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Suicide... A death wish por broken black dreams

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SUICIDE – A DEATH WISH –
CHAPTER 3: SAVING THE LIGHT IN THE DARK

El tiempo pasó lento y tortuosamente, Light sólo se ensombrecía más a sí mismo, anhelaba aquellos minutos de paz en los que pudiera asesinarse... ¿No debería haber otra solución, otra respuesta? ¿Por qué siendo tan joven sólo pensaba que su sufrimiento acabaría si se suicidaba? Había comenzado a pensar que las cosas mejorarían después de haber estado ese tiempo en el hospital, pero todo siguió igual o quizás peor. ¿Qué otra cosa podía hacer entonces? Nada.

Nada, no podía hacer nada, así como no podría evitar lo que sucedería con Mikami-sensei, como no podía evitar tampoco morir cada vez que la soledad azotaba su corazón. ¿Cuántas veces se había prometido que ya no sentiría eso? Demasiadas para recordarlo.

La campana resonó por todo el instituto y el castaño guardaba sus cosas con pesadez. Apenas llegara a su casa lo haría... aunque en realidad no creía aguantar tanto tiempo.

Comenzó a caminar por los pasillos y sin darse cuenta llegó a la terraza. Le agradaba aquel lugar, su quietud y armonía, la brisa tranquilizadora que casi siempre podía quitar los problemas de la cabeza del adolescente, mas esta vez esa voz pidiendo a gritos que tomara la navaja no iba a ser acallada fácilmente.

De la nada recordó a ese desconocido que lo había “salvado” el día anterior y, por consecuencia, recordó el sueño. Esta vez él no se iba a aparecer, esta vez nadie iba a salvarlo ni nadie iba a interrumpirlo... ¿eso quería? Ya no importaba.

Buscó entre sus útiles, escondida detrás de un libro se hallaba la navaja, la sacó, no podía esperar mucho, sino su coraje desaparecería.

Light suspiró profundo, se tomó su tiempo y por su mente se aparecieron los rostros de su madre, padre y hermana... y el de Ryuuzaki... ¿Por qué? Como había dicho antes, ya no importaba... Ya nada importaba realmente, ni siquiera el dañar a su familia, ¿pero qué familia? se dijo, viví solo todo este tiempo, no soy nadie para esas personas, simplemente nos une un lazo sanguíneo y nada más...

Se aferró al mago con más fuerza, se despidió en silencio de Elle, la única persona que hasta el momento se había ganado su saludo de despedida... dijo un adiós casi audible al mundo y...

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Light abrió los ojos lentamente, la cabeza le dolía pero no demasiado. La vista borrosa le daba a entender que estaba viendo el techo de algún lugar, era un techo blanco con un par de manchas de humedad en la esquina que tenía a su derecha.

-¿Ya despertaste?- le dijo una voz conocida.

-¿Elle?- y volteó a ver al muchacho sentado en una silla, de una forma un tanto extraña, tenía las piernas dobladas apoyadas sobre la silla, los pies descalzos y su dedo índice posado en el labio superior.

-¿Dónde estoy? ¿Qué pasó?- preguntó aturdido el menor.

-¿No lo recordas Light-kun?-

-No, decime, ¿Qué pasó? ¿Y cómo llegué acá?-

-Trataste de suicidarte... otra vez.- contestó amargamente el mayor.

---- Flashback ----
 
Se aferró al mago con más fuerza, dijo un adiós casi audible al mundo y...

Y se cortó, sin más, la sangre comenzó a brotar de la herida manchando su camisa blanca arremangada... Pero empezó a marearse, el lugar le daba vueltas, sentía que la cabeza le iba a explotar... la vista se le nubló y se sintió desvanecer...

-¿Light-kun? ¡¡¡Light-kun!!!- oyó levemente mientras se le iban cerrando los ojos. Lo último que vio fue a Elle acercándose para observar la condición en que se encontraba el nombrado...

El pelinegro se rasgó la manga de la camiseta que llevaba y trató de vendar la herida, para que no sangrara a pesar de ser la idea inicial con la que se había hecho. Lo alzó como pudo, tomó su mochila y se lo llevó del lugar.

---- End of Flashback ----

-Y después te traje a mi casa, desde acá llamé a una ambulancia... me dijeron que vas a estar bien, sólo fue un desmayo. En cuanto a tu corte, dijeron que cicatrizaría enseguida, no fue un corte profundo.- explicó Ryuuzaki.

-¿Un desmayo? No perdí tanta sangre como para eso...-

-Lo más probable es que haya sido un pico de estrés aunque deberías hacerte controles, digo, por la presión arterial, a lo mejor se te subió demasiado o se te bajó mucho...-

El menor se sentó en la cama, miró a su alrededor. Era una habitación bastante simple: las paredes estaban pintadas de un celeste claro, el techo blanco, pocos muebles, un gran escritorio bajo la única ventana que daba a un pequeño jardín. Observó el reloj, ya eran las cinco de la tarde...

-¿Ya las 5? ¿Tanto tiempo estuve desmayado?-

-Si fue por el estrés, es lógico que hayas estado tanto tiempo inconsciente, tu cuerpo trataba de auto relajarse. ¿Has estado durmiendo bien últimamente?- sugirió Elle.

-Sos vos el que tiene ojeras del tamaño de un edificio.- contestó de malas el adolescente, tal vez las pesadillas lo habían dejado dormir pero no descansar.

-Puede ser... ¿queres tomar un té o algo?- ofreció.

-Sí, gracias...-

Ryuuzaki se levantó de la silla y con una mueca le pidió a Light que lo siguiera. Este se levantó de la cama y ambos se dispusieron a ir hasta la ya mencionada cocina.

Cuando llegaron, el mayor sacó un par de tazas y puso el agua a calentar. El lugar era un poco más acogedor que aquella habitación: las paredes pintadas de un terracota claro daban buena impresión y las alacenas y cocina eran de un gris que a pesar de ser casi negro pegaban bien con el resto de la habitación.

El agua hirvió enseguida y el pelinegro la sirvió en una tetera que parecía tener dentro tres o cuatro saquitos de té. Puso el agua que ya era té en las tazas y en una colocó unas ocho cucharadas de azúcar. Le alcanzó a su invitado la otra junto con la azucarera. Light le echó dos cucharaditas y se sentó en una esquina, Elle se sentó frente a él, de esa forma extraña, parecía ser una costumbre ya.

-¿Puedo preguntarte algo Light-kun?- inquirió el pelinegro –¿Por qué lo hiciste? Asumo que no es la primera vez que haces algo así... ¿Por qué?-

El nombrado sólo callaba, no podía entender la necesidad de Ryuuzaki por saber sus motivos, a fin de cuentas eran unos completos desconocidos, ¿no?

-Bien, si no queres decirme, adivinaré... ¿Sabes? Tengo un excelente poder de deducción...-

A esto Light respondió con una mirada de condescendencia: que lo intentara si quisiera, él también era lo suficientemente listo como para excusarse de todo, pero una parte suya quería conversar con Ryuuzaki, desahogarse y contarle sus problemas...

-Bien...- repitió –Yo diría que todo el tiempo te sentís solo, seguramente tu padre trabaja todo el día y nunca tiene tiempo para vos; tu madre probablemente no te presta atención por estar pendiente de algún hermanito tuyo o sencillamente no está la mayor parte del tiempo... ¿me equivoco?-

-No, pero eso no significa que...-

-También,- interrumpió –por tu anti sociabilidad diría que te molestaban mucho tus compañeros cuando eras chico, que no tuviste ni tenes amigos y... y no quiero ofenderte pero... ¿alguien te acosa?-

-¡¿QUE?!- escupió el té que estaba tomando –¿Por qué decís eso Ryuuzaki?-

Era imposible que se haya enterado, Mikami-sensei se aseguraba de que no hubiese nadie, de que estuvieran solos... nadie sabía, ¿Cómo es que él sí? Tal vez sus poderes deductivos eran tan buenos como decía.

-Por una intuición más que nada... y por tus ojos... ¿es cierto?-

-No quiero hablar de ello...- mentira, sí quería, pero su orgullo y su decisión de mostrarse fuerte ante todos no se lo permitía.

Transcurrieron unos momentos en silencio, tranquilo. Light bebió el resto de su té sin darle importancia al hecho de que Elle estaba escudriñándolo, investigándolo con la mirada. Tenía su dedo pulgar en la boca, parecía un niño.

-Creo que debería irme, es un poco tarde y no quiero molestarte... Gracias por todo...- dijo el menor dejando la taza en la mesa.

-¿Hay alguien en tu casa?-

-No creo...- ¿Por qué no podía mentirle? Seguro ahora insistiría en acompañarlo.

-No pienso dejarte en tu casa solo, podrías intentar suicidarte de nuevo y no va a haber nadie para detenerte o ayudarte.-

-¿Y qué? ¿Vas a pasar la noche en mi casa? ¿Por qué te importa tanto? Somos unos desconocidos...-

-Si es necesario, me voy a quedar toda la noche... y me importa, Light-kun, porque sé lo que se siente estar solo, lo que es ser rechazado...- bajó la mirada, recuerdos nada gratos cruzaban por la mente del pelinegro: niños gritándole insultos, golpeándolo, rompiendo sus cosas... que triste infancia tuve, pensó.

-Está bien.- dijo Light finalmente, se había dado cuenta de que su ahora amigo estaba teniendo malos recuerdos y no deseaba que fuese así.

-Entonces espérame un momento, tengo que llamar a Mello para avisarle que no voy a estar en casa y que se encargue de Near.-

-¿Mello? ¿Near?-

-Sí, son los niños que tengo a cargo. Roger, el administrador del orfanato en el que vivíamos, me pidió que los trajera a Japón y cuidara de ellos.-

Y sin decir nada más se fue hasta otra habitación para buscar su teléfono celular y llamar al rubio.

Orfanato. Esa palabra seguía dando vueltas en la cabeza del adolescente, él tampoco había sido muy feliz, sabía lo que era estar solo... tal vez podrían ser amigos y se podrían ayudar...

Ryuuzaki entró nuevamente en la cocina con una campera de jean puesta, en una mano la mochila marrón del castaño y en la otra el celular propio.

-¿Vamos?-

-Sí.-

Ambos salieron de la casa y caminaron tranquila y silenciosamente hasta llegar a la casa de Light, parecía que se había creado cierta tensión, casi palpable, entre ellos. El adolescente no estaba seguro del porqué y Ryuuzaki sólo disfrutaba el caminar al lado de su “amigo”. Cuando estaban por entrar en la casa del susodicho una nenita rubia de unos siete años se acercó a ellos.

-¡Light! ¡Light! ¡¡¡Llegas tarde!!!- gritaba mientras abrazaba al nombrado.

-Hola Misa,- dijo desganado –tenía cosas que hacer...-

Misa le dedicó una mirada de reproche y enseguida notó la presencia del pelinegro. No parecía agradarle mucho.

-¿Y éste quién es?- dijo groseramente al tiempo que alzaba su mano para señalar discriminativamente al aludido.

-¡¿Cómo éste?! Tengo nombre niña, soy Elle Lawliet, pero me dicen Ryuuzaki...- comentó un poco enfadado.

-Yo soy Amane Misa, encantada.- ahora aparentaba ser otra personita –MisaMisa es la novia de Light-kun, ¿vos sos un amigo suyo?-

-¡¡¡Que no somos novios Misa!!! ¡¡¡Cuantas veces tengo que repetírtelo!!!- gruñía un exasperado Light.

-Ufa... MisaMisa va a ser novia de Light cuando crezca...- refunfuñaba.

-Tsk, que voy a hacer con vos...- se agarraba la cabeza –Bien, tengo cosas que hacer, nos vemos después Misa...- la saludaba con la mano mientras se acercaba a la puerta buscando sus llaves en la mochila.

Ryuuzaki lo seguía para entrar justo luego que él. Pero a una pequeña rubia no le gustó nada.

-¡¡¡Momento!!!- y se fue corriendo hasta donde se encontraban los muchachos

–¿Acaso éste va a estar con vos?- y otra vez el dedo incriminador.

-Elle va a pasar la noche en mi casa, ¿algún problema?- a Light le parecía tan insoportable aquella chica.

-¡¿La noche?! ¿Y si te quiere hacer algo? ¿Y si es un degenerado? ¿Y si quiere violarte? Misa protegerá a Light...-

-¡¿Pero quién te pensas que soy?!- el pelinegro también tenía intensiones de mandar a volar a la niña... aunque ¿Cómo era posible que siendo tan pequeña ya tuviera esas ideas? Mucha televisión tal vez, en cualquier caso sólo quería que él y el castaño pudieran hablar tranquilamente.

-Basta Misa, no me obligues a aplicarte la ley del hielo...- amenazaba.

-Bueno, bueno, no te enojes... Misa sólo quiere cuidar a Light...- y ponía ojitos llenos de ternura. El castaño suspiró.

-Está bien, no me enojo, pero ahora tengo cosas que hacer ¿sí? Nos vemos...- y abrió la puerta entrando mientras la pequeña movía la mano de un lado al otro en señal de despedida. Ryuuzaki entró justo después de él y también se despidió de la niña.

Una vez dentro Light dejó la mochila tirada en un rincón de la sala y le pidió a Elle que se sentara donde le placiera.

-No sabía que te gustaban las menores Light-kun...- bromeaba el mayor.

-No te burles, ya bastante tengo con que ella es terrible.-

-Ehh... el teléfono...- dijo mientras se acomodaba en un sillón sentándose en esa forma rara que únicamente él podía adoptar.

En el teléfono una lucecita roja titilaba indicando que alguien había llamado y dejado un mensaje. Light pedía que no fuese Mikami-sensei sino tendría muchas cosas que explicar. Se acercó al teléfono y apretó el botón desconfiado.

-Hijo- se escuchaba desde el otro lado del tubo –soy mamá, con tu hermana teníamos idea de volver esta semana, pero tu tía sufrió un infarto, por suerte está bien pero nos pidió que nos quedáramos para ayudarla a cuidar a sus hijitos, sabes que son nenitos chiquitos... así que quizás estemos dos semanas más. Bueno, besos, cuídate.-

Light se sentó y suspiró pesadamente. Y nuevamente el deseo de tomar la navaja y... no, no podía, menos ahora que Ryuuzaki estaba en la casa con él. Por cosas como esas se deprimía, sabía que el infarto era mentira, sólo intentaba excusarse para convencerse ella misma que era una buena madre. Los odiaba, pero eran su familia, ¿entonces por qué no lo tenían en cuenta? Desde pequeño se centraron en que se aplicara a sus estudios, cuando cumplió diez años yo no le prestaron atención, decían que Light era lo suficientemente listo como para auto cuidarse.

-Parece que vas a estar solo por un tiempito...- comentó el pelinegro, tratando de distraerlo.

-Sí, supongo... pero no quiero deprimirme por esto, mejor hablemos de otra cosa...- hizo una pausa para pensar de que quería hablar –¿Puedo preguntarte algo?-

-¿Nh?-

-¿En verdad viviste en un orfanato?-

-Sí, por lo que sé mi madre también vivió ahí, cuando tenía trece la violaron y, como había tenido un problema de desarrollo su cuerpo no estaba preparado para tener un hijo, ella no quiso abortar. Nueve meses después yo nací y ella murió.-

-Lo lamento...- el castaño bajo la mirada algo triste.

-Sí, yo también. Así que viví ahí hasta los quince, que me mudé con Watari, el dueño del orfanato.-

-¿Y esos chicos que tenes que cuidar?-

-Roger me lo pidió, realmente no sé porqué...-

-Ya veo... entonces también vivían en ese orfanato ¿no?-

-Sí, Near y Mello son brillantes, tal vez pensaron que las escuelas japonesas supondrían un reto...-

-¿Japonesas? ¿De dónde vienen?-

-Ah, no te lo dije, de Inglaterra, el Wammy’s House está en Inglaterra...-

Light ya no sabía qué preguntarle y Elle no quería meterse nuevamente con el tema del acosador del castaño. Ninguno sabía de qué hablar así que permanecieron en silencio.

-Ryuuzaki ¿te molesta si me voy a duchar?- rompió el silencio el menor.

-Para nada...-

-Entonces si queres tomar o comer algo la cocina está por allá, –dijo señalando dicha habitación –cualquier cosa estoy arriba en mi cuarto, primer puerta a la derecha ¿sí?-

-Por supuesto...-

El adolescente se paró y se dispuso a subir las escaleras, una vez en su cuarto entró al baño, abrió la ducha y comenzó a desvestirse. El agua que corría ya estaba caliente, casi hirviendo y se metió al fin en la ducha.

El agua recorría el hermoso y joven cuerpo de Light, relajando cada músculo y cada centímetro de piel; el estar así lograba relajarle la mente también.

Imposible. Pero era imposible sacarse las palabras de Mikami, era imposible dejar atrás, aunque fuese sólo por un momento, el olvido en el que vivía.
 
De repente el agua ya estaba fría, había estado perdido en sus preocupaciones que había perdido además la noción del tiempo.

Cerró la canilla y tomó una toalla, se la envolvió alrededor de la cintura y salió del baño.

Para su sorpresa Elle estaba esperándolo sentado en la cama.

-¿Ryuuzaki? ¿Qué pasa?- preguntó extrañado Light.

-Nada, es sólo que...- y se levantó de golpe acercándose al menor hasta quedar peligrosamente cerca –cuando estábamos en mi casa te mentí. Bueno, más bien, omití decirte algo, y creo que no voy a soportar mucho más tiempo sin decírtelo Light-kun...-
 
El castaño retrocedía ante el avance del pelinegro, pero éste siguió avanzando hasta dejarlo contra la pared. Light estaba acostumbrado a este tipo de acercamiento furtivo, Mikami-sensei lo hacía todo el tiempo, pero con Elle era diferente. Él lo hacía con otro tipo de mirada y no era intimidante, no demandaba más de lo que pudiese dar. Sabía que Ryuuzaki no lo obligaría a nada, o eso quería creer. No, definitivamente Ryuuzaki era completamente diferente a Mikami.

-¿Qué cosa tenes que decirme?- comentó mientras sentía la pared en su espalda.

-¿Te acordas cuando me preguntaste porqué me importaba si pasabas la noche solo e intentabas suicidarte?-

-Sí, dijiste que era porque sabías lo que se siente estar solo y ser rechazado...-

-Bueno, la verdad es que hay otro motivo...- hizo una pausa –Light-kun no quiero que te pase nada malo por el simple hecho de que me gustas...-

¿Que yo qué? pensó confuso el aludido, ¿Cómo podía ser que se enamoraran de él tan fácilmente? Si antes las cosa no tenían sentido, ahora menos.

-¿Por qué?- atinó a decirle.

-No sé,- contestó el mayor –tal vez porque somos parecidos pero a la vez totalmente distintos...-

Elle iba acercando su rostro, un poco más cada vez. Se estaba volviendo loco, tenerlo ahí, prácticamente desnudo, contra la pared, gotas de agua aun escurriendo por su cuerpo... era demasiado. Casi perdiendo la razón, acortó de una vez por toda los escasos centímetros que los separaban y lo besó.

Un beso suave, tierno, una pequeña demostración de aquel amor que en tan poco tiempo había ganado por el castaño. Éste pasó los brazos por el cuello del pelinegro y abrió un poco la boca, le estaba dando permiso de profundizar. Elle posó una de sus manos en la nuca de Light y la otra en su cintura.

Era extraño, Light no estaba seguro de sentir lo mismo, pero por como había comenzado el beso sentía la necesidad de contestarlo; ¿sería tal vez porque nadie hasta ese momento lo había tratado con esa dulzura y consideración? ¿O sería porque estaba cansado de los maltratos de su sensei? Cualquiera fuese la razón ahora tenía la lengua del pelinegro recorriendo su boca y no quería ponerse a pensar en otra cosa que no fuera mejorar aquellas sensaciones.

El mayor paseaba su lengua en el interior de la boca del castaño, sólo podía cerrar los ojos con fuerza y saborear cada rincón. Ambas lenguas comenzaron a danzar frenéticamente, se besaban como si no pudieran volverlo a hacer nunca más, con unas increíbles ansias de nunca apartarse.

Light ya no podía respirar así que se separaron. Elle abrió los ojos y lo miró: estaba algo sonrojado, un poco agitado, respirando con dificultad. No puede ser tan lindo, se decía.

Una vez recuperada la normalidad de la respiración Light quería probar el sabor de esos labios que en esos momentos se veían sumamente apetecibles.
Se acercó y los delineó con su lengua, mordió el labio inferior. Finalmente, luego de unos torturantes momentos besando la comisura, besó al pelinegro demandantemente. Esta vez él marcó el ritmo, exploró la boca compañera y jugueteó con la sorprendida y quieta lengua del mayor.

Tiró su peso hacia adelante haciendo mayor el contacto y, por fuerza de gravedad, haciendo que ambos cayeran al suelo. Dejó de besar la boca para bajar por la mejilla hasta el cuello. Elle solamente gemía y sostenía la nuca del menor, acariciando los cabellos castaños, que se volvían rojizos por la luz que había en la habitación.

Light seguía dejando marcas de propiedad en el blanco cuello del mayor. Después le subió la camiseta y empezó a morder y a jugar con los pezones del otro. Cuando los pezones ya estuvieron listos continuó bajando por el dorso y el abdomen hasta llegar al ombligo, remarcó su circunferencia con la lengua y luego la introdujo en el ombligo.

El pelinegro, por su parte, ahora guiaba los movimientos del castaños con ambas manos en su nuca mientras gemía de placer.

Continuó bajando para encontrarse con la erección del pelinegro, que a pesar de estar apresada por el pantalón reclamaba que el menor le prestara más atención. Este desabrochó lenta y tortuosamente los botones del pantalón, e inseguro sacó el oprimido miembro. Light empezó a masturbarlo, movía la mano de arriba abajo mientras Elle pedía por más gritando el nombre de “su” castaño.

El mayor comenzó a empujar la cabeza del menor hacia abajo pidiéndole que se metiera el miembro en la boca. Light estaba por demás excitado pero no estaba listo para eso. Masturbó con más fuerza y rapidez volviendo a besar el cuello haciendo que Elle terminara en su mano gritando desaforadamente.

-Ryuuzaki, yo... no estoy preparado para...- el mayor lo calló besándolo tiernamente.

-No quiero presionarte, además lo hiciste increíble...- concluyó.

-Gracias...- dijo Light sonrojado, bajando la mirada.

El castaño había descubierto que realmente le correspondía, no sabía como ni porqué pero estaba enamorado de Elle, quería conseguir la felicidad para él, para sí mismo, para ambos.

Después de un rato de estar ahí, acostados en el suelo, Light arriba de Elle, se dispusieron a levantarse. El pelinegro fue directo a tomar una ducha, Light, por su parte, se puso su pijama y se recostó en la cama.

-¿En dónde voy a dormir yo Light-kun?- dijo Ryuuzaki saliendo del baño, haciendo que el menor abriera los ojos y se despabilara.

-Bueno, yo... yo pensé que... que, bueno, digo, si queres...- divagaba.

-¿Eh?-

-Que si queres podes dormir acá, conmigo, después de todo la cama es grande y entramos los dos y, y...- Light se había quedado sin aire por decir todo esto demasiado rápido.

-Me encantaría...- y puso una sonrisa tierna y llena de inocencia, no parecía el hombre que minutos antes jadeaba y gemía pidiendo que lo masturbara más rápido.

Elle se acercó a la cama y se acomodó en el lugar que estaba libre, se acostó de perfil y atrajo a Light hacia él tomándolo por la cintura. Esa noche, ambos durmieron juntos; ahora Light no estaba solo y Elle era correspondido, ninguno podía pedir más que eso, no podían pedir más que estar acompañados por quien amaban y que a su vez también el otro lo amara.

Light iba cerrando los ojos y por primera vez sintió un alivio en su corazón, sintió que su mundo estaba completo.

¿Sería eso la felicidad? Si lo era, no estaba por durarle demasiado...


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