Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Lugares prohibidos. por Alinna

[Reviews - 33]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Adam hará que Erwin entre en un estado de nervios constantes, y a la vez el hermano mayor se verá atrapado por sus propias decisiones y echos.

Alexander no le dará opción a Andre.

Khaled dará todo de él...aunque le cueste.
“¿Me llamaste?” Adam entró en la habitación que estaba medio a oscuras, observando al albino que leía tranquilamente. “...es raro que me llames.”

“Louis esta cerca...” miró con enfado al peliplateado que abrió los ojos desmesuradamente.

“¿Cómo lo sabes? Ni Khaled a notado nada...”

“Lo ha notado pero no ha querido decírmelo para no preocuparme.” Seriamente se levantó de la cama, paseándose con aire de superioridad por delante de su hermano. “Khaled es así...”

“Que yo sepa solo él puede notar su presencia...” chasqueó la lengua molesto, acallando al oír sus propias palabras, mirando al albino que sonrió con tristeza. “...¿no me digas que...?”

“Si...hace un tiempo me dio de su sangre.” Miró al peliplateado que molesto estrechó la mirada. “...sé que te tendría que haber pedido permiso...pero creo que estando aquí encerrado no valía la pena.”

“Tendrías que haberlo consultado...tu sangre no se puede mezclar así como así, si se enteraran los patriarcas...Khaled podría acabar en el sol del amanecer.” Al oír eso Erwin se volteó sorprendido.

“¿Y porque? Que yo sepa mi sangre es como la tuya, no tiene nada de especial...¿o acaso tiene algo que ver con que me tengan aquí encerrado hermanito?” le dio un golpe con el dedo índice a Adam.

“Cállate...ahora me preocuparía más de vigilar que no entre nadie en esta habitación....y ya sabes a que me refiero.” Sonrió torcidamente.

Y Erwin no tardó en darle su respuesta.

Un ruido fuerte.

Y Adam se aguantaba la mejilla enrojecida con su mano.

“Tu no sabes nada Adam...nada. No tienes ningún derecho a decir eso...”

“Tengo todo el derecho del mundo querido hermanito...” miró por encima de su hombro al menor. “...ah...y si, Louis vendrá dentro de dos días a la casa para negocios, así que es normal que lo sientas cerca...” abrió la puerta de la gran habitación. “...pero tranquilo ya le daré días libres a Khaled para que seas una carga para él.”

“Cállate la boca, por lo menos a mi me dice lo que siente...y ha llegado a tenerme la confianza para darme de su sangre, maldito trozo de hielo...” se volteó sentándose en la cama.

“A mi eso me importa poco Erwin...ha pasado mucho tiempo desde que Khaled y yo lo dejamos....y ahora estoy felizmente con Naze...”

“Otro que va a sufrir tu insensibilidad...”

La puerta se cerró.

Adam suspiró fuertemente y comenzó a caminar por el pasillo.

Las cosas se complicaban.

Erwin era intocable, su sangre era demasiado importante como para mezclarla con otra, y Khaled sabía eso. ¿Qué estaba planeando? ¿Desvincularle de todos los asuntos que hacían su encierro algo inevitable? ¿Salvarle y darle la libertad a costa de su propia vida?

Nunca había sido tan entregado. Nunca había demostrado ese amor por nadie.

Y Erwin aunque era un bobo, le estaba haciendo feliz.

No podía decir nada, no podía decir que su hermano tenía la sangre de otra persona en las venas, o de lo contrario Khaled saldría en los tribunales para más tarde ser juzgado y ejecutado.

Debía callar, por respeto a lo que fueron.

“¿Adam?” Naze se lo encontró por el pasillo, él mismo iba hacia la habitación del peliplateado. “...te andaba buscando tonto...me dieron el alta y venía a ver que tal estabas.”

Ahora tenía algo que proteger.

Una persona importante para él.

Alguien que le hacia ser de otro modo.

“Eso debería preguntártelo yo bebé...” Adam besó la sien del pelinegro, entrando la habitación color blanco. “...”

“¿Te ocurre algo? Te noto con la mente en otro sitio...” siguió al mayor, apoyándose en el frió cristal de la ventana que daba en el enorme balcón. “...¿Ocurrió algo grave Adam?”

“No...pero tiene que venir Louis...” se acercó al menor, colocando un brazo a cada lado del cuerpo de su pequeño, viendo como algo molesto suspiraba. “...no te enojes bebé...estoy entre la espada y la pared, sabes que es uno de los vampiros más antiguos y con más importancia, si negara su visita tendría problemas con los patriarcas.”

“¿Y Erwin que? Es tu hermano Adam...” acarició con una de sus manos el perfecto rostro, sin ver ningún fallo....era tan hermoso.

“Puede ser mi hermano pero nunca tuve ninguna relación estrecha con él...lo hablamos muchas veces Naze...tiene a Khaled que le protege.”

“No puedes usar toda tu vida a Khaled de perro de vigilancia, por mucho que ame a Erwin, vive con preocupaciones constantes...no puede con todo...Khaled no es un dios de la guerra...es un soldado.”

“Pero de lo más expertos...” algo enojado miró al pelinegro.

“Si...¿pero dime alguien que le haya plantado cara a Louis y que este vivo?” con ironía miró a los ojos a su amado que se separó de él. “...Adam...por favor...”

“¿Por qué siempre que nos vemos acabamos hablando de Erwin? ¿No podríamos disfrutar un poco de la compañía entre ambos? Solo necesito desconectar y pasar un rato tranquilo contigo.” Dolido miró al pelinegro que enmudeció.

“...” Se acercó al más alto abrazándole por la espalda. “...lo siento Adam...no quería que te enojaras...”

“...” Se volteó ligeramente quedando cara a cara con Naze. “...entiéndeme bebé, solo quiero disfrutar del poco tiempo que tenemos juntos...y si empezamos a hablar de nuestros diferentes puntos de vista sobre las cosas siempre acabaremos peleados. Somos muy diferentes...”

“Dicen que los polos opuestos se atraen...¿no?” sonrió tímidamente entre los labios de Adam, este sonrió ligeramente abrazándose al cuerpo que estaba de puntillas. “...”

“Te amo pequeño...lo sabes.” Besó ligeramente los labios carnosos para luego abrazar ese cuerpo caliente.

“Yo también...”























Sentía unas manos acariciar su rostro.

“¿Christine?” Andre abrió sus ojos lentamente, encontrándose con una sonrisa amplia y sincera, raro en él, normalmente su rostro estaba adornado por una de burlona. “...Ah...eres tu Alexander...”

Aunque no quería, su corazón se aceleró.

“¿Un ah es toda tu respuesta? Hace días que no nos vemos...estas desaparecido...” sonrió con curiosidad, seguramente se estaba comportando así por lo del beso. Viéndole completamente callado suspiró y se sentó cruzándose de brazos. “...¿Andre estás así por lo del beso?”

“Vaya...no te andas en rodeos por lo que veo...” chasqueó la lengua y el pelinegro se extrañó de no verle sonrojado como muchas veces hacia de ese modo tan encantador.

“La verdad es que no...”

“En un comienzo si...pero lo olvidé.”

“¿Lo olvidaste?”

El rubio se levantó de la mullida cama y se alejó de la cercanía del menor que se acarició la cabellera negra.

“Lo olvidé...fue una tontería, nos dejamos llevar por el momento. A veces estas cosas suceden...pero no pasa nada, como ya dije...fue una tontería.” Se quedó mirando a través del balcón y escuchó los pasos de Alexander y tragó en seco.

“¿Una tontería?”

“¿Qué más sería? Tanto tu como yo, sabemos como van estas cosas...solo fue un beso tonto...” aunque intentara decir eso, intentando creérselo, su voz temblaba y su mirada estaba en todos lados menos en el pelinegro.

Sintió unas manos voltearle y como era presionado contra el frío cristal, viendo de frente el rostro medio enojado de Alexander, y lo que le daba más miedo era su sonrisa torcida.

“¿Ya te han soltado alguna cosa sobre mi, verdad?”

“N-no...” desvió la mirada nervioso.

“...” agarró con sus delgados dedos el rostro perfectamente esculpido del rubio y le besó desenfrenadamente, sintiendo un suspiro por parte del alto que continuaba con sus manos pegadas en el frío cristal. Y justo cuando el beso iba a profundizarse, el pelinegro se separó hábilmente. “...mientes.”

“...”

“Cuando estés más aclarado...hablaremos.” acarició con sus manos el rostro perfecto, acariciando con la punta de sus dedos los cabellos rubios y sedosos. “...hasta entonces, intentaré no cruzarme contigo para no tener un encuentro algo...incómodo ¿no crees?”

Acarició con su otra mano el abdomen fuerte cubierto por esa suave camiseta blanca, sintiendo como el otro se estremecía, acercándose a los labios del rubio que hipnotizado no le desviaba la mirada.

Besando ligeramente sus labios para luego desparecer por la puerta.

Dejando a un Andre desconcertado.

“¿Y ahora que hago?”






















Estaba cayendo la lluvia sin cesar, y todos los inquilinos de la casa, con curiosidad estaban todos en la gran sala mirando con expectación el nuevo visitante, que cubierto en una gabardina con capucha negra, observando con sus ojos dorados la multitud de inútiles que había allí. Encontrando entre toda esa muchedumbre a sus dos primos, claro estaba, uno en una punta de la sala...el otro en el centro con todo de gente.

“¿Te puedes descubrir el rostro? Nadie te va a morder aquí...” Naze que vigilaba la puerta vio que las manos pálidas acariciaban la tela para luego retirarla, descubriendo la cabellera color sangre. Haciendo que algunos de los residentes enmudecieran al verle.

“Llegué un poco antes de lo previsto...siento no haber podido avisar.”

“Louis...” Adam tragó en seco y se acercó cordialmente al más alto que lucía un traje chaqueta negro perfectamente colocado. “...no pasa nada...te prepararemos una habitación...” hizo una señal a uno de los sirvientes que tras hacer una reverencia desapareció por las escaleras de servicio.

“Tranquilo Adam...podría buscar otro sitio dónde dormir...”

“No digas eso ni en broma...” mirando de reojo al pelirrojo se fue otra vez junto a toda esa gente, Louis chasqueó la lengua molesto y se acercó a Alexander que sentado en un sofá que hacia rinconera observaba tranquilamente.

“¿Aburrido?” se sentó a su lado sorprendiendo por un instante al pelinegro.

“Un poco...estas fiestas no son lo mío...” se encendió un cigarro y miró el perfil alargado de su primo. “...Hacia tiempo que no te veía...se te ve bien...”

“La verdad es que si...estuve ocupado con los patriarcas, pero creo que ahora puedo dedicarme a mis queridos pasatiempos...” sonrió torcidamente haciendo estremecer al de su lado que le miró desconfiadamente.

“Sabes que no puedes...precisamente si intentaras algo los patriarcas se te echarían encima...”

“¿Te piensas que soy tan idiota para que me descubrieran Alexander?” apoyó su brazo en el hombro del pelinegro, acariciando con sus dedos la sedosa cabellera azabache, mirando fijamente esos ojos grises.

“No pienso meterme en ninguno de tus asuntos...ya sabes que me mantendré al margen de todo...” empujó por el pecho al de cabellos color sangre, haciendo que riera suavemente.

“Entonces yo no me meteré en los tuyos...”

“Tampoco tengo nada importante...” suspiró dándole una calada a su cigarro.

“¿Seguro?” con sorna miró hacia una de las mesas, dónde Christine con un vestido corto color rosa claro y riendo animadamente, estaba acompañada de uno de los vampiros más hermosos. Andre, que con gracia sostenía su copa y con una sonrisa encantadora contestaba alegremente, haciendo que todos le miraran embelesado por el traje negro que llevaba, resaltando sus cabellos color oro. “...y precisamente no me refiero a Christine...”

“Cierra la boca...” molesto apagó el cigarro. “...ni se te ocurra...”

“¿Por? No tengo ese interés que tanto odias, pero no me molestaría acostarme con un chico como él...es perfecto, proporcionado, masculino pero ese aire de despistado le hace ver...delicioso.”

“Te he dicho que te olvides...es el hijo de Samus, uno de los patriarcas más importantes...”

“Lo sé...por eso mismo no pienso arriesgarme...pero...¿y tu que? ¿Te vas a arriesgar sabiendo el gran aprecio que te tienen todos?” con ironía observó al pelinegro que simplemente se rió.

“Sabes muy bien que no me van los niños sensiblones...”

Mentiroso.


“Lo olvidaba...solo te acuestas con tipos sin cerebro...” se levantó del sofá. “...y no te pienses que quiero que te comprometas, al revés...estando contigo solo se conseguiría dolor...” se llevó una mano al rostro. “...aunque quizá es divertido...¿no?”

“Quién sabe...” sonrió tranquilo, aunque Louis estuviera completamente loco, no le desagradaba, con él siempre se llevó bien, nunca tuvo problemas tratándole.

“Nos vemos...” sonrió con malicia desapareciendo entre la multitud, y Alexander se quedó sentado allí, observando como Andre hablaba animado, analizando cada gesto que se le hacia apetecible, cada mirada.

Hasta que por fin se dio cuenta.

Y se miraron.

No por mucho tiempo.

Lo suficiente como para que el rubio se sonrojara y que Alexander sonriera tiernamente.



















“¿Le dijiste a Adam que te di de mi sangre?” con suma tranquilidad miró a Erwin que echo un ovillo en el rincón de una pared le observaba. “¿Por qué? Quizá tengamos problemas Erwin...”

“Porque Louis esta aquí...” con la mirada apagada se quedó observando el dibujo de la moqueta que había en sus pies, como si fuera lo más apasionante que tuviera delante.

“...”

“Lo vi pasar por debajo del balcón...no fue directamente a la puerta...tuvo que pasar por delante de la ventana y atormentarme...” se abrazó las rodillas y se quedó un aire tenso flotando en el aire.

“Estoy aquí para protegerte Erwin...”

“No quiero que me estés protegiendo.” En un hilo de voz dijo eso, sorprendiendo al soldado que tras chasquear la lengua se quedó de pie delante de él. “...siempre tienes que estar pendiente...siempre tienes que estar en constante peligro por protegerme de él...no quiero ser una carga.”

“Ya te dije el otro día que actuar de ese modo no era propio tuyo...”

“¿Y que es propio de mi Khaled?” levantó la mirada, el soldado sintiéndose tragado por esas orbes doradas. “¿Actuar como si nada? ¿Llorar e ir detrás de tu espalda a costa de que te lleves tu los castigos?”

“Nunca me ha ocurrido nada grave hasta ahora...”

“Tu lo has dicho...hasta ahora.”

“¿Quién te ha dicho que eres una carga para mi Erwin?”

Silencio.

“...”

“Erwin...” bufando exasperadamente cogió en brazos al menor, elevándolo con facilidad pese a sus intentos de resistirse. “Si no te quedas quieto puedes olvidarte de hablarme otra vez Erwin, déjate de tonterías.”

“¿¡Tonterías?!” miró al pelinegro, que manteniéndolo cogido en brazos se asombró por su comportamiento. “¡Quizá estar aquí encerrado me esta enloqueciendo!” sonrió con ironía.

“¡Ya basta Erwin!” tiró encima de la cama al albino que enmudeció.

“No me grites...” cogió una almohada y se la tiró con todas sus fuerzas. “¡No me grites Khaled!”

“Maldita sea...” suspirando fuertemente se subió encima del albino.

“¡Déjame! ¡Suéltame Khaled!”

“¡Erwin!” cogiendo por el rostro al albino le besó con desenfreno, haciendo que gruñera y que comenzara a resistirse, al final calmándose y dejando sus manos en la espalda del soldado.

Separándose lentamente.

Sintiendo como sus dedos estaban mojados.

“Lo siento Khaled...estoy muy nervioso...y lo que me dijo Adam me molestó...” cerró los ojos mientras que las lágrimas le caían por el rostro.

“No pasa nada...” acarició la tez pálida del menor, retirando las lágrimas y besando su sien. “...es normal que estés nervioso con Louis aquí...pero quiero que pienses que no es una carga protegerte...creo que es suficiente motivo el que tenemos para que tenga que vigilarte y lo sabes...”

“Lo siento Khaled...lo siento...”

¿Por qué siempre que Louis aparecía Erwin adoptaba esa actitud tan deprimente?

…l lo sabía mejor que nadie.

Y no podía hacer nada.

No podía dar marcha atrás en el tiempo.

“Erwin...” llamándole con seriedad hizo que este le mirara. “...deja de disculparte...¿quieres?”

“Vale...” se abrazó al cuerpo del mayor con intranquilidad, sintiendo que esos brazos le protegerían, pero que en algún momento recibirían un castigo por ese amor que se tenían. “...te quiero Khaled...”

“Descansa...”
Notas finales: Hola de nuevo!
Aquí otro capitulo...
y vuelvo a pedir disculpas por tardarme tanto...;_;
ando muy ocupada...u.u

Muchas gracias a todos/as los que leen y comentan!

Espero que este capitulo os haya gustado!

Dejen comentarios, opiniones, etc. Muchas gracias ^_^

Nos vemos en el próximo capitulo!

Besos y cuídense mucho.

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).