Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Lugares prohibidos. por Alinna

[Reviews - 33]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Khaled deberá sacar todo aquello que siente ahora que por fin ha encontrado a Erwin.

Junto a una reunión entre el jefe de los licántropos y uno de los más temidos hijos del patriarca Erziel, Shuka.
Se quitó el casco de la moto. Mirándole fijamente a los ojos, sin soltar ese brazo, intentando creer que aquello que tenía delante no era una ilusión. Que Erwin por fin había aparecido, que no tenía ningún rasguño, es más lo vio sonreír. Aunque por una parte, eso último hacía que hirviera por la rabia. Ese hombre que acompañaba a su pequeño seguía mirándoles, atónito, así que en cuanto hizo el menor gesto de querer separarle de su agarre, cogió a Erwin y lo acercó a su cuerpo.

“Oye amigo…déjale…¿vale?” Eiden sin entender el porqué miró a Erwin que sorprendido y paralizado miraba a ese hombre de cabellos oscuros.

“Calla tu maldita boca… o acabaré contigo.” Apretando fuertemente a Erwin contra él, miró a los ojos al chico que enmudeció.

“Khaled…suéltame.”

Abrió los ojos sorprendido, mirando a su pequeño que muy seriamente estaba advirtiéndole. Le soltó y sin decir nada, intentó calmarse. Porqué lo que más deseaba en ese momento era agarrar a Erwin, soltarle un buen grito y después acabar con ese intruso en su vida que miraba a su albino fijamente.

“Quiero hablar contigo…” tragando su orgullo, en un susurro soltó eso, viendo como Erwin le miraba dolido y asentía.

“…” mirando a Khaled intentó no echarse a llorar. Dios, hacia tanto tiempo que no le veía, que tenerle delante era como una ilusión, tenía ganas de gritarle, de decirle lo idiota y mentiroso que había sido, pero ahora mismo solo tenía ganas de abrazarle, de pegarse a su piel. “…Eiden debo hablar con Khaled…ve para casa, prometo volver, ¿vale?”

“¿Estarás bien?” Eiden miró a ese tal Khaled, por fin conocía al hombre al cual su nuevo inquilino llamaba por las noches. Era atractivo pero esa mirada afilada le erizaba la piel.

“Tranquilo… no pasará nada. Volveré… te lo prometo, Eiden.”

Khaled viendo como el tal Eiden asentía tras las palabras tranquilizantes del menor, le agarró por el brazo y se lo llevó al callejón más próximo, viendo como el albino se soltaba de su agarre y se apoyaba en la pared. Khaled se acercó a este, dejándole atrapado contra la pared, y su cuerpo.

“… ¿Dónde te habías metido?” acariciando el rostro del menor intentó no mostrarse agresivo, llevaba demasiado tiempo desesperado, buscándole, como para ahora ver que estaba haciendo su vida con otra persona, con un extraño. Alguien que no era él. A quien sonreía sin dificultad. Aunque por dentro sabía que era lo mejor que le podría haber pasado.

“Eiden me encontró…me curó y me da un sitio dónde dormir.” Resultándole extraña la conversación dejó que su amante acariciara su rostro, le echaba tanto de menos. “…pero eso ya no importa, me mentiste Khaled. Durante más de 40 años... y no sólo eso, sino que sabías que al fin y al cabo, me acabarían matando. En manos de Asir…o de mi propia familia.”

Necesitaba decirle todo eso, saber el motivo, sentirse liberado.

“No hubiera dejado que eso sucediera.” Cortante dejó de acariciar ese rostro, mirando esos ojos color oro.

“¿Y cómo lo hubieras impedido? ¡Dime!” enojado, miró a los ojos a Khaled.

“¡Antes te hubiera matado yo con mis propias manos! ¡Y luego hubiera seguido tu camino!” dejando atónito al menor tragó en seco. “¡Maldita sea! ¡¿Crees que he jugado a estar contigo?! ¡¿Qué todos estos años me la he pasado en grande haciéndote creer que te quería?!”

“¡No, claro que no! ¡¿Pero cómo te hubieras sentido si te hubiera mentido durante tanto tiempo?! ¡¿No pensaste que si me lo contabas llegaría a entenderlo?!” dándole un golpe en el pecho sintió como las lágrimas empezaban a salir de sus ojos. Maldita sea, no quería llorar delante de Khaled.

“En ese momento… hice lo que creí que era correcto Erwin, me he arriesgado, he hecho cuanto he podido por ti… he mezclado tu sangre con la mía para que no te encontrara Asir, aún sabiendo que si se enteraba Erziel, acabarían conmigo.” Suspirando fuertemente agarró con sus dos manos el rostro de Erwin. “…pero mi vida, mi existencia… perdió sentido en el momento que todo se me fue de las manos, pero te encontré a ti…y aunque ahora no puedas creerme, tú me has dado motivos para no acabar con esta inmortalidad.”

Debía sincerarse, tragarse ese orgullo que le impedía decir lo que sentía y demostrarle al pequeño, que aunque le engañó, le amaba.

“¿Me quieres hacer creer…que te mantienes en vida por mi?”

“Piensa lo que quieras… pero si ya no me amas, si no quieres saber nada de mí. Respetaré tu decisión, la entenderé…pero no me verás más.” Soltándole se apoyó en la pared, intentando no dejar aflorar su tristeza, su dolor.

“¡¿Por qué te mantienes así Khaled?! ¡Mierda, por una vez dime de verdad lo que quieres!”

Escuchando un fuerte golpe cerró los ojos, viendo como el puño de Khaled había pasado por encima de él, rompiendo la pared.

“¡¿Qué quieres que te diga Erwin?!” dejando salir su voz desgarrada, vio como Erwin abría los ojos desmesuradamente. “¡Mataría a Louis, lo dejaría reducido a escombros si pudiera! ¡Acabaría con la maldita profecía que te esta amargando la vida! ¡Pero no puedo, soy un maldito soldado!” respirando fuertemente abrazó el cuerpo pequeño y frágil que tenía delante de él. “…te amo Erwin, te juro que te amo… pero no puedo hacer nada más, no puedo hacer…que me creas, que vuelvas…a confiar en mí.” Separándose ligeramente del menor acarició sus labios.

“Khaled…” acariciando el rostro del mayor le miró a los ojos.

Viendo a través de estos a ese vampiro que le sedujo hace tanto tiempo, aquel que le poseyó, que le protegió y le aguantó todos los caprichos y reproches.

Su Khaled, su soldado.

“…” Enmudecido se quedó mirando esos ojos que le embelesaron años atrás, aquellos que le enloquecían, le entristecían en los peores momentos, aquellos que le enamoraron hace tanto tiempo y que aunque le costara decir lo mucho que quería a ese maldito vampiro, le amaba como a nadie.

“Yo también te amo Khaled…” besando levemente sus labios notó como los brazos fuertes del mayor le rodeaban, levantándole ligeramente del suelo, uniéndose ambos en un beso desesperado, escuchándose las respiraciones entrecortadas, la añoranza. Sintiendo que no hacía falta nada más alrededor de ellos dos. Aunque Khaled le engañara, era su soldad, a quien amó durante tanto tiempo, quien se arriesgaba miles de veces con tal de verlo feliz. “…siento…haber huido… pero debes…”

“Lo sé…” sin dejar que acabara de hablar, atrapó esos labios otra vez, necesitaba estar pegado a Erwin, todo ese tiempo buscándole incansablemente, pensando que había desaparecido y que no volvería a ver a semejante criatura hermosa. No quería dejar que desapareciera otra vez. Pero entendía el motivo de su huida, porque conocía bien a Erwin. “…Dios mío…Erwin…” separándose ligeramente de los labios de su amante, mordió ese cuello blanco, perdiéndose en su aroma, escuchando la respiración entrecortada del menor.

Le necesitaba.

Todos esos días sin él habían sido una maldita tortura.

“Khaled escucha…” aunque no quería separarse de su soldado, intentó que este se calmara, agarrando el rostro del más alto, quedándose ambas bocas a escasos centímetros, respirando ambos con dificultad, sin separarse de su abrazo, cuerpo contra cuerpo. “…debo volver con Eiden…” viendo que su amado iba a protestar le selló los labios con un pequeño beso, un ligero contacto, un pedido mudo. “…estaré más seguro allí… prometo volver…dame un día más y volveré a la mansión…”

“¿Por qué un día más? Ven esta noche…” comportándose como un maldito desesperado acarició el rostro de Erwin, viendo que este negaba. “…te necesito maldito, no puedo estar sin tocarte…” Acariciando la estrecha espalda, dejando perder sus manos por la cintura, escuchando la suave respiración de Erwin. “…Erwin…”

“No me lo pongas más difícil…” cerrando los ojos ante el contacto se abrazó a esa fuerte espalda, sintiendo esas manos poderosas en su cintura, deseando estar debajo de ese cuerpo una vez más. “…Khaled por favor…” besando otra vez esos labios le miró a los ojos.

“¿Es por ese tal Eiden?” algo enfurruñado desvió el rostro.

“Por todo un poco…quiero despedirme bien de él…” acariciando el rostro del mayor intentó reconfortarle.
“…” sin mirarle intentó calmarse, ahora mismo agarraría a Erwin y lo llevaba de vuelta a la mansión, por muchas pataletas que le hiciese, pero no estaba en su derecho, viendo las circunstancias.

“Mira, no quiero chantajearte con lo que te voy a decir, no es mi intención, en serio… pero te he perdonado, he intentado entender todo esto y he querido ver que durante todo este tiempo has estado velando por mí… porque te conozco Khaled, por eso te quiero. Pero por favor, dame un día más. Sólo eso.”

“…Ok, pero no quiero que tardes, las cosas no andan muy bien y tenemos que tratar asuntos con los perros.” Acariciando esa melena suave besó la frente del menor, viendo su cara de interrogación. “…ya te contaré, pero Erziel no tardará tampoco en querer verte.”

“Khaled, te lo prometo, mañana por la noche me vienes a buscar a la laguna. Estaré ahí, pero debes prometerme algo.”

“Dime…”

“Si al final… encontráis el paradero de Asir… y le dais caza, no quiero que vayas.” Mirando el rostro sorprendido del mayor sonrió tristemente. “…te lo pido por favor.”

“Mañana lo hablamos…primero te llevo dónde ese tal Eiden.”









Tras cruzar la calle central de la ciudad, entraron en un local que hacía esquina. Todos los humanos les observaban con admiración, no sabían si pensar que eran unos actores o bien, un tipo de ‘secta’ algo extraña que se paseaba con esos uniformes negros por la ciudad. Abrieron la puerta y sin mirar al dueño bajaron las escaleras hacía el sótano. Encontrándose a Jason, el jefe de los licántropos. Junto con Daniel y Yuren, dos de sus hombres de confianza. Sin cruzar palabra, Naze se sentó enfrente de ellos.

“¿Otra vez tú solo?” Jason sonriendo ligeramente vio que el pequeño vampiro negaba con la cabeza, señalando hacia la puerta y viendo entrar a Andre, con Shuka.

“Shuka…” Jason se levantó de la silla. Shuka era el hijo mayor del patriarca, Erziel. Todo el mundo temía al patriarca, pero todos decían que Shuka podía ser mucho más cruel y más violento que su propio padre. Había estado durante un tiempo con Irina, pero todo terminó hace tiempo.

“No es que esté encantado de conoceros… pero un trato es un trato.” Sin ni siquiera presentarse o saludar se dirigió al sofá, sentándose al lado de Naze. Se cruzó de brazos, observando a los licántropos que parecían no creerse a quién tenían delante.

“Shuka ha vuelto por petición mía y de Khaled. Erziel nuestro patriarca, está al corriente de nuestro trato para dar caza al mago, pero no sabe nada de la desaparición de Erwin, así que preferiría que no sacarais ese tema.” Naze encendiéndose un cigarro suspiró.

“¿Te crees que tenemos ganas de meternos en vuestros estúpidos líos de vampiros?” Daniel algo enojado, miró al soldado que sin responder simplemente chasqueó la lengua. “… ¡No entiendo por qué nos hemos metido en semejante embrollo Jason! ¿No ves que en cuanto Asir haya muerto aprovecharan para matarnos?” atusándose la cabellera negra miró a su jefe que sonrió débilmente.

“Lo mismo pueden pensar ellos…” haciendo que Daniel enmudeciera suspiró levemente. “…bien, dejando a un lado todo esto… Hemos encontrado el paradero de Asir, últimamente frecuenta mucho una parte del bosque…”

“¿La parte sur?” Shuka mirando al jefe de los licántropos vio como este asentía.

“¿Cómo lo sabes tío?” Andre mirando a su tío vio que este sonrió.

“Es dónde vivía Irina tiempo atrás.” Levantándose de la silla puso el mapa encima de la mesa. “…debemos organizarnos, Asir es listo y no se dejara matar tan fácilmente, así que debemos ir todos a la una. Mi padre no sé si tiene la intención de acabar con vosotros una vez acabéis con Asir… pero yo procuraré que no se le ocurra.”

“¿Tanta amabilidad para que…?” Jason sin entender miró extrañado al vampiro. Era un hombre imponente. Era mucho más alto que él, cabello negro algo largo y mirada afilada, el rostro de un adulto con una voz profunda y que erizaba la piel.

“¿Debo contestarte yo mi querido jefe?” Daniel recalcando esta última palabra vio como Jason le miraba enojado. “No me mires así, todo es por la maldita chupasangre que te está manipulando.”

“Cállate Daniel…” Jason suspirando para relajarse miró hacia otro lado.

“¡¿Por qué debo callarme Jason?! ¡Nos has substituido por una maldita mujer que encima su especie no extermina! ¡Deberías haberla matado hace tiempo! ¡Mierda, Jason, eres un licántropo!”

Jason se acercó a Daniel y lo agarró del cuello, mirándole fijamente.

“Esta conversación no tiene sentido delante de ellos…si tienes algún problema conmigo, adelante, discutámoslo en privado, pero creo que este no es el momento.” Empujándole hacia un lado le dio la espalda a su compañero. “…Yuren llévatelo de aquí, hablaremos luego.”

Yuren asintió y agarró a Daniel, marchándose en silencio.

“¿Podéis dejarnos solos?” la voz de Shuka cortó la tensión que se respiraba, Naze y Andre asintieron, subiendo las escaleras y quedándose en la planta de arriba. Una vez solos Shuka se sentó encima de la mesa, mirando fijamente al licántropo. “Siguiendo en nuestra conversación y haciendo caso omiso a las rabietas de tus subordinados, no puedo decir que sienta amabilidad por vosotros, es más, no me caéis en gracia, sois una raza que he odiado siempre por la continua batalla… pero también es verdad que tienes en casa algo demasiado importante, que ese amigo tuyo a nombrado chupasangre.”

“¿Te refieres a Christine?” Mirando a Shuka vio que este asintió.

“Tú mismo lo has dicho… Christine, esa chica tan bonita que encandila a los hombres con su mirada.” Sonriendo miró al de cabello color fuego que enojado apretaba los puños.

“¿Se puede saber que tienes tú que ver con ella?”

“Frena señor celoso… Christine no me importa en ese sentido, pero Irina, su hermana en su momento me importó de la misma forma que te importa a ti esa chiquilla, aunque fue mi mayor equivocación, creo que hasta los licántropos sabéis toda la historia ocurrida entre: ‘jefazo, residente de mansión y mago’.” Encendiéndose un cigarrillo aspiró el humo con tranquilidad, viendo como el de ojos azules asentía “…si le pasara algo a la inconsciente de tu novia, la maldita de su hermana no me lo perdonaría.”

“Sabes que no le haría daño…”

“Yo lo sé, pero mi padre no.” Sonriendo ligeramente, le dio otra calada al cigarrillo. “…por eso, le mantendré a raya con ese argumento. Eso sí, en cuanto termine todo, podrás tener a Christine para ti.”

“¿Estás loco?” riéndose ligeramente miró al más alto que continuaba con el semblante serio. “…debo devolverla a la mansión o acabaran conmigo y mi especie, y la verdad, con razón.”

“No si se muere por intentar escapar…”

Ambos se quedaron en silencio.

“No entiendo nada…”

“Todo ha sido idea de Irina, su hermana. Así que los detalles te los contará ella…” Con tranquilidad, Shuka se levantó.

“¿Acaso quieres ayudarme a poder estar con ella?” Jason, apoyándose en la pared miró al de ojos color vino.

“…” Shuka señalándose a él mismo vio que el pelirrojo asentía. “Para nada, a mi me da igual todo esto… ya te dije que es cosa de Irina, se lo debo y punto. Por mi parte no dejaría libre una aberración como esa, licántropo y vampiro…que locura.” Sonriendo torcidamente negó con la cabeza.

“…” no quería contestarle mal, Shuka de alguna manera les estaba ayudando, así que era mejor callar y respetar esas palabras. No tenía ganas de tenerle en su contra y menos acercándose la batalla contra Asir. “…¿Cuándo será la batalla?”

“…Comenzad a entrenar…nosotros lo haremos, porque en menos de tres días debemos ir a por Asir.” Apagando el cigarro encima de la mesa se dirigió hacia las escaleras.

“Ok…”

“Por cierto Jason…” Shuka miró al más bajo desde las escaleras, viendo su rostro interrogativo. “…tienes suerte que no me fijé en Christine, hubiese sido mi mejor opción, y no creo que se hubiese podido resistir a mis encantos.” Sonriendo torcidamente vio como Jason se quedaba con el rostro desencajado. Subiendo las escaleras con tranquilidad.

“Será cabrón…”








“Bien, de acuerdo…” colgando el teléfono suspiró con tranquilidad.

“¿Todo bien bebé?” saliendo del despacho vio a su pequeño fuera de la bañera, con ese cuerpo de escándalo completamente desnudo y con media sonrisa en los labios. “…¿se puede saber quién te hace sonreír así?”

“Idiota…era Khaled.” Rodando los ojos se puso la ropa interior, pasando por delante de Adam que chasqueó la lengua mientras seguía con los ojos el perfecto movimiento de esas nalgas al andar. “…ha encontrado a Erwin.”

“…” sorprendido miró al pelinegro que asintió.

“Lo ha encontrado, sano y salvo. Ni un rasguño, mañana por la noche estará de vuelta a la mansión.” Secándose el cabello con una toalla sintió las manos del mayor agarrarle la cintura. “…¿A que es fabuloso? Louis se ha ido, Erwin vuelve, Asir dentro de poco será pasto para los peces…” sonriendo triunfante e ignorando las manos de Adam continuo secándose. “…que ganas de darle una buena paliza a ese idiota.”

“Ya te dije que no quiero que combatas.” Cansado de que le ignorara lo agarró y lo levantó del suelo, llevándolo a la cama. “…aunque sé que no me harás caso.” Acariciando los cabellos húmedos del menor olió esa suave fragancia a jabón.

“Exacto.” Sonriendo besó esos labios finos e invitantes. “…no te quejes.”

“Debo quejarme…¿y si no vuelves?” tumbando el pequeño cuerpo semidesnudo del vampiro, agarró una de esas piernas tan bien formadas, haciendo que rodeara su cintura. “…no te dejaré salir el día antes.”

“…pues…” agarrando por la nuca al mayor lo acercó a sus labios, sin dejarle que le besara, paseando su lengua por esos labios. “…te dejaré que me folles hasta quedarte exhausto, así me podré escapar con tranquilidad.” Sonriendo torcidamente notó como la piel de Adam se erizaba. “…¿Te lo imaginas? Podrías metérmela cuantas veces quisieras…sin parar.” Mordiendo la oreja del mayor, recibiendo la respuesta que esperaba, un desenfrenado beso.

Lleno de pasión y lujuria. Batallando ambas lenguas dentro de esas cavidades calientes, acariciándose con fuerza y notando como el más alto se estaba excitando, ya solo esas palabras descaradas y esa maldita imaginación suya, habían hecho efecto en él.

“No aguantarías mi ritmo bebé…” quitándose la camisa miró al pelinegro que enarcó una ceja. “…tú te imaginas esto…” agarrando la mano del menor e introduciéndola dentro de la ropa interior, dejando que acariciara su miembro erguido. “…entrando y saliendo dentro de ti…¿toda la noche? No podrías andar bebé.”

“Compruébalo hoy mismo si te atreves…” empujándole por el pecho y dejándole tendido boca arriba, bajó esos molestos pantalones y ropa interior, lamiendo ese miembro erecto que le estaba provocando. “…ya te digo que no aguantarás, querido.” Sin dejar que le fuera a rechistar se introdujo el miembro entero en su boca, lamiendo y succionando con fuerza, escuchando el gemido del mayor que arqueando ligeramente su espalda se dejaba llevar por esa sensación placentera.

“Naze…ahhn…” se reincorporó ligeramente, viendo como su pequeño succionaba con devoción, excitándose ante semejante imagen, viendo como este le miraba desafiadoramente. “…hazlo más rápido… pero no dejes que me corra…” acariciando esa cabellera lo apretó contra él, escuchando un suave quejido y luego, unas manos que jugaban con sus testículos, excitándole mucho más.

“¿Se…puede saber por qué no puedo dejar que te corras?” pasando la lengua de arriba abajo se separó de su ‘juguete’ de ese momento, levantándose y quitándose su propia ropa interior.

“Porque quiero correrme dentro de ese trasero tan perfecto que tienes…” sonriendo torcidamente vio como su pequeño se acercaba a él, juntándose otra vez en un ansiado beso, peleándose por a ver quien dominaba en esa situación, acariciándose los cuerpos con desenfreno.

“Adam…” separándose ligeramente del peliplateado le dio las espaldas, agarrándose al cabezal de la cama. “…empieza, y no me aburras.” Sonriendo torcidamente y provocándole aposta vio como el mayor enarcando una ceja se acercaba a él, completamente erguido, cerrando los ojos al sentir esa lengua en su nuca, esperando la fuerte entrada de ese miembro duro, sorprendiéndose al notar los dedos largos y fríos del mayor. “…ahh…¿quieres torturarme, no maldito?”

“Exacto…” mordiendo el hombro del menor introdujo dos dedos, acariciando y viendo como su querido vampiro movía las caderas, pidiendo por más. “…¿te pensabas que te lo pondría tan fácil?” torturándole un poco más acarició el interior caliente de su pequeño, escuchando los gemidos de este y sintiéndose a punto de explotar.

Esa boca obscena de Naze, no dejaba de provocarle por mucho que pasaran los años.

“Ahh…te lo suplico Adam…entra ya en mi de una maldita vez…”

Recibiendo como respuesta el abandono de esos dedos y sintiendo la punta del miembro duro de su amante presionándose contra su entrada, estremeciéndose ante el contacto y notando que Adam estaba muy excitado.

“…que conste que hoy no habrá solo una ronda…” mordiendo la oreja del pelinegro escuchó como este se reía suavemente. “…me has puesto a prueba bebé…”

“Fóllame cuantas veces quieras maldito vampiro…pero esta vez…aguantaré más que tu.” Ladeando el rostro beso la mejilla del más alto, gimiendo fuertemente al notar el miembro duro dentro de él, quedándose sin aire, respirando a bocanadas. “…avisa idiota…aah…”

“Y una mierda.” Sonriendo triunfantemente agarró con una de sus manos el miembro dolorosamente duro de su amante, masajeándolo lentamente, mientras se movía a la misma velocidad dentro de ese estrecho cuerpo, disfrutando con los eróticos gemidos que profería esa boca. “…reza para que mañana puedas andar…”

“Cállate…” intentando no correrse se agarró con fuerza al cabezal de la mullida cama, sintiendo como el ritmo se iba acelerando cada vez más y como Adam perdía el control, siendo más brusco y sin andar con miramientos, cosa que le excitaba porque pocas veces era de ese modo en el sexo. Disfrutando de esa sensación embriagante y de ese placer que le proporcionaba tener ese miembro entrando y saliendo de su cuerpo con brusquedad. “¡Ahhhn!”

Gimiendo más al notar como los dientes afilados de su querido se clavaban en su cuello, mezclándose la sensación placentera de ser mordido, con el sexo desenfrenado.

“Ahh…no hay mayor placer que este ¿verdad, bebé?” sonriendo torcidamente aceleró el ritmo, sintiendo que no aguantaría mucho más. “…el sentirte desvanecer…tanto por tu travieso trasero como por la sensación de mis colmillos…”

“Ahn…no…puedo más…Adam…” cerrando los ojos fuertemente se entregó al placer, corriéndose en la mano de su amante, mientras su miembro duro entraba con fuerza en él, tocando ese lugar, haciéndole gritar y enloquecer.

“…te voy a llenar por completo…ahh…”

Corriéndose en el interior de su pequeño vampiro.

Quedándose unos momentos en silencio, extasiados.

Sintiendo la ola de placer recorrer su cuerpo.

“Adam…”

“¿Mmm?”

“¿No decías que no había solo una ronda?”

Y una risa se escapó de los labios del mayor.

“Cállate bebé.”








Apagó el motor, viendo la pequeña casa en medio del bosque. No entendía como no la había encontrado, si que quedaba lejos de la mansión, pero no había podido olfatear la esencia de su pequeño, y eso a él, le resultaba extraño. Salió de sus ensoñaciones al notar como el menor se bajaba de la moto, tendiéndole el casco, quitándose él el suyo. Ambos se quedaron en silencio, Khaled tenía miedo de ser demasiado caprichoso y de volver a pedirle que volviese a la mansión esa misma noche.

“Bien…me voy con Eiden.” Sonriendo ligeramente vio el semblante serio del pelinegro, riéndose ante esa reacción, parecía un niño pequeño enfurruñado. “…venga Khaled, no estropeemos nuestra ‘pequeña’ reconciliación.” Agarrándole de la mano tiró de él para que bajara de la moto, este, sin rechistar obedeció, acariciando la cintura del menor. “¿No me vas a decir nada?”

“Si abro la boca será para decirte algo que no querrás hacer.” Desviando la mirada de su pequeño, vio que ese tal Eiden se asomaba ligeramente por la ventana observándoles. Enfureciendo al soldado. “…¿me perdonaste de veras?”

“Que si… no me lo vuelvas a preguntar o me arrepentiré.” Viendo como su soldado enmudecía sonrió. “… prefiero pensar en todos los cuidados que me has dado, aparte de creer en ti.” Acarició los cabellos de Khaled, mirando esos ojos oscuros. “…sabes que te quiero y yo sé que me quieres aunque no me lo digas demasiado, también sé que me mentiste pensando que era lo mejor, no estoy de acuerdo, pero… eres demasiado importante para mí, por no decir, que eres lo único que me importa realmente.”

“Erwin…” agarrando del rostro a su pequeño le besó tiernamente, perdiéndose en el sabor de esa boca, sintiendo esos delicados brazos acariciar su espalda, deseándole aún más.

Aparte de desear que ese maldito de Eiden les estuviera viendo.

“Me voy o no me despegaré de ti…” separándose del más alto le sonrió con cariño. “…mañana nos vemos en la laguna ¿vale?”

“Ok…” viendo como el menor se encaminaba hacia la casa suspiró. “…Erwin.”

“Dime…” volteándose y mirándole con una sonrisa vio que Khaled se acercaba a él, agarrándole por la cintura y elevándolo del suelo, sorprendiéndole, notando esos labios otra vez cubrir los suyos, sonriendo entre el beso.

Y como poco a poco se iban separando y el mayor le dejaba en el suelo.

“Mañana…te haré mío sin falta.” Besando ligeramente los labios de Erwin se encaminó hacia la moto, dejando al menor con un sonrojo en el rostro.
Notas finales: Si lo sé...he tardado mil millones de años en actualizar,
no tengo excusa...espero que me perdonen los que quedan
leyendo...;_;

Por otra parte aquí llega otro capitulo...

Espero no tardar tanto en poder presentar el siguiente :3

Muchas gracias a todos los que leen y comentan, de veras!

Nos vemos en el próximo!

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).