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Lugares prohibidos. por Alinna

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Notas del capitulo: Khaled se sentirá angustiado por Erwin, su curiosidad cada vez va a más y eso le preocupa.

Alexander dará un paso que a Andre le va a sorprender y preocupar.

Pasión y preocupación.
Varias semanas después


"Me aburro tanto…" se tumbó en la cama mirando el techo, intentando encontrar algo con que distraerse, pero nada se le cruzaba en sus ojos que fuera llamativo, y de repente le vino a la mente algo que si le entretendría. "…bien…¿Cómo hacer para que venga mi soldadito?"

Sonrió como un niño y buscó en el armario, en un cajón que había escondido, donde siempre guardaba sus cosas Khaled, había un busca conectado con el suyo que tan solo debía usarlo en depende que situaciones.

"Bien…¿ahora que le pongo?"

Si le ponía que simplemente quería verlo para tener sexo no vendría, diría que tiene trabajo y que se esperara hasta el amanecer. Así que optó por un: ven, te necesito. Dejó el busca donde lo había encontrado y se fue al baño corriendo a quitarse el albornoz, caminando desnudo por la habitación en busca de un pantalón blanco que tenía, poniéndoselos.

"¿Erwin?" Khaled entró tranquilamente en la habitación, diciéndoles a los guardaespaldas de la puerta que se fueran, que si estaba él no hacia falta nadie más. "¿Para que me has llamado? ¿Ha ocurrido algo?"

El albino con una sonrisa en los labios se tiró encima del soldado, quedándose colgado de su cuello, el pelinegro suspiró y lo agarró por el trasero, llevándolo encima de él.

"Quería verte…quería tocarte…" mordió el cuello blanco, lamiendo con la punta de su lengua hasta llegar a la mandíbula, parándose en la comisura de los labios de Khaled, mirándole a los ojos directamente. "…te necesitaba…"

"Eres un pervertido…" agarró bruscamente de los cabellos al albino, tirando su cabeza hacia atrás, atrapando sus labios, mordiéndolos, pasando su lengua hambrienta por esa cavidad caliente y húmeda. "¿Para esto me querías?"

"Mmm…" sonrió entre el beso, sintiendo como caían en la cama, el cuerpo de Khaled encima de él, y no desaprovechó la oportunidad. Atrapó la cintura del soldado con sus piernas, besando sus labios, acariciando con urgencia la espalda ancha, quitándole la molestosa chaqueta. "…te echaba de menos Khaled…"

"Me viste ayer…" sonrió débilmente, peinando los cabellos lacios el vampiro, mirando su rostro aniñado que ponía morros infantilmente.

"Lo sé…pero siempre estoy inquieto aquí dentro…si pudiera pasearme por donde quisiera podría verte más…actuar más naturalmente…pero aquí encerrado no puedo hacer nada y no hago más que pensar y pensar…intentando encontrar el motivo por el cual me tienen encerrado…" acarició los brazos fuertes del soldado que se quitó su camiseta sensualmente, desabrochando su pantalón lentamente bajo la atenta mirada del albino. "¿Acaso quieres que me distraiga?" sonrió divertido, acariciando los abdominales bien formados del pelinegro.

"No pienses en eso Erwin…no encontrarás el motivo por el cual te tienen encerrado…" se quedó mirando esos ojos color oro que le miraban intrigado.

"¿Tu lo sabes?"

Silencio.

"No…"

Mentiroso


"Algún día lo descubriré…y así podré salir…podré ir al cuartel a verte…hablar con todo el mundo…salir…" sonrió emocionado, viendo como el de ojos oscuros le miraba algo entristecido. "¿Khaled?"

"Te ayudaré a no pensar en nada…" volvió a besar los labios carnosos del menor, que sorprendido por la reacción del soldado, ingenuamente se abrazó a ese cuerpo caliente, perdiéndose en el sabor de su boca. “...tan solo siénteme...”

“Khaled...” se estremeció al sentir como las manos poderosas del mayor, que con urgencia le quitaban el pantalón blanco inmaculado, sintiéndose tremendamente excitado por la iniciativa del soldado.

Aunque esa mirada entristecida no se le iba de mente.

“...me encanta tu cuerpo...” sonrió lascivamente entre el pecho del menor, lamiendo cada trozo de piel que encontraba, mordiendo esos pezones que des de hacia rato le estaban tentando, derritiéndose ante los gemidos eróticos que esa boca profería. Notando como las caderas del albino se movían inconscientemente, o no tan inconscientemente.

“Ahm...a ti te ocurre algo Khaled...” con los ojos entrecerrados agarró el rostro del soldado, haciendo que subiera hasta encontrarse con sus ojos, viendo su rostro algo extrañamente dolido. “...¿qué te ocurre?” besó la frente del mayor.

“...te quiero Erwin...”

Abrió los ojos desmesuradamente.

Quedándose sorprendido, en silencio, asimilando esas palabras que el soldado le había dedicado.

Khaled nunca le había dicho que le quería, durante todos estos años siendo pareja solo se lo había dado a entender, pero nunca lo había escuchado de su propia boca.

“¿Tu me quieres matar de una alegría?” con unas ganas irremediables de llorar miró al soldado que suavizó el rostro y sonrió débilmente. “...de veras...un día de estos me vas a matar...”

“Alégrate...no suelo decir estas cosas...”

“Bésame...” sonrió ampliamente abrazando el cuerpo del vampiro, sintiéndose feliz.

Completo.

“...eso no hace falta que lo pidas.” Sonrió entre los labios del albino, besándole.

Pero no podía quitarse esa sensación dolorosa del pecho.

Erwin era lo más importante que tenía.

Y debía mentirle por su propia seguridad.

No podía decirle el motivo por el cual estaba encerrado.


























“¡Alexander!” Christine se tiró encima del pelinegro que casi se quema con el cigarrillo. “¡Oh, lo siento!” se rió escandalosamente y le robó el cigarro de las manos. “¿Te lo pasaste bien el otro día despertando a Andre?” sonrió pícaramente mientras le daba una calada al cigarro, dejando la marca de su carmín rojo en el filtro.

“Claro...tiene un cuerpo...Dios mío...ese hombre no es normal...parece esculpido por un Dios...” sonrió torcidamente y Christine se echó a reír. “...no sé como no te alegras de estar comprometida con él...es un bombón.”

“Pues...primero, estoy con Jason...segundo, Andre es demasiado bueno y tercero...precisamente las chicas no son lo que le va...” suspiró fuertemente. “...así que ya sabes...siempre puedes tener una oportunidad.”

“Pero es demasiado bueno...ya sabes que no soy bueno manteniendo relaciones, siempre he sido de tener una noche de pasión y punto.” Miró a la castaña que se puso a reír. “¿Qué te hace tanta gracia?”

“En el momento en que no le has seducido ya...es que te importa demasiado...no me digas...¿estas sintiendo algo por él?”

“Tonterías...”

“Eso dicen todos...Andre tiene un encanto natural que le hace irresistible...es el hombre perfecto Alexander, atento, cariñoso, guapo, inteligente y con un futuro brillante.”

“Precisamente por poder tener un futuro perfecto no voy a intentar nada.” Se cruzó de brazos mirando a la castaña que chasqueó la lengua. “...por favor Christine, soy la escoria de la mansión...solo me quieren para sexo o para ignorarme....y la verdad es que me importa un pimiento...”

“Andre es diferente y lo sabes.” Ya algo ofuscada apagó el cigarrillo y tras ponerse bien el vestido largo y escotado miró al pelinegro. “...me voy, he quedado con Jason para ir a cenar...cuídame a Andre.”

“Ni que fuera una niñera...” vio como la castaña se alejaba y comenzó a pasear, des de hacia días que acompañaba a Andre a casi todos sitios, a comprar a la ciudad de noche, a pasear para simplemente compartir una charla trivial, pero que le servía para conocerle más, analizar todos sus gestos, deleitándose cuando se mordía el labio inferior, maravillándose de lo bien que le quedaba la ropa y lo elegante que parecía, embelesándole sin que se diera cuenta. Dejó atrás sus pensamientos, se escuchaba ruido en la piscina cubierta por lo que entró a curiosear. “...Dios no debería haber entrado...”

Allí estaba.

Andre nadando perfectamente.

Decidió observarlo un rato más y tras arremangarse los pantalones hasta las rodillas, se sentó en el bordillo de la piscina, dejando sus piernas dentro del agua fresca, viendo como la figura perfecta del rubio se sumergía y nadaba con tranquilidad.

Yendo hacia donde estaba él y sin darse cuenta dejando su mano encima su rodilla.

“¡Perdona! Iba distraído...no pensé que habría alguien más...” sonrió nervioso poniéndose de pie en la piscina, dejando ver parte de su pecho desnudo y mojado, sin apartar la mano de la rodilla del pelinegro. “¿Hace mucho que estas aquí?”

“Unos diez minutos...” sonrió mirando al rubio que se apartaba con su otra mano los mechones rubios que le caían por la frente. “Estabas completamente absorto.”

“Ya, suele pasarme...cuando estoy dentro del agua me olvido de todo...me encanta nadar y evadirme...hace que el estrés de dentro la mansión se vaya...” se rió débilmente mientras observaba los ojos penetrantes de Alexander, consiguiendo que se sonrojara.

“Debería probarlo yo también entonces...estoy harto de la casa...” sonrió metiéndose en el agua, siendo sujetado por las manos y fuertes brazos del rubio. “¿Qué ocurre? Ni que fuera una princesita.”

“¡Bobo! Te vas a mojar la ropa...” sujetó aún el cuerpo delgado de Alexander, manteniéndolo de cintura para arriba fuera del agua, enganchado a su cuerpo tan bien trabajado, dándole una oportunidad a las manos del pelinegro para aferrarse a su espalda y comprobar que le encantaría perderse en ella.

“...eres demasiado perfecto Andre...”

“Bobadas...” sonrojado fuertemente desvió la mirada del pelinegro. “...sal del agua que llegarás todo empapado...”

“...” agarró con sus dos manos el rostro perfecto del rubio, acercándose peligrosamente a esos labios carnosos, viendo el rostro sorprendido y sonrojado del más alto que inmóvil continuaba sujetándolo por la cintura, sintiendo que aunque el agua estuviera fría, su cuerpo emanaba calor.

“¿Alexander?”

Con hambre juntó sus labios con los del rubio, sorprendiéndole, aprovechando que el más fuerte le sujetaba para enroscar sus piernas alrededor de su cintura, deseando que ese Dios de la belleza entreabriera la boca para probar un poco más de su sabor. Escuchando un suave suspiro por su parte, aprovechando para acariciar con la punta de su lengua los labios carnosos, sintiendo como el rubio nervioso se aferraba al cuerpo del pelinegro entreabriendo su boca tímidamente, enloqueciendo a Alexander al sentir la lengua del rubio acariciar la suya.

Queriendo más y más de él.

Sintiendo como su corazón palpitaba nervioso.

Como un niño con su primer beso.

Acariciando con fuerza la espalda tan bien trabajada para luego deleitarse con los fuertes pectorales, sintiendo como Andre cada vez se iba entregando más al beso, correspondiéndolo totalmente, agarrando firmemente con una de sus manos la nuca de Alexander, queriendo profundizar aún más el beso, mordiendo su labio inferior, escuchando su respiración entre sus labios.

Hasta que se separaron por la falta de aire, mirándose a los ojos, totalmente sonrojados ambos.

Y para Alexander era extraño, pocas veces se sonrojaba, y menos por un beso.

“...cre-creo que tengo que irme a duchar...” dejó al pelinegro sentado en el bordillo de la piscina, saliendo después él como alma que llevaba el diablo, dejando a Alexander con un hormigueo constante en la boca del estómago.

“¿Qué es esta extraña sensación?”

Se llevó la mano a los labios, notándolos calientes, recordando aún el beso apasionado que le había dado el rubio, sonriendo torcidamente al recordar el tacto de su piel y sus músculos bien delineados.

“...decididamente es un Dios...”



















“¡Christine! ¿¡Que hago?!” miró al borde de las lágrimas a la castaña que suspiró fuertemente.

“¡Eso debería hacerlo yo! No es normal que Khaled me diga que me quiere...”

“¡Callaros los dos! ¿Os creéis que soy un tipo de psicóloga o que?” miró a ambos chicos, Andre totalmente sonrojado hasta las orejas y Erwin entre las nubes y preocupado. “...primero empezaremos por Erwin ya que es su habitación...”

“Hombre es que tampoco me dejan salir guapa...” chasqueó la lengua molesto mientras observaba la puerta dónde seguramente los guardaespaldas estaban vigilando. “...da igual...estábamos Khaled y yo a punto de hacerlo...y de golpe se ha puesto un poco...no sé...melancólico...entristecido y como angustiado...”

“Pero Khaled ya tiene ese aire melancólico y triste...” Andre miró al albino que negó débilmente.

“Conozco a Khaled...si...siempre tiene ese aire tristón...pero hoy estaba diferente, al principio no...pero cuando le he comenzado a decir que quería descubrir porque me tenían encerrado se ha puesto de ese modo...y no sabía muy bien que hacer...y entonces de sopetón me dice que me quiere...y ya sabéis que le cuesta mucho decir estas cosas...es muy reservado y en ocasiones muy especiales es cuando suele decirlo...”

“No lo sé Erwin quizá esta preocupado porque no quiere que corras peligro al querer descubrir porque te tienen encerrado...piensa que para Khaled eres lo único importante que le queda...no tiene familia, no tiene nada por lo que luchar...y si ha visto que contigo es feliz...supongo que lo último que querrá será perderte por una tontería.” Miró al albino que estaba casi al borde de las lágrimas. “¿He dicho algo malo?”

“No...¡Pero es que me he emocionado! ¡Khaled me quiere!” comenzó a gritar saltando en la cama, haciendo reír a Andre. “¡Me quiere, me quiere!”

“¡Mira que eres bobo Erwin! ¡Para o te van a oír los guardaespaldas y Khaled acabara totalmente quemado por el Sol!”

“Ok, lo siento...” volvió a sentarse en la mullida cama ya más tranquilo, haciéndose un silencio, mientras la castaña y Erwin miraban intrigado a Andre que se iba poniendo de todos los colores por las miradas pícaras de sus dos amigos. “...ahora te toca a ti...don perfecto....¿qué ha ocurrido?”

“Pa-parad ya...no es para tanto...”

“Si estas tan rojo si que es para tanto...” Christine se encendió un cigarro mirando al rubio que jugaba con los dedos de sus manos nerviosamente. “...adivino...¿Alexander?”

“S-si...”

“¿Alexander va detrás de Andre?” Erwin algo sorprendido miró a la castaña que se encogió de hombros. “...es raro...”

“¿Por qué dices eso?” Andre algo intranquilo miró al albino que suspiró fuertemente.

“Alexander precisamente no es alguien...de una sola persona...si, creo que esa es la expresión más correcta...siempre va con muchos chicos, se acuesta con ellos y luego ya no quiere ir más allá de eso...siempre ha sido así...”

“Ah...vaya...” Andre algo dolido desvió la mirada de sus dos amigos.

“¿Por qué? ¿Ocurrió algo Andre?” Christine miró a su ‘prometido’ algo preocupada.

“Me besó en la piscina...bueno nos besamos, pero seguramente solo querría acostarse conmigo...”

“Lo siento...no sabía que te gustara tanto...no quería herirte...” el albino sintiéndose un bocazas se disculpó.

“Ta-tampoco me gusta tanto...” nervioso miró a los dos que suspiraron al unísono.

“Estabas entre nervioso y feliz cuando nos ibas a contar algo, Erwin te hice que es un hombre que se va con muchos y te entristeces...eso es que te gusta bastante, si no, te daría igual querido...” acarició la ancha espalda del rubio que nervioso no paraba de juguetear con sus dedos y la sábana de la cama. “Andre...”

“Da-da igual...ahora ya sé como es...no permitiré que vuelva a suceder y punto. No quiero sentirme utilizado.”

“Pero quizá le gustas...”

“Gustarle le gusto, pero solo para la cama...y yo no soy así.” Algo enojado y molesto encaró a sus dos amigos. “...seguiré así con la amistad...pero no dejaré que vuelva a intentar nada más...”

’Por mucho que me guste...’


“Como tu quieras...pero tampoco te quedes con una mala imagen de él, hasta ahora, antes de que ocurriera lo del beso estabais bien como amigos...” Christine apagó el cigarro en un cenicero de la mesilla de noche y se levantó de la cama. “...me voy que tengo que ir a ver a mi hermano...nos vemos guapos.” Besó las mejillas de ambos chicos y se fue.

“¿Estas bien Andre?”

“Claro...” se levantó él también y bufó exasperado.”...¿te importa que me vaya Erwin? Necesito tomar algo de aire...”

“No, tranquilo...ve...yo aprovecharé para llamar a Adam...quiero hablar con él seriamente.”

“No te pases con él que sabes que tiene mal humor cuando quiere.” Sonrió al albino que se rió débilmente. “...nos vemos.”

Se fue de la habitación esquivando a los guardias, bajando las largas escaleras que conducían a una pequeña sala dónde había un piano, por suerte no había nadie y podría estar tranquilo.

Se sentó delante del gran instrumento dejando que sus dedos acariciaran las teclas blancas y negras, perdiéndose en el sonido de estas.

Intentando calmar esa sensación en su cuerpo.

Intentando olvidar el tacto ardiente de esos labios.
Notas finales: Hola de nuevo mis queridos/as lectores/as!
Siento tardarme tanto y repetirme...
pero como ya dije en varios de mis fics actuales...
tuve un problema con la computadora que me borró
todos los archivos en que estaba trabajando y tuve que recuperarlos
por la web...(aparte de lo que ya escribí que tuve que reescribirlo...uu.)
Así pues...espero que este capitulo os haya gustado
n_n

Nos vemos en el siguiente!

Dejar comentarios, opiniones, etc. Muchas gracias ^_^

Besos y cuídense!

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