Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Suicide... A death wish por broken black dreams

[Reviews - 31]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

SUICIDE – A DEATH WISH –CHAPTER 15: CHOOSING A WAY 

Se detuvo como si algo lo hubiese hecho por la fuerza. Abruptamente dejó de caminar con una extraña sensación en el pecho.

 

-¿Pasa algo Ryuu-chan?- preguntó inocentemente Near.

 

Mello y Matt iban más adelante peleando por lo que no se dieron por enterados.

 

-No pasa nada.- mintió y reanudó el paso aun con esa intranquilidad.

 

/*/*/*/*/*/

 

-¿Estás diciéndolo en serio?-

 

-Por supuesto que sí. Por tener ese cuerpito en mi cama- se relamió los labios mientras lo veía lujurioso -sería capaz de unir a tu familia Light.-

 

-Yo... no, no...-

 

-Vamos, no tenes que contestarme ahora. Después de todo mañana es mi cumpleaños, puedo esperar tu respuesta hasta mañana.-

 

-¡Yo no quiero nada que venga de vos! ¡No voy a cambiar de opinión!- el castaño sacó todas sus fuerzas para decirle eso.

 

-Mmm... ¿estás seguro?- y dijo esto con un tono endemoniadamente perverso.

 

El mayor se levantó omitiendo la cara desfigurada del otro. Se le fue acercando lentamente y pasó sus dedos por los deliciosos y “corrompibles”, según él, labios.

 

-Basta...- habló en un susurró al sentir esa presencia tan cercana.

 

-No te mientas más a vos mismo, si deseas a tu familia unida no tenes que sufrir por eso. Yo puedo concedértelo por el módico precio de tu virginidad.- ironizó.

 

-Basta...- y el susurro apenas audible volvió.

 

Mikami hizo viajar su mano, que hasta el momento se entretenía y deleitaba con el movimiento de los labios del menor, hasta su nuca. Y suavemente lo atrajo hacia sí y lo besó de una forma dulce y casta, de ninguna forma aquel beso fue demandante ni profundo.

 

¿Por qué lo besaba así? ¿Acaso se pensaba que por eso iba a dejarse hacer? Que aun, a pesar de todo, quisiera a su familia era algo que quizás podía aceptar, pero que el muy hijo de puta quisiera chantajearlo con eso no era lo mismo.

 

Se separaron lentamente. Mikami tenía una sonrisa de total satisfacción, la cual el castaño no entendía absolutamente nada.

 

-Pequeño y dulce Light...- dijo con una sonrisa que no le gustó para nada al nombrado –Tenes hasta mañana para decidirte, ¿sabes? Mañana voy a volver para reclamar lo que es mío.-

 

Dicho esto el mayor caminó lentamente hacia la puerta y se quedó allí unos minutos como intuyendo, o esperando, que Light fuera a hablar.

 

-No hay nada que sea tuyo. Y mucho menos si pretendes hacerme creer eso de juntar a mis padres.-

 

-Corrección: yo no pretendo hacerte creer nada. Además, si esa táctica no me funciona no me preocupa.- estaba girando el picaporte cuando la mano del otro lo detuvo.

 

El castaño había notado ese tono y un escalofrío intenso lo recorrió estremeciéndolo sin compasión. Ahora lo miraba fijo y serio mientras Mikami mantenía una sonrisa sádica, sabía que Light entendía aquel tono.

 

-¿Qué queres decir?- preguntó temeroso tratando de ocultar el pequeño temblor que el escalofrío le había provocado.

 

-Ingenuo Light...- mencionó divertido y apartó la mano.

 

Éste lo observó con desprecio y se echó contra la puerta, de cara al morocho, para que su sensei no la abriese.

 

-¿Qué quisiste decir?- insistió, esta vez más seguro.

 

-Arreglar tus problemas familiares es un favorcito hacia tu persona, y si con eso no recapacitas la coacción siempre funciona.-

 

Una mano sobre su hombro lo aprisionaba ahí mismo. Mikami lo devoraba con la mirada, mientras que Light lo fusilaba.

 

-¿Coacción?-

 

-Juraría que les enseñé esa palabra hace poco... ¡Ah! Seguramente estabas acá jugando a la familia feliz y por eso te perdiste esa clase, ¡lastima!- seguía con el sarcasmo fácil.

 

Estuvo a punto de hablar pero lo interrumpió.

 

-Tranquilamente las amenazas van a funcionarme. A ver... ¿a quién debería lastimar primero? ¿a ese noviecito tuyo o...? ¿o a lo mejor a River-kun...?-

 

-¡NO!- exclamó exaltado.

 

-Entonces, ya sabes lo que tenes que hacer.- le sonrió sensualmente y lo movió de enfrente suyo con tal facilidad que Light parecía no pesar nada.

 

Abrió la puerta y sin decir adiós se fue.

 

Y otra vez la casa en silencio, en calma aparente.

 

Claro, la casa estaba en calma solamente porque la mente de Light pensaba a mil por hora. Un terrible dolor de cabeza se le instaló e intentando apaciguarlo se masajeaba las sienes.

 

Se acostó en el sillón que se le antojo duro e incómodo, a diferencia de un momento antes que lo consideraba suave y placentero.

 

¡Mierda! ¿Por qué cuando todo parecía ir bien el mal nacido ese aparecía para arruinarle el momento?

 

¿Ahora qué hacía? ¿Qué tenía que hacer? ¿Ignorar las advertencias y esperar a que algo malo ocurra? ¿Irse con él?

 

¡¿Qué carajo iba a hacer ahora?!

 

/*/*/*/*/*/

 

Los cuatro caminaban lentamente, sin prisa alguna como si no tuvieran un destino al que llegar. Y, a pesar del mal presentimiento, Elle no se apresuraba; era como si tratara de ignorarlo prestando atención a la conversación de los menores, a la gente y el trafico que por ahí pasaban.

 

Mello iba en el medio, entre el pelirrojo y el albino, y el morocho un par de pasos más atrás. Iban charlando alegremente, hasta que Matt y Mello comenzaban a pelear por alguna tontería y Near y Ryuuzaki trataban de conciliar el asunto. Después de un rato Matt peleaba a Near y Mello hacía de mediador mientras el mayor se reía silenciosamente de los celos de ambos.

 

De pronto el pelirrojo se paró en una vidriera: unas mesas dentro y un par de personas tomado de tazas humeantes y comiendo alguna que otra cosa dulce sentaron las bases de la sospecha de que aquello era una cafetería. Un enorme cartel de neón, que aun no estaba prendido porque la claridad no se había ido, rezaba “Café Azturia” y confirmó las sospechas.

 

-Ya que no pude disfrutar mucho en el parque de diversiones por cierto “accidente” del que no voy a nombrar culpables –comenzó a hablar diciendo esto ultimo con un tono acusador mirando a la pareja -¿Ryuu, no me invitas a tomar un café?-

 

El rubio lo miró con mala cara y el pequeño observó la reacción del mencionado.

 

-Está bien.- dijo simplemente.

 

-¡Yupi!- gritó Matt y se soltó del brazo de Mello para agarrarse del de Ryuuzaki.

 

Mientras entraban, de a parejas: Ryuuzaki y Matt, Mello y Near, el pelirrojo se dio vuelta y le sacó la lengua a los otros dos. Como contestación a aquel acto tan maduro el rubio comenzó a insultarlo con todas las palabras que se sabía y quizás se inventó alguna otra.

 

-Basta, ¿o quieren que nos echen antes de haber entrado siquiera?- mencionó el peliblanco tratando de calmar los ánimos.

 

-Pues Mello es experto en armar escándalos en lugares públicos, ¿o no?-

 

-¡Te voy a dar tu escándalo, perro pulgoso!-

 

-Near tiene razón, dejen de pelear.- afirmó el mayor, dirigiéndose a una de las mesas del fondo cerca de la ventana ignorando olímpicamente la sarta de insultos que se dirigían ambos chicos.

 

Pronto una muchacha joven, de camisa blanca y delantal rojo, vino a tomar la orden. Ryuuzaki pidió una taza de té bien dulce y un pedazo de pastel con frutillas, Near también pidió un té, Mello un submarino con mucho chocolate y Matt un café con crema y unas medialunas. La chica anotó todo y se retiró con la promesa de traer rápido lo ordenado.

 

-¿Pudiste aclarar las cosas con Light?- inquirió el rubio acomodándose en la silla.

 

-Bastante.-

 

El peliblanco bajó el rostro, intentando que Elle no se diera cuenta que probablemente supiera cosas que no debía saber.

 

-Pues, por si acaso, nosotros sabemos el nombre de alguien sospechoso en el colegio.- mencionó como quien habla del clima.

 

Near levantó la vista de inmediato sorprendido de lo que acababa de oír. Él tratando de obviarlo y el otro va y lo dice así como así.

 

-¿Y ustedes cómo saben eso? ¿Acaso...?-

 

-El tipo estuvo hablando con Near y se lo confesó...-

 

-¿Se lo confesó?- estaba anonadado, el tipo aquel era más lanzado de lo que pensaba, sería bueno andarse con cuidado -¿Entonces, ustedes ya lo saben?-

 

-¿Saber qué? ¿De qué están hablando?- el pelirrojo estaba algo perdido, después de todo apenas si conocía al castaño.

 

-En realidad me dijo que Light y él eran íntimos y sabe que está viviendo con nosotros y...- pero fue interrumpido.

 

-¡Maldito enfermo!- masculló enfadado.

 

-Perdón por no habértelo dicho,- habló bajito el albino enredando un dedo en su cabello blanco –pero sí se lo dije a Light.-

 

-No te preocupes, no voy a permitir que ese tal Mikami le haga daño a Light-kun o a vos.- dio por contestación, sonriendo dulcemente.

 

Los chicos, menos el pelirrojo que seguía sin saber, se sorprendieron ante el simple hecho de que supiera su nombre, ¿acaso el pequeño lo había dicho anteriormente? Quizás Light finalmente se había sincerado.

 

Y antes de poder agregar algo más una mesera, vestida igual que la anterior, apareció con lo pedido.

 

Cada uno tomó de la correspondiente taza que le había sido entregada.

 

-¡Me quedé sin entender de qué hablaban!- hizo un puchero gracioso Matt -Mejor cambiemos de temas, ¿sí?-

 

-Claro.- contestó positivamente Elle y bebió con una expresión suavizada que hacía mucho más calido su rostro usualmente serio o pensativo.

 

/*/*/*/*/*/

 

Unos leves golpes en la puerta le llamaron la atención. No quería abrir puesto que estaba sola en la casa. Bueno, “casa” no era el mejor termino pero era el que utilizaba a pesar de todo. Para ser sinceros, extrañaba su casa, su habitación, su familia. ¿Qué había pasado para que todo terminara así? ¿Acaso no se querían lo suficiente para aceptar lo que pasaba y perdonar?

 

Nuevos golpes la incitaron a ir hasta la puerta.

 

-¿Quién es?- preguntó tímida, al tiempo que abría la puerta.

 

-¡Hola, linda! ¿Está tu mamá?- preguntó un hombre alto en comparación a ella, treintañero de cabello oscuro.

 

Llevaba lentes y parecía profesor o algo por el estilo. La voz se le hizo conocida pero no recordó de donde. Era bastante guapo y aquel traje oscuro lo acentuaba, se sonrojó levemente.

 

-No, ella no está en estos momento, ¿quiere dejarle un recado?- dijo nerviosa, a lo que el hombre le sonrío.

 

-Si no te molesta, la espero.-

 

La niña se quedó mirándolo, dudando de ofrecerle la entrada.

 

-Soy el hombre con el que tu mamá habló ayer por teléfono. Sayu-chan, vos contestaste y hablaste conmigo un par de palabras, ¿no te acordas?-

 

-¿El hombre con quien hablé por teléfono...? ¿El que sabe de mi hermano?- los ojitos le brillaron de manera encantadora -¿Es usted Mikami-kun?-

 

La sonrisa del hombre se ensanchó aun más si era posible. Definitivamente disfrutaba de todo aquel teatro.

 

/*/*/*/*/*/

 

Y ahí estaba, una y otra vez en lo mismo. ¿Qué hacer? ¿Qué no hacer? En todo caso seguía siendo lo mismo, seguía sin saber, sin decidirse... ¡ni que fuera algo para tomarse a la ligera!

 

El sillón continuaba incomodo, pero no se había movido ni un milímetro de aquella posición. No sabía porqué pero no quería abrir los ojos, quería dormir y evitar despertar. Más bien, no quería saber porqué.

 

¡Maldito Mikami! ¡Maldita vida! La única luz que llevaba era ese amor incondicional por Ryuuzaki, por su Ryuuzaki. Y todo volvía a lo mismo, ¿Qué iba a hacer de ahora en más? Ya ni siquiera era importante el posible reencuentro de su familia, ahora solamente importaba que esas personas que tanto quería y ese ser que tanto adoraba no salieran heridos. ¡Si llegara a pasarles algo no se lo perdonaría!

 

¿Pero por qué una responsabilidad tan grande, como lo era salvaguardar la seguridad de quienes amaba, recaía en sus hombros, en los hombres de un adolescente que no sabía qué es la adolescencia y ser joven?

 

¡Maldito él que no encontraba soluciones!

 

Jugar a victimizarse es muy divertido y fácil, pero ¿Qué pasa cuando verdaderamente sos una victima? ¿A quién mierda le pedía ayuda ahora si no podía ni quería involucrar a su novio?

 

¿Y si se volvía a su casa? ¿Negaba su condición de homosexual y regresaba arrepentido? No, también habría represalias.

 

¿Entonces, qué otra cosa hacer sino pegarse un tiro?

 

/*/*/*/*/*/

 

Era una sala pequeña y acogedora, no era un hotel cinco estrellas pero ellas estaban bien al menos. Sentado ahí barrió el lugar con la vista para luego ver a la pequeña, era bastante parecida a su castaño.

 

La muchachita le ofreció algo que no logró a escuchar por estar perdido en sus cavilaciones así que negó moviendo su mano y dibujando con sus labios un dulce “no”.

 

-¿Y adónde se fue tu madre si te dijo?- arriesgó para cortar el silencio.

 

-A hacer unas compras, no debe tardar mucho Mikami-kun.- adoraba aquel tono, el tono de inocencia sin corromper –Mientras tanto, ¿podría decirme qué sabe de mi hermano?- sus ojitos estaban acuosos, listos para llorar a la primera negativa.

 

-Lo extrañas mucho, ¿no?- ella asintió con la cabeza –La verdad es que no puedo decirte nada, quisiera primero hablarlo lo con Sachiko-san.- usaba su mejor tono para no parecer el maldito pervertido que era.

 

Y le estaba funcionando.

 

-Ya veo.- habló quedito y bajó la vista. Sus puños en sus rodillas apretaban fuertemente su pantalón y unas gotas humedecieron su mano y la tela.

 

-No llores linda... me haces sentir mal...- le dijo y deslizándose lentamente se acercó a ella y le tomó el rostro.

 

Le limpió las lágrimas que bajaban por sus mejillas y le regaló una sonrisa disfrazada de ternura.

 

-No es... no es su culpa... es sólo... es sólo que...- sollozaba un poco.

 

-Lo sé, lo sé.- se levantó y la impulsó a levantarse con él con la fuerza de su brazo alrededor de su nuca. La abrazó fuerte como si quisiera robarle el oxigeno.

 

Sayu se sonrojó en el acto y contestó el abrazo torpemente. La sostuvo así un rato hasta que dejó de estremecerse por los espasmos del llanto.

 

-¿Ya estás mejor?- le preguntó suavemente mientras se separaban.

 

Volvió a asentir sin emitir palabra, el sonrojo se quedó en su rostro por un tiempo. Volvieron a sentarse y a quedar en silencio.

 

La puerta se abrió y una señora de mediana edad entró cargada con bolsas del súper. Al ver al morocho allí las dejó caer, sorprendida. La muchachita se apresuró a juntarlas.

 

-Sayu, anda a tu cuarto.- le ordenó.

 

¿Mi cuarto?, pensó, eso está en mi casa, no en este hotel barato. Juntó las bolsas en silencio y desapareció tras una puerta, sus pasos se escucharon cada vez más lejanos hasta que ya no se escucharon más.

 

-Mikami-kun, ¿Qué lo trae...?-

 

-Ya le dije que por favor me llame por mi nombre.- interrumpió amablemente.

 

.Disculpe, Teru-san,- dijo algo forzada -¿Qué lo trae por acá?- repitió.

 

-He hablado con su hijo recientemente.-

 

-¿Y cómo está? ¿Está bien? ¿Le pasa algo, está enfermo o algo?- y se acercó al hombre rápidamente esperando respuesta.

 

-Él está perfectamente bien, Sachiko-san, por su salud física no se preocupe. ¿Sabe? Hablamos y dijo que se iba a pensar mi propuesta, pero estoy casi seguro que dirá que sí.-

 

-¡Ay, que bien!- exclamó satisfecha comenzando a llorar.

 

-No se preocupe, estoy seguro que va a aceptar mi oferta.-

 

/*/*/*/*/*/

 

Los oía venir caminando, riendo, charlando, todo al mismo tiempo. Cuando llegaron a la puerta hizo el intento de moverse pero su cabeza le gritó que no lo hiciera, y aunque hubiese querido moverse su cuerpo no le respondía.

 

Entraron tal cual un remolino, saludándolo sin notar lo quieto que estaba. Elle fue el ultimo en entrar y sólo cuando estuvo a su lado abrió los ojos para mirarlo, para ver sus negruzcos orbes.

 

En un acto reflejo se paró y lo abrazó. Compartieron un dulce beso antes de que, meloso, Light le susurrara al oído:

 

-Te extrañé.-

 

Ryuuzaki le contestó sonriéndole hermosamente. ¡Dios! ¡Adoraba sus sonrisas! ¡Lo adoraba todo él! Y daba gracias al cielo y a las divinidades más poderosas el que ya se hubiese decidido, después de ver esa sonrisa se le hubiera hecho imposible.

 

Bien, al menos ya sabía qué hacer, fuese lo correcto o no. Simplemente quedaba esperar que fuese el cumpleaños de Mikami y ver qué salía de todo ese embrollo.

  

/*/*/*/*/*/

 

Ya había esperado suficiente, ¿no? Eran las diez de la mañana y un sol agradable calentaba las calles de Kantou. Bueno, no le importaba si era temprano o no, iba a reclamar lo “suyo” les gustase o no a los que vivían en la casa.

 

Finalmente se acercó a la puerta y tocó timbre. No pasó mucho antes de que abrieran, el pelinegro lo atendió.

 

-¿Quién es?- preguntó aunque estaba frente a él.

 

-¡Es ese tipo! ¡Mikami-sensei!- se oyó una vocecita desde el interior del lugar que rápidamente identificó como la voz de River-kun.

 

-¿Se puede saber qué quiere?- preguntó receloso.

 

-¿Puedo pasar?- habló con una sonrisita desagradable.

 

-¿Qué le hace pensar que sí?-

 

No le contestó y con unos pasos hacia delante Ryuuzaki se apartó de la puerta dándole espacio para entrar. Lo seguía con la mirada, estaba pendiente de cada movimiento y expresión.

 

Ya en la sala se sentó en el mismo sillón que el día anterior. Mello estaba ahí, sosteniendo con fuerza la mano de Near; el pelirrojo, por algún motivo, estaba nervioso con el tipo ese ahí, como si supiera por instinto todo acerca de él.

 

-¿Qué quiere?- se repitió con mirada asesina.

 

-Vengo a buscar lo que es mío.- alegó.

 

¡Si que tenía agallas para meterse en la casa con Elle dentro! Parecía que en cualquier momento iba a saltarle encima y empezar a golpearlo.

 

-Acá no hay nada tuyo, violador.- masculló con rencor el rubio.

 

-Mmm, ¿tan seguros están? ¿Por qué no le preguntamos a Light?- rebatió divertido sin borrar la sonrisa socarrona.

 

De la nada, detrás de una puerta, la de la cocina, el nombrado apareció. Todos lo miraron, esperando que hablara, que dijera algo mas él se mantuvo callado sosteniendo la vista a Mikami y luego a su novio por escasos momentos hasta que el primero habló.

 

-Y decime, ¿ya te decidiste? ¿Acaso no es cierto lo que acabo de decir? Es perfectamente justo que venga a buscar lo que me pertenece.-

 

-Nadie dice que es injusto, el tema es que acá no hay nada de tu pertenencia, así que te podes ir.- argumentó serio el pelinegro. Por su mente pasaban millones de cosa, entre ellas el porqué del silencio del castaño.

 

-¿Vos qué decís Light?-

 

-Yo... yo...- dudó –La verdad es que ya me decidí, yo...- dejó en suspenso.

 

-¿Vos qué?- interrogó Mello nervioso y exaltado.

 

-Pendón...- murmuró bajito.

 

-¿Vos qué, Light?- ironizó el abogado seguro de la respuesta del adolescente.

 

Ryuuzaki lo miraba con intriga y desconfianza.

 

-Yo...- volvió al tono normal, con la vista gacha -Mi lugar está solamente con vos...-

Notas finales:

bien aca el ante ultimo capi... ojola les guste y esta vez esta mas largo nn

 

y como lo prometido es deuda, los ganadores de Quien sera el fiambre de Suicide?!

1er lugar: Teru Mikami (vaya, q ironico!)

2do lugar: ainohono (aca la sorpresa que te dije...)

3er lugar: near-cotton

 bueno, a ellos tres, please dejen sus ideas para sus premios (los oneshot con la pareja de DN que mas les guste)

 

y bueno, eso es todo amigos! un beso! que Kira-sama los cuide del fin del mundo!!!!!!

 

p.d. si les gusta como escribo, publico poesias mias en mi fotolot (www.fotolog.com/dark_lin_world)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).