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Suicide... A death wish por broken black dreams

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SUICIDE – A DEATH WISH-
CHAPTER 5: ELLE’S BES IS BETTER – 2ND PART


Por el piso toda la ropa desperdigada por ahí, en la cama dos figuras, cierto peliblanco abrazaba a cierto rubio. Ambos, por supuesto, completamente desnudos, tapados sólo por las sábanas que habían.

-¡¡¿¿PERO QUÈ CUERNO HACEN AHÍ??!!-

Sí, a Ryuuzaki no le había hecho mucha gracia encontrarlos así.

De a poco fueron abriendo los ojos. Near al notar a los espectadores se sonrojó de sobremanera. Por su parte, Mello, sólo los observaba.

-¡¿NO PIENSAN CONTESTARME?! EH?!-

-Ryuuzaki... yo...- un avergonzado Near trataba de dar explicaciones.

-Nosotros creímos que sería más placentero tener sexo en tu cómoda cama de dos plazas.- concluyó Mello sin pudor.

---- Flashback ----

Alguien azotaba la puerta mientras la cerraba. Near estaba furioso porque Elle se ausentaría el resto de la tarde y probablemente toda la noche. Que injusticia tener que pasársela con Mello...

Mientras la azotada resonaba el rubio ya estaba tirado en el sofá con un chocolate en la mano.

-¿Y te dijo porqué no iba a estar?- preguntó sentándose a jugar con unos robotitos que tenía ahí en el suelo.

-Dijo algo de tener que quedarse con un amigo que estaba enfermo...- contestó clavándole la mirada al pequeño y acabándose de un mordisco lo que le quedaba de la barra de chocolate.

-Ryuu-chan no tiene amigos.- dijo ofendido.

A Mello se le deslizaba una sonrisa libidinosa por la cara, es que el peliblanco se veía endemoniadamente inocente sentado en el piso, con una pierna doblada y la otra estirada como si hubiese sido olvidada por su dueño, jugando con un pequeño Mazinger. Estaba para el delito, se repetía el rubio. Near sentía la mirada y se sonrojaba, pero una parte de él adoraba esa mirada. El rubio se levantó y se acercó a Near, quedando en cunclillas frente a él.

-¿Q-qué pa-pasa?- tartamudeaba.

-¿Queres hacer algo divertido Near?-

-¿Eh? S-si...- y agachó la mirada, enrojecido completamente.

Mello tomó la barbilla del otro y le levantó la cara obligándolo a verlo. Y le plantó un beso apasionado. Near, que no tenía mucha experiencia no sabía qué hacer, pero el rubio empezó a hacer una leve presión para que abriera los labios y lo dejara pasar, cosa que cumplió de inmediato. Mello estaba tomando control de esa cavidad virgen, recorriendo, danzando con la otra lengua. Siguieron así hasta que la falta de oxigeno se hizo notoria.

Se separaron y un hilillo de saliva unía ambas bocas. El rubio se sonreía ante el terrible sonrojo que presentaba su compañero, era inocente por de más.

-¿Queres hacerlo?- le dijo.

-¡¿Eh?! ¿Ha-hacer q-qué?- el peliblanco balbuceaba nervioso, su corazón latía rápido y aun no había logrado volver a respirar con normalidad.

-Para ser el primero de la clase sos bastante lento...- comentó ofuscado –¡Pues que va a ser, geniecito! Hacer el amor, tener sexo, practicar el coito... ¿ahora entendemos?-

-Me-mello... yo... yo...- el pequeño se moría de ganas de decirle que sí, pero tenía miedo, iba a ser su primera vez y él siempre había soñado hacerlo con la persona que amaba... ¿amaba a Mello acaso? Es cierto que era sexy y seductor nato... pero siendo los dos varones ¿Qué podría pensar Ryuuzaki?

-Sí, sí, eso de que es tu primera vez y de que no sos gay ¿no? – y se levantó. Maldito Near, pensaba, con las ganas que tenía de profanar esa inocencia.

En un acto reflejo el peliblanco sujetó el brazo de Mello.

-Mello, yo sí quiero...- pronunció al fin, todo vergonzoso.

Al rubio se le dibujaba una sonrisa de superioridad y satisfacción.

-Acá no, vamos a la habitación de Ryuuzaki...- le indicó el rubio.

Ambos caminaron en silencio hasta llegar a destino. Mello abrió la puerta y dejó pasar al peliblanco. Una vez cerrada la dichosa puerta, el rubio le devoró la boca de una mientras lo iba llevando hacia la cama, sin cuidado alguno lo tiró sobre el suave colchón. Se desajustó la corbata, ya que ambos aun tenían el uniforme escolar, se subió a la cama quedando arriba de Near y con la boca comenzó a arrancar lo botones de la camisa blanca. Una vez que lo hizo llevó su boca al pezón derecho para empezar a mordisquearlo, succionarlo y oír los placenteros gemidos del de abajo suyo.

Near, desesperado por el contacto le sacó el saco y fue bajando por el torso abriendo la camisa, botón por botón. Después de eso, le sacó la camisa y acarició dulcemente la espalda del rubio. Por su parte, éste pasó al otro pezón y con sus manos fue bajando el cierre del pantalón.

Mello se detuvo a verlo, con los ojos entrecerrados, la boca entreabierta, respirando y jadeando, sus mejillas encendidas de color carmín... ¡que espectáculo para recrear la vista!

Al sentir la inacción en la que se había quedado su compañero abrió los ojos, para sonrojarse aun más al encontrarlo mirándolo lleno de lujuria.

-Me... Mello...- dijo tímidamente.

Al rubio se le deslizó una sonrisa lujuriosa. Je, así que estás impaciente, ¿eh? se preguntaba mentalmente ante el llamado de atención de su ahora “amante”.

No respondió nada y se dedicó a quitarle de una vez por todas el pantalón, para luego sacarle de un brusco tirón el bóxer negro que llevaba. El miembro excitado del peliblanco se alzaba, pidiendo a gritos ser atendido. Mello descendió. Comenzó a besarlo, desde la punta hacia la base. Near gemía por más mientras rasguñaba la espalda del otro.

Sin más, Mello introdujo el miembro en su boca, enredando su lengua en la longitud. Subiendo y bajando en un ritmo bastante acelerado. Near no paraba de gemir y de gritar, sentía que se moría de placer... un fuego intenso le recorría el cuerpo... Pronto se sintió explotar y se vino en la boca del rubio que aceptó gustoso su nuevo “manjar”.

-Yo... pendón...- trataba de disculparse sin mucho éxito, porque aun los espasmos de placer transitaban su inocente cuerpo.

En contestación, el otro no sólo se relamió después de tragarse todo, sino que lamió la punta del miembro del pequeño retirando cualquier resto.

Luego el rubio volvió para atacar el cuello, mordiéndolo y besando todo a su paso. Le entregó dos dedos para que lamiera, le sería útil a la hora de lubricar la virgen entrada del peliblanco. Near se dejaba hacer, se dejaba llevar por aquellas sensaciones y comenzaba a pensar que tal vez sí le gustaba Mello, que en realidad se peleaban porque querían ocultar la verdad.

Una vez listos los dedos, los retiró de la boca del otro, terminó de desvestirse quitándose el pantalón junto con la ropa interior e invirtió papeles, hizo que Near quedara arriba suyo.

-Sentate en mis caderas...- le susurró sensualmente, a lo que obedeció sin chistar. Empezaba a adorar esa voz.

Con su mano izquierda el rubio le condujo la nuca hasta uno de sus pezones, para que el pequeño se entretuviera con algo. La derecha la fue deslizando lentamente por la espalda deteniéndose de vez en cuando para sentir como su pezón era mordisqueado. Cuando al fin llegó a la entrada metió un dedo.

-¡¡¡Ah!!!- gritó ante la intromisión.

Sin importarle esto comenzó a dilatar y preparar la entrada para lo que luego vendría. Y metió el segundo dedo mientras nuevamente la otra mano en la nuca hacía presión para que sólo pensara en atender sus pezones de momento, más tarde verían.

Los separaba y los juntaba, los metía y los sacaba, hacia círculos... Le dolía, pero cada vez menos, cada vez iba transformándose en algo más placentero.

Cuando pensó que ya estaba bastante listo, tomó su cadera con ambas manos, lo alzó y prácticamente lo sentó sobre su miembro.

-¡¡’Ahhh!!! Due... le...- chilló encorvándose hacia atrás.

-Shhh... pronto te va a gustar...- y otra vez la voz sensual que lo hacía olvidar todo.

Por respeto a Near, Mello estaba casi quieto, se movía sólo un poco...

-Mmm... si que... estás... mmm… estrechito...-

Y tras un instante, que a ambos les pareció eterno, el peliblanco comenzó a moverse. Mello no necesitaba otra señal...

El rubio comenzó el vaivén frenético. Near lloraba, algo por ser su primera vez y otro poco porque le dolía; incluso llegó a sangrar. Mello, en un tierno acto de amor que lo dejó boquiabierto, besó sus lágrimas y se acercó a su oreja, lamió el lóbulo.

-Te amo...- murmuró entre jadeos.

Si antes no podía contener las lagrimas, ahora menos. Mello, pensando que aun le dolía, tomó el miembro del peliblanco y empezó a masturbarlo al ritmo de las embestidas.

Y así siguieron, embestida tras embestida, gritos pidiendo por más, alguna que otra lagrima, jadeos ahogadas y gemidos llamando al otro...

Cuando Mello entró todo lo que se podía tocó cierto punto en el peliblanco, haciendo que sin aviso eyaculara en su mano. Ante las contracciones del pequeño y el placer contenido, él se derramó en el interior de Near.

-Yo también... te amo... Mello...- dijo tratando de normalizar la respiración.

El rubio le dedicó una sonrisa tierna, una especie de contestación en gestos, una dulce sonrisa jamás antes vista por nadie...

Con un último esfuerzo salió del interior de Near y lo recostó a su lado. Éste lo abrazó fuerte y apoyó su rostro aun algo húmedo en el pecho de Mello.

Ya era bastante tarde y ambos estaban exhaustos por lo que cayeron rendidos ante el sueño.

---- End of Flashback ----

-¡¿QUÈ HICIERON QUÈ?!- gritaba Ryuuzaki al borde de un ataque.

-Lo que escuchaste,  deja de gritar que nos estás dejando sordos...- mascullaba Mello.

-YO A USTEDES... ¡¡¡A USTEDES LOS MATOOO!!!-

-Ryuuzaki... yo... es decir... o sea, nosotros...- intentaba calmar Near.

-Ay, dale, ¿y por casa como andamos? ¿Me vas a decir que no hiciste nada con tu “amiguito” anoche?- el rubio seguía.

Ante esto, Light comenzó a sonrojarse, pero no tanto por lo dicho, sino más bien por la escena. Esos dos chicos de doce años habían hecho lo que él tanto temía y para lo que aun no estaba preparado. Se sentía un tanto... idiota viendo todo eso.

-¡NO! ¡¿Y si lo hice qué?! ¡¿Eh?! ¡¡¡Soy mayor de edad a diferencia suya, pequeños maniáticos con delirios de adultez!!!-

-Vos sí; pero tu “amiguito” no, más de quince no debe tener...- continuaba el rubio mientras veía de reojo al castaño.

-¡BASTA! Una cosa es que te metas conmigo, y otra muy distinta es que te metas con MI Light, ¿estamos?-

-Ryuuzaki, tranquilo, si tiene razón, no tengo más de quince...- esta vez Light era quien trataba de apaciguar las cosas.

Elle suspiró. Contó hasta diez.

-Bien. Les doy cinco minutos para que se duchen, se vistan y bajen a desayunar con nosotros, ¿estamos?-

-Sí.- los dos muchachitos contestaron de inmediato.

Light les dio un último vistazo y siguió al pelinegro hasta la cocina. Ahí Ryuuzaki se dispuso a preparar el desayuno. Tostadas, café, todo un desayuno americano.

-¿Te enojaste con ellos?- preguntó algo cohibido el adolescente ante el silencio incomodo que se estaba produciendo.

-No es eso.- suspiró –Hubiera preferido que me lo dijeran antes de enterarme de este modo...-

-Ya veo. Entonces, ¿Qué vas a hacer?-

-¿Yo? Nada, a mí no me corresponde hacer nada, que se arreglen ellos...-

Como un cronometro, a los cinco minutos los dos chicos ya estaban bañados y vestidos, listos para desayunar.

-Bueno, preséntense como Dios manda...-

-Soy Mihael Keehl, Mello para los amigos, un gusto...- y el rubio acercó su mano derecha hasta Light para estrecharla.

-Nate River, Near, encantado de conocerlo.- y éste, en cambio, hizo una pequeña reverencia.

-El gusto es mío, yo soy Yagami Light.-

-¿Vos sos el novio de Ryuu-chan?- Near estaba fascinado con que un quinceañero hubiese conquistado el corazón de Ryuuzaki.

-Bueno... yo...-

-Sí, así que desde hoy van a verlo muy seguido, trátenlo bien, ¿sí?- el pelinegro habló seguro de sí mismo, y al pronunciar estas palabras abrazó a Light por la espalda pues aun estaban todos parados.

-Sí.- respondieron Mello y Near.

-¿Y ustedes qué me dicen? ¿También ahora son noviecitos?- Elle ya estaba completamente relajado, se veía claramente que el estar con aquel chico le hacía bien.

-¡¿Eh?!- el peliblanco se sonrojó completamente.

-Después de semejante noche imagino que sí.- Mello no tenía pudor o vergüenza alguna.

Ryuuzaki puso una sonrisa de aceptación. Sabía desde hacía tiempo que esos dos se querían y que tarde o temprano terminarían así, estaba feliz por ellos. Ahora sólo le quedaba centrarse en su felicidad propia y en la de su amado, ahora tenía que ponerse a pensar en como ayudar a Light con sus problemas existenciales, debía conseguir que ya no quedara deseo alguno de suicidarse dentro de su ser.

Ahora sólo debía importarle llenarlo de amor, entregarle cada minuto de su vida, protegerlo de lo que lo lastimara... Sólo necesitaba amarlo y no dejarlo nunca...

/*/*/*/*/*/

Las horas pasaron sin que ninguno de los cuatro se diese cuenta Desayunaron tranquilamente, conversando como viejos amigos, charlando de nada y de todo a la vez. Luego Near propuso que jugaran algunos juegos de mesa para pasar el rato, y se entusiasmaron tanto que cuando reaccionaron ya era de noche, ya eran las diez de la noche. Mello ordenó pizzas a un delivery cercano y cenaron sin dejar los entretenidos juegos que el peliblanco había dicho horas atrás.

Light pasó la mejor tarde que jamás había pasado. Estuvo con su ahora novio, con esa persona que amaba incondicionalmente y con esos chiquillos que ahora eran sus amigos. Se sentía feliz, contento con la vida y consigo mismo; sentía que había encontrado un lugar al que pertenecer, una familia a la que amar. Había encontrado lo que nunca pudo sentir: felicidad.

-¿No quieren ir al cine?- dijo Ryuuzaki una vez habían terminado de cenar.

La verdad es que esa era su intención desde un principio, desde que estando en la cama con Light le prometió pasar el día juntos. Tener que llevar a Mello y a Near era algo que no estaba en sus cálculos, pero por como venían las cosas no convenía tentar al destino dejándolos otra noche solos.

Light le agradaba a ellos y ellos le agradaban a Light, sin duda Elle se estaba adueñando poco a poco de una familia sin vinculo sanguíneo alguno, pero el amor y el cariño que sentían los unos por los otros demostraba que cada uno estaba encontrando un lugar en la vida, amores y amigos por los que vivir, por los que levantarse cada mañana... Por quienes hacer esas cosas que a veces costaban tanto cuando uno no se sentía querido.

El castaño había olvidado por completo la infelicidad y soledad que sentía día tras día, había olvidado que Mikami-sensei era un maldito intento de violador... Y a cambio había conseguido amigos y al hermoso ser que amaba, que sentado junto a él todo el tiempo le proporcionaba caricias y besos. Definitivamente Light estaba aprendiendo a sonreír de verdad para esas personas... Había aprendido a amar y dejarse amar... Había aprendido a ver la luz en la oscuridad, a ver que en realidad se puede encontrar el amor y ser feliz...

Pero... ¿por cuánto tiempo puede durar esa felicidad?

 

 


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