Su voz era casi inexistente. No podía hablar. Aquella voz melodiosa le hablaba a lo lejos, haciéndolo sumirse en un mar de pensamientos. Nunca nada estuvo bien. Él lo sabía perfectamente, pero siempre tuvo la esperanza de que algún día lo que estaba haciendo estuviese bien a los ojos de la sociedad.
Lo miró con los ojos entrecerrados, intentando encontrar paz en el rostro de aquel hombre, dejándose acariciar el rostro, bostezando de vez en cuando. Sabía que el camino era largo y que era mejor dormir, pero sin embargo, no podía, sobre su conciencia aún estaba el hecho de que sus padres nunca lo perdonarían por eso.
-Duerme… aún queda mucho.- Dijo en un susurro.
-No puedo, lo siento.- Respondió sintiendo como el otro suspiraba sonoramente y se acomodaba mejor sobre su limitado espacio.
-Ven.- Murmuró llevándolo en un abrazo hasta su regazo.- Tranquilo… duerme, ¿si?
Cerró los ojos. Sintió como una lágrima caía por su rostro. Se la secó vanamente. Se suponía que debía estar feliz. Tal vez en el fondo lo estaba. Se acomodó, de modo que quedó mirando al mayor. Unió sus labios buscando la calma que se le fue quitada al momento de dejar su casa.
-¿Qué pasa Taka?- Preguntó despejando el rostro del menor de aquel flequillo que caía sobre su ojo izquierdo.
-No creí que iba a ser así… no pensé que iban a ser tan malos conmigo…
Akira volvió a suspirar sonoramente.- Despreocúpate de eso, ¿si?... con el tiempo se les va a pasar, es sólo la primera impresión…
-¿Tú crees?-. Preguntó con un deje de inocencia en su rostro.
-Sí… duerme-. Dejó escapar una leve risita por el tono ocupado por el menor, que a sus dieciocho años seguía pareciendo un niño.
Se acomodó mejor sobre el torso del otro, dejando que éste lo abrazara levemente. Se fue relajando levemente, aislando en su mente los murmullos de la gente. -
Nee… Taka, ya es hora de bajar.- Dijo suavemente meciéndolo un poco.
-No… cinco minutos más…- Abrió los ojos, sintiéndose avergonzado por lo dicho. Se incorporó apoyándose con mucho cuidado en el pecho del otro.- ¿Por qué me despiertas una estación antes…?
-Para que tomes tus cosas y se te quite un poco la modorra.- Respondió acariciándole el rostro.
-Ah… Akira… ¿Dónde nos vamos a quedar?- Preguntó mirando al suelo mientras tomaba su bolso, con la escasa ropa que había alcanzado a guardar.
-En un departamento… ¿Por qué preguntas?- Lo miró extrañado, pero luego dijo:-No te preocupes de eso, tonto… yo lo tengo todo listo…
-Mm… Bueno, como sea… apúrate si no te quieres quedar en el tren…-Dijo saliendo del vagón con calma, mientras el otro corría para alcanzarlo.
Tomaron un taxi que los llevaría hasta el departamento. En el camino no hablaron, parecían estar demasiado concentrados en las consecuencias de sus actos, y Takanori aún no podía creer que se había ido de tan mala forma. Mordía con insistencia su labio inferior, bajo la atenta mirada de Akira, quien lo tomó del mentón, preguntándole con la mirada qué ocurría, el otro sólo se limitó a esconder su rostro de la mirada de su acompañante.Una vez hubieron llegado, subieron calmados, tomaron el ascensor hasta el piso que les correspondían, y en segundos se encontraron dentro del departamento.
-¿Por qué no me habías dicho que estabas viviendo en Tokio?
-¿No te lo dije?... Debí haber estado muy distraído… ¿Cómo te sientes?
-Mejor… gracias- Respondió besando suavemente el labio inferior del otro.
-¿Por qué agradeces?...
-Porque quiero…
Taka’s Pov
Todo se veía tranquilo. Todo estaba tan bien, que parecía morir de felicidad. Todo tan perfecto que llegaba a asustar. Pero aun así, tenía un mal presentimiento. Yo lo amo, pero su trabajo ha hecho que nos distanciemos un poco. Tal vez era mejor cuando nos encontrábamos a escondidas. Cuando sentíamos que hacíamos algo prohibido. Nuestra relación se volvía monótona.No discutíamos, pero sólo tener los fines de semana para disfrutar con él, me afectaba en demasía. Siento que algo dejamos al dejar nuestra ciudad. Él no me deja trabajar, me siento verdaderamente como una mujer, dice que con su trabajo basta, pero incluso así trabajo ¿Te imaginas lo que me aburriría si me quedase en casa, sin él, todo el día? Es un trabajo de medio tiempo, pero me ha permitido conoce a mucha gente.
-¿Qué escribes?- Me preguntó viendo por sobre mi hombro.
-Una carta…- Me volteé para verlo y no dejar que leyera lo que escribía.
- Qué bueno que llegaste temprano…
-Quería salir contigo. El trabajo me aburre…
-¿Y… A dónde me piensas llevar?
-Secreto.- Me dijo al oído, mientras me abrazaba por la cintura.- Vamos… no quiero que se nos haga tarde.
Sonreí con satisfacción mientras caminaba a buscar mi chaqueta, con la carta en la mano. Después de todo, Akira no sabe que aún le sigo hablando. Cuando volví él ya estaba afuera. Me sonrió como siempre y entramos al ascensor.
-¿Sabes que día es hoy?- Me preguntó, viéndonos en el espejo.
-Mm… ¿Viernes…?- Era más que obvio que esa no era la respuesta pero estaba tan distraído…
-Hoy… hace… uhmm… unos 4 años… conocí a la persona que estoy abrazando en este mismo instante. – Dijo escondiendo su rostro en mi cuello, cosa que me produjo cosquillas.- Pero al parecer tú ya lo olvidaste.
-¡No! ¡¿Cómo se te ocurre que haría tal cosa?! Jamás podría olvidar ese día… Sería como olvidar el día de mi cumpleaños o algo así- Le respondí alejándome de él con delicadeza mientras salía del ascensor. Me siguió con calma y me tomó de la mano.
- ¿No te preocupa que se note?
-¿Qué cosa?- preguntó distraído, mientras yo mantenía mi mirada fija en nuestras manos
- Ah… ¿eso? No, no me preocupa… Pero si a ti te molesta, te la suelto…
-No, no… no la sueltes… ¿A dónde vamos?
-Ya te dije que es secreto.
-Oh… ¿Y no me puedes dar siquiera una pista…?
-Tan curioso que saliste… Mmm… no.
-Ohh… que malo eres… -. Me encanta que sea así. De nuevo los dos. Y lo demás al carajo. Me hace sentir que tengo dieciséis otra vez. Por él, no maduraría nunca.
¿Sabes? Tengo muchas ganas de verte. Me encantaría que pudieras venir aunque sea una sola vez a vernos. Pero yo sé que no puedes por lo que pasó. Aún sigues siendo mi pilar. Tú sabes, pero él se pone celoso cada vez que te menciono, aunque para mí ahora sólo seas como un hermano mayor, él no logra entenderlo, nunca entiende.
-Te amo…
-Yo también, mi cabeza de hongo…- Dije sonriendo.
-¿¿Eh??... ¿Cómo que cabeza de hongo, enano? – En ese instante me tomó por sorpresa, comenzando a hacerme cosquillas, aun sabiendo cuanto las odio.
-Yaaaa, basta, basta… no puedo respirar bien… - Cierto. Las cosquillas me dejan sin aire. Agradezco estar en un lugar apartado del parque.
-Llegó una carta de Shima, diciendo que vendaría a visitarnos…
-¿Y?... ¿Estás celoso?... – Pregunté sonriendo. No podía ser más feliz.
-No… ya no.- Dijo abrazándome por la cintura, mientras buscaba mis labios.
-Sí lo estas- Murmuré antes de que me besara.
Cuando esta carta te llegue tú ya habrás estado aquí. Lo siento, no leí esa carta y recién hoy me lo comunicó. Takashima… estoy tan feliz por ello, pero a la vez asustado. Presiento que vienes que noticias de mi… de la casa de mis padres ¿Sabes que desde que me fui no hablo con ellos? Me siento tan mal por eso, pero a la vez no sé que hacer. Es tan complicada la situación. Yo siento que los defraudé.Cambiando de tema, el otro día recordé cuando te enteraste de que comenzamos a salir. Y para ese entonces él no sabía que había pasado entre nosotros. Creo que nuestro error fue intentar ocultárselo.
-¿Y cuándo llega?- Pregunté acariciando tu rostro.
-Pasado mañana… - Lo miré extrañado y al vez pensativo.- ¿Por qué me miras así?
-Oh… porque… porque… no lo sé… No quiero que estés celoso…
-No lo estoy – Dijo mientras besaba mi labio inferior con calma- Eso ya pasó…
-Lo siento…- Me acomodé sobre su torso, escondiendo mi rostro. Sentí como su mano recorría mi brazo, para luego tomar mi mano.- Akira… tengo miedo.
-¿De qué?
-De que ellos aún no me perdonen… Tengo miedo de que él traiga noticias de ellos… O que ellos vengan junto con él.
Me he demorado mucho en terminar esta carta. El tiempo me juega en contra.
-Shima… ¿Cómo estas?
-Bien, ¿Qué hay de ti? Nunca me llamas…
-Lo siento… perdí tu número…
Al pasar las semanas la situación siguió igual. Yo no quiero que se acabe. Pero es tan poco el tiempo. Los errores que hemos cometido dejaron algunas cicatrices, las cuales aún no sanan. Él perdió la confianza que tenía en mí, pero a pesar de todo sigue a mi lado… nadie sabe el por qué.
Fin