Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Lugares prohibidos. por Alinna

[Reviews - 33]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Las palabras de Christine harán que Alexander tome decisiones infantiles e incoherentes.

Irina aparecerá para darle un regalo muy especial a Khaled, una inesperada visita de Erwin al cuartel.
Semanas después.


“¿Así que Irina vendrá?” cruzándose de brazos observando al pelinegro que se encendió un cigarro y le tendió el mechero para que se encendiera el que sostenía ella entre sus labios. “...me sorprende...no acostumbra a venir mucho...”

“Es tu hermana Christine...y la verdad es que vendrá con Shuka.”

“¿Con Shuka? ¿Pero están juntos o no?”

“¿No lo sabes y es tu hermana?” con una ceja enarcada sonrió a la castaña que puso morros. “...ya sabes que son la pareja eterna...que yo sepa no están juntos, pero siempre acaban juntándose...”

“Me da pena por Shuka...la quiere muchísimo...aunque ella está algo confundida desde lo de Asir...” suspirando dejó escapar el humo de sus pulmones. “...Y sé que vuelve a estar por aquí...” sorprendiendo al pelinegro sonrió tranquilamente. “...tengo mis fuentes de contacto Alexander.”

“No lo dudo...espero que no te metas en problemas. Aunque lo que me preocupa más es si Asir y Irina se encuentran que es lo que sucederá...”

“Ella le dará una paliza eso seguro...” riéndose y haciendo reír al vampiro se relajó. “... y yo le daría otra por todo lo que le hizo.”

“Déjales...son asuntos suyos.”

“Ya lo sé...pero el problema es que al ser un brujo si se enteran pueden quemar a mi querida hermanita” irónicamente rodó los ojos, haciendo sonreír a Alexander. “...estuvo en peligro una vez y Shuka la pudo salvar...dos veces no creo que pueda.” Cerrando los ojos suspiró por segunda vez.

“Christine...”

Shuka amaba a su hermana más que a nada, y aún sabiendo que ella en ese entonces estaba con Asir, una relación prohibida, una vampiro con un brujo, la salvó de la pena de muerte. Mientras que Asir huyó, el muy cobarde, por motivos desconocidos.

“Cambiando de tema...¿cómo va con mi prometido?” sonriendo torcidamente vio que el pelinegro le correspondía el gesto. “...oh, eso quiere decir que viento en popa.”

“Me parece extraño...nunca había durado tanto tiempo con una misma persona...y me siento algo extraño cuando estoy con él...”

“¿Extraño? ¿Pero en el aspecto malo?” enarcando una ceja le dio una última calada a su cigarro y lo dejó en el cenicero.

“No...son tonterías...no me gusta levantarme y ver que se ha ido, me hace sonreír como un idiota y encima decir estas cursilerías...me odio a mi mismo...” escondiendo su rostro con una de sus manos echó la cabeza hacia atrás para luego ver a Christine sonriendo. “¿Soy ridículo, no?”

“No...pero si te das cuenta...son todos lo síntomas de enamorado querido.”

Esas palabras le cayeron como un cascada de agua fría a Alexander.

¿…l enamorado?

No podía ser.

“No digas estupideces...”

“¿Tanto miedo te da entregarte a alguien?” levantándose se puso bien el vestido.

“No quiero enamorarme...” serio y sin vacilar miró los ojos verdes de Christine que se puso seria.

“Pues cuando hagas daño a Andre te aseguro que te llevarás una buena cachetada.”

“No seas así...” intentando hacer broma miró a Christine que seguía seria. “...vamos Christine...sabes como soy...no puedo enamorarme.”

“Si que puedes pero eres un cobarde.” Atusándose la cabellera cogió su paquete de tabaco.

“No te pases.”

“Y tu con Andre menos...él no te lo perdonará...pero yo menos.”

“¡Por el amor de Dios Christine! Soy yo el que se siente así...él seguramente no.”

“¿Tu eres idiota? ¿Crees que una persona como Andre se entregaría de ese modo a cualquiera? Eres realmente idiota.” Suspirando se fue dejando al pelinegro solo.

Alexander se quedó quieto en el jardín.

¿…l enamorado?

Ni de broma, nunca se entregaría de ese modo a nadie.

¿Ni a Andre?

No, no podía. Nunca había conocido ese sentimiento y debía seguir así para no sufrir.

















“Estás en plena forma maldito perro...” riéndose se pasó las manos por la frente, descargando sus armas. “...estas semanas fuera no te han hecho estar más tranquilo.”

“Tenía ganas de alguna misión...” quitándose todas esas manchas de sangre de la cara dejó las armas encima de la mesa. “...tu, lleva mis armas a limpiar.” Miró a uno de los novatos que al oír su orden se fue corriendo con las armas.

“Se nota que eres el capitán Khaled.” Riéndose miró a Khaled que suspiró quitándose la chaqueta. “...ya era hora de que volvieras, eso de ser tu substituto estas semanas ha sido un horror...reuniones, papeleo...dirigir...”

“No aguantarías mucho así Naze.” Encendiéndose un cigarro escuchó a unos cuantos soldados silbando a modo de admiración y hacer aclamaciones. “¿Qué coño esta pasando?” mirando a Naze suspiró.

“Seguramente alguien de la mansión habrá bajado a hacer tiro o algo...ya sabes que los soldados novatos cuando ven a algún vampiro que esta bien físicamente hacen este alboroto.” Riéndose, acompañó al pelinegro hacia dónde había todos los novatos.

En los pasillos del cuartel había un gran número de soldados apoyados en la pared, en grupo, bebiendo o fumando mientras se divertían diciendo cumplidos descarados a dos vampiros que estaban en medio de todo ese alboroto.

Una mujer...¿o dos?

“No me lo puedo creer...” Naze vio a una chica morena, ojos oscuros y sonrisa amplia. “...es Irina.”

Khaled observó que la chica con cara de pocos amigos miraba a todos esos vampiros despectivamente mientras que iba acompañada por otro o otra vampiro que le agarraba el brazo fuertemente.

“¿Volvió la bruja?” Khaled chasqueó la lengua pero cuando se fijó mejor pudo distinguir esos ojos dorados y esos pendientes largos que él mismo regaló, haciendo que al ver que estaba con Irina se le abrieron los ojos como platos. “...Erwin.”

“El disfraz le queda muy bien.” Naze sonrió divertido al ver a Erwin completamente escondido detrás de Irina, viendo a un Khaled sorprendido. ¿Celoso quizás?

Y si, le quedaba endemoniadamente bien.

Pantalones negros ajustados, camiseta deportiva blanca y una gorra negra que le recogía el cabello mostrando esos largos pendientes que lucía siempre, escondiendo el rostro detrás de la morena para no ser descubierto.

“Oye, oye...tu amigo esta muy tímido...¿no quiere jugar?” uno se reía mientras daba vueltas alrededor de Erwin que nervioso se cogía al brazo de Irina. “Yo le podría enseñar algunas cosas...” acercándose olió el cuello del albino que se estremeció.

“Déjame...” Erwin miró al soldado, algo más alto que él, cabello negro corto con ojos afilados, un cigarro sostenido entre sus labios.

“¿Quieres comprobar que es todo lo que te enseñaría?”

Y se escuchó un golpe seco en la pared, haciendo que todos miraran hacia la entrada, viendo algo que a todos les asustaba.

Su capitán, Khaled, enojado.

“¡Todos fuera! ¡A trabajar maldita pandilla de holgazanes!” Khaled gritó y todos pararon y comenzaron a moverse, Naze aprovechó y empujó a la pareja dentro de una sala insonorizada.

Khaled les siguió, pero antes, agarró por el brazo al chico que le estuvo rondando a Erwin.

“¿Capitán?”

“Hoy te encargarás de toda la limpieza de las armas...” y sin darle tiempo a que reprochara lo soltó sin siquiera mirarle, entrando a la sala, viendo a Irina mirando a Naze.

“¿Pero estáis locos?” Naze, incrédulo miró a su amiga.

“Se dice hola...” Irina chasqueó la lengua. “...¿no me vas a decir hola mi pequeño soldado?” abrazando a Naze le dio dos besos sonoros dejándole la marca de pintalabios.

“Me ha sorprendido verte aquí.”

“Asuntos...y así Shuka ve a Andre que hace tiempo que no ve a su querido sobrino.”

“Un sobrino que parece su hermano...al no envejecer tan rápido al final confundes a los miembros de la familia de Shuka.” Riéndose miró a Irina para luego darse cuenta que Khaled estaba mirando a Irina con mala cara. “...creo que ahora tienes un problema con mi capitán.” En voz baja sonrió torcidamente e Irina suspiró.

“¡Hola mi amor!”

“Déjate de tonterías.” Cruzándose de brazos miró a la morena que puso morros. “¿Se puede saber que mierda haces trayendo contigo a Erwin aquí? ¿Acaso no sabes que no puede salir de su habitación?”

“Shuka me dio carta blanca y me cubrió...le dije que tenía ganas de hablar con Erwin en un lugar más tranquilo...y te digo que con Shuka y Erziel aquí no se atreverá a venir a molestar a Erwin.”

“¿Y este es un lugar tranquilo?” Khaled miró a Erwin que continuaba en silencio.

“Le pedí yo de ir...ya hablamos hace rato...pero tenía ganas de darte una sorpresa en el trabajo...” por fin, Erwin abrió la boca, su voz se escuchó tranquila haciendo que Khaled le mirara fijamente.

Demonios, era demasiado lindo.

Irina divertida veía la situación.

“Bueno...creo que sobramos en esta conversación...Naze y yo nos vamos a hacer tiro en la otra sala un ratito...” empujando a Naze por la espalda cerró la habitación. “...encárgate de llevarlo a salvo hasta ahí.”

“...” suspirando se apoyó en la pared y Erwin se sentó en una mesa.

“¿Así que esto es el cuartel? No esta tan mal como me imaginaba.” Mirando las paredes sonrió. “¿Estas enojado?”

“No...más bien preocupado. Creo que ya te avisé que no quería que salieras de tu habitación, podrías estar en peligro...” vio que Erwin iba a replicar y le puso la mano en la boca. “...pero como Shuka lo permitió no importa...¿ok?”

“...” Erwin asintió sonriente y sintió como la mano le dejaba de tapar la boca para quedarse en su hombro. “...tenía ganas de verte...desde que volvimos de la mansión de Samus ya hace dos días que no te he visto...te tienen ocupado con misiones.” Pasando sus manos por la cintura del pelinegro apoyó su rostro en el pecho.

“Soy el capitán.”

“Lo sé...” sonriendo le soltó y miró la mesa en la que estaba sentado. ”¿Esta sala para que sirve?”

“Es la de interrogatorios...por eso esta insonorizada y no hay cámaras, no se sabe nunca lo que le hacemos a los hombres lobo y si los matamos no se dan ni cuenta los de arriba.” Abriendo unos cajones de unos armarios le enseñó varios utensilios que le pusieron la piel de gallina a Erwin. “...tranquilo que contigo no los usaré...” acercándose le acarició el cuello, jugando con los largos pendientes brillantes.

“Espero que no...” jugando con la cremallera del chaleco de Khaled sonrió. “¿Te gusta mi atuendo?” enseñándole la gorra se rió.

“Si...pero me gustas más con el cabello suelto.” Quitándole la gorra poco a poco dejó caer ese cabello brillante como una cascada, quedándole algunos mechones por delante, resaltando con esos ojos dorados. “...mucho mejor así.” Inclinándose besó los labios carnosos del menor sintiendo los brazos más delgados rodearle la espalda y como la tibia lengua de Erwin se encontraba con la suya, volviéndose el beso más húmedo.

“Irina me espera...” entre el beso bajó la cremallera del chaleco lentamente.

“Que espere un rato más...” tumbándole encima de la mesa acarició esas piernas delgadas, jugando con el cierre del pantalón. “¿Crees que le importara?” apoyando sus manos a cada lado del cuerpo del menor se inclinó, mostrando una de esas sonrisas torcidas que tanto adoraba Erwin.

“Para nada...y mucho menos si viera esto.”

“Perfecto...” besando sus labios escuchó una suave risa de satisfacción por parte del menor, sintiendo las manos delicadas acariciar con urgencia la espalda para medio reincorporarse y posarse en la cadera, escuchando las respiraciones agitadas a medida que las lenguas se encontraban y se entrelazaban en un beso húmedo.

“¿Sabes...que...aah...?” se estremeció al notar la mano acariciar su entrepierna, mirando a los ojos a Khaled que sonreía torcidamente, excitándole. “...no podremos tardar mucho...o...ah...nos pillarán...”

“¿Ahora quieres pensar en eso? Yo creo que deberías concentrarte en otras cosas...” y sin más vacilaciones agarró el miembro duro y erecto del menor, lamiéndolo, escuchando un gemido de Erwin y como las manos se agarraban a su cabellera azabache.

“Ahhn...siii...” estaba excitado, esa situación le excitaba muchísimo. En el cuartel de Khaled, encima la mesa, sabiendo que en cualquier momento podrían interrumpir, agarrando con sus manos el rostro de Khaled para mirarle a los ojos, besándole, quitándose los pantalones del todo y levantándose de la mesa, caminando ambos torpes hacia la pared.

“Erwin...” pasando el pulgar por los labios carnosos del menor sintió esa lengua lamerlo con lujuria, esos ojos dorados le miraban con hambre, con deseo.

Tantas veces había estado sintiendo esos labios, esas manos, esos ojos posándose en él con mirada hambrienta.

Pero necesitaba más...

Erwin era el único que hacía que ese deseo le recorriera el cuerpo de ese modo, clamando por agarrarlo y someterlo, besarlo, morder esa piel pasando la lengua por todos los rincones posibles, escuchar esos gemidos eróticos que hacían que quisiera entrar dentro de él con fuerza.

“Creo que tu pequeño amigo necesita atención...” juguetón, tras tenerle con la espalda pegada en la pared, desabrochó los pantalones, bajándolos hasta las rodillas, respirando cerca de los labios de Khaled, sin dejar que este le alcanzara para besarle. “...allá vamos...” sonriendo se agachó.

“Dios...aah...” con solo imaginarse la lengua de Erwin en su miembro bastaba para gemir. Sintiendo esos labios morder la erección por encima de la tela de la ropa interior, las manos agarrando firmemente los muslos musculados, para que una de ellas bajara la prenda, sujetando el miembro grande y duro. “...métetelo en la boca...” mirándole a los ojos vio que Erwin sin dejar de mirarle lamía la punta, introduciéndose el miembro en la boca, succionando, masturbándole, haciéndole sentir en el séptimo cielo. “...Ahhn...” viendo que el albino con su otra mano se masturbaba.

Si seguía con ese ritmo Erwin haría que acabara en su boca, esa lengua se movía de una forma infernal.

“Decide Khaled...¿en mi boca o dentro de mi?” ronroneando como un gato acarició las piernas del mayor, sintiéndose explotar.

No se hizo esperar la reacción de Khaled.

“Lo sabes bien maldito...” agarrándole le recostó en la mesa, agarrando esas delgadas piernas, colocándolas sobre sus hombros. “...no voy a andar con delicadezas... pequeño pervertido...” inclinándose miró esos ojos dorados.

“...¿a que esperas entonces?” retador se mordió el labio inferior cuando sintió que Khaled tanteaba la entrada con el miembro duro, haciéndole rogar, queriendo que entrara ya en él. “...Ahhhn...Khaleed...”

Entró de golpe en él, escuchando un gemido ahogado por parte de Erwin, moviéndose ligeramente dentro de ese cuerpo estrecho, intentando no venirse con esa deliciosa sensación que recorría por entero su cuerpo.

“...Ahh...” moviéndose más rápido abrió los ojos, viendo a un Erwin excitado, sus ojos entrecerrados, los jadeos escapándose de sus labios y una de esas delicadas manos masturbándose. “...voy a romperte...” relamiéndose los labios agarró firmemente las caderas para entrar con más fuerza.

“¡Ahh!”

Sabía que ese tipo de palabras eran las que más caliente ponían al pequeño.

Embistiendo con fuerza dentro de ese pequeño cuerpo, acelerando el ritmo, sintiendo a Erwin contraer su cuerpo, aprisionando su miembro duro, haciendo que llegara a un delicioso orgasmo dentro de ese cuerpo lascivo.

“Ahhhn...” sintiendo los espasmos se vino dentro del albino, respirando agitadamente, buscando sus labios carnosos, encontrándolos, devorándolos mientras sentía la respiración de Erwin entrecortada.

“Khaled...” abrazándose al cuerpo se notó pegajoso.

“Creo que deberemos limpiarnos...” besando el cuello blanco mordió ligeramente la piel, escuchando una suave risa. “...Erwin...”

“¿Mmmm?” mirándole le apartó los mechones negros del rostro, que con el sudor se le pegaban graciosamente, viendo una mirada en Khaled que le estremeció, que hizo que sus nervios afloraran.

Esa mirada...

“Nada...” besando su sien se volvió a abrazar al pequeño cuerpo, haciendo sonreír al pequeño.

“Yo también Khaled.” Escondiendo su rostro en el pecho ancho, no se escuchó nada más, no hacían falta más palabras.

Erwin conocía más que a nadie a Khaled.












Se sentía como un ser ruin.

Si, esa era la palabra.

No era algo fuera de lo común en él sentirse de ese modo, pero en ese momento se estaba sintiendo como una maldita cucaracha.

“Que repugnante...” pasándose las manos por el cabello miró al chico que tenía al lado, dormido, desnudo.

Las palabras de Christine le habían echo pensar demasiado, el miedo a estar enamorado de Andre le recorría el cuerpo, no quería, no quería depender de una persona y arrastrarla consigo a la desgracia, no quería sentir la mirada apenada de Andre por las duras consecuencias.

Tenía que ver con sus propios ojos que las palabras de Christine eran falsas.

¡Qué idiota!

Le daba hasta rabia recordar el momento en el cual quiso comprobar que no estaba enamorado de Andre, acostándose con el primero que sedujera. Tomándolo con agresividad y rapidez, no queriéndole ver la cara en ningún momento, embistiendo ese cuerpo contra la almohada, viendo la espalda arquearse.

Como se había mentido a él mismo...

Para nada había sido la sensación con la que se despertaba después de estar con Andre, no había esa ilusión, ese cariño, esa excitación desbordada por poseerlo o ser poseído por semejante criatura.

No era nada comparado con él...

¡Un completo infeliz por no querer aceptar ese amor que crecía en él por Andre!

Y como si fuera la mejor escena de la gran película la puerta de su habitación se abrió.

Encontrándose con esos ojos que le estremecían.

“A-Alexander...”

Sonriendo amargamente.

Perdiendo la poca dignidad que le quedaba y el amor que estaba sintiendo por primera vez por alguien.

Lo había perdido todo por culpa de su autoengaño.
Notas finales: Lo sé...no tengo dignidad yo tampoco
por aparecer a estas alturas...
pero no tengo nada de tiempo...surgieron
algunos asuntos y no me puedo dedicar como antes
a escribir, al menos de momento..por lo que poco a poco iré
actualizando ;_;

Nos vemos en el próximo capitulo.

Dejar comentarios, opiniones, etc. Muchas gracias ^_^!

Besos y cuídense mucho n_n

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).