser castigado con estos traumas?

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-¿Ya despertó?- preguntó Mello sentado en la cocina comiendo una barra de chocolate. Alrededor había unos ocho o diez envoltorios, comía tantos seguidos únicamente cuando algo lo preocupaba.

-Sí, está desorientado y parece que no fue una alucinación grata la que tuvo.-

De la heladera Elle sacó una botella de agua fría y empezó a empapar los paños con esa agua, ideal para bajar la fiebre.

-No creas que no te voy a castigar por desobedecerme, te dije claramente que fueras al colegio.- habló el pelinegro antes de irse de ahí, parado en la puerta, dándole la espalda.

-Con que Near no halla hablado de más va a estar bien.- contestó como si aquella amenaza no le hubiera importado –Además, ni loco te dejaba solo con Light así, ¿y si se te ocurría hacerle algo, depravado?- el tono sarcástico había regresado.

Una sonrisa fue lo que recibió por respuesta. Ahora las cosas estaban más tranquilas, la casa estaba normal de nuevo. O eso creía...

Llegó en un santiamén de nuevo a la habitación y procedió a colocarle los paños helados. Light tembló por el frío de aquel contacto.

-¿Queres un té o alguna cosa?- indagó sentándose al lado de la cama.

-No, gracias.-

-¿Puedo saber que estabas soñando? Gritaste bastante.-

-Yo... quiero pedirte algo...- balbuceó un poco.

-Sí, decime.- y se acercó, sentándose en la cama.

Light tomó la mano de Elle entre las suyas y la puso en su mejilla.

-Hagámoslo.- pidió.

El pelinegro lo miró algo confuso. Comprendía lo que le estaba pidiendo, pero ¿Por qué ahora? ¿Qué había cambiado para que le dijera eso?

-Haceme el amor...- rogó abrazándolo y hundiendo su rostro en el pecho del otro.

El ritmo tranquilo de los latidos de Elle lo invitaba a dormirse nuevamente. Pero aquella ansiedad en espera de la respuesta lo mataba, ¿Por qué tardaba tanto en comenzar? ¿O es que iba a esperar a que estuviera mejor? No tenía tanto tiempo...

Suavemente el mayor apartó al castaño, y lo miró a los ojos notando la verdad. No podía esconder nada de esos infinitos orbes negros, de aquella inmensidad oculta tras la negrura y oscuridad.

-¿Queres...?- no quería terminar la frase.

Volvió a abrazarlo y a ocultar su rostro. Sabía que se lo iba a decir, que descubriría el motivo de sus suplicas.

-¿Queres que sea tu primera vez para que ese tipo, si te viola, no te robe la virginidad?-

No dijo nada, el silencio más incomodo que haya sentido presente se apareció en la habitación. ¿Y es que qué le podía contestar? Era verdad, no quería que Mikami le robara la virginidad, pero como se planteaba la situación sonaba que estaba utilizando a Elle.

-¿Estás diciendo que nos hicimos novios para que fuese delicado con vos y te desvirgara? ¿O sea que nunca tuviste intensiones de que lo nuestro durara? ¿Me usaste?- una tras otra las preguntas iban saliendo de sus labios, no lo pensó. Por primera vez no pensó lo que dijo, sencillamente no quería pensarlo.

-No... yo...- no había nada que pudiera decir, tenía razón...

Dolía, pero era cierto, lo estaba usando, bajo estas circunstancias estaba usando el amor de Elle.

-¿Vos qué?- se separó bruscamente.

No sabiendo qué decir sólo vio como se iba de la habitación molesto. ¿Cómo había dejado que eso pasara? ¿Por qué no lo detuvo? ¿Por qué...?


/*/*/*/*/*/

Near estaba en el despacho del director. Sentado frente a éste, contándole el porqué Yagami no había asistido. Obvió los detalles más importantes, el hecho de que había sido echado de su propia casa por su padre, y que ahora vivía en la casa del peliblanco porque andaba de novio con su tutor.

El director, comprensivo como era, aceptó la justificación de la falta.

Realizada la tarea, se retiró. El receso aun no había terminado así que iría a la biblioteca a ver si hallaba algún libro que momentáneamente lo distrajera de la preocupación que sentía. Seguramente Elle ya habría llegado a la casa y a estas horas Light estaría bien, trataba de convencerse.

Llegó a la biblioteca, que estaba vacía, y comenzó a pasearse observando las estanterías.

-¿River-kun?- preguntó una voz a su espalda que lo hizo asustarse.

Se dio vuelta para encontrarse a un hombre treintañero, de traje. Era profesor del instituto, lo había visto un par de veces.

-Sí, ¿Qué se le ofrece?- preguntó algo tímido.

-El director me dijo que sabías el motivo por el cual Yagami-kun no puede asistir, ¿podrías decírmelo?-

-Por lo que sé Light-sempai tiene fiebre muy alta. Creo que pescó un resfriado o algo así.- se hizo el desentendido, no convenía ir levantando sospechas innecesarias.

Una sonrisa extraña se formó en los labios de aquel hombre.

-Pobre, espero que se mejore pronto. Gracias por decírmelo River-kun.-

-De nada, ¿y usted es?- algo en el tipo este lo incomodaba, sus palabras no parecían sinceras.

-¿No me presenté? Ay, perdón, soy Mikami Teru, profesor de derecho y abogado de profesión.- se acercó de manera furtiva, agachándose hasta quedar a pocos centímetros del rostro del albino –Recorda mi nombre, pequeño.- y le robó un beso fugaz.

Sin decirle nada más le dedicó una sonrisita de amabilidad falsa y se retiró. Near quedó como atontado, no logró reaccionar, si bien no fue un beso apasionado, fue sólo un roce lo tomó desprevenido. Se sonrojó por el contacto y llevó su mano hasta sus labios. Gracias al cielo que no estaba Mello.

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Golpearon la puerta suavemente, un “adelante” por parte del castaño hizo que se abriera. Mello entró tratando de que la puerta no hiciese ruido en su viaje de regreso hasta el marco.

-¿Cómo estás? ¿Queres algo?- preguntó viéndolo, acostado, enredado entre las sabanas.

-No, gracias, no quiero nada... ¿Y Ryuuzaki?-

-Se fue a la farmacia hace un rato...-

-Ya veo.- dijo, y se acomodó dándole la espalda al rubio.

-No sé qué pasó, pero parecía molesto por algo.- acotó.

-Es mi culpa, siempre es mi culpa... No puedo hacer nada bien, no sé porqué carajo sigo vivo...-

-No digas eso Light, puede que Ryuuzaki esté enojado ahora pero ya se le va a pasar. Si te llegara a pasar algo él se muere, realmente te ama, y eso lo tenes que entender.-

-Ojala fuese tan fácil...-

-¿Y por qué no es fácil? ¿Qué hace que todo esto sea tan difícil?- una tercera voz, bien conocida, se escuchó al tiempo que la puerta era abierta otra vez.

Mello sentía que sobraba en aquella charla y se retiró, no sin antes decir que si precisaban algo estaría en su habitación.

Ya solos, Light no se movió, ahora le daba la espalda a Elle.

-No me respondiste, ¿Por qué no es fácil?-

Justo ahora le venía con esos planteamientos. Él sabía a que se refería, ¿no podía contentarse con eso?

Elle suspiró agotado. Tomó el vaso con agua que descansaba en la mesita de luz y se lo alcanzó junto con una pastilla.

-El farmacéutico dijo que te haría bien, es para la fiebre y los dolores.- le dijo.

Sin reproches el menor se tragó la pastilla y se acostó de nuevo. El pelinegro se estaba por ir cuando escuchó que Light intentaba decir algo.

-¿Seguís enojado?- preguntó en un susurro.

-Sí.- contestó sin darse vuelta y se fue.

La soledad era horrible, pero peor era la soledad que uno mismo se generaba. Estaba perdiendo lo que más amaba por no enfrentarse a Mikami... No, no se enfrentaba a Mikami porque temía que le pudiera hacer algo a Elle o los chicos, ¿verdad?

-¡Ryuuzaki!- gritó –No me dejes... Te lo suplico... No quiero estar solo...- estaba por romper en llanto.

La puerta volvió a abrirse. El mencionado entró y se sentó en la cama. Dejó que el castaño lo abrazara y llorara un momento.

-Decime que volver valió la pena Light-kun.- sintió que el otro lo aferró más fuerte.

-No lo sé... ¿valió la pena, Ryuuzaki? ¿Valió la pena este tiempo juntos?-

-Quiero pedirte algo.- habló sin intentar contestar lo que le expuso Light –Quiero que me cuentes todo.-

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Descansaba en la terraza, mirando como las blancas nubes eran mecidas por el placido viento. Era tan aburrido el colegio sin Mello.

-¿Así que acá estás River-kun?-

-Mikami-sensei... ¿Qué hace usted acá?-

-Lo mismo que vos: descansar.- y se sentó a su lado.

Near se sentía incomodo teniéndolo tan cerca, y el recuerdo del beso en la biblioteca lo hizo sonrojarse.

-¿Queres que te cuente un secreto?- inquirió mirando el cielo, ignorando la cara de confusión que llevaba el peliblanco –La verdad es- continuó sin esperar respuesta -que Light y yo somos más íntimos, nuestra relación no es sólo de profesor-alumno.-

-¡¿Qué?!- ¿Cómo decía eso? “Light tiene novio” tenía ganas de gritarle.

-Sí, y también sé que su padre lo echó de la casa y ahora está parando en tu casa...-

Dejó de ver el cielo celeste para mirar la cara de conmoción que presentaba el pequeño a su lado. No debía estar bien que disfrutara aquello, que le encantara confundir y llevar a esa clase de situaciones a los menores. Pero ¿Qué importaba?

No pudo contenerse y comenzó a reírse a carcajadas increíblemente ruidosas. Near se paró rápidamente, aun desconcertado y salió corriendo de ahí. ¿Es que no alcanzaba con que el hombre este lo incomodara sino además tenía que saber esas cosas? ¿Cómo era posible?

Bajó corriendo como pudo las escaleras y escuchó el grito de Mikami a lo lejos.

-SI, CORRE PEQUEÑO, ANDA CORRIENDO A DECIRLE A LA BASURA QUE TENES POR NOVIO LO QUE PASO HOY... JAJAJAJA...-

Estaba loco, tenía que estarlo para reír de esa forma tan psicópata. Siguió corriendo hasta que, agotado, tuvo que detenerse para recobrar el aliento. Sus manos en sus rodillas, mirando el piso buscando un significado lógico por el cual Mikami-sensei podría saber eso...

-¿Near? ¿Qué pasa?-

Levantó la vista, lo único que ahora quería era calmarse pero con él acá no iba a poder hacerlo hasta que le contara todo con lujo de detalles.

/*/*/*/*/*/

-¿Contarte todo?-

-Sí, todo. Me debes algunas explicaciones, ¿no te parece Light-kun? Yo fui paciente pero tu pedido fue la gota que rebalsó la copa.-

-Yo...-

-¿Quién es tu acosador?-


...continuará...


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