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Lugares prohibidos. por Alinna

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Notas del capitulo: Naze tendrá problemas si sigue con esa actitud desafiante, haciendo que Adam se preocupe y enoje a la vez.

Christine estará en duda de que hacer, si los sentimientos o la precaución.

Erwin vive su momento de plenitud y tranquilidad, pero sabe que no todo durará, mientras que cierto vampiro rubio, Andre, dará rienda suelta a su pasión con Alexander.
Aparcó la moto en el cuartel y vio que algunos soldados le observaban en silencio, sin saber que decir, como si estuvieran escondiéndole algo, chasqueó la lengua molesto y tras dejar el casco encima de una mesa se encaminó hacia un grupo de soldados que estaban teniendo un descanso. Uno de ellos tenía la mejilla enrojecida y estaba con hielo.

“¿Se puede saber que ocurre? Me voy un momento y ya ha ocurrido algo...” sin darle más vueltas al asunto miró a los chicos. “...y quién no hable...le mandaré a la misión más peligrosa para que muera a manos de esos cariñosos y lindos licántropos...”

Todos tragaron en seco.

“Es que...verá señor...han venido algunos de la mansión y se llevaron en una jaula a Scot...el licántropo que teníamos atrapado para el interrogatorio...intentamos pararlos pero nos dijeron que eran ordenes de Erziel...”

“¿Qué es lo que acabas de decir...?” enojado miró al chico que se puso blanco.

“Lo-lo siento...pero como nos dijeron que eran ordenes del patriarca...solo lo querían para divertirse...”

“¡Sois una pandilla de inútiles!” saliendo por la puerta y cruzando el jardín enojado cogió su arma y la cargó con balas de plata, los licántropos no eran para hacer espectáculo y mucho menos uno que era valioso para el interrogatorio.

Irrumpió abriendo las puertas de golpe, viendo todos esos vampiros que se reían al ver como el licántropo completamente transformado intentaba quitarse las cadenas, recibiendo el azote de un vampiro que divertido sonreía.

Dio un disparo al aire haciendo que todos callaran y algunos gritaran.

“¿Quién ha disparado?” de entre toda esa gente salió Erziel, que cruzado de brazos miró a Naze que sin inmutarse se dirigió hacia la tarima donde tenían a Scot. “¿Acaso no escuchas?”

“Mierda...” Adam al ver a Naze iba a salir en su defensa cuando notó una mano cogerle el brazo reteniéndole.

“No hagas nada Adam...van a sospechar.” Christine negó con la cabeza haciendo que el peliplateado chasqueara la lengua, miró hacia dónde estaba Naze: allí, tan tranquilo como si no fuera el patriarca quién le estaba hablando, mirándole desafiadoramente con sus ojos color sangre y su mano apretada contra el arma.

“Claro que escucho señor...pero creo que nadie le dio el consentimiento de llevarse a uno de mis presos...y encima solo para divertirse...” quedándose delante del hombre lobo que recuperaba fuerzas miró a Erziel.

“No necesito el permiso de nadie y mucho menos de un soldado...”

“Capitán para ser más exactos...y si no estoy equivocado...como usted dijo hace mucho tiempo, las cosas de los guerreros se quedan en el cuartel...y las cosas de los privilegiados de la mansión...en la mansión se quedan.”

“Pequeño impertinente...”

“Ahora si me permite...” cogiendo de la cadena al licántropo y metiéndolo en la jaula miró a dos soldados que acababan de entrar por la puerta al oír el disparo. “....chicos...llevároslo...luego le interrogaremos.”

Ambos asintieron y llevándose al animal cerraron las puertas.

Naze bajó de la tarima y se guardó el arma, pasando entre todos los vampiros, localizando a Adam que se quedó callado, pasó por su lado, rozando su cuerpo.

“¿Para esto querías que volviera? ¿Para humillarme?” susurrándole esto desapareció tras las puertas, dejando a un desconcertado Adam.

“Bien...después de la interrupción de este pequeño ser insignificante...volvamos a la fiesta...creo que la diversión ha estado bien...¿no?” Erziel suavizando la situación miró a los vampiros que volvieron a reír y a hablar con tranquilidad. El patriarca se acercó a Adam que disimulando su preocupación bebió de su copa. “¿Se puede saber de dónde ha salido ese soldado?”

“Es el subcapitán...bueno, en estos momentos el capitán...Khaled esta en una misión...” viendo el rostro severo de Erziel se mostró tranquilo, solo hacia falta que le dijera que Khaled se había tomado unas pequeñas ‘vacaciones’ con Erwin y ya remataría la paciencia del pelinegro. “...es muy eficiente.”

“Demasiado impertinente...”

“Era un licántropo que estaba en espera de interrogatorio...” miró los ojos color vino que se estrecharon haciéndole callar de golpe. “...no volverá a ocurrir te lo aseguro.”

“Más le vale...o deberemos prescindir de él...”

“¿Prescindir?” sin parecer desesperado miró con sus ojos azules al pelinegro.

“Hay muchas formas...un poco de luz solar no le iría mal...”

“Tampoco hace falta llegar a esos extremos...es considerado uno de los mejores entrenadores del cuartel de guerreros...”

“Khaled es más callado y más útil que ese niño.” Con esas últimas palabras acalló a Adam, haciendo que este se mordiera el labio preocupado, si no hablaba con Naze del asunto y volvía a provocar al patriarca podrían acabar las cosas muy mal. “...Por cierto...¿Y Andre, Christine?”

Volteándose llamó la atención de la castaña que sumida en sus pensamientos reaccionó sonriendo débilmente.

“Se encontraba mal...y esta descansando en su habitación...” Christine se acercó a Erziel con naturalidad, aunque por dentro aún le daba vueltas al asunto de Jason. “...he ido a verle hace un rato...y me ha dicho que necesitaba dormir, que nadie le molestara...”

“Bien...así me gusta, una futura esposa que se preocupa por quién será su marido.” Acariciando los cabellos rizados de la chica Erziel sonrió calmado, siempre había apreciado a esa chiquilla, educada y bonita, no causaría problemas nunca.

“Claro...discúlpame pero iré a dar una vuelta por el jardín.” Sonriendo se fue hacia el jardín. Cogió su móvil, tenía muchas llamadas perdidas de Jason.

Se quedó mirando la pantalla, podría llamar a Jason y aparentar que no sucedió nada, o simplemente querer verle para asegurarse de si estaba con ella por simplemente ser un licántropo y querer saber dónde se escondían sus enemigos los vampiros... escuchar una negativa a esos pensamientos y una simple palabra de cariño o amor.

Pero se arriesgaba, y debía confiar en Naze, que después de todos los problemas que le suponía organizar el cuartel se había presentado voluntario a descubrir si Jason era un licántropo o si lo era que intenciones tenía.

Se mordió el labio inferior y llamó a Andre, debía hablar con él para decirle que su abuelo había empezado a preguntar por él.
















Entró cansado en la habitación sin hacer mucho ruido, dejando su chaqueta negra encima de una silla aterciopelada mientras se pasaba su mano por el cuello, estaba algo cansado de dar visitas de cortesía por su estancia en la mansión de Samus. Miró hacia la cama y vio las sábanas revueltas, ¿Erwin se había despertado?, creía haberlo dejado bastante agotado como para dormir unas horas más.

Sonrió por dentro torcidamente.

Por el aroma a jabón parecía que su pequeño vampiro estaba tomando un baño.

Abrió la puerta de baño encontrándose con un alegre Erwin que canturreando alguna cosa sin sentido jugaba con las pompas de jabón de la tina a rebosar de agua y espuma. Llevaba el pelo recogido en una coleta alta, aunque se le había mojado bastante y sus brazos apoyados en el mármol blanco mientras que con los ojos cerrados se relajaba.

“¿Acaso quieres quedarte arrugado como un abuelo?” apoyándose en el umbral miró al albino.

“¡Uaah!” asustado dio un respingo resbalando ligeramente y quedándose con el agua por la nariz, haciendo sonreír ligeramente al pelinegro. “¡Me has asustado bobo!” reincorporándose ligeramente se apoyó en el borde la bañera, observando al soldado. “Te tardaste...”

“Estuve hablando con alguna gente...les extraña que alguien de la otra mansión este aquí...” quitándose la camiseta mientras hablaba con Erwin suspiró. “...y no me gusta nada tener que pararme a hablar con hipócritas.”

“Aquí hay otro ambiente...” retirándose los cabellos mojados miraba a Khaled, era tan atractivo y tenía un cuerpo de ensueño. “...¿te vas a bañar conmigo?” mostrándose infantil y caprichoso miró al pelinegro mientras pestañeaba como un buen niño.

“¿Tu que crees?” desabrochándose el pantalón miró de reojo al albino que tragó en seco. “...precisamente no he venido a jugar.”

“Podemos jugar igualmente...” pícaro, como siempre, hizo que un escalofrío recorriera la piel de Khaled.

Erwin era demasiado sensual.

Esa dulzura se podía transformar tan fácilmente en lujuria.

Una lujuria que le excitaba demasiado.

¿O por el simple echo de ser Erwin se excitaba así?

“...” suspirando e intentando calmarse se acabó quitando la ropa y se metió en la bañera con el albino, delante de él. “...parece más bien una piscina esto...”

“Es enorme...a mi me encanta.” Cogiendo con su mano espuma jugueteó tranquilo.

“¿Hablaste con alguien de la mansión?”

“No...creo que si no doy señales de vida, Louis va a dejar el asunto...” llevándose una mano el rostro suspiró. “...o quizá querrá saber más donde estoy...no lo sé, las manías de ese sádico cada día van a peor...”

“...” callado como siempre le observó, no quería presionar a Erwin, sabía que esa situación era muy delicada para él y que hablar del tema la suponía un esfuerzo, aunque el día que se lo contó hacia ya años lo contó como si fuera un cuento.

Parecía un niño caprichoso sin fuerza alguna, pero con todo lo que había soportado se dio cuenta que era muy fuerte, aunque le costaba bastante.

Cuando se dio cuenta vio que el albino estaba más cerca de él.

“Ya volviste a pensar en ello...¿no?” cogiendo el mentón del más alto sonrió ligeramente. “...no quiero que pienses en ello Khaled...ya sabes que ocurre desde antes que te conociera...”

“...” acarició con lentitud el rostro del menor, sintiendo cada gota de agua resbalar por su cabello, sus largas pestañas que más delineadas se podían ver con claridad, sus labios carnosos medio abiertos mientras sus ojos se clavaban en los suyos.

Erwin era una adicción para él.

“Te quiero Khaled...” acercándose a él besó sus labios tiernamente, rozándolos débilmente, dejando su mano apoyada en su hombro. Sintiendo de golpe los brazos del pelinegro rodear su cintura y subirlo encima de él, notando como un poco del agua de la bañera salía fuera, manchando el suelo. “...Mmm...”

“No voy a permitir...que pase nunca más...” susurrando entre sus labios acarició la estrecha cadera, presionándola contra su cuerpo, haciendo que notara que cierta parte de su cuerpo reaccionaba, escuchando un pequeño gemido por parte de Erwin, mordiendo sus labios.

Sentía una necesidad de estar pegado a esa piel.

Le volvía completamente loco ese niño.

“Ámame...”

Desde hacia mucho tiempo que lo hacia.
















“Apaga ese cacharro dios mío...” Alexander miró molesto al rubio que rodando por encima del cuerpo del pelinegro alcanzó el móvil que estaba tirado por el suelo junto con su chaqueta. “...Mm...que espalda...” aprovechando que estaba boca abajo se acercó besando la ancha espalda, escuchando un suspiro por parte del rubio.

“Espérate un poco Alexander...” viendo la llamada de Christine descolgó. “Lo que me tengas que decir dilo rápido...” volteándose y quedándose boca arriba vio como el pelinegro se subía encima de él sensualmente, sonriendo con malicia mientras se contoneaba como un demonio, excitándole, mirando esos ojos afilados.

Oh, vaya...encima interrumpo...bueno, seré rápida...no estoy de humor, tu abuelo ha preguntado por ti y le he dicho que te encontrabas mal y que dormías, que no querías ver a nadie...de momento se lo ha tragado y no ha ido...espero que no estés en tu habitación o oirá los gritos...

“¡Christine!”

¿Qué pasa? Es la verdad...te dejo que tengo cosas que hacer...pásatelo bien.

“¿Quién era?” inclinándose y rozando los labios del rubio sonrió torcidamente.

“Christine...mi abuelo preguntaba por mi...pero no hay de que preocuparse.” Incorporándose y rodeando con sus brazos al pelinegro alcanzó sus labios, besándole apasionadamente, acariciando su columna y llegando al borde de los pantalones, acariciando, disfrutando de los suspiros de Alexander entre sus labios, excitándose al no haberse encontrado nunca en una situación como esa.

“¿Me los desabrochas tu o lo hago yo?” con sorna miró al de ojos azules que se sonrojó ligeramente. “...hay que ver...con lo grandote que eres y lo imponente...y lo mucho que te sonrojas...”

“¿A que no te desabrocho nada?” desafiando al pelinegro mientras acariciaba por encima del pantalón la erección de Alexander sonrió al ver que este suspiraba.

“Si no lo haces...verás.” lamiendo los labios carnosos del mayor acarició con fuerza esos cabellos rubios.

Era tan provocador.

Deseaba tener tanto a Andre dentro de él.

Y parecía un adolescente con su primera vez.

Tontamente ilusionado, excitado, nervioso, imprudente con todos esos sentimientos.

Sin que le importara nada.

“¿Alexander?” empujando por los hombros al pelinegro, tumbándole en la cama y viendo sus cabellos negros esparcidos por la cama miró esos ojos estrechos y ese torso blanco y provocativo.

“No es nada...” sonriendo rodeó con sus brazos el cuello del rubio, alcanzando sus labios, besándole con pasión, desabrochando los pantalones con lentitud mientras que el rubio con torpeza y nerviosismo lo intentaba, consiguiéndolo tras pelearse con los botones, haciéndole sonreír tiernamente.

Quitándole los pantalones al menor acarició con sus poderosas manos su pecho, mientras su lengua trazaba un camino húmedo hasta la ropa interior, jugando con el borde de la tela mientras que con su mano acariciaba la erección de Alexander, escuchando sus suspiros.

“Alexander...” bajándole la ropa interior lentamente acarició con vehemencia el miembro duro, deleitándose al escuchar de esa boca pequeños gemidos, lamiendo el hueso de la cadera, acercándose al miembro del pelinegro, lamiendo la punta, bajando y subiendo, haciendo que gimiera más y más.

“Ahh...métetelo en la boca Andre...” apoyándose en sus codos miró la escena erótica que estaba delante de sus ojos, su rubio, su tímido rubio se estaba comportando como un vampiro provocativo y sensual, mirándole con una sonrisa torcida mientras lamía el miembro haciéndole estremecer.

“Déjame torturarte un poco más...” abriendo con su mano las piernas blancas un poco más, se metió el miembro duro y palpitante en su boca, lamiendo y succionando, haciendo gemir al pelinegro que echó la cabeza hacia atrás mientras pronunciaba su nombre. Dejándolo un momento para lamer toda la extensión y la punta como si fuera un caramelo para volver a meterselo en la boca mientras que sus manos acariciaban los testículos para luego ir bajando poco a poco...escuchando más y más gemidos de Alexander.

“Joder...ah...eres bueno...” sintiendo que aceleraba el ritmo y que le masturbaba con más rapidez mientras esos dedos acariciaban su entrada se reincorporó un poco acariciando el cabello rubio y ondulado de Andre, llamándole la atención. “...ven aquí...”

“...” dejando el miembro duro subió hasta encontrarse con el rostro del pelinegro, besando sus labios mientras esas manos delicadas le acariciaban el cuerpo y esa lengua dejaba su boca para recorrer su cuello y morder la piel que encontraba a su paso, masturbando lentamente el miembro de Andre, sonriendo torcidamente cuando comenzó a escuchar esos pequeños gemidos. “...Alexander...aah...”

“Me encantas...” sonriendo maliciosamente le acabó de quitar la ropa interior quedándose ambos completamente desnudos, acariciando con fervor la piel que encontraba a su paso, con su lengua delineando cada músculo y deteniéndose en los pezones rosados, mordiéndolos, haciendo gemir a Andre.

Estaba muy excitado.

Quería tener a Andre dentro de él.

“Alexander...quiero hacerlo ya...” entre sus labios le susurró eso, excitado, sumamente excitado. Alexander tenía este afecto en él, le extasiaba, esa personalidad lujuriosa hacia que le volviera loco y necesitaba tenerlo debajo de él gimiendo.

“Si continuas diciéndome cosas como esas harás que me corra...” burlón, como siempre miró esos ojos azules, que brillantes hacían ver más apetecible al rubio junto con esas mejillas sonrojadas. “...pero es que yo también te necesito dentro...” acariciando el miembro duro de Andre no dejó de mirarle a los ojos. “...quiero sentir esto...dentro de mi...”

Y no hizo falta nada más.

El mayor besó con pasión a Alexander, mordiendo esos labios, acariciando con urgencia su cuerpo mientras que acariciaba su entrada poco a poco, haciéndole temblar.

“...yo no sé muy bien como...” disculpándose y algo nervioso miró al pelinegro que se rió ligeramente.

“...eso es instinto Andre...instinto...” abriendo eróticamente sus piernas hizo que a Andre le cambiara el rostro, viendo una sonrisa algo maliciosa, viendo como bajaba y agarrando sus muslos acariciaba con su lengua la entrada del pelinegro. “...aaahn...siii...”

Con su mano acariciaba su propio miembro mientras sentía la lengua húmeda del rubio en su entrada, cerrando los ojos, entregándose a las sensaciones, entregándose al sexo.

“Alexander...” subiendo y cogiendo las piernas del menor para que rodearan su cintura hizo que su miembro rozara la entrada del menor, escuchando un gemido, haciendo que su excitación creciera. “...voy a meterlo...” entrando lentamente en él cerró los ojos entregándose a las sensaciones, sintiéndose tremendamente excitado.

“Aaahhnn...siii....” aferrándose con sus manos a la espalda del rubio clavó sus uñas, tenía el miembro duro y grande de Andre dentro de él, entrando deliciosamente en su cuerpo, haciéndole sentir que iba a desvariar con el placer. “..Ahh...”

“Ahh...¿me-me muevo?” miró el rostro de Alexander que asintió con una sonrisa torcida.

Andre empezó a moverse lentamente, sintiendo como ese cuerpo le estaba apretando de manera excitante, comenzando a acelerar el ritmo al escuchar los gemidos del pelinegro.

“¡Ahh! ¡Más rápido!”

“Ahh...” moviéndose más rápido, más profundo, sintiéndose que si continuaba así acabaría por venirse intentó concentrarse, entrando y saliendo del interior de Alexander con más fuerza, viendo que ahora Alexander estaba gimiendo mucho más, sintiendo el placer recorrer su cuerpo por completo. “¡Ahnn!”

“A-andre...aah...” mirando la cara de placer del rubio llevó una de sus manos a su propio miembro, masturbándose, intentando seguir el ritmo frenético del rubio, sintiendo que estaba tocando ese lugar que le hacia enloquecer, acelerando el ritmo de su mano. “...me-me correré...”

“Ahh...siii...” gimiendo dio las últimas estocadas, saliendo casi del todo de su interior para entrar con más fuerza, haciendo gemir a Alexander, sintiendo como el clímax le abordaba y como llenaba el cuerpo del pelinegro por completo. “Ahnn...”

“...” respirando agitadamente abrió sus ojos para ver como Andre estaba encima de él, aún dentro de él, respirando agitadamente, sonrió ampliamente y rodeó con sus brazos la espalda ancha. “...¿Andre?”

“¿Mmm?” levantando el rostro miró a Alexander.

Y es que era perfecto.

Esa mandíbula algo cuadrada, esos ojos azules brillantes, la boca entreabierta con los labios enrojecidos, acompañada toda esa combinación por unos cabellos del color del sol que pegados por el sudor en la frente le daban un aire sensual.

“Te adoro...” agarrando con sus manos el rostro del rubio besó su sien.

Y es que se sentía como un maldito adolescente con Andre.

Y eso le daba miedo, le gustaba...

“Y yo...” sonrió ampliamente, sincero, amable, encantador, como él era. Saliendo poco a poco de dentro del pelinegro y tumbándose al lado del pelinegro. “¿Dormimos un poco?” abriendo sus brazos miró con cariño a Alexander.

“...claro...” acurrucándose en los brazos del rubio intentó disipar sus pensamientos.

Y es que era demasiado perfecto para él.
Notas finales: Hola de nuevo!
...aún queda alguien leyendo esto? ;_;
SIENTO LA TARDANZA...u.u

Pero en casi todos los fics que actualizé
ya dije que andaba muuuy atareada,
solo espero poder actualizar más a menudo
y no tardarme tanto como esta vez...

Cambiando de tema...
espero que el capitulo haya gustado n_n
me esforcé mucho...

Nos vemos en el próximo capitulo!

Dejar comentarios, opiniones, etc. Muchas gracias ^_^!

Besos y cuídense mucho.

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